˚.🍮ᵎᵎ Capítulo O6
꒰ Dos alfas celosos ꒱
¡ O6 !
Después de que Jimin se subiera a su auto, miró una última vez hacia la puerta de madera, sentía una extraña sensación, no quería irse.
Eventualmente, Jimin subió a su auto y arrancó hacia su casa, una sonrisa boba se formaba en sus labios.
Yoongi había cerrado la puerta hace ya unos segundos, recostándose en ella un par de minutos después de dirigir su mano izquierda hacia su mejilla, justo donde Jimin había dejado un cálido beso.
Había sido una gran noche.
Después del trance de Yoongi, tomó su teléfono en manos y se dirigió a su habitación, después de la cena, Jongwoo había caído rendido en el sofá y Yoongi se había asegurado de llevarlo a la habitación.
Marcó el número de Seokjin en el teléfono, esperando a que contestara.
—¡Cuéntamelo todo ahora mismo! —exclamó Seokjin a través de la línea.
Yoongi suspiró y aguardó unos segundos. —Él me trajo flores, Seokjin —pensó por unos segundos—. ¿Eso qué significa?
—Que quiere casarse contigo, obvio —contestó Seokjin desde la otra línea, mirando sus uñas en el proceso.
—Basta... —contestó Yoongi con nervios, observando a Jongwoo acostado plácidamente en medio de dos almohadas—. También le trajo dulces a mi bebé. Se portó todo lindo y... —por un momento el corazón de Yoongi se agitó.
—¿Y? Deja de sobrepensar, Min Yoongi —reprendió Seokjin.
—Es sólo que fue muy amable, al principio estaba nervioso que moría, pero después todo surgió y él me besó la mejilla y... —empezó a contar hiperventilándose, saliendo fuera de la habitación antes de desmayarse.
—¿Y ahora se van a casar? —siguió bromeando Seokjin.
—¡Maldita sea, Seokjin! Creo que me gusta... —contestó Yoongi ya un poco tranquilo—. Sólo lo conozco un poco y no sé... me gustaría volver a verlo.
—Oh, oh —comenzó Seokjin—, Min Yoongi... estás cayendo rápido, eh —bromeó Seokjin.
—No quiero encariñarme, Jin —comentó cabizbajo—. No quiero que pase lo mismo que co-... —no terminó de decir el omega.
—Ese idiota no se compara ni un poco a Jimin, Yoongi —aclaró Seokjin—. Por una mala experiencia no te puedes resignar.
—De acuerdo, lo siento —bufó—. De hecho, preguntó si tenía alfa... —comentó recordando lo sucedido—, él fue tan comprensivo y ni siquiera hizo preguntas.
—De acuerdo mi mejor amigo está feliz —comentó Seokjin sonriendo, hace mucho que no escuchaba así a Yoongi—. Si él no te invita a salir otra vez, yo me encargaré de que lo haga.
Después de unas cuantas semanas, Jimin se había encargado de alzar el teléfono y marcar el teléfono del omega, no habían salido en unas semanas, pero ambos a veces se texteaban.
Hablaron por una hora, Jimin haciendo énfasis en la palabra cita como veinte veces, provocando que el omega soltara risas.
Así habían terminado, uno sentado frente al otro, sin olvidar la pequeña carriola donde se encontraba Jongwoo embarrado de chocolate que Jimin le había reglado.
—Si no duerme esta noche... —comenzó Yoongi de manera acusadora—, será tu culpa, Park.
—Mmh... —contestó Jimin riendo—, no me arrepiento, Min.
Después de haber caminado unas cuantas veces por el parque, Jongwoo estaba exhausto de dar vueltas y Jimin los había invitado a tomar café antes de que se hiciera de noche en una pequeña cafetería.
Habían llegado hace un par de minutos, Jimin no podía parar de reír, sentía que sus mejillas se partirían en dos, Jongwoo estaba lo bastante energético tarareando canciones en su carriola jugando con su carrito. Yoongi no recordaba cuando había sido la última vez que había sonreído de esa manera.
Yoongi revisó la carta del lugar un par de veces, checando los precios inmediatamente e inconscientemente, su cara cambiando a un ceño fruncido.
—¿Qué pasa, omega? —preguntó Jimin preocupado.
—Nada, Jimin... —mintió tratando de mostrar una sonrisa. Había olvidado su cartera en casa.
—Omega... —comenzó a insistir Jimin—, estás preocupado.
—Sólo que... —sus mejillas se encendieron—, he olvidado mi cartera en casa, lo siento.
—Omega... —habló Jimin asegurándose de que Yoongi prestara atención—, sabes que aunque la hayas traído yo pagaría, ¿cierto? —enfatizó Jimin—. Yo te he invitado a salir, cariño —comentó Jimin ni siquiera notando el pequeño apodo que salió de sus labios.
Las mejillas de Yoongi se encendieron, susurró un pequeño "gracias".
Antes de que Jimin pudiera continuar, el mesero se interpuso entre ellos.
—Lamento la tardanza —comentó el beta, sin siquiera mirarlos.
—No se preocupe —habló el alfa.
—De acuerdo... —habló el beta esta vez prestando atención a los presentes, el pelinegro captando su atención—, ¿puedo tomar su orden? —preguntó haciendo un contacto visual con el omega, bastante incómodo.
—Yo quiero un café, por favor —habló el alfa—. Macchiato —habló con un tono de voz grave.
—Yo una malteada de chocolate... —habló Yoongi bajo—. Por favor.
—Para ti lo que sea, lindo —habló el beta, dando media vuelta, guiñando un ojo indiscretamente.
Ambos alfas, Jongwoo y Jimin, alarmados por el cambio en el omega.
Jimin tomó la mano del omega sobre la mesa, su sangre hirviendo de repente.
—Papi, yo contigo —habló Jongwoo desde la carriola, pidiendo ser cargado.
Yoongi desabrochó el cinto de la carriola, permitiéndole a Jongwoo sentarse en sus piernas.
El mesero volvió cargando una charola con las cosas encima, una pequeña rebanada de pastel extra que nadie había pedido en ella.
El chico atrevido e insolente, como Jimin había decidido llamar en su mente, puso la malteada delante de Yoongi, dejando la rebanada de pastel, al igual una nota atascada en el plato.
—Esto corre por mi cuenta, lindura —habló el beta—. Mi núme-... —no terminó de decir el beta.
—Mi papi —habló Jongwoo de repente abrazando a Yoongi del cuello, dirigiendo una mirada amenazante, como Jongwoo diría.
—Oh Dios, Jongwoo —habló Yoongi sorprendido.
—De acuerdo... —habló Jimin apretando su mandíbula—, no quiero armar una escena aquí, te recomendaría que te fueras.
Yoongi miró al alfa, este aún con su mano atascada a la suya, Yoongi pasó su pulgar por su torso, tratando de ayudar a que tal vez Jimin no se peleara con alguien y terminara en los noticieros.
El beta miró al alfa, un poco de miedo en sus ojos, bufó, y dio media vuelta.
Pasaron unos minutos desde lo ocurrido, Jimin aún un poco molesto.
—No te molestes, alfa —habló Yoongi, por primera vez llamando a Jimin de esa manera tan íntima. No estaba seguro si debía de haber dicho eso.
—Lo siento, omega —contestó el alfa, regresando el toque íntimo que el omega le estaba ofreciendo.
Ambos se sonrieron, Jimin provocando que Yoongi mostrara sus pequeños hoyuelos, Jimin achicando sus ojos hasta que se formaran esas arruguitas que Yoongi estaba seguro amaría desde ese día.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro