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˚.🍮ᵎᵎ Capítulo O1

꒰ Auto rojo ꒱
¡ O1 !

"Por favor, por favor, por favor", Yoongi repetía una y otra vez esas palabras mientras tomaba la mano de su pequeño hijo, cruzó la calle con cuidado moviendo su cabeza a todos lados posándose en frente de la juguetería.

Yoongi no tenía suficiente dinero y había logrado ahorrar un poco para mimar un poco a su bebé, pero en verdad tenía miedo de que no fuera suficiente y tuvieran que devolver el juguete que él le había prometido a su pequeño, rompiéndole el corazón a ambos.

—Hemos llegado, cariño —dijo Yoongi dirigiendo su mirada hacia Jongwoo—. ¿Qué te parece si buscamos algo que te guste, sí?

—Sí, papi —susurró el pequeño niño aferrándose a la mano de Yoongi—. Quisiera un auto, ¿por favor? —rogó el pequeño niño de cuatro años mirando a su padre con ojos suplicantes.

—Está bien, bebé —susurró Yoongi, comenzando con sus súplicas de nuevo.

Tomados de la mano, Yoongi guió a Jongwoo por los enormes pasillos de la enorme juguetería, pasando primero por una gran área llena de peluches de diferentes tamaños.

—¡Mira, papi! —gritó Jongwoo corriendo desesperado—. Es rojo como mi color favorito —comentó el niño tomando el auto en sus brazos.

—Es lindo, bebé —dijo Yoongi nervioso hincándose a la altura de Jongwoo—. ¿Es el que quieres, bebé? —preguntó Yoongi tomando el juguete en brazos.

—Creo que este es el correcto, papi —dijo Jongwoo seguro, mirando con ojos destellantes hacia Yoongi.

Yoongi se puso de pie y Jongwoo preguntó si podían observar los juguetes por un rato más y Yoongi no pudo decir que no.

Yoongi caminó por los pasillos con un Jongwoo bailando por todos lados, Yoongi sentía que su corazón estallaría.

Cuando el mayor se distrajo observando un lindo oso de casi su estatura, un cuerpo chocó contra él logrando derribarlo.

—¡Papi! —gritó Jongwoo corriendo hacia él—. ¿Estás bien? —preguntó el niño tomando la mano de su padre que se encontraba aún en el suelo.

—Yo lo siento —comentó el hombre extendiendo su mano hacia Yoongi—. No vi por dónde iba.

Yoongi tomó su mano sacudiendo su trasero y tomando la mano de Jongwoo.

—Está bien, no hay cuidado —susurró Yoongi alzando su rostro hacia el hombre.

—Ten cuidado con mi papi —dijo Jongwoo mirando hacia los ojos azules del hombre, tratando de lucir intimidante.

—De acuerdo, alfa —contestó el hombre sonriendo hacia el niño.

—Bien, Jongwoo, vamos a pagar, ¿sí, bebé? —dijo Yoongi caminado de regreso hacia las cajas registradoras.

El alfa de ojos cafés volteó a verlos mientras se iban, susurrando. —Qué lindos.

Yoongi se formó en la enorme fila, ahora sí rezando porque tuviera el dinero suficiente, sacó su cartera de su pequeño bolso.

Cada vez se acercaban más a la caja y cuando su turno llegó sintió que le daba un ataque.

—Buenas tardes —dijo el beta sonriendo—, ¿sería todo?

—Sí, por favor —contestó Yoongi, su voz temblando un poco.

—De acuerdo, sería un total de 37,603 wones —dijo el beta, sonriendo amablemente.

Yoongi entregó todo lo que tenía en su cartera sin contarlo, cerrando los ojos esperando no escuchar lo peor.

—Disculpe, pero le faltan 8000 wones —dijo el beta.

—Oh Dios... —susurró Yoongi cerrando los ojos, tomó su cartera de nuevo, revisando en todos los cierres rezando por encontrar 8000 wones más, no encontró nada.

—¿Tiene el dinero, joven? —preguntó el beta tratando de sonar lo más amable posible.

—No, lo siento, no lo llevaremos —contestó Yoongi su corazón partiéndose un poco más, tomó a Jongwoo y se dirigió a la salida—. Lo siento  bebé, no podremos comprarlo hoy... —dijo Yoongi mirando hacia su hijo.

—Pero papi, yo quería el lindo auto —contestó Jongwoo formando un puchero con sus labios.

—Lo sé, bebé, me hubiera encantado comprarlo para ti —susurró Yoongi—. Podemos pedirle a Seokjin que nos preste 8000 wones, bebé —trató de levantar el ánimo del niño.

—Está bien, papi —susurró el niño aún con un puchero en sus labios—. Siempre podemos volver otro día, ¿verdad? —preguntó el niño.

—Claro, bebé —dijo Yoongi—. Regresemos a casa, Jongwoo.

El alfa había visto todo con un sentimiento horrible en su pecho.

—Buenas tardes —contestó el beta observando al alfa.

—Buenas tardes —contesto el alfa de vuelta, poniendo un par de muñecas en el mostrador—, ¿podría cobrarme esto? —dijo el alfa—, junto con ese lindo auto de ahí, por favor.

El alfa tomó las bolsas corriendo hacia la salida, esperando aún encontrar al omega con su hijo, los visualizó desde lejos y caminó hacia ellos.

—¡Espera! —gritó el alfa mientras corría, llegó hacia ellos y tocó el hombro del omega, notó un par de cámaras observándolo pero no le importó.

—¿Qué sucede? —preguntó el omega mirándolo con el ceño fruncido.

—He visto lo que pasó hace unos momentos y decidí ayudar —contestó el alfa regulando su respiración mientras sacaba de una de las bolsas el auto rojo—. Mi recompensa por haber golpeado a tu padre —dijo el alfa entregándole el auto a Jongwoo.

—¡Papi, mira! —gritó el pequeño alfa mientras tomaba el auto y lo abrazaba como si su vida dependiera de ello.

—Oh no, yo no puedo aceptarlo —dijo Yoongi sorprendido.

—Por favor tómalo —contestó el alfa, —, no es nada.

—Muchas gracias —contestó Yoongi atónito—. Se me partió el corazón hace unos instantes y ahora él está sonriendo —comentó el omega.

—Me alegro de haber ayudado —sonrío el alfa—. Mi nombre es Jimin —se presentó estirando su mano.

El omega tomó su mano y contestó. —Yo soy Yoongi y él es mi hijo Jongwoo —sonrió Yoongi mirando hacia el alfa mostrando sus pequeños hoyuelos—. ¿Has dado las gracias, Jongwoo? —comentó Yoongi mirando hacia su hijo.

—¡Muchas gracias! —contestó Jongwoo mirando hacia Jimin.

—De nada, alfa —contestó Jimin, observó cómo de repente su pequeña escena estaba llamando la atención entre la gente y decidió que era hora de irse—. Yo tengo que irme —dijo Jimin—, normalmente no hago esto y no sé ni siquiera el porqué lo voy a hacer pero... —comenzó a decir el alfa mientras sacaba un ticket de su bolsillo y anotaba algo en él—, ese es mi número —comentó mientras se lo entregaba a Yoongi.

Yoongi tomó el papel y antes de que pudiera decir algo el alfa ya estaba caminado lejos, Yoongi guardó el papel en su bolsillo y tomó de nuevo la mano de Jongwoo.

—¿Estás feliz pequeño bebé? —preguntó Yoongi sonriendo.

—¡Sí, papi! —contestó el niño—. ¿Podemos ir con Seokjin a enseñarle, papi? —preguntó Jongwoo.

—De acuerdo, amor —contestó Yoongi.

—Y entonces él llegó corriendo a entregarle el auto a Jongwoo —terminó de contar Yoongi—. Al parecer aún hay gente buena allá afuera, Seokjin.

—Aww, de seguro y le gustaste —comentó Seokjin, haciendo una cara divertida.

—Oh, cállate —Yoongi puso sus ojos en blanco y bebió de su café—. Alguien puede ser amable sin buscar otras intenciones, Seokjin.

—Sí, pero también pude ser que le hayas gustado —insistió—, además eres lindo, ¿quién no moriría por ti? —contestó Seokjin apretando su mejilla.

—Oh, déjame en paz —contestó Yoongi poniéndose de pie—. Iré al baño.

Seokjin tomó su taza de té con su mano, observó que Jongwoo estuviera bien y se dispuso a ver su teléfono, pasó de aplicación en aplicación hasta que en Instagram una publicación llamó su atención.

—Wow, qué guapo —susurró Seokjin mientras pasaba las publicaciones de alguna página de chismes, bajó de publicación en publicación, hasta que se atragantó con lo que vio.

—¡Oh por Dios! —gritó Seokjin mientras saltaba en el sillón y gritaba como loco observando su teléfono con una foto de su amigo y alguien bastante atractivo en la pantalla—. ¡Yoongi! —gritó Seokjin.

—¿Qué sucede? —preguntó Yoongi saliendo del baño, secando sus manos en su pantalón—. Jongwoo está durmiendo, Seokjin.

—¡Yoongi por Dios! ¡Eres famoso! —gritó Seokjin.

—Hasta donde yo sé, Seokjin, soy irrelevante para el mundo —contestó Yoongi.

Seokjin le aventó su teléfono y Yoongi lo tomó en manos observando una foto de él y su hijo con el hombre de hace unas horas.

—Es famoso, Yoongi, literalmente estuviste hablando con alguien famoso —dijo Seokjin casi desmayándose.

—Oh por Dios... —dijo Yoongi con la boca abierta—. Él literalmente me dio su número —Yoongi sacó el papel de uno de sus bolsillos.

—Maldito suertudo, te dije que le gustaste —habló Seokjin a punto del colapso—. Podríamos vender su teléfono a alguna fan y hacernos millonarios, Yoongi.

Yoongi lo miró mal. —No venderé su teléfono, Seokjin.

—Ash, qué aburrido —dijo Seokjin sentándose de nuevo—. Ahí literalmente dice que eres su nueva conquista —río Seokjin.

—Por Dios, Seokjin, ¿cuántas veces te voy a tener que decir que sólo hablamos como personas civilizadas? —preguntó Yoongi—. Y ahora estoy en una página de chismes.

—No me habías dicho que era guapo —dijo Seokjin mientras metía un muffin a su boca—. Es bastante lindo.

—Bien, es suficiente, Seokjin —dijo Yoongi riendo—. Tu alfa se enojará si te escucha diciendo eso.

—Deberías llamarlo —Seokjin comentó—, es lindo y además buena persona, no se encuentran personas así todos los días.

—No, yo no puedo llamarlo —contestó Yoongi negando y escondiendo su cara en una almohada.

—Pueden ser amigos, Yoongi —comentó Seokjin—, no pierdes nada.

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