La cabeza de Edward se agachó mientras echaba un vistazo a cierta chica que había estado rondando por su mente desde que dejó la casa de PBB. Otra mirada, para la chica que ha sido la causa de sus noches de insomnio, preguntándose sobre sus sentimientos por ella que sabe que no debería haber sentido en primer lugar. Otro, por hacerle rastrear todos los recuerdos que tenía con ella, por todos esos momentos robados que se esforzaba mucho en suceder. Y otro, porque sí.

Por una vez en su vida, nunca había sido tan cauteloso acerca de sus sentimientos por una chica, una mujer, mejor dicho. Una hermosa, podría agregar. Edward no ha sido tan cuidadoso con sus acciones hacia una mujer con la que resultó ser cercano. No, esto era muy diferente de lo que a Edward le gustaría admitir. Ella era diferente, muy del agrado de Edward.

La había visto crecer, derrumbarse, pelear, reír y mucho más dentro de la casa. Desde que vio lo mujer que es ella, desarrolló sentimientos por su gemela. Su gemelo, que resulta ser su equipo de amor, pasa mucho tiempo cerca de él, lo que hace que sea más difícil controlar lo que sea que esté sintiendo. Haciendo que sea el doble de difícil mantener la calma en todo momento. Era diferente, por supuesto que sabía cuáles eran sus sentimientos, era difícil mantener la calma cada vez que tenía la oportunidad de hablar, o incluso nivelarse con su propia locura, como en los viejos tiempos, sin tener que sentir algo.

Agregando sentimientos a la mezcla, sus momentos de hermanamiento se convirtieron en sus momentos robados.

Momentos en los que siente que ella es suya. Momentos en los que de alguna manera se siente como su hombre. Edward sonrió de la nada, extrañando a algunos de los empleados que pasaban frente a él. Pero nunca le importó, estaba contento por cada momento robado que tenía con ella. Para ella no puede ser nada, pero para él lo era todo. Momentos en los que no está construyendo muros con los dos, en los que no se está protegiendo de lastimarse. Donde ella era libre, sin importarle lo que la gente pensaría sobre su amistad, su relación, en este caso.

Edward sintió que alguien se sentaba a su lado, y así, la chica que había estado rondando sus pensamientos estaba allí, de repente. Se sonrojó. Sabía que era ella, no solo porque la conoce más que los otros compañeros de casa, sino porque ahora está desarrollando un cierto sentimiento por ella, mucho más profundo de lo que pensaba. Justo en ese momento, simplemente lo supo. Casi todo su bienestar, Edward lo sabía. La había memorizado, de todas sus miradas a miradas furtivas.

Sintió una cabeza caer sobre sus hombros, haciéndolo reír.

Las últimas semanas han sido insoportables para ambos, pero mucho más para su gemelo. Ser la gran ganadora no es algo de lo que reírse, hay muchas entrevistas, invitados, reuniones de admiradores y recorridos por centros comerciales para agotarla, pero, por desgracia, aquí está, luchando contra el sueño y la fatiga. Ella lo ha estado soportando todo, y él lo admiraba. Incluso si ella no puede mucho más. Edward ajustó su posición para que ella se sintiera más cómoda roncando en su hombro, solo le hizo una señal al personal de adentro para que se callara, ya que su princesa estaba profundamente dormida. Era esa única cosa que necesitaba en este momento.

Escuchó sus lindos ronquidos, haciéndolo reprimir una carcajada.

Mirando hacia atrás a todos esos momentos que había tenido con ella, no pudo evitar hacer de este momento una adición a él. Edward tomó su mano y la entrelazó con la suya. Sonrió triunfante, otro punto para él. Todavía estaba roncando y ajena a lo que estaba pasando mientras él sostenía su mano en paz, sin molestarse en reconocer las miradas burlonas de todos sus amigos y compañeros de trabajo, incluso haciéndolos callar en el proceso. Algunos retrocederían porque él abrió mucho los ojos para que retrocedieran. Estaba contento con esto, estaba extasiado de estar sosteniendo su mano para que mucha gente la viera.