19. Compañeros
Era ridículo, simplemente estúpido, que sin poderse transformar se tuvieran que enfrentar a un villano revelando, inmediatamente, sus identidades.
Marinette le había robado el casco a un repartidor de pizza al que se cruzó de camino a la escena del crimen. Llevaba encima de la ropa un mantel de su casa al que había sometido a las tijeras para poder usarlo como un chal.
Adrien por su parte, estaba usando una gorra desgastada que al parecer le había comprado a un trabajador en una construcción. Ocultaba sus cabellos rubios lo mejor que podía y se había puesto unos ridículos lentes negros que le había tomado prestados a Chloe.
La de cabellera oscura se rió de sí misma y de su compañero. No tenían armas y sus kwami no podían transformarlos porque había un bloqueo. El villano, ni siquiera era un akuma, pues el pequeño ser que transformaba a Hawk Moth también estaba teniendo problemas con la magia de los prodigios.
-Debiste quedarte en tu casa, la policía y yo pudimos encargarnos de esto.- dijo el muchacho, dándole una buena patada al hombre que estaba ocasionando tantos problemas en la ciudad.
La chica se las ingenió para usar como esposas provisionales un par de clips y cordel que había traído de su casa.- Y perderme el espectáculo ¿estás loco?
El joven de cabellos ocultos se sonrojó ante la cercanía de su amiga. Tanto tiempo había pasado, todavía no era tiempo de que sus identidades se revelaran, pero estaban allí, fingiendo no conocerse en lo absoluto, como los grandes amigos y compañeros de batallas que eran.
La chica de coleta terminó de amarrar el cordel y entonces comenzó a correr por la calle principal, siendo seguida por un muy confundido modelo.- ¿A dónde vamos?
-Escucho las sirenas de las patrullas y dudo mucho que esta sea la forma correcta de presentarnos ante la ciudadanía y la policía.
El casco le lucía enorme a Marinette, se veía mucho más pequeña de lo que en verdad era y eso le provocaba una gran ternura al más alto. Nunca se había puesto a detallar a su amiga, pero ahora que tenía tan poca oportunidad, se dedicó a hacerlo a profundidad.
Sus pecas no eran para nada visibles con el casco, pero sus cabellos se apreciaban por debajo de la protección a su cabeza y se veían sedosos. Sus ojos brillaban de pura determinación y valentía y eso era lo que más le atraía en ese momento de la muchacha de piel clara.
Todos podían ver la belleza que irradiaba la joven, pero solo él veía ese espectacular brillo en sus orbes. Y eso lo hacía sentir orgulloso, él sería su amigo en la escuela pero también en los momentos difíciles.
Ahí se dio cuenta de lo locamente enamorado que estaba de Marinette.
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