Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1.0

Estornudos resonaron en el pequeño cuarto, uno seguido del otro y empeorando a cada minuto, pasando varios de estos para terminar con una tos bastante fea.

─ ¿Estás seguro de no querer más té?

─ Oh, cállate, por favor...─ Un manotazo bastó para apartar al más alto de su labor como "enfermero" el cual retiró el paño de la caliente frente ajena para repetir la acción de sumergirlo en agua fría. A Ken realmente no le interesaban los pequeños golpes que recibían sus brazos, eran casi caricias, sin fuerzas gracias al pobre estado de ese enano rubio.

Hace varios días, tres para ser exactos, se mantuvo escuchando repetidas quejas sobre dolores de cabeza y garganta, una fiebre claramente, confirmado por la terrible congestión nasal y la ronquera de su voz.

Gracias a esto Manjiro estaba un poco deprimido y sinceramente Draken se encontraba extrañado, no lograba entender la actitud de su pareja cuando este nunca antes mostró señales de que le importara resfriarse, sin embargo, la noche buena antes de navidad le dieron todas las respuestas.

Él amaba la navidad.

Esta festividad era mágica para el menor. Las familias se reunían, podía preparar galletas para todos con sus decoraciones más especiales ¡Sin recibir burlas! A pesar de ello, Draken sabía la actividad favorita de su novio y esa era acurrucarse a su costado en el gran sofá de la sala, viendo alguna película llena de clichés porque le encantaban, todo eso mientras se agradecían entre besos por sus buenos regalos.

Así pasaban todas sus navidades.

O bueno, así eran hasta ese día.

Recostado, siendo mimado por Ryuguji cada tanto y rechazando sus preguntas de "¿Quieres más miel?" "¿Necesitas otra almohada?" "¿Quieres una ducha helada?" No iba a negar que aquello de encantaba pero precisamente así no es como se imaginaba celebrando la jodida navidad.

Manjiro bufó.

Se sentía culpable de arruinar su festividad favorita como pareja solo porque no era capaz de levantarse de esa estúpida cama.

De forma inconsciente frunció el ceño e infló sus mejillas, estas rojas por la fiebre. Con una sola mirada de su novio logró suavizar sus expresiones, sonriendo levemente al recibir un beso en su frente.

Al verlo alejarse guardó silencio.

─ Ya no estás ardiendo, eso es bueno. Lo más seguro es que en unos días estarás mejor, enano.

─ Genial.

─ ¿Estás enfadado?─ mudo esperó por una respuesta que no llegó, por lo que intentó una vez más con la misma pregunta.

Cero respuesta.

─ Mikey.

Nada aún.

─ Amor...

─ No.

─ Manjiro.

─ Mierda, no me hables de esa forma...─ se removió entre las sábanas para quedar sentado, manteniendo fija su mirada en las arrugas que formaba en ellas. Segundos después se dignó a contestar.─ En unos días ya no será navidad ¿Entiendes? No me sirve de nada recuperarme para esas fechas.

Ken, con una sonrisa burlesca, trató de buscar su oscura mirada sin conseguirlo.

─ ¿Estás triste por eso?

─ Nunca dije que estuviera triste, idiota... Ugh, tú no lo entiendes─ dicho esto, el menor giró su cuerpo hacía la pared, levantando las sabanas para cubrir todo su cuerpo de pies a cabeza.

Un berrinche demasiado infantil viniendo de un jóven adulto de veinte años.

Tampoco es que pudieran culparlo.

Segundos después las distintivas pisadas del alto se alejaron de la cama, desapareciendo hasta que solo pudo escuchar su propia respiración.

Casi se pone a llorar.

Casi, pues en minutos volvieron los pasos de su novio a la habitación. Mejor dicho el imbécil de su novio que apartó y casi arrancó las frazadas de sus manos solo para enseñarle las otras que trajo.

─ Levántate.

¿Qué carajos?

Manjiro volteó a mirarlo con su adorable mirada confundida, sorprendido de notar la sonrisa de oreja a oreja que traía ese tótem.

─ No quiero otra manta, con la mía estoy bien.

─ Levántate─ repitió.

De cualquier forma acató la orden.

Bajando ambas piernas se deslizó hasta el suelo, mareado por no haberse levantado en horas. Solo cuando se aseguró de tener la fuerza suficiente para mantenerse en pie, se apartó de la cama, temblando por el frío que cubrió cruelmente su cuerpo. Su sufrimiento pasó a segundo plano cuando Draken le tendió una esquina de la gran manta, avergonzado por entender al segundo lo que debía hacer.

Cerró sus ojos y se dispuso a girar en dirección a los brazos contrarios, quedando rápidamente como un sushi humano por la forma en la que se hallaba.

─ Eres adorable─ le murmuró el mayor, besando su cabello con ternura hacer un veloz movimiento que Manjiro no alcanzó a procesar. Siendo rodeado por sus hombros y rodillas... En el aire.

Al estilo nupcial.

Agitó su cuerpo con la pena cubriéndolo antes de entender qué estaba pasando.

─ ¿Me puedes explicar qué se te metió ahora?

Se sintió ignorado mientras era acomodado cada tanto entre los brazos de su fuerte hombre, como le llamaba algunas veces. Intentó reclamar otra vez, justo cuando su cabeza casi se estrella con el marco de la puerta.

─ Un resfriado no es el fin del mundo, Mikey─ el nombrado, extrañado por sus palabras, se mantuvo en silencio a la espera de más información.

Sin embargo, su novio era un tonto.

─ ¿Entonces?

─ Lo que trato de decir es... Sé que has estado pensando en esto todo el santo día y no trates de negarlo porque te conozco más de lo que te conoces a ti mismo─ con esa mirada comprendió que no debía interrumpir.─ Amor, mientras pase cada día a tu lado simplemente todo será perfecto, navidad o no solo quiero quedarme junto a ti─ explicó. Demasiado concentrado en bajar las escaleras como para profundizar sus sentimientos.

─ Sabes que no es lo mismo...

─ ¿Acaso importa? Estamos juntos y así siempre estará bien.

Esas palabras dejaron pensando al menor, alejando su mente de eso por el beso que plantó el contrario sobre sus labios. Una risita escapó cuando notó las ganas de su pareja por comerlo a besos a mitad del pasillo, aún si eso podía salir mal y con otro contagiado en esa casa.

Por otro lado, Draken festejó mentalmente cuando consiguió llegar vivo y entero hasta el sofá en el cuál acomodó suavemente a su pareja. Con un leve movimiento de cabeza le indicó al menor que mirara la mesa para café.

─ ¿Qué?─ incrédulo observó la comida sobre el cristal, al igual que la televisión puesta en su canal favorito para festejar la navidad. Buscó con la mirada brillante el atractivo rostro del alto, esperando por una explicación.─ ¿Cuándo preparaste todo esto?

─ ¿Recuerdas cuando casi te pones a llorar?

─ ¿Cómo...?─ muy bien, ahora estaba sonrojado hasta las orejas.

─ Te conozco mucho más de lo que crees y es por eso que debo decirte esto...─ aclarando su voz, se preparó para continuar.─ Ignora esos pensamientos de culpa cuando algo sale mal y tú no tienes nada que ver con ello. Un ejemplo sería esta noche de navidad; no se trata de hacer cosas grandes y esperar muchos regalos, esto va de pasarlo junto a quienes amas de la forma que sea...─ tomó una pausa para besar la respingada nariz ajena.─ incluso estando resfriados y acostados en cama.

─ Dios... creo que eso podría salir en un capítulo de My Little Pony.

─ Le quitas la jodida seriedad a todo.

─ ¿Estabas siendo serio?

Y así terminó una de las noches más especiales para Manjiro. Entre besos y reclamos por parte del menor para recordarle que estaban prohibidos. Riendo por la absurda película que mostraban en la televisión. Sano al final de la noche no pudo hacer otra cosa más que sonreír y sonreír mucho más.

Con Kenchin a su lado todo podía ser mejor de lo esperado.

Aún cuando días después los roles cambiaron, siendo el mayor recostado en cama por no seguir su regla de "no besos"





Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro