
9. Salado.
—Mika, estás aburrido ¿verdad?—preguntó Yuu al ver que donde debían estar los orbes zafiros había un par de párpados blancos.
—¿Uh?—Mikaela lo miró, estaba a punto de caer dormido—. No, no lo estoy.
En realidad esa película le aburría demasiado pero no quería ser brusco con Yuu, quien parecía muy interesado.
—No es necesario que mientas—le dedicó una sonrisa ladeada—. ¿Sabes? La piscina a estas horas está vacía...además los sábados a la noche no hay nadie por aquí.
Mientras él estaba con Mikaela, sus demás amigos estarían de fiesta. Y no se arrepentía para nada, de hecho estaba agradecido de no estar solo ya que nunca asistía a las fiestas.
—¿Piscina? ¿Qué es eso, Yuu-chan?
—Ya lo verás—dijo con los ojos bien abiertos, debido a la próxima reacción del rubio.
Y nuevamente, Mikaela estaba en el bote de basura. Ya sentía que aquel lugar era miserable.
Cerró sus ojos esperando llegar a aquel lugar que Yuu tanto ansiaba. De un momento a otro, sintió un sismo en el lugar que se encontraba y en cuanto abrió los ojos estaba en el agua. No la de su hogar ni la de la bañera, ésta a pesar de hidratarlo no era salada pero sí aún más cálida.
Al levantar la mirada pudo observar cómo Yuu se quitaba la playera por encima de él.
Miró a su alrededor y se percató de que ya era de noche, unos reflectores iluminaban la piscina en la que ahora él nadaba libremente.
Él estaba acostumbrado a nadar en lugares muchos más espaciosos pero después de estar horas en la bañera de Yuu, sentía la fuerte necesidad de estirar sus extremidades.
Se escuchó un gran estruendo, producto de la zambullida del azabache. Aunque estaba con una sola persona, se sentía como en una fiesta.
—Aquí soy más habilidoso—se halagó Yuuichirou a sí mismo—. Las olas siempre me ponen es desventaja.
—Yuu-chan, yo vivo del agua, nunca podrás ganarme.
—Comprobémoslo—propuso el azabache ya que no quería aceptar que sus posibilidades de ganar con un tritón eran nulas.
Entonces Mika, en modo de aceptación, comenzó a perseguirlo por toda la piscina.
Yuuichirou a pesar de que nadaba con rapidez, nunca solía jugar limpio así que lanzaba todo lo que encontraba su paso. Flotadores, redes, pelotas, animales inflables. Todo aquello era lo que dejaba los residenciales aunque pocas veces iban, ya que preferían la playa.
Cuando ya se cansó de nadar, se quedó quieto en un rincón, atento a la cabellera rubia hasta que apareció frente a él.
Mikaela sonrió satisfecho y colocó cada mano paralelas a sus hombros. Lo tenía acorralado.
Yuu quería huir, ese cuerpo admirable lo tenía acorralado en la pared de la piscina y para peor, el agua solo los cubrías hasta debajo de las caderas.
Cerró los ojos, como si ya supiera lo que pasaría al tenerlo tan cerca pero apenas Mika rozó su nariz con la suya, se agachó, quedando en posición fetal bajo el agua.
Al ver su espacio libre, nadó hacia la mitad de la piscina pero Mikaela lo jaló del pie, de manera que quedaron frente a frente.
Y no sabía cómo, pero otra vez lo tenía acorralado.
—Yuu-chan no puede ganarme—entrelazó sus manos con las del azabache, el cual evitaba su mirada.
—Cállate.
—Tú tienes que callarte para admitir la derrota—y no se le ocurrió una mejor manera de silenciarlo, que sellar sus labios con los de Yuu.
Pero apenas éste le correspondió, se percató de su error; por lo que decidió alejarlo de un empujón.
—¡Mika!—le reprendió—. ¿Qué es lo que piensas?
Se estaba conteniendo, pero él pensaba que su especie no tenía idea de lo que significaba besar en su amplio significado.
—Tus labios saben salado—le sonrió inocentemente.
Yuu relamió sus labios y agarró un flotador para ocultar sus ruborizadas mejillas.
—Bueno, eso debe ser por el mar—concluyó un poco más calmado—. ¡Pero eso no justifica que tengas que besarme!—le lanzó el flotador al rubio, el cual lo recibió en la nariz.
—Duele, Yuu-chan—frotó la parte dañada—. Yo no sabía...
En realidad sí sabía.
Ambos lo sabían con certeza. El problema era que cuando Mika se volvía inocente de manera repentina, porque parecía que no era intencional.
—Ya no te traeré más—se cruzó de brazos y evitó su mirada.
—No te obligo a que lo hagas
No quería hablarle más, pero al advertir de un sonido que provenía del ascensor se obligó a hacerlo.
—¡Escóndete!—ordenó y Mika no tuvo más remedio que sumergirse en el agua.
Yuu, apresurado, secó su mano con una toalla, apagó las luces de los reflectores e imitó al rubio.
Mikaela cubrió la boca de Yuu, protegiéndolo de la persona que vendría. Yuuichirou suspiró bajo el agua, se suponía que él era el que debía protegerlo.
Se escuchaban los pasos de unos tacones hacer contacto con el suelo, seguido de pasos de otras personas; por lo que ni siquiera se inmutaron.
—¡Yuu-san!—alargó Shinoa lo suficientemente alto para que los chicos que estaban sumergidos los escucharan.
—¡Silencio, Shinoa!—regañó Kimizuki encendiendo la linterna de su celular—. ¿No ves que hay gente que duerme?
—¡Pero es sábado! Yoichi-san, mira, soy más alta que tú—abrazó al recién nombrado, ahora la pelipúrpura era más alta por unos centímetros gracias a sus zapatos.
—Mira todo lo que hay allí—el más alto señaló la piscina—. Aquí pasó algo...
—¡Una fiesta! Y Baka-Yuu no nos invitó—se quejó Mitsuba sosteniendo un delfín inflable.
Mientras tanto, Yuu ya sentía que la respiración le faltaba y se retorcía en los brazos del rubio.
Mikaela, al percatarse de aquello, quitó las manos de su boca para ponerla en las mejillas. Juntó sus labios con los de Yuu, abriendo la boca más de lo normal para pasarle oxígeno; el azabache claramente le correspondió porque no tenía otra opción. Prefería eso antes que darle explicaciones a sus amigos.
Ambos sintieron que aquel beso fue más exagerado que los otros, y no pudieron evitar repetirlo en su mente con íntimo bochorno.
No había durado mucho, pero al menos Mika podría conformarse con eso. Además tenía una excusa válida.
Y lo único bueno de aquello que pudo sacar Yuu fue que no veía sus sonrojadas mejillas.
O quizás sí, porque Mikaela ya estaba apto para aquello y podría verlo a pesar de la obscuridad. Se maldijo por ser tan ingenuo y no poder controlarse.
—Aquí hay agua que alguien salpicó... sin duda alguien estuvo aquí—su celular quedó en 0% por lo que todos quedaron a oscuras—. ¡Mierda!
Lo primero que se escuchó fue un grito agudo que provenía de Yoichi.
—¡Corre, Yoichi!—alardeó su amiga.
—¡Shinoa! ¿Qué estás tocando?
—¿Eh? Yo nada Mit-chan.
Y apenas se escuchó el ascensor bajar, ambos chicos volvieron a la superficie.
—¿Y ahora qué hacemos?—preguntó Mika, somnoliento.
—No sé... ¿otra película?
《Y a pesar de que nunca lo admitiría, desde ese momento lo consideré mi rey salado》
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¿Vieron la foto de multimedia? Tenía que ponerla, no pude evitarlo gg
Bueno, eso. Espero que lo hayan disfrutado <3
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