XXXIII ⸺ Dije que lo llevaría siempre
Me encaminé a paso ligero hasta los aposentos de Gaius.
Atravesé las calles del mercado como una exhalación, hasta llegar a palacio y entrar abruptamente en la estancia.
━¿Vanya?━ el anciano se giró con un respingo━ ¿Qué ha pasado? ¿Te encuentras bien?
━Es largo de contar... ¿Podrías ayudarme?━ señalé el corte en mi mejilla.
━Toma asiento, creo que tengo algún ungüento que evitará que te quede demasiada cicatriz.
━Gracias...
Me senté en una sillita de madera cercana a la mesa mientras él rebuscaba en sus estanterías.
━¿Esto ha tenido algo que ver con tu incidente hace unos días con el panadero?
━Gaius, te prometo que esta vez no ha sido culpa mía.
El galeno regresó a mi lado con un botecito entre sus manos.
━Te creo, hija, no tienes que preocuparte.
Suspiré.
Comenzó a limpiar la sangre seca que se había acumulada en la herida de mi rostro, y una vez visible, colocó un poco del ungüento que el frasquito contenía sobre ella.
━No puedo asegurar que la cicatriz desaparezca del todo, pero será menos visible y la herida no se infectará.
Asentí.
A penas terminé de agradecer sus servicios cuando Merlín entró a trompicones a sus aposentos.
━¡Vanya!━ corrió hacia mí exaltado━ Pero, ¿qué ha pasado? ¿Estás bien? ¿Estás herida?
━Merlín, tranquilo━ dije tomando su mano━ Estoy bien, no te preocupes. Solo es un rasguño.
Este suspiró aliviado.
━Tienes que dejar de darme estos sustos...
Reí levemente.
━¿Cómo dio Arturo conmigo?
━Morgana se dio cuenta de que no estabas y empezamos a buscarte entre todos. Supongo que tuvo suerte de dar con el camino que seguisteis.
Me mantuve en silencio.
━Hablando de Arturo...━ el moreno se rascó la nuca.
━Iré ahora a verle━ respondí.
━Te acompañaré.
Negué con la cabeza.
━No es necesario, no te preocupes.
Me puse en pie y me despedí de ambos para luego encaminarme a los aposentos del príncipe.
Una parte de mí me decía que debía estar intranquila, preocupada, puede que incluso asustada por haber hablado de aquella manera tan irrespetuosa al hijo del rey.
Pero no era así.
Todo mi cuerpo se encontraba en calma.
Ni siquiera me importada mi herida.
Lo único en lo que podía pensar, era en que ahora se tomarían medidas contra ese bastardo, y que por fin Liliana y Orett estarían totalmente a salvo de él.
Me paré frente a la puerta de la estancia, llamé un par de veces e ingresé en la habitación.
Los ojos del rubio abandonaron los papeles que sostenía entre las manos para posarse en mí.
Esperaba verle molesto conmigo, enfadado tal vez. Pero su mirada me decía que se sentía culpable, por lo que la ínfima tensión que aún podía quedar sobre mis hombros por temor a llevarme otra reprimenda, se disipó por completo.
━¿Fuiste a ver a Gaius?
Asentí.
Este dejó los documentos sobre su escritorio para después soltar el aire que su pecho retenía.
━Quería...disculparme contigo.
━Ya lo hicisteis en el mercado━ respondí tajante.
━Vanya... De verdad...lo siento, yo...
━Lo sé━ interrumpí━ Os sentís culpable, lo entiendo. No tiene importancia, estoy bien. Si me disculpáis, sire, aún tengo mucho trabajo que hacer━ giré sobre mis talones con intención de marcharme.
━Van, espera━ se puso en pie, dispuesto a ir tras de mí para impedir que me fuera.
Me detuve en seco para después volverme hacia él.
Hacía años que no escuchaba ese nombre.
Solía llamarme así cuando éramos niños y jugábamos juntos.
Se echó el pelo hacia detrás.
━Es culpa mía, debí creerte y no lo hice. Me dejé llevar por la farsa que ese malnacido me contó y ni siquiera te escuché.
Suspiré.
Aquella rabia que sentía contra sí mismo, era genuina. Realmente le importaba que hubiera podido pasarme algo aquella mañana en el mercado.
━No importa, solo es un rasguño...
━Claro que importa, porque si no hubiera llegado a tiempo, tal vez...
Apartó la vista de mí.
━Si no hubierais aparecido, me las habría apañado. Siempre lo hago, soy más fuerte de lo que parezco.
Me miró no muy convencido.
━¿Qué pasará con él ahora? Con el panadero.
━Está exiliado, bajo pena de muerte si vuelve a pisar Camelot. No volverá a hacerles nada ni a su familia, ni a ti. Tienes mi palabra.
Una mueca de alivio se dibujó en mi rostro mientras mis labios se curvaban ligeramente en una fugaz sonrisa.
━Gracias, sire ━ respondí.
Este asintió levemente.
━¿Podrás... perdonarme?━ añadió al cabo de unos instantes de silencio.
━No hay nada que perdonar━ respondí con una pequeña sonrisa.
Este repitió mi gesto.
Hice una leve reverencia y después giré sobre mis talones.
━Aún lo llevas.
Me volví y miré al príncipe confusa.
━El colgante.
Llevé mi mano instintivamente sobre él, y una cálida sensación se apoderó de mi cuerpo.
━Dije que lo llevaría siempre━ respondí mirándole.
Este sonrió ampliamente al mismo tiempo que bajaba la mirada para tratar de disimularlo.
━Vete a casa el resto del día. Hoy mereces descansar.
━Lo haría, sire, pero Sömbra es muy peculiar con su comida. Si no se la pongo yo, no probará bocado.
Rió levemente.
━Eres la única a la que obedece esa yegua terca.
━Somos parecidas━ añadí.
☾ ☼ ☽
Salí de los aposentos del príncipe y me encaminé a los establos a aprovisionar de heno y agua fresca a los caballos antes de regresa a casa.
Crucé las calles de Camelot casi sin darme cuenta.
Mis pies conocían casi de manera instintiva el camino hacia mi hogar.
A medida que avanzaba, notaba una extraña sensación dentro mí. No sabía exactamente que podía ser, ni a qué se debía, pero después de semanas en aquel reino al que pensaba que nunca volvería, empecé a dejar se sentirme fuera de lugar.
Todas las calles, los recovecos, las plazas y los callejones de Camelot empezaron a verse de nuevo familiares a mis ojos.
Llegué a casa, llamé un par de veces a la puerta por si Liliana y Orett se encontraban solas para así no sorprenderlas, y después ingresé en la estancia.
Cerré la puerta tras de mí, y nada más girarme, la morena se echó a mis brazos envolviéndome en un cálido abrazo.
━Liliana, ¿qué pasa? ¿Estás bien?━ pregunté confusa.
━Tu amigo Merlín ha venido a vernos hace un rato y nos ha contado lo ocurrido en el mercado━ respondió esta sin apartarse de mí.
Suspiré.
━Se ha ido, se ha ido para siempre y nunca más tendréis que preocuparos de que os haga daño━ dije abrazando a la fémina con brío.
━Entonces... ¿tenemos que marcharnos ya?
Ambas nos volvimos hacia la pequeña Orett, que se mantenía de pie a nuestro lado, con las manos entrelazadas sobre su falda.
━¿No quieres volver a casa, Orett?━ me agaché a su lado y le tomé ambas manos con cuidado.
━Me...me gusta estar aquí... Con Rolan y contigo...━ musitó la pequeña bajando la mirada.
Podía ver en los ojos de la chiquilla cual era el problema.
No era la casa, eran los recuerdos que aquellas paredes albergaban.
Las pesadillas, los gritos, los golpes, los llantos, las peleas, todo seguía allí. Y regresar solo haría que aquellos malos sueños la siguieran a todas partes.
Y por lo que fui capaz de leer en los orbes de su madre, ella también entendía el problema.
━¿Y si no tuvierais que iros?━ dije colocando mi dedo índice bajo el mentón de la pequeña para levantar su cabeza levemente.
━¿Podemos...podemos quedarnos?━ los ojos de la niña se iluminaron.
━Vanya...no podemos pagaros de ninguna manera━ la morena colocó una mano sobre mi hombro.
Me puse en pie.
━No quiero dinero, Liliana, no lo necesito. Solo quiero que estéis bien.
Esta dibujó una fugaz sonrisa en su rostro.
━Rolan y yo pasamos mucho tiempo fuera por las mañanas, y la verdad que me gustaría que alguien pudiera cuidar de la casa durante el día.
Liliana me miró unos segundos en silencio.
━No sé que hemos hecho para que seas tan buena con nosotras...
━Rolan me ayudó cuando yo lo necesitaba. Me hizo ver lo importante que es saber coger la mano que te tienden en los momentos donde más falta hace. Y ahora yo te la tiendo a ti. Mi hogar es el vuestro, por el tiempo que queráis.
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