XV ⸺ Vùlnëra sanät
Cuando os aparezca este simbolito【♫】es la señal para reproducir el vídeo que os dejo en multimedia para ambientar mejor la escena, chiquis.
Enjoy el cap ♡
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El muchacho me tendió la mano a modo de saludo.
Yo la miré dubitativa unos segundos para después acercar la mía lentamente a la suya.
Nada más rozar su piel, pude notar una corriente de luz que irradiaba aquel chico, lo que me hizo soltar su mano rápidamente.
━Tienes magia...
Merlín me miró atónito.
━¿Cómo lo has...?
━Irradias energía━ respondí bastante confundida por lo que acababa de suceder.
━¿Puedes saberlo solo con tocar a la gente?━preguntó curioso.
━No... Es la primera vez que me pasa━ dije algo confusa━ Oye...Merlín...¿por qué no le has sanado tú?
El muchacho agachó la vista con gesto apesadumbrado.
━No has podido ayudarle, ¿me equivoco?
Negó con la cabeza.
Suspiré.
Si aquel chico, con todo ese poder, no había sido capaz de curar las heridas de Arturo, ¿qué me hacía pensar que yo tendría más suerte?
━Gaius dijo que eres fuerte... ━ fijó la vista en mí━ Así que, por favor, ayúdale.
Le sostuve la mirada.
━Haré todo lo que pueda━ dije finalmente.
Este me miró con gesto esperanzado.
━No perdamos más tiempo━ inquirió Gaius yendo hacia la puerta━ Nosotros te escoltaremos hasta los aposentos de Arturo. Una vez allí, nos aseguraremos de que no te descubren.
Asentí.
Salimos raudos hacia las escaleras que conducían hacia la habitación donde el príncipe se encontraba descansado. Una vez nos encontramos varios pisos arriba, torcimos por el primer pasillo y nos detuvimos en una intersección, ocultos de los guardias que custodiaban la puerta.
Merlín se asomó ligeramente para tener algo de visibilidad.
━Nünç sòmnüm
"Duerme ahora"
Tras pronunciar aquel hechizo, ambos guardias apostados a los laterales de la puerta, comenzaron a mostrar síntomas de somnolencia, hasta que la fatiga se apoderó de su cuerpo por completo, haciendo que durmieran apoyados contra la pared, manteniendo aún su posición en pie.
━Nosotros nos quedaremos para vigilar que ningún otro centinela se acerque por aquí━ dijo Merlín━ ahora ve.
Salí de nuestro escondite y me apresuré a llegar a los aposentos del príncipe.
Crucé delante de los guardias, ambos sumidos en un profundo sueño, y abrí la puerta para cerrar rápidamente nada más cruzar el umbral.
Dejé escapar un suspiro de alivio una vez me hallé segura dentro de la habitación. Aunque aquella sensación de calma, duro apenas unos segundos.
Noté como todo mi cuerpo se tensaba cuando mis ojos se posaron sobre el lecho de Arturo, donde él yacía inconsciente, con la camisa a los pies de la cama y el pecho cubierto en vendajes.
Nada quedaba ya de aquel chiquillo bajo y flacucho con el que yo jugaba de niña.
El joven príncipe había crecido para convertirse en un hombre que algún día heredaría el trono de Camelot.
Los recuerdos de mis días en aquel reino volvieron a agolparse en mi cabeza, e inevitablemente, los rostros de mis padres eran la imagen más nítida de todos ellos.
Noté como los ojos comenzaban a humedecerse, y pestañeé rápidamente varias veces para reprimir las lágrimas.
Cogí una bocanada de aire tratando de armarme de valor, y comencé a aproximarme al lecho del príncipe con las piernas temblorosas, para luego agacharme junto a él y poder observarle más de cerca.
Eché un vistazo a sus heridas.
Gaius parecía haberlas vendado con sumo cuidado.
Suspiré.
━No te pasarían estas cosas si te mantuvieras alejado de lugares prohibidos, maldito necio━ musité para mí.
Me dispuse a apartar las vendas para poder ver las heridas con mayor claridad, pero nada más ponerle la mano encima, noté como este agarraba mi muñeca con fuerza.
Mi corazón dio un vuelco dentro de mi pecho.
【♫】
No contaba, en absoluto, con que aquello fuera a pasar, ya que creía que el príncipe se mantendría inconsciente todo el tiempo que yo permaneciera allí.
━¿¡Quién eres tú!? ¿¡Qué haces aquí!?━ dijo con tono severo pero porte cansado.
Aunque la fuerza de su agarre pronto se fue debilitando, supuse que debido a la fatiga.
Suspiré levemente para después tomar su mano y depositarla de nuevo sobre su lecho.
Podía ver como le brillaba la frente debido al sudor ocasionado por la alta fiebre que el veneno le estaba causando. Tenías los labios agrietados, y los ojos enrojecidos, además de mostrar un estado de palidez en su tez.
━He venido a ayudar, no tienes de qué preocuparte.
Arturo clavó los ojos en mí, confuso y agitado, aunque varios segundos más tarde, su expresión cambió.
━¿Va...Vanya?
Le miré atónita.
━¿Me...me recuerdas?━ dije balbuceando tras varios segundos en silencio.
Aquello, francamente, me pilló totalmente desprevenida.
Ni en un millón de años habría imaginado que Arturo pudiera recordar algo de mí. Habían pasado seis años desde que abandoné Camelot, y yo solo era una chiquilla con la jugaba cuando escapaba de sus lecciones.
━Claro que si━dijo con un hilo de voz débil━Jamás podría olvidar esos ojos.
Le miré boquiabierta sin saber qué hacer, ni qué decir.
En todos los posibles desenlaces que había imaginado en mi cabeza sobre mi regreso esa noche a Camelot, aquello ni se me había pasado por la mente.
Aunque si podía haber algo que Arturo recordara de mí, sin duda debían ser mis ojos, ya que nunca ocultó su fascinación por ellos.
━Deberías descansar━dije mientras le ayudaba a recostarse sobre su almohada.
━¿Estás aquí de verdad?━ inquirió agitado agarrando mi muñeca━¿Eres...eres real?
Le miré unos segundos en silencio para después poner mi mano sobre su frente haciéndole dormir.
Suspiré.
Notaba mi respiración agitada al mismo tiempo que mis manos comenzaban a temblar levemente.
No podía permitirme descentrarme en aquel momento. No debía dejar que mis emociones se adueñaran de mí.
Debía mantener la calma, y enfocar mis poderes en sanar las heridas del príncipe antes de que los guardias descubrieran que estaba allí.
Me dispuse a retirar todos los vendajes que cubrían el pecho del joven heredero, dejando al descubierto la mordedura de su costado, perfectamente visible debido a su profundidad y tamaño.
El aire volvió a escaparse de mí.
Coloqué mis manos sobre la marca de los colmillos del monäi y cerré los ojos.
━Vùlnëra sanät
"Sana las heridas"
Notaba la energía fluir a través de mi cuerpo, recorriéndolo de arriba a abajo, llegando hasta la punta de los dedos de mi mano para entrar a la herida del príncipe.
Aunque no me hacía falta abrir los ojos para sentir que no estaba siendo suficiente, y cuando la fatiga comenzó a apoderarse de mí, no tuve más remedio que parar.
Me dejé caer hacia detrás con los ojos fijos en Arturo, que yacía inconsciente sobre su lecho y cuya respiración veía hacerse más débil por momentos.
━Maldita sea...
Me acerqué de nuevo hasta su cama, con la respiración ligeramente entrecortada debido a la fatiga ocasionada por el hechizo.
Coloqué mis manos de nuevo sobre la mordedura y repetí las palabras tratando de enfocar todas mis fuerzas en sanarle.
━Vùlnëra sanät
Ni uno, ni dos, ni siquiera tres intentos más fueron suficientes para doblegar el veneno del monäi.
Mis piernas ya ni siquiera eran capaces de soportarme arrodillada en el suelo, la cabeza me daba vueltas y cada bocanada de aire era como fuego en mis pulmones.
Traté de erguirme lentamente con la ayuda de la pared, para después apoyar mi espalda en ella tratando de mantener el equilibrio.
Mis ojos fueron instintivamente a parar de nuevo en el príncipe, el cual no mostraba ninguna mejoría.
Agaché la cabeza al notar como los lágrimas empezaban a acumularse en mis orbes, y segundos después, mis piernas temblorosas, no siendo capaces de soportar mi peso ni un minuto más, fallaron de nuevo haciéndome caer al suelo.
Estaba exhausta, agotada y vencida.
Y ni si quiera toda mi fuerza había valido para que la salud de Arturo mejorara.
Dejé que mi cuello se venciera hacia detrás hasta apoyar mi cabeza en la pared, al mismo tiempo que las lágrimas rodaban por mis mejillas.
━No puedo hacerlo...no puedo ayudarte, lo siento...
☾ ✶ ☽
El silencio se había adueñado de la habitación hacía varios minutos. Estaba tan cansada que apenas podía respirar con normalidad, y mucho menos ponerme en pie.
Permanecía con la cabeza apoyada en la pared y los ojos cerrados.
Notaba mi cuerpo pesado y sin el menor ápice de fuerza en él.
━No has debido excederte tanto.
Abrí los ojos abruptamente y me puse de pie con rapidez, sin recordar que mis piernas habían dejado de sostenerme hacía largo rato, por lo que mi propio peso hizo que me desequilibrara y me venciera hacia delante.
Habría dado de bruces contra el suelo, pero alguien me sujetó entre sus brazos para evitar que cayera.
Levanté la vista del suelo para descubrir quien había sido la persona que me ayudó.
━¿Kaira?
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