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XIV ⸺ Merlín

Me eché a un lado mientras permitía al galeno ingresar en la cabaña.

━¿Qué haces aquí tan tarde?━ pregunté mientras cerraba la puerta. 

El anciano se aproximó a calentarse junto al fuego. 

━¿Es que no puedo venir a visitar a una amiga?━ replicó el hombre riendo levemente. 

Suspiré. 

Estaba más que claro que aquello no era una visita de cortesía. No se habría arriesgado a que le vieran salir a hurtadillas de Camelot, o a vérselas con algún grupo de bandidos por los caminos colindantes al bosque si no se tratara de algo urgente. 

El galeno se sentó a la mesa junto a Rolan tras dejar la capa que le resguardaba del frío sobre el respaldo de la silla. Este saludó a su amigo cordialmente, mientras yo le servía a Gaius una taza de té, para luego ocupar mi sitio a la mesa junto a nuestro recién llegado invitado. 

━Y ahora, dime, ¿qué te trae aquí en realidad?━ dije alzando una ceja. 

Me miró atento unos segundos y después suspiró derrotado. 

━No hay manera de engañarte ni por un momento, ¿verdad?

Le sonreí levemente. 

━Cuéntame, Gaius. ¿Va todo bien?━me senté frente a él.

Negó con la cabeza mientras sujetaba la taza entre sus manos. 

━Se trata...se trata de Arturo. 

Un escalofrío me recorrió la espalda haciendo que me irguiera por completo. 

━¿Qué...qué pasa con él?━ pregunté con la voz temblorosa. 

━Está herido, Vanya. Está herido de gravedad. 

Tragué saliva intentado deshacer el nudo de mi garganta. 

━Fue atacado por una bestia, en las Cuevas Grises

Agaché la cabeza. 

Las Cuevas Grises.

Nadie pisaba nunca aquel lugar desde hacía años, y había un buen motivo para ello. 

Aquellos túneles, situados en las profundidades del bosque, no muy lejos del nacimiento del río, una vez utilizados por los druidas para sus celebraciones y ritos, fueron invadidas por unas criaturas conocidas como Monäis, de ojos blancos y vacíos, con forma de serpiente pero de mayor tamaño, portadoras de un veneno mortal en sus colmillos, que podía acabar con la vida de un hombre fornido en apenas unos días, no sin antes hacerle sufrir un dolor que ningún ser humano sería capaz de soportar. 

━¿Qué demonios estaba haciendo allí?━pregunté con la mirada gacha. 

━Eso ahora no importa. 

Bufé de mala gana. 

━La mordedura de los Monäis no tiene cura, Gaius. Tú lo sabes━ dije mientras me frotaba las manos. 

━Es cierto que la medicina nada puede hacer ante eso, pero... tu magia tal vez si. 

Alcé la vista de golpe. 

━Necesito tu ayuda, Vanya. Arturo la necesita.

Comencé a notar como mi temperatura corporal aumentaba al mismo tiempo que un sudor frío me recorría la espalda.

Me puse en pie para después caminar por la cabaña con nerviosismo. 

━¿Por qué debería importarme?━ dije mientras me volvía bruscamente hacia el galeno. 

━Vanya...

━Basta━interrumpí━ Es el hijo del hombre que me hizo abandonar mi hogar. No le debo nada, y me da igual si vive o muere. 

Gaius se puso en pie lentamente. 

━Si es cierto que ya no te importa,━inquirió mientras se acercaba a mí━¿por qué lo conservas?━dijo clavando sus ojos en la piedra que Arturo me regaló cuando éramos niños y que nunca dejó de colgar de mi cuello desde el día que me la dio.

Suspiré. 

Agaché la cabeza y mis ojos pasaron fugazmente por aquel colgante para segundos después ocultarlos entre los pliegues de mi camisa. 

No era cierto.  

Una parte de mí aún guardaba cierto sentimentalismo por el recuerdo de mis días en Camelot, pero ahora que por fin había conseguido recuperar mi vida, o empezar una nueva, no iba a ponerla en riesgo por alguien que ni si quiera se acordaría de mí. 

━Te equivocas conmigo, Gaius. Yo no puedo ayudarte. Ni a él tampoco.

━Vanya...

━No arriesgaré mi vida por el hijo de Uther Pendragón━ dije al mismo tiempo que alzaba la cabeza. 

El galeno me miró unos segundos con firmeza. 

━¿Es tu última palabra?

━Lo es━ respondí. 

Este agachó la cabeza apesadumbrado. 

━Está bien. No voy a obligarte a hacer nada que no quieras. 

Se encaminó a la puerta tras recoger su capa del respaldo de la silla. 

━Cuidaos mucho━ tras despedirse, se marchó de la cabaña cerrando la puerta tras él. 


Suspiré. 


Pestañeé varias veces, puesto que empezaba a notar como los ojos comenzaban a humedecerse. 

Sorbí por la nariz y volví a ocupar mi sitio en la mesa frente a Rolan, el cual no había pronunciado palabra desde que Gaius puso un pie en casa. 

━Oye...

━No lo digas━ interrumpí con la vista clavadas en las betas de la madera que formaban la mesa mientras movía la pierna con nerviosismo. 

Rolan dejó escapar un leve suspiro mientras se reclinaba hasta dar con el respaldo de su silla.

━Tal vez puedas engañarle a él, pero a mí no━ inquirió severo. 

Alcé la vista lentamente hacia él. 

━Sé que la vida de ese chico no te es indiferente.

━Eso no es cierto...

━Claro que lo es━ dijo cortándome bruscamente. 

Le miré atónita. 

━Vanya, ve con Gaius. Ayúdale. 

━¿Y si no puedo? ¿Y si ni siquiera mi magia puede salvarle?━ podía notar el miedo en mis palabras.

━Entonces podrás vivir sabiendo que hiciste todo lo que estuvo en tu mano para salvar a ese chico. Si ni tu magia puede curarle, nada lo hará. 

Me eché el pelo hacia detrás con nerviosismo. 

━¿Y si... me descubren?

━Gaius es astuto, Vanya. Él se encargará. 

Suspiré con preocupación en el rostro. 

━Y además, si llegaran a cogerte, reduciré ese reino a cenizas si es necesario para traerte de vuelta a casa, niña. 

Le miré unos segundos en silencio mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en mis labios. 

Me puse en pie y fui hasta Rolan para envolverle en un cálido abrazo. 

━Eres el mejor. 

━Lo sé━ respondió con superioridad. 

Reí levemente ante su gesto. 

━No pierdas tiempo, Gaius aún seguirá por el sendero del bosque. 

Asentí. 

Eché mano de mi capa y salí de la cabaña rápidamente. 

Sabía exactamente el camino que seguiría el galeno. Un hilero de violetas que parecían nunca perecer, marcaban el sendero que siempre tomaba para llegar. 

Y ese día no fue distinto. 

Cuando podía vislumbrar ya el final del camino del bosque, di con Gaius, el cual se dirigía con paso lento pero firme de vuelta a Camelot.

━¡Gaius!

Este se volvió sobresaltado. 

━¿Va...Vanya? 

Me apresuré a llegar hasta él para después pararme y recobrar el aliento. 

━¿Qué estás haciendo aquí?

━Voy a ayudarte━ respondí aún fatigada.

El rostro del galeno se iluminó como hacía tiempo que no veía, y segundos después me envolvió entre sus brazos colmado de alegría. 

━Sabía que podía contar contigo, pequeña. 

Le sonreí levemente. 

━Tan solo quiero una cosa a cambio. 

Gaius me miró con atención. 

━Si soy capaz de salvarle, no quiero que sepa que fui yo. Una vez que haya terminado, volveré al bosque. ¿Entendido?

━¿Estás segura?━ preguntó el anciano. 

━Completamente━respondí. 

━Está bien. Si eso es lo que quieres, así se hará. 

Sin perder más tiempo, pusimos rumbo a Camelot. 

El resto del camino, ambos nos mantuvimos en silencio. 

Yo iba absorta en mis pensamientos, sin dejar de dar vueltas a todos los conjuros y hechizos que había memorizado durante estos años procedentes de mi grimorio. 

Realmente y siendo sinceros, no tenía ni idea de como podía ayudar a Arturo. Estaba convencida de que un simple conjuro sanador no sería suficiente contra el veneno de un Monäi, y ni si quiera sabía si mi magia sería lo bastante fuerte como para curarle, pero haría todo lo que estuviera en mi mano para dejar mi conciencia en paz. 

Estaba tan metida en recordar todo lo que había aprendido del grimorio que ni me di cuenta de lo rápido que llegamos a las puertas Camelot. 

━Cúbrete el rostro, Vanya━ dijo Gaius a medida que nos acercábamos a los centinelas que guardaban las puertas de la ciudadela. 

Eché mano de la capucha que caía a mi espalda, y me oculté tras ella al mismo tiempo que agachaba la cabeza ligeramente. 

Los guardias parecían bastante exhaustos, debían llevar largo rato montando guardia a las puertas del reino, y no debieron tomarme por ninguna amenaza. 

Además, supongo que el hecho de ir acompañada por el galeno de la corte, era un pase seguro. 

Atravesamos las puertas sin problema alguno. 

Mis ojos volaban a través de las calles de aquel reino que, a pesar de mis muchos intentos por mantenerme alejada de él, parecía no dejar de reclamarme. 

━Aprisa, no tenemos tiempo que perder━ dijo Gaius sacándome de mi ensimismamiento. 

Recorrimos las calles de la ciudadela a paso ligero, y aquello me recordó al día que regresé a pedir ayuda cuando mi madre enfermó, puesto que era el mismo camino que ahora estábamos tomando. 

Agité la cabeza levemente para dejar a un lado aquellos pensamientos que ahora mismo no debían ocupar mi cabeza. 

No tardamos en llegar a los aposentos de Gaius. 

El galeno abrió la puerta e ingresó con premura mientras yo seguía sus pasos. 

Aunque, a diferencia de la última vez que estuve allí, aquella habitación llena de chismes y aparatos que mi viejo amigo utilizaba para ejercer la medicina, se encontraba además habitada por un muchacho, joven, de estatura media, complexión delgada, cabellos negros como el tizón y unos preciosos ojos azules. 

━¿Eres Vanya?━ preguntó el muchacho nada más verme llegar. 

Asentí algo confusa. 

━¿Y tú eres...?

━Merlín. 

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