XIII ⸺ Mar en calma
Notaba los ojos de Rolan clavados en mí, aunque yo era incapaz de alzar la vista del suelo por miedo a ver su reacción.
━Entonces...¿eres una bruja o algo así?
Mis ojos aún seguían clavados en la tierra que había bajo nuestros pies, pero su voz no sonó de la forma que yo esperaba.
Me imaginé que se asustaría, o algo peor, pero sonó... tranquilo. Incluso me atrevería a decir que repicaba un tono de curiosidad en sus palabras.
━Una hija de la tierra...━ musité alzando la cabeza lentamente hasta topar con los ojos del cazador.
Rolan suspiró al mismo tiempo que esbozaba una mueca de ternura.
━Ahora, niña, si que vas a tener que darme una explicación. Y espero que sea buena.
☾ ✶ ☽
Estaba empezando a oscurecer cuando estábamos a punto de llegar a mi cabaña.
Puesto que la casa de Rolan había sucumbido a las llamas, pensé en dejar que pasara la noche en la mía hasta que amaneciera, y teniendo en cuenta que nos esperaba una conversación larga y tendida, la noche pintaba emocionante para los dos.
━No recuerdo haber visto nunca una cabaña por aquí━ dijo mientras seguía mis pasos a través de la hojarasca seca.
━Eso es porque no puedes, a no ser que sepas llegar━ afirmé.
Hacía tiempo que decidí poner un encantamiento en los árboles que rodeaban mi casa, haciéndola imperceptible a los animales y curiosos que pasaran por allí. De esa manera me sentía más segura viviendo sola.
Nos mantuvimos en silencio el resto del camino.
Lo único que podía oírse a nuestro paso eran las hojas secas y las ramitas que crujían bajo nuestros pies, acompañado de nuestras respiraciones.
━Es allí━ dije señalando la cabaña una vez que traspasamos los árboles de espeso follaje que servían de camuflaje a mi hogar.
Me apresuré hacia la puerta y la abrí dejando paso a mi invitado.
El fuego seguía encendido, por lo que la calidez nos acogió a ambos nada más entrar.
Rolan se frotó las manos para calentarlas mientras echaba un vistazo a su alrededor.
━Es bonita.
━Gracias...━ respondí━ Entonces...¿qué quieres saber?
Este se volvió hacia mí.
━Sin rodeos, ¿eh?━ arqueó una ceja.
Le indiqué que tomara asiento.
Nos sentamos a la mesa uno frente al otro.
━No me tienes miedo━ comencé a decir━ ¿por qué?
━¿Por qué debería?━ preguntó━ Me has salvado la vida.
Suspiré.
━Esa no es la reacción que esperaba.
━¿Y qué esperabas?━ dijo alzando una ceja.
━Que me entregaras━ respondí directa.
Este me miró sorprendido. Aunque ese gesto de sorpresa pronto se transformó en una expresión totalmente distinta, como si todas las piezas del rompecabezas le estuvieran empezando a encajar.
━¿Vivías en Camelot?━formuló más a modo de afirmación que de pregunta.
Clavé los ojos en él sorprendida.
━¿Cómo has...?
━Me lo has dicho tú, al decir que pensabas que te entregaría. El miedo en tus ojos es el mismo que el de la gente de Camelot durante la gran purga de Uther.
Me mantuve en silencio.
━¿Es por eso por lo que estás aquí? ¿Tus padres cayeron durante la purga y huiste al bosque?
Negué con la cabeza.
━Mis padres trabajaban para él...para Uther━ comencé a decir━ Mi madre era la orfebre real y mi padre cuidaba de los caballos del rey. Pero...mis poderes empezaron a manifestarse casi a la par del comienzo de la purga, y mis padres tenían miedo de que pudieran descubrirme, por eso nos fuimos y nos asentamos aquí━agaché la cabeza cuando empecé a notar como se me humedecían los ojos al recordar a mis progenitores.
Cogí una bocanada de aire para conseguir reprimir las lágrimas, y alcé la vista con decisión hacia el cazador.
━¿A quién perdiste tú?
Me miró atónito.
━Eres más sagaz de lo que esperaba━ respondió con una medio sonrisa forzada.
━Supongo que también vivías en Camelot para conocer tan de cerca los horrores de la locura de Uther.
Asintió.
━Vivía allí con mi mujer y mi hija. A mi esposa la perdí cuando nació Elidia.
Sabía perfectamente el rumbo que iba a tomar esa historia, y no era un final feliz para nadie.
━Cuando las cosas empezaron a torcerse en Camelot, nos marchamos de allí. No quería que mi hija creciera en un lugar donde todos los días se ejecutaba a alguien, así que vinimos al bosque. Pero enfermó━tragó saliva━ poco tiempo después...
Suspiré mientras agachaba la cabeza.
━Parece que ninguno hemos tenido un pasado demasiado agradable━ dijo Rolan tratando de disipar el aura de tristeza que se había adueñado de la habitación.
Esbocé una sonrisa algo forzada.
━Y que lo digas━ respondí.
Pasamos unos segundos en silencio.
━Entonces...¿no debo preocuparme de que cuando amanezca tenga en la puerta a toda la guardia real acusándome de brujería?
Rolan rió levemente.
━Yo no creo que las personas sean buenas o malas porque posean o no magia. Eso solo es un instrumento. Alguien con malas intenciones, aún sin magia, se las apañaría para lograr su fin de la manera que fuera. El tener ese poder, no te hace peligrosa, Vanya.
Le miré sin saber que decir para después carraspear un par de veces mientras me ponía en pie.
━Puedes quedarte esta noche en mi habitación.
━¿Estás segura?━preguntó levantándose de la silla.
Asentí.
━Es aquella━ indiqué.
Yo por otro lado me dirigí hacia la que había sido la habitación de mis padres e ingresé en ella cerrando la puerta tras de mí.
Me quedé unos segundos con la espalda sobre la madera observando la estancia.
No solía entrar demasiado allí. Quizás una vez cada dos o incluso tres semanas para limpiar un poco. Aquel lugar me traía recuerdos de una etapa de mi vida que, no quería olvidar, pero tampoco disfrutaba recordando debido a como acabó todo.
Así que procuraba mantenerme todo lo alejada que podía de los recuerdos sobre mi niñez, cosa que detestaba, puesto que habían sido los mejores momentos de mi vida, y ahora me veía obligada a bloquearlos para poder seguir adelante sola.
Ojeé la habitación.
No había movido nada de sitio, todo seguía exactamente igual que cuando ellos estaban allí.
Suspiré para luego acercarme a pasos torpes hacia el pequeño arcón de madera que contenía algunas mantas con las que poder arroparme por la noche.
Nada más abrirlo, di con con una que mi madre y yo tejimos juntas hacía años.
Me sonreí ligeramente al verla.
Podía apreciarse perfectamente las partes que había tejido yo, ya que mi técnica de bordado distaba mucho de ser siquiera medianamente aceptable.
La cogí y la llevé conmigo a la cama, me la eché por encima y me acomodé.
Tras mirar al techo durante largo rato, comencé a notar la pesadez en mis párpados hasta que estos se cerraron por completo.
Hacía tiempo que todo era tranquilo por aquí.
Como si de un mar en calma se tratara.
Rolan seguía viviendo conmigo desde aquella noche en la que su cabaña sucumbió a las llamas.
Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses, y los meses habían dado paso a cerca de tres años, puede que incluso algo más conviviendo juntos.
Me gustaba tenerle por allí.
Ese cazador impertinente se había convertido en lo más parecido a una familia que había tenido en mucho, muchísimo tiempo.
Los primeros días, incluso las primeras semanas fueron las más...extrañas.
Ambos estábamos acostumbrados a vivir solos, por lo que contar con la presencia de alguien más, era raro para ambos.
Poco a poco nos fuimos haciendo el uno al otro.
Empezamos a salir de caza juntos, y así no tenía que preocuparme de que Rolan me robara los trofeos.
También empecé a ir con él a las transacciones comerciales en Althër con los dueños de la posada.
Eso fue, sin duda alguna, lo más difícil para mí.
Mis habilidades para interactuar con otras personas, estaban bastante...digamos oxidadas, debido al largo tiempo que llevaba viviendo sola en el bosque.
Aunque tras varios meses de acompañarle, la ansiedad y el temor que sentía al estar rodeada de gente, se fue disipando a medida que mi "don de gentes" se hacía más notable.
Resultó que, inesperadamente, tenía bastante labia a la hora de comerciar no solo con los taberneros, si no con el resto de mercaderes que hacían noche en Althër, cosa que nos vino económicamente muy bien.
Pasado cerca de un año, puede que algo más, cuando ya había dominado completamente aquel pequeño arco blanco que Gaius me trajo, le pedí a Rolan que me enseñara a usar la espada.
Al principio se mostró bastante reacio, pero teniendo en cuenta mi cabezonería y persistencia, no le quedó mucha alternativa más que ceder ante mis ruegos.
Lo que yo pensaba que sería algo sencillo, se convirtió en un entrenamiento diario, peor incluso que mis primeros intentos de encender las velas cuando comencé a usar mis poderes.
Pasaron meses hasta que empuñé la espada.
Primero Rolan me entrenó para ganar musculatura y fuerza, de lo contrario, no habría sido capaz de sostener la espada, puesto que era mucho más pesada de lo que creía.
Una vez hube ganado algo de músculo, comenzamos a trabajar mi equilibrio, y meses después empuñé la espada por fin.
Tras varias semanas de torpes intentos de estocadas en el combate cuerpo a cuerpo, era capaz de aguantar varios segundos una pelea con Rolan antes de tropezar con mis propios pies y dar con mis posaderas en el suelo.
Aquello era más difícil de lo que habría imaginado, pero no iba a darme por vencida.
Todas las mañanas antes de salir a cazar, Rolan y yo practicábamos en la parte de atrás de la cabaña un par de horas.
Era cierto que podía notar como mejoraba mi técnica día a día, pero aún me quedaba mucho que aprender.
Por otro lado, Gaius y Rolan se habían hecho muy buenos amigos.
Al principio el galeno se mostró reacio a la idea de tener a un hombre desconocido viviendo bajo mi techo, y la primera vez que vino a conocerle, traía preparado un discurso amenazante para asegurarse de que Rolan no me tocaba ni un pelo de la cabeza.
Pero tras sentarse largo rato con él a la mesa, resultó que ambos tenían mucho en común, y una vez se aseguró que aquel cazador no era una amenaza, incluso se alegró de que mis días de vivir sola hubieran acabado.
En lo que respecta a mis poderes, había notado un crecimiento de energía a medida que me interesaba más por ellos y practicaba con más continuidad.
Me gustaba saber que podía controlarlo incluso cuando estos habían seguido en aumento, aunque no dejaba de ser el motivo que me hizo abandonar mi hogar, y siempre habría una pequeña parte de mí que desearía que no existieran.
Me había acostumbrado a que por fin, después de mucho tiempo, mi vida pareciera estar volviendo a ser normal, o todo lo que normal que podía ser debido a mis circunstancias.
☾ ✶ ☽
Habíamos tenido un buen día cazando esa mañana y conseguimos traer a la mesa un par de conejos rollizos que había preparado con un caldo de verduras y algunas patatas.
Nos encontrábamos sentados a la mesa, cenando en silencio, cuando escuchamos como alguien llamaba a nuestra puerta.
Rolan me miró extrañado.
━¿Esperas a alguien?━ preguntó.
Negué con la cabeza.
Este se puso en pie sin hacer ruido y echó mano de su espada mientras yo cogía uno de los cuchillos que había sobre la mesa para después dirigirme a la puerta.
Agarré el picaporte con fuerza, cogí una bocanada de aire y abrí la puerta de golpe.
━¿Gaius?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro