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VIII ⸺ Kaira

Noté el calor del sol que se colaba por las ventanas de nuestro hogar topándose con mis ojos.

Una vez sentí la calidez del astro en mis párpados todavía cerrados, supe que ya había amanecido.

Estaba en mi habitación. No recuerdo muy bien como llegué allí.

Me incorporé lentamente mientras abría los ojos para después salir de mis aposentos a pasos torpes y cansados.


━ Por fin has despertado.

Volví la cabeza ligeramente.

━ ¿Qué me ha pasado?━ dije mientras me acercaba a la mesa.

━ Te desmayaste━ respondió el galeno acercándose a mí para ayudarme a llegar a mi sitio.

Me senté mientras que Gaius me servía una taza de té.

━ ¿Fue a causa del hechizo?

Este asintió.

Suspiré mientras cogía la vieja tacita de cerámica entre las manos y le daba un sorbo.

━ Si ha funcionado, habrá valido la pena.

━ Pronto lo sabremos━inquirió el galeno tomando asiento a mi lado.

━ ¿Aún no se ha despertado?

Negó con la cabeza.

━ No creo que tarde mucho más.

Asentí.

━ Gaius...━dije mientras giraba la taza en mis manos...━ Yo no...

━ No quieres venir, ¿cierto?


No.

La respuesta era no.

No me sentía capaz de ir hasta Mâine acompañando a mi propio padre para verle partir por completo de mi vida mientras él me creía una extraña.

Era lo último que quería hacer.


Le miré unos segundos para después agachar la cabeza.

━ No puedo... No pude despedirme de él, y verle así es...━ tragué saliva━ No puedo hacerlo...━ apreté la taza entre mis manos al mismo tiempo que se me rompía la voz.

El galeno me puso la mano en el hombro.

━ Yo le llevaré, Vanya. No tienes de qué preocuparte.

Asentí mientras una lágrima se escapaba de mis ojos.

━ Te lo agradezco...

Oímos entonces el crujir de la puerta de la habitación de mi padre.

Emergió de sus aposentos a pasos lentos mientras se rascaba la nuca.

Tragué saliva tratando de deshacer el nudo que se me había formado en la garganta.

━ ¿Wells?━intervino Gaius al verle.

No hubo el más mínimo ápice de respuesta por parte de mi padre.

━ ¿Mason?━ dije con un hilo de voz.

Este alzó los ojos hacia mí.

Noté una punzada en el pecho.

━ Ha funcionado━me puse en pie rápidamente━ Llévatelo.

Sin dar tiempo a que el galeno mediara palabra, salí de la cabaña y me adentré en el bosque.


No sabía donde iba, y a decir verdad, tampoco me importaba. Solo necesitaba andar, correr y alejarme de esa casa para dejar de pensar en que acababa de decir adiós a la única parte de mi familia que me quedaba. 

Comencé a caminar más y más deprisa hasta encontrarme corriendo bosque a través. 

A penas veía con claridad donde iba, ya que mi vista se tornaba borrosa a media que mis ojos se humedecían cada vez más hasta que las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas. 

En ese momento me tropecé con una raíz que sobresalía y caí al suelo de bruces. 

Me quedé unos segundos allí tirada mientras arrugaba entre mis manos la hojarasca que había a mi alrededor. 


Estaba rendida, agotada y sin tener ni idea de qué hacer.


Alcé la vista poco a poco para tratar de ponerme en pie.  

━No puede ser...

Había vuelto, otra vez. 

El roble blanco de betas negras se alzaba frente a mí, a mi parecer más grande que nunca. 

Agaché la cabeza avergonzada.

━Lo siento mucho mamá... Nada de esto habría pasado si hubieras estado aquí... Te he fallado. 

Me arrastré por el suelo permitiendo a las hojas secas que cubrían aquel lugar agarrarse a la tela de mi falda vieja y desgastada, hasta que di con mi espalda en el tronco del roble. Acerqué al pecho las rodillas y apoyé la cabeza sobre ellas mientras rompía a llorar. 


No sé el tiempo que estuve allí, pero no levanté la cabeza de mis rodillas ni un segundo. Tenía la sensación de que si lo hacía, me toparía con los ojos de una madre avergonzada de su hija, por no haber podido salvar a la única familia que le quedaba. 

Noté entonces una mano posarse sobre mi hombro, la cual me hizo dar un respingo y alzar la cabeza de golpe. 

━Gaius...

El galeno me observaba con la mirada triste a la vez que amable. 

━Sabía que te encontraría aquí.

Me puse en pie con su ayuda.

━¿Cómo...cómo ha ido?

━Tu padre está a salvo. 

Asentí. 

Comencé a caminar para poner rumbo de vuelta a la cabaña. 

━Vanya━ dijo en anciano cogiéndome de la mano. 

Me volví.

━Quiero que vengas conmigo. 

Le miré unos segundos en silencio.


Desde el primer día que puse un pie fuera de los muros de Camelot, mi único deseo había sido volver. Pero ahora, tres años después de haber abandonado lo que un día fue mi hogar, no me sentía capaz de regresar. 

Aquel reino solo tenía recuerdos de lo que un día fue mi vida. Una vida que yo creía perfecta, y que se me arrebató sin motivo. 

Si volvía, si regresaba a aquel lugar, estaba convencida de que yo también sucumbiría a la pena, el dolor, y los recuerdos del pasado de unos días que nunca iban a serme devueltos. 


━No puedo, Gaius━ agaché la cabeza. 

━¿Por qué no? Vanya, si es por el rey...

━No tiene nada que ver con Uther━ interrumpí━ No le tengo miedo. ¿Qué más podría hacerme?━dije burlona aunque con dolor en mis palabras━ Ya no queda nada para mí en Camelot.

━¿Y prefieres vivir aquí sola?

Le sostuve la mirada. 

━Cuídate, Gaius. 

Dicho esto retomé el paso con dirección a la cabaña. 



Habían pasado...¿tres semanas? ¿Un mes? No sabría decir con seguridad cuanto tiempo desde que mi padre se fue. 

Podría decir que traté de superar la pérdida de mi familia, que intenté con todas mis fuerzas salir adelante.

Pero mentiría.

¿Qué fuerzas podría haber usado si no había ni un ápice en mi cuerpo?

Aquel temor de sucumbir a la pena y el dolor habría sido mejor que aquello. 

Ya no sentía tristeza, ni pena. No sentía nada. 

Era como si mi último aliento se hubiera ido con mi padre cuando él se marchó, y lo único que quedara de mí fuera un recipiente vacío que se movía por inercia. 


Si no hubiera sido por Gaius y sus incesables esfuerzos por mantenerme con vida, probablemente habría muerto de inanición. 

Venía al menos tres o cuatro veces por semana. Se encargaba de hacerme comer y beber, y me obligaba a acompañarle a dar paseos por el bosque para no perder movilidad, ya que él sabía que solía pasarme los días en cama. 

Siempre me contaba las cosas que iban sucediendo por Camelot. Supongo que con la esperanza de que lo añorara tanto que decidiera aceptar su oferta de regresar con él al reino. 

Y aunque siempre recibía la misma respuesta negativa por mi parte, los empeños del galeno no cesaban, y jamás se dio por vencido conmigo. 


Aquella mañana me había despertado temprano. Había salido de la cama por mi propio pie y me encontraba sentada a la mesa. 

Sabía que Gaius vendría esa misma mañana y no nos quedaba agua. Había una larga tirada hasta el río, y sabía que las piernas del galeno no recibirían bien una caminata tan larga. 


Si todo hubiera sido como entonces, no me habría costado nada llenar el barril con un sencillo hechizo, pero incluso sentía como si mi magia se estuviera desvaneciendo, como si ya no la pudiera albergar en mi cuerpo porque sabía que este estaba apagándose.


Hice acopio de fuerzas, cogí un cubo de madera que había bajo la mesa y me encaminé hacia el bosque con la intención de hacer un par de viajes para tener suficiente agua de la que disponer aquel día. 


Noté el viento removerme el pelo nada más poner un pie fuera de casa. Comencé a caminar hacia el río. 

Recordaba los días en lo que habría llegado en la mitad de tiempo que lo que me estaba costando aquel día, pero ahora mis piernas se cansaban con mucha facilidad. 


Llegué a la orilla del río tras largo rato. 

Suspiré. 

Hacía tiempo que no iba por allí, ni por apenas ningún sitio en realidad. 

Me agaché junto al agua y hundí el cubo para llenarlo. 

Traté de levantarme sujetando el recipiente con cuidado de no verter nada, cuando mi pie derecho resbaló haciendo que perdiera el equilibrio y cayera al río. 

La corriente era fuerte y yo no conseguí agarrarme a nada antes de que esta me arrastrara por completo. 

Al principio traté de luchar, de mantener la cabeza fuera del agua, intentar agarrarme a algo y conservar el aliento dando grandes bocanadas de aire cada que vez que emergía del río, pero poco a poco comencé a notar el cansancio en los brazos, entumecidos del frío y los golpes contra las rocas, y mi respiración comenzaba a ser más pesada e intermitente. 


Y todo aquello...¿para qué?

¿Para regresar con quién? ¿Y dónde? A una casa vacía llena de recuerdos de los que no podía escapar. 

Llevaba muerta desde que hice que mi padre perdiera sus recuerdos, aquello sería como formalizar algo que ya era una realidad.


A día de hoy me avergüenza reconocerlo, pero dejé de luchar.

Me rendí. 

Dejé que mi cuerpo sucumbiera a las aguas hasta que estas acabaran con todo rastro de vida en él.


O al menos, esa era mi intención. 


Abrí los ojos abruptamente a la vez que tosía escupiendo el agua que se había colado en mi garganta durante el accidente. 

━¿Te encuentras bien?

Alcé la vista con cuidado hacia aquella voz. 

━¿Qui...quién eres tú?

━Mi nombre es Kaira.


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