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IX ⸺ Elige vivir

No podía dejar de mirarla.

Era una de las mujeres más hermosas que había visto en mi vida, solo comparable a la belleza de mi madre.

Su pálida tez resaltaba debido a su larga melena, negra como el tizón, y sus orbes azules irradiaban una calidez que sentía me inundaba por completo.


━¿Estás herida?

Negué con la cabeza arrodillada en el suelo ante ella.

━Eres Vanya, ¿cierto?

La miré desconcertada, aturdida aún por los golpes contras las piedras al arrastrarme la corriente.

━¿Cómo sabes mi nombre?━ pregunté titubeando.

Estaba segura de que era la primera vez que veía a esa mujer.

━Tu madre me envía.

La miré atónita.

━Eso es...

━¿Imposible? También me resulta imposible creer que fueras a dejarte morir allí abajo.

Agaché la cabeza.

━¿Qué quieres de mí?

━Álzate━ dijo con rectitud.

Me puse en pie lentamente aún con la cabeza gacha.

━Mírame.

Suspiré y levanté la vista poco a poco.

━Respóndeme. ¿Quién eres?

Esta esbozó una gentil sonrisa.

━Soy la primera Hija de la Tierra.

Me mantuve varios segundos en silencio. 

━¿Eres... la niña de la historia que mi madre me contó una vez?

Kaira rió con con dulzura. 

━De eso hace ya muchísimos años.

━¿Por qué estás aquí?━ pregunté con nerviosismo. 

━Es mi deber, como madre de todo mi linaje, velar por mis descendientes.  

━¿Igual que velaste por mi madre?━ dije sin pensar.

Esbozó una mueca de ternura. 

━Vanya, yo no puedo cambiar vuestro destino. Una vez que llegáis al mundo, este ya está escrito y es inmutable. Mi deber es asegurar que cumplís lo que está marcado para vosotras.

Chisté de mala gana. 

━¿Y quién se supone que escribe esas patrañas? ¿Eh? ¿Quién decide qué personas viven o mueren de esa manera?━ dije con rabia apretando los puños. 

━Ni si quiera yo puedo responderte a eso. Son cosas mucho más complejas que un alguien, Vanya.

Agaché la cabeza. 

━Yo no quiero nada de esto... Solo quiero una vida normal, donde no tenga que ver morir a mi madre y borrar los recuerdos de mi padre para salvarle━ dije al mismo tiempo que caía de rodillas al suelo. 

Kaira se agachó junto a mí, colocando sus manos sobre mis mejillas con delicadeza. 

━Si solo supieras, pequeña, lo que hay escrito en tu futuro.

La miré. 

━La de gente a la que ayudarás, y la de vidas que vas a cambiar. 

━¿Yo?━ pregunté sorprendida━ Te equivocas, yo no puedo ayudar a nadie... 

Ella negó con la cabeza para después sonreír con ternura. 

━Créeme cuando te digo que harás grandes cosas, pero no lo conseguirás si te rindes ya. ¿Crees qué eso es lo habría querido tu madre?

Agaché la cabeza levemente mientras notaba como se me humedecían los ojos. 

━¿Qué sentido tiene si ella no podrá ver nada de ese gran destino que, según tú, me aguarda?

━Claro que lo verá. Confía en mí. 

Suspiré. 

━Mira, Vanya, sé que ahora no creerás nada de lo que te digo, que no tienes fuerzas para seguir, y lo entiendo. Has tenido que pasar por muchas cosas a una edad muy temprana. Pero nada de eso cambiará, incluso si decides renunciar a vivir. Cambiarás la vida de mucha gente, para que no tengan que sufrir todo por lo que tú has tenido que pasar, y serás recordada por ello. Tu hora todavía no ha llegado, así que levántate.

Ella se puso en pie para segundos después tenderme la mano.

La miré dubitativa, pero al final accedí a aceptar su ayuda y levantarme.

━¿Y si yo no soy capaz de hacer nada de eso?

Kaira me sonrió. 

━El camino a seguir a veces puede ser difícil, pero elijas lo que elijas, recuerda esto; elige vivir, Vanya. 

La morena se acercó a mí y depositó algo en mis manos. 

Era un brazalete que mi madre solía llevar, no tenía ninguna duda. 

Lo hizo ella misma a los pocos días de llegar a Camelot, una mañana que amaneció lluviosa. Era sencillo, de las primeras piezas que labró antes de perfeccionar su trabajo como orfebre. Plateado y con unas pequeñas flores grabadas por toda la parte superior. 

Estaba bastante convencida de que lo llevaba el día que le dimos sepultura, pues rara era la vez que podía verla sin él adornando su muñeca. 


Tal vez fuera verdad que mi madre había enviado a esa mujer, pero no estaba totalmente convencida de ser yo la indicada para ese gran futuro que, según ella, me aguardaba.


Cuando alcé la vista tras quedarme ensimismada varios segundos mirando aquel presente, Kaira ya no estaba. 

Miré a mi alrededor tratando de encontrarla, pero fue en vano. 


Ha decir verdad, no sabía que me había dejado más confusa, si el golpe contra las rocas al caer al río, o la conversación con aquella mujer. 

¿La primera Hija de la Tierra? Eso es imposible, debería de tener cientos de años, tal vez miles, aunque tampoco estaba segura del tiempo al que se remontaba nuestro linaje. 

Aunque puestos a ser honestos, ¿cómo iba yo, alguien que no hacía mucho había borrado todos los recuerdos de su padre usando la magia, a decir que algo era imposible?


Volví a casa con el brazalete de mi madre en ambas manos, sujetándolo con fuerza, temerosa de que pudiera desaparecer y de que todo aquello hubiera sido producto de un golpe en la cabeza una vez que la corriente me arrastró. 

No sé cuanto tiempo estuve fuera, pero Gaius no parecía haber llegado todavía, por lo que me apresuré a cambiarme de ropa antes de que el galeno llamara, puesto que la mía estaba completamente empapada.

No quería preocuparle, y a decir verdad, tampoco estaba segura de ir a contarle lo sucedido en el río, puesto que ni yo misma sabía muy bien que había pasado realmente. 

Llegué a mis aposentos, y tras dejar el brazalete bajo mi almohada, saqué de mi baúl unas calzas, ya que hacía tiempo que había dejado de usar las faldas que antaño tanto me gustaban, y una camisa con cordón de cuero en la parte del cuello. 

Deje mi ropa húmeda en el suelo para sustituirla por la nueva y luego la puse a secar junto al fuego. 

En ese momento recordé algo, no había conseguido traer nada de agua. 

Suspiré. 


No tenía intención de volver al río, eso lo tenía bastante claro. 


Me acerqué al barril y lo descubrí dejando la tapa sobre la mesa. Coloqué mi mano sobre él y después cerré los ojos al mismo tiempo que visualizaba una corriente de agua que fluía. Segundos después, el barril estaba lleno. 
Me froté la mano en las calzas con desagrado y después cubrí de nuevo el suministro de agua con la tapa.

Fue entonces cuando escuché como llamaban a la puerta. 

Me apresuré a abrir. 

━¿Vanya?━ dijo el galeno sorprendido al verme. 

━La misma━ respondí. 

━Estás...levantada. 

Gaius ingresó en el hogar. 

━Si...

━Me alegra ver que tienes algo más de vitalidad━indicó sonriente mientras dejaba su zurrón sobre la mesa. 

Esbocé una pequeña sonrisa. 

━Tus esfuerzos deben empezar a dar frutos. 

Este rió. 


Pasamos un día muy agradable. No recuerdo la última vez que tuve uno así.

Tomamos té por la mañana mientras que Gaius me ponía al día de todo lo que pasaba en Camelot, como hacía siempre que venía a visitarme. Incluso sentí bastante nostalgia cuando me hablaba de las calles del mercado, de los puestos, los telares...

También solía hablarme de Arturo de vez en cuando. Me contaba como progresaba en sus clases y en su instrucción militar, aunque no hacía mucho incapié en el príncipe. 

Después salimos a pasear por la parte de atrás, sin alejarnos mucho del sendero que conducía a casa, y a la vuelta Gaius preparó algo de comer con algunas especias y hierbas que había traído en su zurrón. 

Siempre trataba de asegurarse de que me alimentaba correctamente, aunque aquel día, no tuvo que forzarme a comer, y aunque no fuera capaz de acabar con todo lo que me puso en el plato, parece que el simple gesto de que comiera sola, le hizo feliz. 

Una vez que el sol comenzó a ponerse, el galeno debía regresar a Camelot. Los caminos sin luz no eran seguros para nadie, y menos para alguien de avanzada edad que sería blanco fácil de bandidos en busca de un par de monedas. 


━Volveré en un par de días━ indicó el galeno desde la puerta. 

Asentí. 

━Ten cuidado y no te retrases, no queda mucho tiempo de luz. 

━Estaré bien, Vanya, no tienes que preocuparte por mí. 

Gaius se volvió para comenzar el regreso a casa. 

━Oh, y, Vanya━ inquirió mientras me miraba sin girarse del todo. 

━¿Si?

━No sé que te ha pasado, pero me alegro de tenerte de vuelta, pequeña. 

Sonreí levemente. 

━Buen viaje, Gaius. 

Cerré la puerta una vez que le perdí de vista en la espesura de los setos y árboles que cercaban mi hogar. 

Volví a mis aposentos y eché mano bajo la almohada para coger de nuevo el brazalete de mi madre. 

Suspiré con pesar mientras pasaba la mano por la flores grabadas en la parte delantera.

Entonces recordé, como si el tacto del metal hubiera activado el recuerdo, algo que Kaira me dijo en el río. 


"Cambiarás la vida de mucha gente, para que no tengan que sufrir todo por lo que tú has tenido que pasar".


Apreté el brazalete entre mis manos mientras notaba como mis ojos se empezaban a tornar vidriosos.

¿Era eso cierto?

 ¿Podría yo evitar que nadie más sufriera una vida como la mía?


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