18
Me dolía la cabeza, no sabia donde estaba, lo único que escuchaba era una máquina sonando repetidas veces con un "bip". Lentamente abrí mis ojos, adaptándome a la luz. Estaba en una habitación blanca, con una ventana a mi lado izquierdo. Dos sillones a los costado y una puerta del mismo color. ¿Donde estoy? ¿Qué hago aquí? Entonces bajo la mirada para encontrarme con la cabellera naranja de Mérida.
-Mér- digo débilmente, no tengo idea de lo que ha pasado. Al escuchar mi voz ella se levanta de golpe.
-Hiccup despertaste- dice aliviada, se acomoda en su asiento para verme mejor.
-Que... ¿Que paso?- pregunté- ¿Que hago aquí?
Suspiró.
-Esa es la pregunta Hiccup, ¿que paso?- sonaba preocupada- Me llamé porque no te encontré en la escuela y me mandaba al buzón así que corrí a tu casa. Chimuelo estaba enfrente de la puerta de tu habitación, entonces supe que algo andaba mal. Decía tu nombre una y otra vez y no respondías, solo es y haba algunos gritos y quejidos... cuando por fin pude entrar te vi... incontinente en el piso... a lado de tu una navaja...- entonces recordé. Jack me había golpeado, como la primera vez, el me había prometido dejarme en paz.
-Lo siento- me disculpé- rompí la promesa- Mérida se limpió las lágrimas antes de volver a verme.
-Estas bien, eso es lo que importa- dice, convenciéndose a si misma de lo que dijo.
-Cuantos...
-Una semana- responde inmediatamente. Iba a preguntar otra cosa pero entró una enfermera y a lado de ella mi madre- Yo, los dejo solos- me apretó levemente mi mano y se fue. La doctora también se retiró.
-Hola Hicc- me dice mi madre, yo evito hacer contacto visual con ella. No tengo muchos ánimos se ha lar con ella.
-Hola- susurro. Me siento mal, mal porque defraudé a Mérida, pero yo se lo advertí, le dije que conmigo pasaraía desilusiones... se que no debí haberlo hecho pero... no pude quería acabar ya con mi vida ya no tengo a nadie.
-Como te sientes- me acarició el cabello mientras se sentaba en la silla donde estaba Mérida.
-Bien- mentí. Ella suspiró antes de volver a hablar.
-¿Que fue lo que paso? ¿Porque lo hiciste?- me pregunta. No quiero responder, no voy a responder. Una parte de mi se alegra que se preocupe por mi, y la otra solo esta molesta porque nunca se preocupo por mi hasta ahora. Si no estuviera al grado de la muerte seguiría siendo un fantasma para ella.
-No lo se- me sentía débil, quería respuestas y sabia que esas solo Mérida me las podría brindar.
-Ayer llamé a Jack- la miré por primera vez- para decirle si el sabia algo, como son amigos pensé...
-El no es mi amigo- contesté fríamente.
-Hicc tranquilízate, el me dijo...
-¡El no es mi amigo! ¡Es un traidor! grite desesperado. Ni quería que ella siguiera pensando que el y yo éramos "amigos"- ¡El... el fue!
-Ya ya Hiccup tranquilízate.
Los recuerdos vinieron de golpe, tenía que decirlo pero no me dejaba, mi cabeza va vueltas y se me dificultaba respirar.
-Hiccup solo respira.
-¡Basta déjelo!- escuche su voz- Hicc , Hicc veme- me miró a los ojos. Estaba aterrado, no quería estar aquí- Que paso, que querías decir.
-E... el me pego... caminaba por la parte del patio de la escuela y y el vino y me golpeo, me insulto... me prometió que nunca mas lo volvería hacer- comencé a llorar- Jack y yo no somos amigos- le dije- ¡Jack y yo no somos amigos!- le grité.
-El te hizo esto- dijo furiosa.
-Ya no quiero seguir sufriendo, ya no puedo- escuché que alguien entro a la habitación pero no le tome importancia- ¡Me quiero morir Mérida! ¡No me hubiera hallado! ¡ Me quiero morir ya no lo soporto!- la tome con todas mis fuerzas- Mátame, mátame ya no quiero seguir aquí.
Sentí un liquido frío recorrer mis venas, mis ojos se sentían pesados.
-Mátame- le pedí antes de cerrar mis ojos.
Abrí mis ojos lentamente, esperando estar en otro lugar. Volvía escuchar los "bip" una y otra vez, la cabeza me seguía dando vueltas. No se que ha pasado exactamente pero no estaba muerto.
-¿Hicc?- escuché su hermosa voz angelical.
-Hola.
-Hola- tomó mi cabeza con delicadeza.
-Lo siento- me disculpé- Lamento haber roto la promesa- las lágrimas se acumularon rápidamente.
-Yo también lo siento- me dijo ella tomando mi mano- fui a pedirle explicaciones al hijo de troll- reí levemente.
-¿Hijo de troll?
-Suena mejor ¿no?- encarnó una ceja.
-Si- asentí.
Se formó un silencio algo incómodo.
-Yo solo quería dejar de sufrir Mérida, y... jamás lo haría si estaba vivo...
-Te ofrecieron ayuda Hiccup- dice mirando mis muñecas- un centro de rehabilitación...
-No estoy loco- aseguré.
-No son para locos mi amor, son para víctima a de bullying, te ayudarán a salir de esto.
-Pero... tu ya hiciste eso.
-No, solo hice una mínima parte. Necesitas un psicólogo, personas que te ayuden a superarlo y seguir adelante.
Me quedé pensando, quería ser normal, una chico normal uno mas. Pasar desapercibido por los pasillos del colegio.
-Esta bien- digo en voz baja- tu estarás conmigo.
-Si princeso- me dio un beso en la frente.
Nos quedamos en silencio un rato, y esta vez ya no era incómodo.
-Estoy enamorado de ti- dije inconscientemente.
-¿Que?
-Siempre lo estuve... Solo... no quería admitirlo.
Y eso era verdad, la semana pasada descubrí que no la quería que, sentía algo mas fuerte de lo que éramos.
-Te amo.
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