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Capítulo XIII. Alguien a quien ayudar


6 años atrás
Isla de Berk
Alguien a quien ayudar

—Okey... Pero quédate justo detrás mío ¿Está bien? —dijo el castaño nervioso mientras seguía caminando por el túnel.

—¿Y tú vas a protegerme? —mencionó sarcásticamente la chica mientras recibía una mirada fulminante del castaño.

Después del gran espectáculo que hizo el chico el día de hoy en la escuela, eran claras las burlas por parte de la pelirroja hacia su compañero.

La noche anterior a está, ambos chicos se encontraban despiertos en el gran comedor para dar un pequeño vistazo al Libro de dragones, en dónde, durante años, los vikingos han depositado sus sabios conocimientos acerca de estos curiosos animales y de como vencerlos. Pero ninguno de ellos hablaba de la furia nocturna. Entonces, ¿cómo sabían que se trataba de aquel animal que habían encontrado el día anterior? Muy fácil, nunca nadie había visto uno igual, el único que no contenía ni una sola imagen en el libro.

Sabían el paradero del dragón que había capturado el chico, días antes, por una pequeña investigación de campo que hicieron juntos. Así notando la falta de una extremidad del animal, que evitaba fugarse del gran bosque que rodeaba la isla, atorado en un pequeño espacio rodeado de rocas y un estanque con peces. Así que era hora de aprender de él.

Ninguno de ellos tenía alguna experiencia de acercarse a un dragón -mucho menos la princesa-, pero siempre hay una primera vez. Poco a poco ambos se acercaron detrás del escudo del castaño que llevaba consigo para acercarse lentamente al territorio del animal. Habían notado, la última vez de su visita, el hambre que sentía el dragón por la falta de agilidad de poder conseguirla, así, teniendo la idea de llevar un poco para él.

A medida que avanzaban, no había rastro de la furia nocturna por ninguna parte. Los nervios y emoción de ambos se sentían por el aire, no creían para nada lo que se encontraban haciendo.

—¿Crees que se haya ido? -susurró el chico a la pelirroja, para después sentir sus delicadas manos en su nuca girandola.

—No lo creo.

Notaron la prescensia del dragón que los vigilaba en silencio desde encima de unas rocas. Los nervios de ambos, se convirtieron en temor al notar la cercanía del animal en segundos. Por accidente, el castaño tiro la única defensa que traía consigo y lo único que protegía a ambos era el arco de la chica.

—Creo que deberías dejar tu arco en el suelo. —susurró el chico.

—¿Acaso quieres ser comido?

—No, pero eso hará que nos maté a ambos.

La mirada de la chica se encontró con aquellos grandes ojos verdes que la miraba con atención y apunto de atacar. El dragón no le temía a ella. Era al arma y lo que le ha hecho a su especie.

—Espero que tengas razón, porque si no es así, te dejaré para que te coma a ti primero mientras corro. —se justifico la chica.

Así, lentamente se deshizo de ella, depositandola en el suelo y alejándola de su alcance. La postura del animal cambio de ataque a uno tierno y cómodo ante la prescensia de ambos, mientras su mirada se dirigía a la mano del chico.

Poseía en ellas un pescado -tal vez, con el peso de dos libras- que pescaron camino aquí. El chico nervioso se lo entrego, pero sin antes percatarse que aquel animal no poseía dentadura.

—Pensé que todos los dragones tenían dientes. -dijo la chica acercándose a la misma altura del chico.

—Pues a de ser -pero antes de que terminara su oración, de la boca del animal brotaron de imprevisto lo ya mencionado para arrebatarle de las manos del chico la comida— chimuelo.

Ambos chicos se miraron sorprendidos y confundidos a la vez. Ninguno de ellos había visto, leído o conocido a algún animal que logrará ocultar su dentadura.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando el animal volvió su vista de hambre a ellos, poniéndolos nuevamente nerviosos. Supongo que comer un pequeño pescado, después de varios días de no comer, no logré saciar tu apetito. Así que el animal comenzó a acercarse esperando más comida.

El castaño se colocó frente a la pelirroja protegiéndola de cualquier peligro que logrará suceder. Por qué si a ella le sucedía algo, su padre olvidaría que se trata de que propio hijo al que lastimaría.

Así, ambos, en cuestión de segundos, se encontraban en el suelo arrinconados por una roca y aquel animal pensando en la mala idea que pudo ser ésto. Cerraron sus ojos, esperando lo peor, pero lo único que lograron escuchar, fue un sonido extraño provocado por el animal.

Cuando abrieron los ojos, la mitad del pescado se que encontraba encima del cuerpo del chico lleno de un líquido proveniente del dragón. Ambos exclamaron un sonido de asco por aquella acción. Alzaron sus miradas para notar que la del dragón se encontraba fija en ambos y en la carne.

—Creo que quiere que te lo comas. —susurró la chica, sin apartar la mirada del animal, a su compañero.

—¿Qué? ¿Estás loca?

—Hazlo, haber que hace.

—Entonces cómetelo tú, haber que hace.

—¡Hey! A mí no me dejó aquel buffet en mis piernas. —se quejo la chica.

El castaño, dudoso, tomo el pedazo de carne mientras su mirada fija seguía en el animal. Hizo caso a la chica y le dió una mordida al pedazo de pescado que tenía enfrente -aunque pensó en vomitarlo, pero no sería una buena impresión para ninguno de los presentes- para después tragarla. La chica repitió la misma acción con la carne, por petición del animal, que no apartaba su vista sobre ella como lo hizo con el castaño desde un inicio.

El dragón, mostró una pequeña sonrisa -o esfuerzo de sonrisa, más bien- a ambos y después retirarse a otro lugar y descansar. A la princesa, le pareció un gesto tierno su intento de sonrisa, pero el sabor de pescado crudo en su boca evitaba que sonriera a aquel acto.

Aunque lo hubieran deseado, el atardecer comenzaba a asomarse, y tendían que irse. Todos los compañeros de clase, junto a su profesor Bocón, habían acordado en realizar una pequeña fogata para platicar de las grandes batallas que les esperan haya afuera de la isla contra sus peores enemigos, los dragones. Claro que el castaño se negó desde un inicio, pero Bocón junto con la pelirroja lo convencieron a ir. Pero, más por parte de Merida.

—Yo era delicioso —contaba Bocón hacia sus alumnos—. Debió correr la voz, por qué no paso ni un mes cuando otro me arranco la pierna.

Todos se encontraban, juntos, escuchando las historias de Bocón de como fue que perdió cada una de sus extremidades en batalla. La mayoría mostraban sus rostros sorprendidos por las historias tan fascinantes, aunque más la pelirroja.

En el reino, estaba acostumbrada a escuchar historias de cuentos de hadas y las historias de los reinos anteriores a los de sus padres, pero nunca esto. Escuchar las peleas, entre dragones y vikingos, eran tan asombroso, parecidas que eran sacadas de algún libro. Y el castaño le gustaba ver a la pelirroja feliz, intentando ayudarla a no pensar tanto a la situación actual de si reino.

Comentarios de los chicos, eran de esperarse. Cada uno desde su punto de vista de lo imposible, y algunos algo tontos.

—¡Te juro que me muero del enojo! —exclamó Patán—. Vengare a tu bella mano y a tu bello pie también. Le cortaré todas las patas a todos los dragones que combata, con mis dientes. Y te las dedicaré tanto a ti como a Mer. —dijo, para que al final viera a la pelirroja y recibiera un quejido por parte de ella.

—Mmm... No, lo que quiero son las colas y las alas —las miradas, tanto del castaño y de la pelirroja, se vieron interrumpidas por las palabras que el hombre había mencionado—. Si no puede volar, no puede huir. Un dragón derribado, es un dragón muerto.

De un momento a otro, ambos chicos se habían retirado de la fogata. La pelirroja llendo tras él. Los dos por las mismas palabras que escucharon. Viniendo a su mente, el mismo dragón.




























Holaaaaa! 💗

¿Cómo han estado? Espero que super bien 🥰💗

Perdón por tardar tanto en actualizar, solo que tuve algunos problemas pero ya todo está solucionado y traigo capítulo nuevo 👀💗

¿Qué les pareció el capítulo de hoy? 😳

Espero que les haya gustado 🥰💗

Intentaré actualizar lo más pronto posible pero no olviden votar y comentar, ya que, me gusta mucho leerlos 🥰

Nos leemos ✨

Descripción gráfica de como se siente la autora cuando nota que leen la historia pero no la apoyan con su voto:

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