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Capítulo VIII. Lazo entre clanes


Hoy
Reino de DunBroch
Lazos entre clanes

La mañana comenzó como cualquier otra durante estos días, aunque el ánimo del castaño seguía siendo el mismo. Por supuesto que quería ganar, tenía que hacerlo por Merida, pero ¿ella que es lo que hubiera hecho después? ¿lo hubiera aceptado después de todo lo que sucedió hace tantos años? La duda lo comía vivo preguntándose por el hubiera ignorando el ahora.

Su amigo Bocón le recordaba que esto se trataba de una mala idea desde un principio, que sus expectativas no tenían que ser altas para no tener esperanzas en algo que jamás sucedería; lo cual fue verdad. Y cada que se lo mencionaba, el castaño solo se dedicaba a suspirar frustrado por sus regaños mientras lo ignoraba.

—Nunca me cansaré de la comida de este lugar —exclamó Patán mientras dejaba caer su cuerpo en la silla.

—Muestra tus modales —dijo Bocón dando un golpe al joven por debajo de la mesa.

Parte del clan vikingo se encontraba comiendo en la mesa real junto con los reyes y sus primogénitos. Algunos de los clanes habían vuelto a su hogar para volver nuevamente dentro de unas semanas para la boda y coronación de los futuros reyes de DunBroch.

—Me alegró que disfrutes nuestra comida —mencionó el rey con una sonrisa dirigiéndose al chico.

En ese momento, en la sala se hizo la prescensia de aquel principe caminando directo al lugar. El castaño casi no comía después de su derrota en los juegos, así que solo se dedicaba a jugar con su comida y la prescensia de aquel rubio no era lo mejor en ese momento.

—Altezas —mencionó el príncipe para dar una reverencia al acercarse a ellos.

—Oh Thomas, te esperábamos para desayunar. Toma asiento —dijo Eleonor.

—Me temo que será en otro momento mi reina. Eh recibido una carta por parte de mi nación, en la cual, urge mi prescensia en él. La nave está lista para partir en este momento, si es que mis reyes me conceden permiso para retirarme.

Con cada palabra que daba el chico, Hiccup no dejaba de repetirla en su mente con un tono burlón; tal y como hace un niño con una rabieta. Desde los ojos de todo el mundo, Thomas era el hombre perfecto que no cometía errores en ningún momento. Hiccup intentaba odiarlo, pero no sabía cómo hacerlo; nunca durante su estancia había sido grosero con él.

—Por supuesto, tu reino te necesita —exclamó el rey con una sonrisa.

—¿Cuándo volverás? —está vez dijo la princesa para que el chico se acercará a su asiento.

—Volveré lo más pronto posible. Te lo prometo —dijo para depositarle un beso en la frente a su amada y voltear nuevamente a todos los presentes—. Con su permiso —salió de la sala.

Nuevamente el silencio se hizo presente en la sala, con ciertos comentarios por parte de los jóvenes invitados a cerca del lugar y la comida.

—Merida —mencionó la reina después de unos minutos captando la atención de la princesa —¿Por qué no pasas el día con el jóven Hiccup? Sin duda tienen que hablar de ciertos temas a cerca del nuevo tratado.

La princesa le sorprendió las palabras de su madre, pero sin duda tenía razón en lo que decía. Dentro de unas semanas, ambos heredarán el trono de sus clanes y los nuevos lazos entre ellos son primordiales para cada uno.

—Claro madre, solamente sí Hiccup acepta charlar sobre aquello.

Bocón no dejaba de mirar al castaño que de igual manera se encontraba perplejo con lo que estaba sucediendo. Por fin podría hablar a solas con la princesa desde su estancia en aquellas tierras. No habría forma de que los interrumpieran; sería momento de hablar sobre todo del pasado y poder arreglarlo todo.

—Por supuesto, me encuentro libre —dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

—Entonces está decidido —dijo la reina con una sonrisa para volver a comer.

El tiempo después del desayuno habían pasado y el castaño se encontraba en el punto acordado con la princesa, sus manos le sudaban e intentaba argumentar sus palabras de disculpas pero cada vez que se equivocaba, se daba un golpe en la frente mientras se quejaba de sí mismo.

—¿Esperaste mucho? —mencionó una voz detrás suyo para al voltear asustado y notará que se trataba de la princesa.

—No, para nada —dijo con una sonrisa nerviosa para comenzar a rascarse detrás de la nuca.

—¿Caminamos?

El chico solo respondió con un gemido de aprobación para comenzar a caminar por todo el palacio con la chica. Al principio era un silencio incómodo entre ambos, no habían tenido una plática de más de cinco oraciones a lo largo de este tiempo; solamente pequeñas miradas perdidas. Entonces, ambos iban a mencionar algo pero las palabras del otro lo interrumpió. Al final, el chico accedió para que la pelirroja fuera la primera en hablar.

—Me sorprendiste en los juegos —dijo la chica para después corregir rápidamente sus palabras -No me mal entiendas. Solamente que recuerdo a aquel chico escuálido que deje en Berk hace años.

—Bueno, aquel chico escuálido sigue viviendo en mí —mencionó con una sonrisa el chico después de unos segundos.

Merida lo sabía. Sabía que ninguno de sus "yo" de hace años habían muerto; vivían en cada uno de ellos pero ella no era capaz de volver a mostrarse de esa forma. Mientras platicaban ciertas risas salían de ellos, era agradable de alguna forma. Después de tanto tiempo, era como sí aquella relación que tenían nunca hubiese muerto.

—Podría ayudar con las armaduras de DunBroch. Claro, si la futura reina me lo permite —dijo el castaño observando a uno de los guardias que se encontraba en el palacio.

—¿Fuiste el que diseño las armaduras de todos? —preguntó con curiosidad observandolo.

—Claro que tuve un poco de ayuda, pero en su mayor parte lo diseñé —dijo para extender sus brazos y mostrar las alas que desprendían de ella—. Y vuelan.

—Estoy sorprendida- Se acercó al chico para tocar aquella extremidad sobresaliente de su traje.

—Por supuesto que a sus fuertes guerreros no pondría este prototipo, sería único entre todos. Los demás clanes la envidiarán.

—No lo dudo Hiccup —dijo con una sonrisa para incorporarse—. Por lo que veo, no dejaste de inventar cosas. Recuerdo aquella trampa con la que atrapaste a Chimuelo —mencionó con una sonrisa al tener presente aquel momento en su mente.

—Todos los días me arrepiento haberlo atacado de tal manera —suspiro—. Pero gracias a ello, vikingos y dragones vivimos en paz.

—Han cambiado tantas cosas estos seis años, pero es como imaginamos ¿no? —mencionó con una sonrisa cálida al observar a su compañero.

—Tal cuál

El corazón del castaño sentía paz y tranquilidad al verla sonreír tan cálidamente. En todo este tiempo no habían tenido una plática cómo está, y aquel gesto era todo para el castaño.

—Deberías algún día ir conmigo a Berk, te encantará el juego de carrera de dragones —mencionó emocionado el chico mientras la curiosidad de la chica aumentaba.

—¿Carrera de dragones?

—Es un juego que inventamos los chicos y yo. Te encantará, lo sé. Astrid es una de las mejores jugadoras de la isla.

En las últimas palabras del castaño no se dió cuenta exactamente lo que dijo, pero al caer en cuenta se protestaba así mismo. Desde el fondo sabía que lo había arruinado nuevamente, pero la respuesta de la pelirroja le sorprendió aún más.

—No lo dudó, Astrid siempre a sido buena en todo. Siempre consigue lo que quiere ¿no? —dijo con una sonrisa calmada para seguir caminando dejando al chico detrás de ella.

La plática después de aquello siguió igual, aunque no desde la vista del castaño. El sol comenzaba a esconderse en el horizonte tocando con sus últimos desprendos de luz el mar, desde afuera del castillo era una vista espectacular. Era su momento, podía decirle todo lo que su corazón le mandara a la dueña de él.

—Mérida yo —entonces se vió interrumpido por la chica.

—No digas nada Haddock. Soy yo la que debería disculparse —mencionó la princesa apartando su vista del chico mientras la confusión se hacía notar en su rostro—. Entiendo que mi actitud desde un inicio no fue lo más amigable que digamos pero... —dió un leve suspiro y volteó su mirada al chico—. Dejemos todo en el pasado ¿sí? Somos adultos, todo lo que sucedió en Berk fueron cosas de niños, no sabíamos lo que hacíamos en realidad. Solo hay que olvidar todo y ver el futuro, por nuestros clanes ¿está bien?

La sonrisa de la chica aspiraba esperanza y calma, todo lo contrario al castaño. Cada palabra que había salido de sus labios sorprendieron al chico, ésto no se supone que pasaría. Le estaba pidiendo que olvidará todo, todo lo que fueron en un pasado ¿cómo se supone que haría eso?. Pero el rostro de la chica era lo único que lo hacía feliz y si ésto era lo que su princesa quería, lo haría.

—Me parece bien princesa de DunBroch —dijo para otorgarle una reverencia mientras besaba su mano depositandole todo el amor que sentía.

—Nos vemos en la cena Haddock —dijo para salir caminando dentro del castillo.

Y otra vez dejaba ir a su princesa. Ya había perdido la cuenta de ver a su corazón ser arrebatado, pero era como si el dolor siguiera en su pecho. Pero no era él único que lo sentía, pero desde el fondo sabían que era lo mejor para los dos, por sus clanes.























Holiii! 💗
Ya había sido largo mi falta de actualización 😩 Pero ya andamos de regreso 😗✌🏿

¿Qué les pareció el capítulo? 👀 Saben que me gusta leer todo lo que ponen 💗

La siguiente actualización la intentaré hacer lo más pronto posible 😩

Nos leemos 💗

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