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Capítulo IV. El comienzo

Hoy
Reino de DunBroch
El comienzo

Durante la estancia del clan vikingo en DunBroch fue una maravilla como describían varios de ellos. Cenaban comida que tal vez sus paladares nunca habían probado, por supuesto que había ocasiones en los que Patapez siempre opinaba de ella en dónde mencionaba haberla leído una vez en alguno de sus libros; por supuesto que ambos de sus amigos solamente lo ignoraban y seguían comiendo.

A cada uno de ellos se les había otorgado una recámara personal. El castillo era lo suficiente grande como para tener a todo el reino en él, pero normalmente eran utilizado para sus invitados o trabajadores. El primer día, Patán y Brutacio se perdieron intentando ir al comedor real; lo cual, por suerte encontraron a Maudie, una trabajadora del lugar.

En ocasiones, los chicos vikingos pasaban recorriendo todo el reino mientras exploraban todo lo que el día les permitía. Sus dragones eran resguardados en el establo real, a cierta distancia de los demás animales, por miedo de los empleados; ya que ninguno de ellos había estado parado frente a frente a un animal tan majestuoso como ellos. Parecíera haber salido de algún cuento de hadas que uno le lee a los niños antes de dormir.

El castaño, aunque sus amigos le insistían, no dejaba el palacio en ningún momento. Aunque llegaba a visitar la biblioteca real, la cual, su primera impresión al verla fue de lo más increíble que había visto; nunca había estado frente a tantos libros. Al igual, recorría el lugar mientras observaba detenidamente todo lo que se le presentarse; también visitaba a su amigo en el establo. Pero desde su llegada, no había vuelto a ver a la chica.

Embarcaciones se hacían presentes en el reino. Se trataban de los demás clanes con sus líderes y guerreros más fuertes como representantes de éste. El clan vikingo nunca había hecho contacto con ninguno de ellos desde que tienen memoria, con el único clan con el que habían establecido una amistad fue DunBroch. Así que las personas que entraban por aquella gran puerta, eran completamente desconocidos para ellos.

Entonces, el día más esperado había llegado. Los cuatro clanes se encontraban todos juntos en una misma habitación, bastante amplia, esperando a los reyes de aquel reino. Cómo lo habían acordado hace un tiempo, la celebración de los juegos del compromiso de la princesa estaba a punto de comenzar. Varios de los presentes habían estado hace cinco años en aquella sala por la misma razón, aunque bueno... tuvo un final distinto al que todos esperaban. Algunos de ellos la edad se veía reflejada en sus rostros; los chicos que en algún momento pelearon por la mano de la jóven, ahora eran irreconocibles.

Durante aquellos minutos, ningún clan habló. La mayoría de sus miradas iban directo al nuevo clan amigo que se encontraba a un costado. Tenían conocimiento de su alianza de hace tantos años, pero nunca se imaginaron ver a todos juntos en una misma sala.

—¡Se me es un honor mencionar la prescensia de los reyes de DunBroch! ¡Fegus y Elinor! —mencionó un hombre para que ambos susodichos se hicieran presentes en la sala— ¡Los principes de DunBroch; Harris, Hubert y Hamish!

Aquellos trillizos también se notaba la edad en ellos, se habían vuelto altos y con toda la apariencia de principes. Aunque no era de dudarse que su ingenio al momento de realizar travesuras como de niños, todavía era presente en ellos.

—¡Y por último, la princesa de DunBroch con su comprometido! —mencionó la voz que gobernaba toda la habitación a la mención de todos los miembros.

Entonces, la princesa salió tomada de la mano junto con el susodicho haciéndose presente en la sala. Varios chicos mejoraron sus posturas al escuchar a cerca de la pelirroja, en algunos de ellos podías notar cierto sonrojo que ocasionaba con su prescensia. Y en los primogénitos de todos los clanes, no era la excepción.

El castaño sentía como su corazón latía por ella, su mirada estaba ubicada solamente en ella ignorando todo a su alrededor. No negaba que su rostro frío y sombrío le causaba dolor verlo, quería cambiar el error que cometió hace años.

—Ahora, deacuerdo con nuestras tradiciones, se iniciará nuestros juegos —mencionaba la reina después de que ambos chicos tomarán sus lugares—.  Un hombre de cada clan elegirá a uno de los suyos para participar por la mano de mi hija. Dónde su comprometido, Thomas, hijo de la tribu conformada en las Islas del Sur, fuerte guerrero e hijo de Bearnard el rey del rayo. Demostrará su fuerza y liderazgo para gobernar a este pueblo, al igual queel amor que siente por mi hija.

Entonces, el chico mencionado se levantó para realizar una reverencia a todos. Por supuesto que al castaño le desagrado al verlo, tenía la misma pinta que todos los principes que siempre a imaginado. Era alto, rubio, con ciertos músculos que podían verse a simple vista, con un rostro generoso y gentil como si no matará ninguna mosca. No era el chico que le convenía a Merida de ninguna forma, pensaba en la mayor parte del tiempo.

Entonces, fue ahí donde a Hiccup se le ocurrió un plan. Tal vez no estaba bien diseñado, pero sabía lo que tenía que hacer. Si participaba en los juegos, con suerte demostraría su capacidad y liderazgo en ellos, haciendo que su princesa tuviera su mirada en él en todo momento. Solo tal vez, así lo elegiría otra vez.

Desde la última vez en la que lo vió, era un chico escuálido que no lograba levantar un arma como se es debido solo utilizando una mano. Pero ahora, había logrado un cuerpo distinto, más fuerte y resistente como el de cualquier otro vikingo. Tal vez no era corpulento como los demás, pero sin dudas, su ingenio era lo que lo hacía sobresalir. Sin dudas podía ganar en ellos.

—Ni lo pienses Hiccup —mencionó el hombre rubio al chico.

Después de las palabras de la reina. Habían quedado en que los juegos comenzarían mañana a primera hora, así que necesitaba idear un plan para lograrlo. Pero por el momento, todos los presentes se encontraban arreglando sus trajes para la cena que se celebraría está noche en honor al inicio de los juegos.

—¿De qué hablas? Yo no he mencionado nada. —dijo el castaño mientras se ajustaba la armadura.

—Vi tu rostro en la tarde durante la plática de los reyes. Ni se te ocurra participar en aquellos dichosos juegos por la mano de la princesa.

—No sé de qué hablas. —se quejó el chico mientras rodaba los ojos con una sonrisa.

—Habló de que te conozco Hiccup. No se te ocurra hacer algo estúpido el día de mañana.

—Solo estoy respetando las reglas, la reina mencionó que un hombre de cada clan será el que participé para poner en prueba al príncipe. Solamente me postularé y listo.

—Estás bromeando ¿verdad?. Si es así el caso, puedes perfectamente mandar a Brutacio o incluso a Patapez —el hombre se acercó al chico mientras suspiraba y lo tomaba de los hombros—. Entiendo lo que estás intentando hacer, pero eso no solucionará nada. Traerá más problemas.

Entonces salió de aquella habitación para dejar al castaño. Sabía que estaba mal lo que se encontraba apunto de hacer, pero no podía dejar ir a su pelirroja sin haber luchado antes.


















ACTUALIZACIÓN

Les presento a mi bebé Thomas para todos que todavía tenían la duda 💗








¡Holaaaa! 💗

¿Pero queeee? ¿Yo actualizando dos veces en un día? Impactada JAJAJAJA
Pero pues ¿Que opinaaaaan? Ahhhhh ocupo a un Hiccup que pelee por mi 😭 JAJAJAJA

No olviden votar por qué si no la escritora nomás se la pasa llorando pensando qué no les gusta la historia 😭

Nos leemooooos 💗

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