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Capítulo III. Mar de sentimientos


Hoy
Camino a Berk
Mar de sentimientos

—Cualquier problema, sabes que puedes llamarme y vendré aquí enseguida ¿está bien? —mencionaba el castaño a su madre mientras alistaba sus preparativos.

—Hiccup —llamó la mujer a su hijo para tomar su mentón—. Ve con calma ¿okey? Espero que esté viaje aclare tu mente. Y no olvides traerme un recuerdo de DunBroch.

Aunque fuera poco el tiempo en el que los reyes pasaron en aquella isla, lograron llegar a ciertos acuerdos que discutirían junto con los primogénitos al llegar a la tierra escosés. Pero durante estos días, Valka logró notar ciertas actitudes en el castaño que no las había visto hasta en su poca estancia.

Era claro que la jefa apenas había vuelto al cargo después de un largo tiempo y la trágica muerte de su esposo. Así que no conocía con exactitud al chico, la última vez que lo vió; apenas era un bebé que necesitaba de su madre. Pero, eso no quitaba el hecho que algo pareciera que atormentaba al chico. Durante el día se encontraba perdido en sus pensamientos, hablaba en voz baja mientras se reclamaba o en ocasiones soltaba golpes en su rostro. Algo le atormentaba y sabía que se trataba de uno de los miembros del otro clan.

El barco estaba siendo cargado con cierta comida y otros materiales que les brindaban. Al igual, varias maletas de vikingos que acompañarían al primogénito en esta travesía. Entre ellos se encontraba Bocón; por ruegos de su madre le pedía que fuera con el chico como consejero y amigo; pero al igual varios chicos con los que Hiccup a pasado su vida entrenando a los dragones.

—Reina Eleonor —mencionó un general acercándose a la castaña llamando su atención—. Estamos listos para zarpar, aunque el viento no nos favorece mi alteza.

El castaño, que se encontraba a unos ciertos metros de la conversación, se acercó a ellos con una sonrisa inocente mientras la reina notaba su prescensia.

—Con su permiso alteza, no se preocupe por ello. Mis compañeros y yo podremos amarras ciertas sogas en nuestros dragones para acelerar el paso a DunBroch. Si así usted lo desea —Eleonor quedó por unos segundos pensando mientras veía a aquel chico, para después acceder.

Entonces, comenzó a realizarse lo que Hiccup propuso. Ciertos dragones fueron amarrados a la propa del barco antes de comenzar la ruta. Varias personas se encontraban despidiendo a los chicos que se dirigían a las otras tierras, lejos de estás, entre ellos se encontraban aquellas chicas rubias.

—Si encuentras al mounstro del Lago Ness tienes que montarlo —mencionó una de las chicas rubias a su hermano, que contaba con varias características iguales a los de ella.

—Eso quisieras hermanita, lo traeré aquí y será mío —dijo el chico para que ambos comenzarán a discutir como lo hacían en la mayor parte del tiempo.

—¿Estás seguro que no quieres que vaya? —mencionó Astrid mientras acariciaba el rostro del chico con preocupación.

—No te preocupes, todo estará bien. Quédate aquí y protege a todos hasta que yo regresé —dijo el castaño mientras tomaba la mano de la chica y la acariciaba.

A cierta distancia se encontraba la pelirroja que veía aquella escena, y claro que sentía como su corazón se oprimía. Pero lo ocultaba porsupuesto; seguía sonriendo a los demás que se despedían de ella con regalos y cumplidos, intentaba entender que aquel sentimiento ya lo había enterrado hace tanto tiempo.

Cierto vikingo dió un grito "Hora de irnos", y las personas comenzaban a subir al barco mientras les asignaban ciertos dormitorios. El castaño, intentaba no perder con la mirada a la princesa, sabía que tenía que hablar con ella a diferencia de la otra noche. En eso, notó que la chica comenzaba a caminar directo a la embarcación y su corazón aceleró.

No pudo decir más de dos palabras si recordara. Simplemente le dió un beso a su amada en la mejilla para salir caminando rápido de aquel lugar. Se acercó al barco, justo a lado de donde subía la tripulación para después encontrarla. No podía describir lo que sentía cuando la veía, pero sabía que tal vez sus sentimientos nunca había cambiado.

—Su alteza —mencionó el castaño a la pelirroja mientras estiraba su mano e inclinaba su cuerpo ante ella.

La princesa solamente le otorgó una sonrisa para tomar su mano y comenzar a subir ambos a la embarcación. Entre la multitud, la anterior chica, sentía como tantos pensamientos pasaban por su cabeza que no la dejaban pensar con claridad. Sabía que tal vez solo eran ideas suyas las que escuchaba, pero las inseguridades siempre son de esperarse.

—Tal vez no fue buena idea esto —mencionó su amiga justo a lado suyo, mientras veía lo mismo que la otra.

La embarcación comenzó y varios gritos de las personas en tierra se dirigían a los de altamar. Gritos de adiós se hacían escuchar y varios llegaban a acercarse a ellos en sus dragones para darles un buen viaje y después se perdieran con el tiempo y el mar.

Entonces, ciertos dragones comenzaron a volar atados del barco y acelerando el camino a DunBroch. El día parecía comprometedor, sin ninguna nube llena de agua se veía cerca acechando al barco.

Los reyes parecían sorprendidos por la idea del castaño y los dragones, siendo así que recibiera elogios por parte de ellos, pero nunca recibió de la princesa una palabra como él hubiese querido.

Cómo era de esperarse, aún con la ayuda de los dragones, llegarían a DunBroch al anochecer de aquel día si no perdían la ruta. Así que las personas platicaban y en ocasiones bebían de aquel barril otorgado del clan vikingo. Los dragones era cambiados después de cierto tiempo con otros, mientras descansaban en una parte de la nave. Era bastante grande a comparación de los otros clanes, así que no había problema para ello.

El chico nunca apartó su vista de la chica, por supuesto, de cierta distancia. Veía como convivía con los que hace tantos años no lo había hecho, platicaban y hacían bromas entre ellos. En ocasiones, la escuchaba reír con los tontos coqueteos que recibía de aquel chico pelinegro como hace años. La Merida fría y sería solamente era lo que ella quería mostrarle a todos, pero en el fondo, todavía se encontraba la chica alegre y terca que él conocía. Entonces, si era así ¿por qué era distinta con la prescensia de Hiccup?

Las horas pasaron y el sol comenzaba a ocultarse. Varios se dirigieron a sus recamaras que se les habían asignado después de tener una leve comida. Todos se encontraban cansados, aunque no lo creas, estar tantas horas viendo el mar y bajo el sol, hace que tu cuerpo se agoté.

Entonces, ahora el aire frío se hacía presenté y las estrellas comenzaban a salir. Hiccup no podía consolidar el sueño como hace tantas noches, decidió dar un paseo en la propa del barco sin despertar a nadie. Al salir, le sorprendió ver la silueta que se encontraba a fuera, era ella.

La luz de la luna dejaba verla, la admiró por unos segundos como lo había hecho por horas en él pasado. Se veía calmada mientras tenía sus ojos cerrados y sentía la brisa chocando su rostro. Abrió ligeramente sus ojos para notar la prescensia del chico, volvió a cerrarlos mientras no cambiaba de ninguna manera su expresión.

—Toma asiento —mencionó la chica para que él obedeciera.

Solo se podía escuchar los aleteos de los dragones junto al mar chocando con el barco. El castaño miraba enfrente, intentaba no contemplarla con miedo a incomodar a la princesa. No sabía si tenía que mencionar algo o permanecer en silencio.

—¿Tampoco puede dormir? —pregunto la chica de repente.

—No su alteza —el castaño comenzó a darse golpes en su subconsciente cuestionandose lo que había dicho—. Te sigue gustando la brisa por lo que veo.

—Nunca dejó de hacerlo, sabes lo que siento cuando la tengo presente.

La chica de alguna forma sabía que Hiccup no lo había olvidado. Y en efecto, los recuerdos comenzaron a azotar la cabeza del chico y en ningún momento olvidó algún detalle de ella.

—¿Tiene frío? —dijo rápidamente mientras comenzaba a quitarse su capa.

—Estoy bien, no te preocupes —mencionó la chica rápidamente negando a la ayuda del castaño.

Nuevamente quedaron en silencio. Hiccup no sabía por dónde comenzar a hablar. Había tantas palabras que quería decirle desde su partida hace años; pero era como si todas ellas hubieran desaparecido. No lo entendía, siempre pensó en ella y está conversación, pero estos días, cuando la tenía enfrente de él; ninguna palabra sale de su boca. La chica abrió sus labios ligeramente para liberar un suspiro casi inaudible.

—Hemos llegado.

Al alzar su vista, el chico notó a lo que se refería. La isla comenzaba a notarse junto con las luces que procedían de ella. Un castillo enorme justo a lado del mar, con la neblina podía jurar que era un castillo en las nubes que flotaba sobre el mar. Era como él lo recordaba.






















Holaaaa! 💗
Cuánto tiempo 😩. Eh querido actualizar desde hace días pero para los que no saben, soy de México 🥳 Y en mi país ciertos estados sufrimos con cortes de luz y a sido una pesadilla y más con las clases en línea 😩

Pero al fin creo que todo se solucionó e intentaré subir más capítulos antes de que la escuela comience a devorar mi alma poco a poco 😩

Y ¿Qué le pareció el capítulo? 😳 Saben que sus opiniones y comentarios amooo leerlos 🥰

No olviden votar en ellos ya que eso me inspira en seguir la historia 😿

Nos leemos 💗

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