Pov. Merida

—¿En serio tengo que ir disfrazada? —mencioné quejándome mientras mi amiga veía ciertos disfraces en el establecimiento.

—Porsupuesto tienes que disfrazarte, sino no sería fiesta de disfraces —dijo atrayendo unos disfraces entre sus manos colocándome uno frente a mi.

—Pero vamos, ¿de conejita? —tome aquella prenda que tenía frente mío con una cara de disgusto.

"Que ridículo"

"Que ridículo"

—¿Qué tiene de malo? Está muy de moda —la mire de una forma sería —. Vale vale, conejita no. Buscaré otro.

Comencé a caminar por el local mirando los disfraces y pasándola uno por uno. Pero fue ahí donde me acerque a la caja registradora; se encontraba sobre una vitrina donde yacían distintos adornos para acompañar a tu disfraz. Algunos parecían ser de fantasía y otro con un peculiar color que posiblemente fuera real el material que aparentaban. Pero entonces lo ví...

Era una joya particular, realizada a mano por lo que notaba, algunos trazos que lo decoraban eran suaves y realizaban círculos sin ningún patrón. Mientras más lo miraba, juraba que lo que yacía en su decoración eran dos jóvenes enamorados. Yo... Yo conozco este collar

"Pero... ¿De dónde?"

"Por más que pienso, ¿Dónde?

—Buenos tardes jovencita, ¿puedo ayudarle en algo? Veo que le agrada el collar —menciono una señora de tercera edad del otro lado de la vitrina, arrebatandome de mis pensamientos. Sus manos se dirigieron a aquella joya para poder sacarlo del mostrador—. Puedes probartelo si gustas —lo depósito sobre mis manos para acercarme un espejo.

—Oh muchas gracias —le sonreí.

Pero en el momento que aquel metal tocó mi cuello, sentí una opresión sobre mi pecho. De alguna forma, yo ya había tenido este collar; era como si esto ya hubiese vivido, de alguna forma u otra me encontraba conectada.

"Pero... ¿Cómo?"

—Se ve fabuloso en usted —sonrió la anciana— ¿Piensa llevárselo?

—Eso me gustaría pero no traigo suficiente dinero.

—No te preocupes por ello, lo estaba aguardando en especial para usted. Digamos, que es una promesa que le hice a un amigo tuyo —dijo buscando alguna caja para poder guardarlo en ella.

"¿Amigo mío?"

No dije nada más, únicamente acepte aquella joya. Tal vez fue mal en hacerlo, ni siquiera sabía a quien se refería en realidad; pero no podía dejar aquel collar. Yo he perdí mis pocos lazos que conectaban a mis vidas pasadas, deje de recordar y soñar hace mucho con ellas. Y lo que sentí hoy, cuando cubrió mi cuello por completo, sentía como mi cicatriz intentaba decirme algo, mi corazón no dejaba de latir. Solo, simplemente, podría darme más información sobre mi.

"Genial, ahora los collares hablan"

No me parecía tan real que un collar pudiera contestarme todas mis dudas, pero creo que era momento de buscar yo misma las respuestas. No puedo comentárselo a Rapunzel, pensará que estoy loca o que inhale aquellos químicos en el laboratorio el otro día.

La tarde de hoy fue demasiado rápida, no note en el momento que había anochecido y ya era el día de la fiesta.

—¿Qué te parece? —mencionó mi amiga saliendo del baño para enseñarme su disfraz.

—Fantastico, ¿ya podemos irnos? —exclame una sonrisa forzada alzando mi vista de aquella revista.

—Merida, no debes de ser tan sarcástica, al menos dime qué me veo linda.

—Ese no es mi trabajo, si no el del anciano —ella sabía a quien me refería, sus mejillas se tornaron del color de mi cabello para que estrellara una almohada en el rostro.

—Ya hemos hablado de esto. Solo somos amigos.

"¿Hablarle?"

Los minutos volaron y sin darme cuenta ya nos encontrábamos fuera de la escuela, varios chicos llevaban disfraces extraordinarios realmente, tal vez algunos de ellos concursarán en el mejor disfraz. Entre tantas personas no podía ver a Tadashi, o realmente no podía distinguirlo.

"Ahí está ella"

—Oh mira, ahí está Jack —dije señalandolo entre la multitud de la gente. Él venía hacia acá.

"Esto será una larga noche"

"Esto será una larga noche"