15 de septiembre 2016

Ayer le envié una carta a Mérida, diciéndole que la veía en el parque a las tres. Quería pedirle disculpas, quería explícale que era lo que había pasado. Y se lo quería decir cara a cara.

Estuve esperándola todo el día. Nunca llegó. Al dar las siete de la noche comenzó a llover, siempre he dicho que el cielo reflejaba como me sentía, y me encantaba cuando llovía, porque la mayor parte del día es así como me siento, y así es justo como me siento ahora.

No quise enviarle un mensaje, ella podía o no podía venir, era su devoción y comprendo si ella no quiso venir.

A las once y media de la noche dejé la rosa que traía en la banca donde estuve todo el día.

16 de septiembre 2016

Me arrepiento un poco el no haber tomado precauciones con la lluvia y el viento ayer. Sabia que lo fácil que era enfermarme. Tenía calentura, mocos el cuerpo cortado. Me sentía fatal.

-Voy a comprar medicinas Hicc, espero no tardar tanto- me dijo mamá sumamente nerviosa.

-Tranquila, aquí me quedo- mentí.

-No tardo- me dio un beso en la frente y cerró la puerta de mi habitación. Cuando estuve seguro de que se había ido, como pude me levante y me puse la ropa mas abrigadora que tenía. Me moría de frío y no dejaba de llover.

Tome el cartel que había hecho como mi "plan B" y salí de la casa sin antes sonarme la nariz.

En el camino mi papá me encontró.

-Hiccup, ¿que haces aquí? ¿No debieras estar en la escuela?

Asentí.

-Tengo que... arreglar cosas con Mérida- dije con voz ronca.

-Esta enfermo- afirmó- ¿Donde esta tu madre?

-Fue a comprar medicina...

-Vamos a casa.

-No- me zafé de su agarré- tengo que ir con Mérida .

-Lo harás otro día hijo, estas mal.

-La voy a perder- susurré.

-Esta bien- dijo después de un corto tiempo- pero regresa después de eso ¿si? No quiero...

-Voy a estar bien- aseguré.

-Esta bien... te quiero.

Aveces me preguntaba si mis padres me decían decían "te quiero" para aminorar la culpa que cargo, o si de verdad me querían. Solo asentí y camine hacia su casa.

Sentía que en cualquier momento me iba a desmayar.

Tomé un pequeña piedra y con todas mis fuerzas la lancé a su ventana esperando que si halla dado. Un poco después ella abrió su ventana y levante el cartel que decía "PERDÓN" en grande.

Esperaba que saliera, no se me ocurría otra cosa para hacer que ella viera lo destrozado que estaba.

-¡Hiccup!- escuché como se acerca-¡Hiccup!- me quitó el cartel. Y la abracé.

-Perdóname- susurré- yo sacaba unas cosas y ella vino y pensé que era tu y luego...

-Te perdono, te creo te creo- me besó y yo intenté seguir el beso. Ella se detuvo segundos después- estas enfermo.

Nunca supe porque todo el mundo se daba cuenta cuando me enfermaba.

-Estoy bien, ahora lo estoy- no sabia si eso era mentira o no.

-¡Hiccup tienes calentura, como se te ocurre venir en plena lluvia a pedir disculpas!

-Porque no quiero perderte- ya no sentía mis piernas y caí al piso.

-Tranquilo vamos adentro.

-Mi mamá se le para el corazón si no ve que estoy en casa.

-Okay okay vamos a tu casa.

-Mérida- susurré y ella me miró- ya no me puedo levantar.

Al final, Mérida me ayudó a cruzar la calle hasta llegar a mi casa. Al entrar me recostó en el sillón.

-Voy por un cambio de ropa, y te haré un té- dijo y salió corriendo hacia mi habitación.

Me vistió y me puso miles de cobertores. Mamá llego quince minutos después.

No estoy seguro si papá llamó y comenzaron a pelear, pero sabia que Mérida se daría cuenta si eso llegaba a pasar.

-Quédate conmigo- tomé su mano para distraerme.

-No me iré a ningún lado, aquí estaré.

Y esas palabras bastaron para poder estar en paz.