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«Día 93 de 365» [Parte 2] (sin corregir)

DEDICADO A: Caneladehielo♥ ella es una persona increíble y la quiero mucho♥♥♥

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                                     «Día 93 de 365»

 Estábamos en casa, había tensión entre nosotros. Me siento muy mal, ¡Lo arruiné! era un momento divertido y yo lo arruiné, Hiccup debe odiarme. Sí, yo también me odiaría, pero odio más el hecho de saber que esto se podría repetir muchísimas veces. Saber que volvería a arruinarlo.

 Hiccup estaba en la cocina con su celular, hablaba con su madre, yo agarré una toalla azul grande y una blanca igual. Me metí en el baño, abrí la canilla y dejé que el agua corriera unos segundos mientras me desnudaba. Me metí en la ducha y empecé a sacarme la arena del cuerpo, agarré shampoo y lo exparsí por mi cabello, el agua estaba preciosa y tibia, eso siempre me relajó. La hora de la ducha la usaba para reflexionar, el momento en el que estoy sola en verdad y nadie me molestaría.

  Pensemos en lo que realmente importa: Hiccup.

  Debe de sentirse muy amargado, de seguro está re enojado conmigo, se habrá puesto de malhumor o algo. Quizás también esté preocupado, nunca me había pasado esto de quedarme sin respiración, jamás en la vida tuve problemas para respirar, y no entiendo por qué justo hoy, justo en ese instante tuvo que suceder, ¿Para hacerme acordar que estoy enferma? ya lo sé, y no hay segundo en mi vida que no piense en el cáncer.

  Veo los ojos de Hiccup y pienso que no hay mejor paisaje, pero luego me deprimo, sé que dije anteriormente que la muerte nunca me dio pavor, pero ahora sí lo tengo. Ahora que puedo pensarlo con más claridad me doy cuenta de que sí debería preocuparme, porque ahora tengo más conciencia de que todo lo que tengo algún día se irá.

  No quiero morir, no ahora que tengo a Hiccup, no ahora que me doy cuenta del valor que tienen las personas y de lo terrible que sería perderlas. No sé que hay después de la muerte, podemos reencarnar, podemos convertirnos en almas que rondar por el mundo, podemos dejar de existir, dejar de pensar, de amar, de enojarnos, de vivir simplemente.

  No quiero dejar de hacerlo. Al menos no ahora, sé que algún día pasará pero ese día no será hoy, ni mañana ni siquiera en unos meses. De verdad me gustaría ser otra persona. Me gustaría ser Rapunzel, ella es muy bonita y es muy sana, si tuviese su vida sería todo más fácil.

  Nadie escoge la vida que tiene, eso lo sé muy bien, creo que si cada uno tuviese la posibilidad de elegir la vida que quiere tener, ninguno viviría, porque en nuestra vida siempre tendremos esos momentos tristes, ese día difícil, siempre decaeremos, siempre sufriremos, siempre tendremos problemas.

  No sé por qué me tocó ser Mérida, la chica con cáncer. No lo sé, no quiero, no. Yo quiero vivir, debe haber una forma, ¡Debe haberla! Pero debo hallarla primero.

— ¿Mer? —escuché que Hiccup preguntaba tocando la puerta— ¿Todo está bien?

— Sí, sí, todo está bien —respondí.

  Una idea pervertida pasó por mi cabeza, me sonrojé y mordí el labio, ¿Por qué no liberar la tensión un poco?

— Peroooo... ¿Sabes qué? —dije— Estaría mejor si tú me acompañaras.

  Hiccup no respondió y yo me reía en silencio, pero luego de unos segundos la puerta se abrió, me sonrojé mucho más. La cortina se abrió y ahí estaba él, completamente desnudo, él también sonreía pero de una forma más seductora. Se metió en la ducha y comenzó a besarme bajo el agua, ¿Soy yo o ahora está hirviendo?

  Comenzó a besarme mientras pasaba sus manos por los costados de mi torso, ellas me acariciaban, era hermoso, pues el agua hacía que todo resvalara más dándole un efecto mas sensual y divertido.

  Yo saqué mis manos de su cuello y las pasé por su espalda mientras el comenzó a besarme el cuello mientras tocaba mi trasero y espalda.

  Era muy sensual, me estaba muriendo de exitación, no pude resistir mucho, lo besé en los labios con pasión dándole a entender que no parara, sin embargo, Hiccup paró. Tomó mi rostro con sus manos y me miró a los ojos unos minutos que parecían horas, horas que parecían días y días que parecían meses. Pero el tiempo se detenía en esos ojos verdes tan profundos y penetrantes.

— Te amo —dijo por fin.

  Yo sonreí y lo besé dulcemente como respuesta.

— Y yo a ti —respondí.

  Volvió a besarme, pero ésta vez no era todo placer, exitación y sensualidad, ahora era todo con más amor aunque no perdía lo sexy.

  Hiccup estaba en la cocina viendo qué preparar de cenar, yo estaba tirada en la cama, estaba agotada, cerré mis ojos pretendiendo dormir pero el sonidito del WhatsApp resonó por mi cabeza. Agarré el teléfono y vi el mensaje de Jess "¿Cuándo vienes Mer?", mierda, lo olvidé, ¡Mi libreta! Solté un insulto, la puerta de la habitación se abrió dejando ver a un Hiccup con una sonrisa feliz, se acercó a mí y apolló sus manos a los costados de mis hombros.

— ¿Qué pasó? —preguntó.

— Mi libreta —dije—, tenía que recogerla en lo de Jess ¿Recuerdas?

  Hiccup asintió con la cabeza.

— Bien, ¿Quieres que te lleve? —preguntó.

— No, está bien —dije—, iré caminando, debo hacer ejercicio —puse una mano e mi pansa.

  Hiccup rio y yo cerré los ojos cuando él se acercó para besarme, pero en vez de besarme los labios me besó suavemente los párpados cerrados de mis ojos, me pareció tan dulce ese gesto, luego lo miré con ternura.

— ¿Por qué siempre eres tan cursi? —pregunté riéndo.

— ¿Por qué eres tan hermosa? —dijo él para luego darme un beso corto— Te amo —me besó— te amo —me besó— y te amo mucho, mucho, hasta el cielo, las estrellas, el infinito y más allá ida y vuelta —habló rápidamente, lo que me sacó otra risa.

  Lo besé nuevamente, él se sentó con las piernas al costado de mi cadera y me besó en los labios deseoso.

— De acuerdo, debo irme —dije.

— ¡Hey! Ya te aburriste de mí —dijo ofendido pero divertido.

— Nunca me aburriría de ti —dije.

— De acuerdo, voy a creerte —entrecerró los ojos y levantó el dedo índice para decir: —. Pero sólo por ésta vez, eh.

  Yo reí y volví a besarlo, era demasiado adicto el besarlo.

— Hic, debo irme ya está oscureciendo  —dije, pero él no se detenía al besarme— ¡Hic...up! —besó mi cuello, Dios, él sabe que esa es mi debilidad—. Hicc... n-necesito... ahh... esa libretaa ahh... —Hiccup no se detuvo.

— La buscarás mañana —habló aún deborando mi piel—. Quédate conmigo —susurró en mi oído.

  Me estremecí. Pero soy tan tonta como para olvidarme la libreta.

— Hic, le dije a Jess que la buscaría hoy —él seguía besándome—. Por favor... —susurré, como si estuviese llorando

  Él se detuvo y me miró.

— Lo siento —dijo, acarició mi cabello— ¿Segura que no quieres que te acompañe?

  Se quitó de encima mío.

— Segurísima.

  Él asintió algo desconfiado, me senté en la cama.

— Me llamas cuando llegues ¿Entendido? —dijo autoritario.

— Claro, a penas llegue a casa de Jess te mandaré un mensaje —dije con una sonrisa.

  Él asintió y me abrazó con fuerza.

— Cuídate mucho.

— Ay, Hic —hablé entre sus brazos— ¿Qué podría pasar?

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