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«Día 63 de 365» (sin corregir)

                                           «Día 63 de 365»

  Las cosas con Hipo van muy bien, estamos muy unidos luego de lo que sucedió, pero aún así él tenía mucho trabajo. Lo divertido era que estábamos todo el día sin besarnos y luego nos desquitábamos en la noche. Claro, no lo hacíamos toooooooooodos los días pero, bueno, ¡Ya entendieron!

  Hoy Hipo me había invitado a una fiesta de su amigo Jack, ese tipo del RedBull. Me hubiese gustado mucho haber dicho que no, pero acepté. Yo no soy la típica chica fiestera que tiene un grupo de amigos, no me gusta estar con mucha gente, si fuese por mí me la pasaría a solas con una sola persona. Cuando hay mucha gente pienso en que se fijan demasiado en... todo, específicamente. No me gusta ver como la gente inspecciona cada detalle de mí, no suelo prestar mucha atención a su crítica pero sí me incomodan las miradas.

 En fin, eran las seis de la tarde y estaba leyendo "Mi mundo amarillo", como siempre. La vida de él era impresionante, me hubiese gustado haber tenido a alguien que me tome la mano cuando esté en la quimio, o alguien que me acompañe a hacer los trámites al hospital, hasta me hubiese gustado que me digesen cosas así como "Tranquila, de seguro estarás bien", cuando ni siquiera él mismo se lo cree. Pero sin embargo eso ya no importa, ahora no estoy en el hospital y debo fingir ser una chica normal. No creo que pregunten sobre los estudios universitarios, no quiero volver a tener esa charla, pero ¿Qué más da? son adolescentes, de seguro y ni siquiera piensan en eso, es decir; gran parte de su vida deben pasársela frente  a un computador viendo porno o algo por el estilo.

  La puerta sonó y fui a abrir, ahí estaba Hipo con una sonrisa, obviamente sonreí al verlo.

— ¿Qué haces tan temprano aquí? —pregunté aún con la sonrisa.

— Hola amor, sí, yo también te extrañé —dijo él irónico pero aún con su sonrisa.

  Lo abracé con fuerza y lo besé en los labios, luego nos separamos a una corta distancia.

— Hola amor —dije en tono de burla.

  Hipo rio quitó las manos de mi cintura, le tomé la mano y entramos a casa, nos sentamos en el sillón del living.

— Bueno, creí que dijiste que vendrías más tarde —le dije.

— Sí, lo sé, pero pedí permiso para salir más temprano y estar con mi chica —dijo mirándome.

  Enarqué una ceja.

— ¿Tu chica? —pregunté— ¿Desde cuando soy tuya, eh?

— Desde que te vi —dijo él.

  Era tan cursi, Hiccup era demasiado empalagoso en sus palabras, no me molestaba, pero ¿Y qué diablos respondo a eso? "Yo también" la cagaría diciendo eso. Me salvé besándolo provocativamente. Él puso una mano en mi cintura atrayéndome mucho más a su cuerpo, dejó caer su torso hacia atrás y yo quedé sobre él, le di cortos besos en el cuello mientras él bajaba mis pantalones. Yo desabroché los botones de los suyos y se los quité al tiempo que él también lo hacía. Igual, sabía que Hipo se sentía mucho más caliente esta vez, sólo tenías que ver como me besaba algo salvaje y se desesperaba por quitar la ropa. Me contagió ese sentimiento y también perdí el control.


 Cuando estuvimos completamente desnudos, decidí "tomar el control", sería lindo que le devolviese el favor alguna vez ¿No?, así que lo dejé debajo mío y le besé el torso dibujando con mis dedos en él, Hipo soltaba pequeños sonidos de placer, me gustaba hacerle sentir bien, saber que él también era feliz conmigo. Volví a besarlo en los labios, nuestras lenguas jugaban, pero nuestros cuerpos aún más. Entonces, cuando terminé de besarlo, lo que hice fue lo siguiente: Me senté lentamente en su pene metiéndolo en mí, Hipo miró hacia arriba soltando un pequeño gritito, yo sonreí mordiéndome el labio para calmar mi ansiedad. Hipo cerró ssus ojos.

— Por dios —habló llevándose las manos a la cara— eres increíble.

  Me incliné un poco para besarlo, y él me acarició la espalda.


  No fue mucho el tiempo que estuvimos disfrutando de nuestros cuerpos, ya que mamá vendría pronto. Así que yo estaba dentro del auto avisándole a mamá sobre la fiesta, ella me dejó ir con la condición de no llegar más tarde de las tres. Yo estaba lista para ir, pero Hipo parecía algo nervioso, no sé de qué se preocupaba tanto, lo mismo sucede en éstos días, él está más preocupado o estresado,  o algo le pasa.

  El castaño subió al auto y me sonrió con nerviosismo, yo le sonreí tiernamente tomando su mano. Él arrancó el auto y comenzó a conducir.


  El viaje fue silencioso, el silencio no me molestaba, era lindo disfrutar que no pase ni la más mínima bibra en tu oído, pero a Hipo lo incomodaba un poco.

— ¿Qué sucede, Hic? —le pregunté con seguridad.

— Nada, sólo —dijo sin despegar la vista de el camino— estoy pensando.

  Asentí, Hiccup había hablado muy desanimado; señal de que no debía tocar el tema. Me preocupa de que haya pasado algo con sus padres, o no lo sé, algo por mi culpa ¿Qué le sucedía a mi castaño? Pasara lo que pasara; yo lo ayudaría.


  Bajamos del auto y miré la casa, otra mansión, la música electrónica se escuchaba desde aquí afuera, también los gritos de la gente y el "chin chin" de las copas. Caminamos hacia la puerta y él tocó sin soltarme la mano. Luego de eso el peliblanco abrió la puerta con algo de torpeza, tenía un vaso de cerveza en la mano y su mirada era perdida y hasta vizca.

— Hola, Jack —saludó Hiccup.

— Hola, Hic —dijo Jack y seguido de eso se tiró un erupto—, lo siento, se me sube un poco.

  Me aguanté la risa, a mí me hubiese dado vergüenza que me viesen así de borracho. Sin embargo a él aún le funcionó la cabeza como para hacerse a un lado y dejar que nosotros pasemos. Entramos a la casa, había mucha gente, la mayoría estaba bailando, había un pequeño gruop de chicas sentadas en el sofá hablando de quién sabe qué, distinguí hombres seduciendo a mujeres, mujeres intentando seducir hombres, chicas zorras que coqueteaban con dos a la vez, hombres tocando traseros de mujeres, y; cada uno de los personajes llevaba un vaso de una bebida alcóhlica. Miré con algo de disgusto el lugar, pero a la vez sorpresa, nunca fui a una fiesta así, mucho menos en la que hay personas tan ebrias.

— Ahm... ¿Hic? —pregunté, pero Hiccup ya no estaba— mierda —murmuré y vi a la  gente con algo de temor.

  Comencé a caminar hacia otro lado, por la única razón que me quedaría sería para que Hiccup pudiese disfrutar con su grupo de amigos, todos necesitamos divertirnos alguna vez. Así que caminé pasando entre la multitud de adolescentes, algunos me decían cosas e intentaban tocarme el culo pero yo los esquivaba y seguía caminando hacia donde estaba el grupo de chicas en el sillón, era el lugar más solitario que había. Solté un suspiro aliviada.

— Oye —habló una de las chicas, me giré para ver unos ojos verdes y cabello rubio.

— Lo siento ¿No puedo estar aquí? —pregunté.

— Claro que puedes —dijo otra de las chicas, ahí había cuatro.

  La de cabello rubio platinado con ojos enormes y azules, la coloroda idéntica a la platinada pero con ojos más claros, la rubia con ojos grandes y verdes, y luego estaba la rubia caracúlica con ojos azul pálido.

— Me llamo Rapunzel ¿Tú? —preguntó la primera que me habló.

— Mérida —dije intentando sonreír.

— ¿Nunca viniste a una fiesta? —preguntó la rubia de flequillo largo y ojos pálidos, habló con algo de burla en su voz.

  Negué con la cabeza.

— Nop, nunca —dije.

— Bueno, si quieres estar con nosotras puedes unirte —habló la colorada—, mi nombre es Anna, ella es Elsa —señaló a la platinada— y Astrid.

  La verdad no tenía mucho entusiasmo en quedarme con estas chicas, pero antes de quedarme sola prefería estar con ellas, me hicieron un lugar en el sillón y yo me senté.

— Bueno, cuéntanos de ti —preguntó Elsa, la que hablaba con más seriedad.

— Uhm, tengo diesiciete años y no terminé la secundaria —dije.

  Ellas se rieron un poco.

— Háblanos de tu vida sexual —dijo Astrid con algo de burla.

  Abrí ligeramente la boca chasqueando mi lengua.

— Sólo lo he hecho unas tres veces —mentí, eran más de tres.

— Yo creo que me acosté con... quince hombres —habló Elsa.

— Yo con once —dijo Rapunzel.

— Trece —dijo Anna.

— Muéranse perras yo con diesicinueve—habló Astrid presumida.

  Todas me miraron a mí, yo miré hacia los lados buscando alguna forma de escapar.

— Yo sólo lo hice con uno —dije, ellas rieron.

  ¿Avergonzada? ¡Claro que no! Agradezco no ser como ninguna de éstas zorras que se acuestan con el primero que ven pasar.

— ¿Y quién es el afortunado? —preguntó Elsa.

— Hiccup Haddock —dije simple.

  Las chicas abrieron mucho los ojos y ligeramente la boca, Astrid, juraría que esa chica me estaba matando con la mirada, las demás sólo estaban sorprendidas.

— ¿En serio? ¿¡Cómo lo hiciste!? —preguntó Elsa.

— Cierto —dijo Anna—, Hiccup no es un chico muy flexible con las mujeres, he oído que nunca lo hizo en una fiesta.

— Yo conozco a Hiccup, él no lo hace con cualquiera —dijo Rapunzel con más seriedad.

— ¿En serio? —pregunté, en parte me sentía muy, muy feliz, pero no me gustaba que hablacen así se mi novio.

— Yo creí que era gay —habló Astrid sin interés—, yo lo he hecho con él.

  Enarqué una ceja, me quería ir de aquí ahora.

— Astrid es su ex-novia —dijo Rapunzel.

— Yo soy su novia —dije.

  Las chicas me miraron con algo de nerviosismo. Astrid sólo me miraba desinteresada y con algo de asco, me sentía un estorbo ahí.

— Disculpen —dije levantándome del sillón.

  Caminé entre la multitud mirando fijamente la puerta, hasta que al fin llegué y me fui. Lo sé, muy descortés de mi parte, pero no me importa.

  Demasiados hipócritas y zorras para mi gusto.

  Me quité los tacos y comencé a caminar por la vereda en dirección a mi casa. Miré el reloj en mi celular, eran a penas las diez, llegamos hace unos minutos a la fiesta, habrá pasado como muchísimo una hora. Suspiré desganada y me di cuenta de que mi casa estaba demasiado lejos de aquí, así que agarré mi celular nuevamente y llamé un taxi.

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