31 de Octubre de 1693

Correr era esencial en aquellos momentos, pero algo en ella quería dejar de seguir aquella melodiosa voz que las internaba al bosque tanto a ella como a su amiga.

—¡Emily! ¡Ismaí!

El grito descoloco a la pelirroja, pero igual continuó con su andar sin poder lograr controlar su cuerpo de nuevo.

Parecía estar en un perfecto trance del cual solo podría salir si llegaba a su destino.

Internándose más y más en el bosque se dio cuenta de a donde se dirigían y quería parar.

Sintió como su respiración se aceleraba con tan solo observar como algo sobrevolaba sus cabezas.

Reconoció aquella cabellera rubia, era claro quien las había traído.

Logro tragar con fuerza e intento correr o perderse de ahí, pero fue inútil.

Ya estaban por llegar a la cabaña.

Un par de risas socarronas abrieron paso en sus tímpanos, dando a entender que sus tres viejas tías brujas estaban cerca.

Las palabras de su madre, Elizabeth, resonaban en su cabeza una y otra vez.

Su madre había creído que el hechizo de Sarah ya no afectaría en su única hija cuando cumpliera los quince años.

Que equivocada estaba.

Aquel trío de brujas eran como la cruda maldad qué hay en el mundo, querían las almas de cada niño que pudieran tener para mantenerse jóvenes por toda la vida.

Los pensamientos de Ismaí fueron interrumpidos gracias a un jalón fuerte de brazos, mientras que tomaban su cuello para detenerla.

—Sarah, pon a esa niña en la silla yo debo de hablar con nuestra sobrina.

Winifred Sanderson, es la más sabia—en lo que cabe—entre sus hermanas, solía tenerlo todo bajo control.

—¿Yo que hago Winnie? —cuestionó Mary, la bruja era regordeta y baja de estatura, ella solía tener el don de poder oler a los niños.

Así fue como hallaron a Ismaí y a Emily.

—Podrías continuar con la poción, no es gran cosa. —le informó la mujer pelirroja a la peli-negra.

Sarah se carcajeó tras la respuesta de su hermana.

Al contrario de sus dos hermanas, Sarah era la más atractiva entre las tres, aún que fueran mayores, su encanto relucía aún.

Ella tenía también un don, una hermosa voz con la cual puede atraer a sus víctimas sin que estas repliquen.

Winifred puso a la joven Ismaí en una silla más alejada, mientras le sonreía maquiavélicamente.

—¿Como está tu mamá, sobrina? —comenzó a hablar en burla la bruja—. ¿Ya le comió la lengua el gato?

Ismaí trató de levantarse de la silla pero fue en vano ya que la bruja la regresó de inmediato.

—Nunca van a poder ser bellas y hermosas de nuevo. —luchó—. No mientras el legado de mamá siga vivo.

Winifred rio, la llevó aún lado de Emily y comenzó a hablar con sus hermanas.

Ismaí giró su cabeza hasta llegar a ver a Emily la cual, veía un punto en la ventana. La joven dirigió su vista a la ventana encontrándose con Thackery Binx, su enamorado.

Abrió los ojos de más y comenzó a negar con la cabeza, pero este la ignoró por completo.

Su mirada rápidamente se movió al libro que tenían frente a ellas.

Era un portada con algo de relieve y lo más importante, un ojo en el lado derecho que daba escalofríos.

Recordaba que su madre le había dicho que él mismísimo diablo se lo había dado.

Las tres brujas caminaban en círculos alrededor de ellas, admirando lo bueno que aquellas dos niñas podían darles.

Y una pequeña venganza hacia su hermana, Elizabeth.

—Emily, Ismaí. —escuchó murmurar a Thackery, provocando que las tres brujas voltearan hacia la ventana.

El joven cerró rápidamente la ventana.

Las brujas, que creyeron que su hermana había llegado, fueron a ver lo había sucedido.

Y al no encontrar nada sospechoso, regresaron con las niñas.

—¡Hermanas! —las llamo Winifred.

—¿Si Winnie?

—Voy en seguida.

Respondieron tanto Sarah como Mary.

—Ha de haber sido un duende. —sugirió la bruja hacia sus hermanas—. Querido mío. Debemos continuar el hechizo, ahora que nuestras huéspedes han llegado.

Sonrió hacia Emily y Ismaí, esta última viéndola fatal.

—Despierta. Despierta dormilón. Si, ven conmigo, querido. Eso es. ¡Mari!

El libro había abierto el único ojo que tenía, lo cual solo significaba peligro.

—Aquí estoy, Winnie. —habló Mari, acercándose a su hermana.

Winifred le señaló el caldero a su lado, mientras revolvió lo que había dentro habló:

—Note que la hermana Sarah no ayuda. —informó, viendo mal a la mencionada.

—Traje a las niñas hasta aquí. —le respondió, saliendo detrás de unas escaleras.

—Ya déjala en paz. —Winifred jalo de la oreja a Mari—. Ha cumplido su tarea.

—Tienes razón. —comentó Mari sin más.

Ismaí había notado la situación, al parecer Mari quería quedar siempre bien ante Winifred. Buscaba aceptación de ella.

—Esta bien. ¡Llegó la hora! —al gritarlo, el libro se abrió de par en par mostrando el contenido de este.

Se detuvo en una receta, la receta.

—Aquí está. Llevar al punto de ebullición. Agregar dos gotas de pus de llaga.

—Lo tengo. Deja que lo haga. —Mari llevaba un recipiente con lo que sea que había mencionado la mayor y lo dejó caer en el caldero.

Segundos después, continuó.

—Mezclar sangre de búho con hierbas rojas. —informo Winifred—. Dar tres vueltas, arrancar un cabello. Agregar una pizca de viruela y el dedo de un muerto. ¡Y que sea de un muerto reciente!

—¡Dedo de un muerto! —chillo divertida Sarah—. ¡Dedo de un muerto! ¡Dedo de un muerto! Dedo, dedo, dedo...

Mari tiro los ingredientes al caldero.

—Es fresco. —dijo para después reír.

Al querer ir a dejar los ingredientes, comenzó a pelear con Sarah tirándose los diversos ingredientes.

Hasta que uno dio en la cabeza de Winifred.

—¡Ya basta! —las regañó en tono severo—. Necesito concentrarme.

—Perdón.

Mari comenzó a oler alrededor de la cabaña, encontrándose con un exquisito olor.

Un niño.

—Saliva de tritón.

—Huelo un niño. —interrumpió Mari a su hermana haciendo que esta sonriera con burla.

—¿Si? ¿Y qué demonios son ellas?

—¿Unas niñas?

—¡Hermanas, acérquense! Una cosa más y todo estará listo. Agregar un trozo de tu propia lengua.

Las tres escupieron en el caldero, logrando una mueca en Ismaí.

—Ay Winnie, eres divina. —alardeó Mari, como siempre a su hermana.

—Esta lista para degustar. Una gota de esto... y su vida será mía. Quiero decir, nuestra.

La joven Ismaí rodó los ojos, era claro que Winifred solo utilizaba a ambas brujas pero, nadie se los diría.

O ella no por lo menos.

La bruja mayor colocó en una cuchara un poco de la mezcla y la acercó a Emily, Ismaí luchaba para poder salir de su silla pero algo lo evitaba.

—Muy bien niña...

—¡No! ¡NO!

El trío de brujas la ignoró olímpicamente, y siguieron con lo suyo.

—Ahora abre la boca. —cuando estuvieron a nada de darle aquel brebaje, Thackery grito.

—¡No!

Salto al piso de abajo y saco de la silla a Ismaí, poniéndola detrás de él.

—¡Atrápenlos tontas! —ordenó Winifred.

Sarah y Mari comenzaron a perseguirlos alrededor del caldero.

—¡Aléjense de mi brebaje! —grito de nuevo Winifred.

Entre los cuatro comenzaron a lanzarlo de un lado a otro, hasta que ambos jóvenes tiraron a dos de las viejas brujas hermanas lanzándolas al suelo.

—Vamos Thackery, tirémoslo. —el joven asintió hacia su novia y vaciaron el brebaje encima de ellas.

—¡Emily! —Thackery fue hacia Emily, estaba dispuesto a salvarla pero entonces rayos salieron de las manos de la bruja, dejándolo en el suelo.

—¡Thackery! —la joven mujer se arrodilló frente a él y lo colocó en sus piernas.

Solamente sentía sus mejillas arder, mientras que no escuchaba nada más. Estaba tan concentrada en Thackery que se había olvidado de la pequeña Emily.

Cuando el joven Binx comenzó a despertar, fue cuando vio a las tres brujas que tenía de tías absorber el alma de su pequeña cuñada.

Thackery puso detrás suyo en todo momento a su novia, sabiendo que quizás algo quisieran hacerle a ella también.

—Hermanas...

Ismaí vio a las que antes eran las brujas viejas y feas, ahora eran jóvenes. La joven pelirroja ahogó un grito, todo había terminado para Emily.

Winifred, Sarah y Mari comenzaron a celebrar su juventud.

Thackery se recargó en la escalera al igual que Ismaí.

—Vamos a... preparar más brebaje. —cometo Winifred, acercándose a ambos jóvenes.

—Horrorosa, no hay suficientes niños en el mundo que las hagan jóvenes y bellas. —respondió Binx, mirándolas respectivamente.

—Ah, horrorosa... hermanas ¿oyeron lo que les dijo? ¿Qué podremos hacer con ellos?

Ismaí trago duro, mientras entrelazaba su mano con la de Thackery.

—Primero... las damas. —de un solo movimiento arrancó a Ismaí de los brazos de el joven, dejando uno de sus brazos en su cuello.

Las tres hermanas rieron.

—Tu madre pudo habérsenos unido... pero prefirió a un sucio muggle. —la voz de Winifred era de burla total.

—Ella encontró... el amor. —la pelirroja luchaba para salir del agarre de su tía, pero era imposible—. Y yo igual, moriré si es necesario pero déjenlo libre a él.

Winifred río—. Estúpido amor, pero bueno... es un trato Justo ¡hermanas! Tengo el hechizo para nuestra dulce sobrina.

El libro llegó flotando hasta ellas y se abrió en una página en específico.

—"En algunos años la pequeña bruja tendrá una última descendiente. Portara la sabiduría y conocimiento de nosotras, dotada de grandes dones que le concederé, pelo rojizo como la maldad que nos caracteriza, la belleza eterna como nuestra hermana Sarah, la astucia de nuestra hermana Meri y, finalmente, los ojos que caracterizaban a esta dulce alma."

—Ctzi cwnq exo paye... —repetían las otras dos hermanas.

Hasta que sucedió.

El corazón de la pequeña Ismaí dejó de latir, cayó al suelo muerta mientras que su joven amado miraba horrorizado la escena.

Había perdido al amor de su vida y a su hermana él mismo día... no podía tener nada peor que eso.

Winifred concedió el último deseo de su sobrina, dejó libre al joven pero con una maldición.

Ser un gato de por vida y vivir con el sufrimiento de no haber podido ayudar a ninguna de las personas mas sin portantes en su vida.

Las brujas fueron encontradas y colgadas no sin antes dejar una última profecía.

En trescientos años un Virgen nos regresará a la vida y podremos completar lo que hoy no pudimos, regresaremos para acabar con aquella niña que nos matará y matara el mal en el mundo mágico.

Todos velaron con tristeza el cuerpo de ambas niñas que, por desgracia, fueron las victimas de las tres malvadas brujas.

Pero... la profecía sigue en pie, y una joven pelirroja de enorme belleza y ojos celestes brillantes vencerá el mal que las tres brujas querrán hacer.

¡ ACLARACIONES !

——— 1. Los personajes no son míos, solamente me pertenece Méreope, su desarrollo he historia, y posibles nuevos personajes para acoplar mejor a la protagonista.

——— 2. La historia estará basada en los libros, solamente con algunos cambios en las tramas para adaptar mejor a la protagonista que serán basados en mi imaginación.

——— 3. No soy profesional escribiendo, por lo que si hay faltas ortográficas, de gramática o de puntuación se irán arreglando mediante avance el fanfic o cuando ya esté haya concluido.

——— 4. Si no te gusta mi forma de escribir, redactar o mis personajes lo mejor sería que salieras del fanfic para evitar discusiones o malos entendidos entres todos.

——— 5. Tercer libro –y medio– de la saga de Méreope en Hogwarts.

——— 6. Mi pequeña Méreope va a cometer errores HUMANOS, pido que no la funen JAJAJAJA, gracias.

——— 7. Las portadas para el resto de la saga están hechas por FATYLEYDI07 y hermosos banners gifs para el resto de la saga hechos por hhoneyplnet de la editorial DarkPhoenixE

——— 7. Disfruten la historia, travesuritas.

——— AUTHOR'S NOTES. después de casi dos años de haber publicado el primer libro de la saga, decidí mandar los libros publicados a borradores para cambiar un par de cosas que ahora mismo leo y me dan una pena enorme JAKDJAK.

no van a haber cambios en la trama y tampoco en los poderes de Méreope, simplemente deseo cambiar algo de la estética y arreglar errores de puntuación.

así que no desesperen y, si quieren, vuelvan a esta aventura de leer a mér de nuevo junto conmigo.

recuerden, voten, comenten y compartan la historia para que así crezca esta pequeña gran familia💕

eso es todo travesuritas, soooooo

-✨Travesura Realizada✨-

Majo P.