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002. virgin and idiot

CAPÍTULO DOS
▬ ❝ virgen e idiota ❞ ▬















































MÉREOPE VIO COMO LA PUERTA SE ABRÍA DE PAR EN PAR DEJANDO VER A LAS TRES VIEJAS BRUJAS, asustada y alarmada se escondió junto con Max detrás de uno de los demasiados estantes, rezando por que todo aquello fuera solamente un sueño y que, por ende, ningún idiota virgen encendió la vela que posiblemente los llevaría a la muerte.

—Ay... regresamos —reconoció a la pelirroja como Winifred—. ¡Agh, dulce venganza!

Las otras dos hermanas, a las cuales reconocía como Sarah y Mary, bailaban en celebración.

—Vieron, mi conjuro fue perfecto.

La pelirroja suspiro mientras aun mataba con la mirada a Max, el cual la miraba con curiosidad.

—¡Es que tu eres perfecta! —alago Mary.

Winifred y Mary fueron hacia el caldero mientras que Sarah buscaba algo encima de la puerta.

—Sabía que aquí iba estar el caldero, lo sabía.

—Mm... ¿pero quien encendió la vela negra? —cuestiono Winifred, mirando como sobresalía la llama negra de esta.

Segundos después, la vieja bruja pelirroja hecho un grito y camino hacia el libro de hechizos, logrando que tanto Méreope como Max se pusieran atentos.

—Despierta... —golpeo el cristal de este—. Despierta dormilón. Te eche de menos... ¿y tu a mi no? Vamos, tenemos que trabajar...

—Winnie, huelo a niños.

Méreope conecto miradas con Max, mientras abrían de mas los ojos, sabiendo esta ese sexto sentido que Mary tenia.

—Búscalos —indico Winifred.

—Es una niña... siete, tal vez ocho...

—¡Quiero jugar con ella! —exclamo la rubia.

Las tres brujas comenzaron a acercarse lentamente al escondite donde se encontraba Dani, la menor de los Dennison

—Ven acá, preciosa —exclamo Winifred—. No te haremos daño.

—¡Nos gustan las niñas! —grito Mary, golpeando la mesa y haciendo que Dani, asustada, saliera del escondite.

—Creí que nunca llegarían, hermanas —exclamo la pequeña.

—Saludos... —exclamo Winifred, recargándose en el mueble.

—Yo fui quien las trajo de regresó.

—Me imagino. Eres tan bonita y... tierna —dijo Winifred, mientras Sarah chillaba.

Méreope se desconecto de la conversación, necesitaba salvar a la niña de cualquier forma que pudiera ser posible.

La pelirroja golpeo el brazo de Max y este reacciono, levantándose un poco del lugar donde estaban escondidos.

Pero en cuanto Dani grito, volvió a su lugar.

—No seas tonto, ve y ayuda a tu hermana —le susurro Méreope.

—¿Y tu quién eres? —cuestiono él, mirándola de arriba a abajo con un deje de desconfianza.

—Se los diré luego, pero por ahora ve y ayúdala, esta en peligro con esas tres.

Méreope oyó como Dani y las brujas comenzaban a forcejear entre ellas.

—¡Hey! —grito Max, saliendo del escondite haciéndole una seña a Méreope de que se quedara ahí mismo—. Suelten a mi hermana.

Las tres brujas comenzaron a susurrar entre ellas.

Y entonces, Winifred saco rayos de sus manos los cuales impactaron en Max como hace trescientos años lo hicieron con Thackery.

Max cayo al suelo.

—Tú, ahí —Winifred pego a la pared al apuesto joven—. Aun no pierdo mi toque, hermanas.

—¡Max! —grito Dani, la cual era sujetada por Mary.

Méreope comenzó a maldecir por lo bajo, mientras pensaba en algún buen plan para poder salir de esa y por consecuente también los otros tres.

Entonces, al asomarse de nuevo se encontró con la imagen de Max siendo elevado por la bruja que alguna vez mato a la que ahora era su antepasada.

Sin saber que hacer, tomo una de las bolsas de dulces que Dani llevaba y golpeo a Winifred y a Sarah mientras la tal Allison golpeaba a Mary con una de sus escobas voladoras haciendo que liberara a Dani.

—¡Déjalo en paz, vieja bruja! —grito Méreope.

Cuando se recupero, Winifred tomo a Dani por los hombros y Méreope le indico a Thackery con la mirada que la ayudara.

Y así, Thackery salto al hombro de la bruja, logrando que liberara a Dani rápidamente.

—¡Ay, quítenme esta cosa!

La pelirroja le indico a Dani que fuera con Max.

—Vamos —grito Max a lo que Méreope lo miro confundido—. Si, tú también, ¡Vámonos!

—¡Tengo que quedarme! —grito de vuelta Méreope—. ¡Váyanse!

Max se negó y se decidió a quedarse con ella.

El chico subió a donde antes estaba Méreope y grito:

—¡Escuchen! Han molestado al gran y poderoso Max. Y ahora sufran las consecuencias. ¡Llamo a la llama candente y mortal!

Méreope rodó los ojos, no era necesario tanto show para llamar la atención de esas tres.

La pelirroja utilizo la escalera para alcanzar la alarma contraincendios y, utilizo su poder.

Agua comenzó a empapar a los presentes, rápidamente, Méreope cerro los ojos tras sentir como el agua apagaba la llama de su mano y como su cabello y ropa eran empapados.

El trio de brujas, sin saber que era aquello que las goteaba, comenzaron a exagerar y a decir que iban a derretirse. Corrieron hacia una de las columnas que las tapaban del agua que caía.

Max sostuvo el brazo de la menor y le ayudo a que bajara del segundo piso sin que se resbalara gracias a lo que habían ingeniado.

—Gracias —le agradeció la pelirroja cuando ya estuvo en el piso.

—No hay de que... —el joven no pudo terminar de hablar ya que se había resbalado.

—¡Virgen! —grito Méreope alarmada.

Thackery Binx se subió al abdomen de Max y habló—. Bien hecho, Max.

Max abrió los ojos de par en par, dirigiendo su mirada entre Méreope y Thackery.

—¿Puedes hablar? —cuestiono en un susurro Max—. Y tú... ¿Qué eres?

—Lo que tu digas... —dijo el gato—. Ahora: Méreope trae el libro, ¡vamos, rápido!

La pelirroja reacciono y junto con un ya recuperado Max fueron hacia la vitrina en donde yacía el libro que miraba con su único ojo a la pequeña Tonks.

—Toma esa cosa para romperlo —hablo Méreope saliendo de su ensoñación.

Max, haciéndole caso esta vez, tomo uno de los pequeños pilares que había en la habitación y de un par de golpes logro romper el cristal donde estaba el libro maldito.

—¿Qué hacen? ¡No mi libro! ¡Aaahhh! —los gritos eran fuertes, Winifred quería ir por el libro pero era detenida por sus dos hermanas—. ¡Se roban mi libro!

Méreope tomo el libro entre sus brazos.

—¡Debemos irnos! —grito Max y sin darle tiempo para responder, la tomo de su brazo libre y la saco de aquella cabaña comenzando a correr junto con ella.

Al salir de aquella cabaña, un par de gritos se comenzaron a escuchar.

—¡Max! ¡Max! ¡Ven por acá, vamos!

La pelirroja comenzó a seguir a Max, jadeando.

Las otras dos no preguntaron absolutamente nada en cuanto vieron a Max llegar con la pequeña pelirroja, pero estaba claro que luego le harían un interrogatorio a esta.

[...]

Thackery, que iba en el hombro de Méreope, los condujo hasta el cementerio del pueblo de Salem.

—Espera, espera —los detuvo Max—. Mira, es un cementerio.

—Que observador —murmuro Méreope, ganándose la atención de los tres muggles—. ¿Tengo algo en la cara?

—No, pero es muy sospechoso que aparezcas de la nada en el momento en el que estábamos en la cabaña —murmuro Allison mirándola despectivamente—. No eres de por aquí y eso es seguro, así que será mejor que nos digas quien eres y que haces aquí.

—Allison, no creo que... —Max fue interrumpida por esta misma.

—Allison nada Max, ella podría ser peligrosa.

Méreope rió—. ¡Oh si claro! Mucho gusto, soy Méreope Tonks y soy una bruja —se cruzó de brazos—. Esa hubiera sido una magnífica presentación.

—¿De donde dices que vienes? Digo, podrías ser una de ellas perfectamente —volvió a preguntar Allison, mirándola.

—Ahora mismo debería estar en mi escuela de magia pero, ¿Qué crees? tu novio o lo que sea de ti encendió una maldita vela y ahora esas brujas van a matarme a mi y a ustedes —los ojos de la pelirroja relucieron en un naranja intenso.

Thackery habló—. Sera mejor que no le digan nada, no es una bruja cualquiera, ella es especial.

Todos quedaron en un silenció incomodo, por parte de Méreope estaba mas que furiosa con aquel trio de tontos muggles.

—Es tierra santa —hablo Binx, tratando de aliviar el incomodo silenció—. Las brujas no pueden entrar.

Los tres muggles miraron a Méreope.

—¡Oh vamos! Hasta yo se que esa regla es solo para las brujas de magia negra —murmuro la pelirroja rodando los ojos irritada.

—Habla —dijo Max, señalando a Thackery e ignorando el reclamo de la chica.

—¡Síganme! —rugió Thackery, pasando por uno de los pequeños huecos de la reja.

—Ya lo oyeron, sigan a mi gato —dijo Méreope sonriendo—. Y bueno Allison, sin rencores.

Max abrió la puerta de la reja, y así él y las otras tres chicas entraron.

La pelirroja comenzó a caminar siguiendo a Thackery.

El cementerio era grande, por donde miraras te encontrarías con lápidas con fechas en las que aquellas personas fallecieron.

—Por acá —dijo Thackery.

Méreope suponía que para aquel momento ya deberían estar en medio del panteón.

—Quiero mostrarles algo —prosiguió Binx—. Para que tengan una idea con quienes nos enfrentamos... ¿Mér, podrías...?

La pelirroja asintió y de su short sacó su varita.

—¿Eso es una varita? —preguntó con emoción la pequeña Dany.

Méreope asintió—. Sip, hay diferentes tipos de ejemplos para controlar la magia. Nosotros, usamos las varitas.

—¡Wow! Es... ¡increíble!

Méreope se hincó en donde su gato negro le había indicado, al no poder ver nada supo lo que Thackery quería.

—¡Lumos! —murmuró y de su varita salió una luz potente que provocó que algunos cerraran los ojos por tal intensidad.

—William Butcherson —leyó en voz alta Max, recargándose en un árbol.

—¿Alma perdida? —cuestionó Méreope.

—Billy Butcherson era amante de Winifred, pero lo descubrió enamorando a Sarah. Lo enveneno y le coció los labios para que no dijera sus secretos ni muerto —informó Thackery—. Winifred siempre fue muy celosa.

—¡Tu eres Thackery Binx! —dijo Allison mirando al gato, para después descender su vista hasta la pelirroja—. Y tu... ¡Tu eres la reencarnación de Ismaí!

—¿Tienes algún otro nombre que no sea el de tu yo del siglo pasado? —cuestionó divertido Max.

—Bingo —respondió de mala gana Méreope hacia Allison antes de girarse hacia Max—. Pero para no confundirnos, díganme Méreope —se limitó a responder la pelirroja.

—Las leyendas son reales —murmuró con fascinación Allison.

—Si, bien, caminen. Les mostraré otra cosa.

—¡Nox! —la punta de la varita se apagó, la pelirroja tomó el libro con firmeza y siguió a los muggles y a su gato.

Méreope no sabía ni que hacer, parecía estar tranquila frente a ellos pero por dentro era un desastre total. Tenía miedo de no ver de nuevo a su familia o amigos.

Los árboles parecían ser más altos y frondosos, por lo que parecían estar cerca del final de este mismo.

Thackery aminoró la marcha en cuanto se acercaron a un par de tumbas que, igual que la anterior, parecían ser antiguas.

Se sentó en medio de ambas y fue donde Méreope noto los nombres que estas tenían.

"Emily Binx" y "Ismaí Sanderson"

—Por mi culpa robaron la vida de mi hermana y de mi... mi novia —oyó decir al gato, sacándola de sus pensamientos—. Durante años espere a que terminara mi vida para poder reunirme con mi familia. Pero, la maldición de Winifred me dio la inmortalidad y me mantuvo vivo, hasta que un día vi lo que debía hacer con mi vida eterna. Se que le falle a Emily y a Ismaí pero no volvería a fallar, así que me prometí buscarte a ti, Mér, y esperar a que ellas regresaran para detenerlas. Durante tres siglos vigile la casa la noche del día de las brujas, cuando sabía que alguna virgen encendería la vela negra.

Todos voltearon a ver a Max, sabiendo quien había sido el idiota y virgen que había encendido la vela de llama negra.

—Tu eres eso, tonto —dijo Dany, dirigiéndose a su hermano.

—Bueno Dani discúlpame —hablo el joven, levantándose de su lugar—. Hablamos de tres brujas ancianas contra el siglo veinte, ¿Qué puede pasar?

—Mucho —dijeron Méreope y Thackery a la vez.

Mientras tanto, Allison intento abrir el libro queriendo ver su contenido pero fue detenida por Binx que parecía alarmado ante aquella idea.

—¡No habrás ese libro!

—Ah, ¿por qué? —pregunto la castaña, mirando al gato con miedo ya que la había asustado.

—Tiene un conjuro muy poderoso de Winifred —informo Binx—. La que lo podría llegar a usar sería Méreope, aún que es riesgoso. No es una opción.

La pelirroja vio como Max tomaba el libro de las manos de Allison y lo tiraba al suelo sin cuidado alguno.

—Vamos a quemar el libro —habló Max, provocando que Méreope rodara los ojos, aquella sería una noche muy larga para ella y su poca paciencia.

Max encendió el encendedor y lo acerco al libro, al contrario de quemarse este apago la llama del encendedor.

—Lo protege la magia, genio —hablo Méreope esta vez.

Los tres muggles se giraron a ella, para que la pelirroja pudiera abrir el libro sin llamar a las tres ancianas pero fueron detenidos ya que un par de risas macabras llegaron a sus oídos.

—¿Qué mal estoy pagando merlín? ¿Cuál? —pronuncio asustada la pelirroja, levantándose de la roca en la que estaba sentada.

Y aquella noche apenas comenzaba.

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