011. the crazy bludger
↯ CAPÍTULO ONCE
▬ ❝ la bludger loca ❞ ▬
DESPUÉS DEL DESASTROSO EPISODIO DE LOS DUENDECILLOS DE CORNUALLES, EL PROFESOR LOCKHART NO HABÍA VUELTO A LLEVAR A CLASE SERES VIVOS. Por el contrario, se dedicaba a leer a los alumnos pasajes de sus libros, y en ocasiones representaba alguno de los momentos más emocionantes de su biografía. Habitualmente sacaba a Harry para que lo ayudara en aquellas reconstrucciones; hasta el momento, Harry había tenido que representar los papeles de un ingenuo pueblerino transilvano al que Lockhart había curado de una maldición que le hacía tartamudear, un yeti con resfriado y un vampiro que, cuando Lockhart acabó con él, no pudo volver a comer otra cosa que lechuga.
En la siguiente clase de Defensa Contra las Artes Oscuras sacó de nuevo a Harry, esta vez para representar a un hombre lobo. Si no hubiera tenido una razón muy importante para no enfadar a Lockhart, se habría negado.
Méreope –que habitualmente se quedaba sin compañero gracias a Gildory– se entretenía viendo como su mejor amigo pasaría hambre si se dedicara a la actuación.
—Aúlla fuerte, Harry (eso es...), y en aquel momento, créanme, yo salté (así) tirándolo contra el suelo (así) con una mano, y logré inmovilizarle. Con la otra, le puse la varita en la garganta y, reuniendo las fuerzas que me quedaban, llevé a cabo el dificilísimo hechizo Homorphus; él emitió un gemido lastimero (venga, Harry..., más fuerte..., bien) y la piel desapareció..., los colmillos encogieron y... se convirtió en hombre. Sencillo y efectivo. Otro pueblo que me recordará siempre como el héroe que les libró de la terrorífica amenaza mensual de los hombres lobo.
Sonó el timbre y Lockhart se puso en pie.
—Deberes: componer un poema sobre mi victoria contra el hombre lobo Wagga Wagga. ¡El autor del mejor poema será premiado con un ejemplar firmado de El encantador!
Los alumnos empezaron a salir. Harry volvió al fondo de la clase, donde lo esperaban Ron, Hermione y una Méreope que comenzaba a reírse a carcajadas.
—Estuviste asombroso Harry —alago Méreope con burla—. Mi parte favorita fue el aullido ¿como era? ¡Ah si! ¡Auuu! —y volvio a reír.
—¿Listos? —preguntó Harry, tratando de ignorar las carcajadas de Méreope.
—Espera que se hayan ido todos —dijo Hermione, asustada—. Okay, ahora.
Méreope respiro profundamente y siguió a su amiga hasta quedar a su lado, mientras que detrás de ellas iban Harry y Ron.
—Esto... ¿Profesor Lockhart? —tartamudeó Hermione—. Yo querría... sacar este libro de la biblioteca. Sólo para una lectura preparatoria —Le entregó el trozo de papel con mano ligeramente temblorosa—. Pero el problema es que está en la Sección Prohibida, así que necesito el permiso por escrito de un profesor. Estoy convencida de que este libro me ayudaría a comprender lo que explica usted en Una vuelta con los espíritus malignos sobre los venenos de efecto retardado.
—¡Ah, Una vuelta con los espíritus malignos! —dijo Lockhart, cogiendo la nota de Hermione y sonriéndole francamente—. Creo que es mi favorito. ¿Te gustó?
—¡Sí! —dijo Hermione emocionada—. ¡Qué gran idea la suya de atrapar al último con el colador del té...!
—Bueno, estoy seguro que a nadie le parecerá mal que ayude un poco a la mejor estudiante del curso —dijo Lockhart afectuosamente, sacando una pluma de pavo real—. Sí, es bonita, ¿verdad? —dijo, interpretando al revés la expresión de desagrado de Méreope—. Normalmente la reservo para firmar libros.
Garabateó una floreteada firma sobre el papel y se lo devolvió a Hermione
—Así que, Harry —dijo Lockhart, mientras Hermione plegaba la nota con dedos torpes y se la metía en la bolsa—, Mañana se juega el primer partido de quidditch de la temporada, ¿verdad? Gryffindor contra Slytherin, ¿no? He oído que eres un jugador fundamental. Yo también fui buscador. Me pidieron que entrara en la selección nacional, pero preferí dedicar mi vida a la erradicación de las Fuerzas Oscuras. De todas maneras, si necesitaras unas cuantas clases particulares de entrenamiento, no dudes en decírmelo. Siempre me satisface dejar algo de mi experiencia a jugadores menos dotados...
Méreope entrecerró los ojos, no confiaba en él, y dudaba si algún día lo haría.
Harry hizo un ruido indefinido con la garganta y luego salió del aula a toda prisa, detrás de Ron, Méreope y Hermione.
—Es increíble —dijo ella, mientras examinaban los tres la firma en el papel—. Ni siquiera ha mirado de qué libro se trataba.
—Porque es un completo imbécil —dijo Méreope, sujetando la correa de su mochila con firmeza—. Pero ¿a quién le importa? Ya tenemos lo que necesitábamos.
—Él no es un completo imbécil —chillo Hermione, mientras iban hacia la biblioteca a paso ligero.
—Ya, porque ha dicho que eres la mejor estudiante del curso...
Bajaron la voz al entrar en la envolvente quietud de la biblioteca.
La señora Pince, la bibliotecaria, era una mujer delgada e irascible que parecía un buitre mal alimentado.
—¿Moste Potente Potions?—repitió recelosa, tratando de coger la nota de Hermione. Pero Hermione no la soltaba.
—Desearía poder guardarla —dijo la chica, aguantando la respiración.
—Vamos —dijo Ron, arrancándole la nota y entregándola a la señora Pince—. Te conseguiremos otro autógrafo. Lockhart firmará cualquier cosa que se esté quieta el tiempo suficiente.
La señora Pince levantó el papel a la luz, como dispuesta a detectar una posible falsificación, pero la nota pasó la prueba. Caminó orgullosamente por entre las elevadas estanterías y regresó unos minutos después llevando con ella un libro grande de aspecto mohoso. Méreope se lo metió en la mochila con mucho cuidado, e intentó no caminar demasiado rápido ni parecer demasiado culpable.
Cinco minutos después, se encontraban de nuevo refugiados en los aseos fuera deservicio de Myrtle la Llorona. Hermione había rechazado las objeciones de Ron argumentando que aquél sería el último lugar en el que entraría alguien en su sano juicio, así que allí tenían garantizada la intimidad. Myrtle la Llorona lloraba estruendosamente en su retrete, pero ellos no le prestaban atención, y ella a ellos tampoco.
Hermione abrió con cuidado el Moste Potente Potions, y los cuatro se encorvaron sobre las páginas llenas de manchas de humedad. De un vistazo quedó patente por qué pertenecía a la Sección Prohibida. Algunas de las pociones tenían efectos demasiado horribles incluso para imaginarlos, y había ilustraciones monstruosas, como la de un hombre que parecía vuelto de dentro hacia fuera y una bruja con varios pares de brazos que le salían de la cabeza.
—¡Aquí está! —dijo Hermione emocionada, al dar con la página que llevaba por título La poción multijugos. Estaba decorada con dibujos de personas que iban transformándose en otras distintas. Méreope imploró que la apariencia de dolor intenso que había en los rostros de aquellas personas fuera fruto de la imaginación del artista.
»Ésta es la poción más complicada que he visto nunca —dijo Hermione, al mirar la receta—. Crisopos, sanguijuelas, Descurainia sophia y centinodia —murmuró, pasando el dedo por la lista de los ingredientes—. Bueno, no son difíciles de encontrar, están en el armario de los estudiantes, podemos conseguirlos. ¡Vaya, miren, polvo de cuerno de bicornio! No sé dónde vamos a encontrarlo..., piel en tiras de serpiente arbórea africana..., eso también será peliagudo... y por supuesto, algo de aquel en quien queramos convertirnos.
—Perdona —dijo Ron bruscamente—. ¿Qué quieres decir con «algo de aquel en quien queramos convertirnos»? Yo no me voy a beber nada que contenga las uñas de los pies de Crabbe.
—Y yo no voy a beber algo que contenga algo de Parkinson, a lo mejor se me pega algo —Méreope resoplo, quitando los mechones de cabello que se le habían venido al rostro.
Hermione continuó como si no los hubiera oído.
—De momento, todavía no tenemos que preocuparnos porque esos ingredientes los echaremos al final.
Sin saber qué decir, Méreope se volvió a Harry, que tenía otra preocupación.
—¿No te das cuenta de cuántas cosas vamos a tener que robar, Hermione? Piel de serpiente arbórea africana en tiras, desde luego eso no está en el armario de los estudiantes, ¿qué vamos a hacer? ¿Forzar los armarios privados de Snape? No sé si es buena idea...
Hermione cerró el libro con un ruido seco y Méreope lo tomó con expresión severa.
—Bueno, si van a acobardarse los dos, pues esta bien —dijo Méreope, que ya no le desagradaba la idea de usar cosas de Pansy si iban a averiguar algo que sin duda, ayudaría con lo que sea que ocurre en Hogwarts.
—Yo no quiero saltarme las normas, ya lo saben, pero pienso que aterrorizar a los magos de familia muggle es mucho peor que elaborar un poco de poción. Pero si no tienen interés en averiguar si el heredero es Malfoy, iré derecha a la señora Pince y le devolveré el libro inmediatamente —Hermione parecía hablar enserio.
—No creí que fuera a verte nunca intentando persuadirnos de que incumplamos las normas —dijo Ron—. Está bien, lo haremos, pero nada de uñas de los pies, ¿okay?
—Pero ¿cuánto nos llevará hacerlo? —preguntó Harry, cuando Méreope, satisfecha, volvió a abrir el libro.
Hermione miro a Méreope.
—Bueno, como hay que coger la Descurainia sophia con luna llena, y los crisopos han de cocerse durante veintiún días..., yo diría que podríamos tenerla preparada en un mes, si podemos conseguir todos los ingredientes —Méreope comenzó a mirar sus uñas, pensando que un esmalte azul se vería bien en ellas.
—¿Un mes? —dijo Ron—. ¡En ese tiempo, Malfoy puede atacar a la mitad de los hijos de muggles! —Méreope entorno los ojos amenazadoramente, y él añadió sin vacilar—: Pero es el mejor plan que tenemos, así que adelante a toda máquina.
Sin embargo, mientras Hermione y Méreope comprobaban que no había nadie a la vista para poder salir del aseo, Ron susurró a Harry:
—Sería mucho más sencillo que mañana tiraras a Malfoy de la escoba.
[...]
Méreope parecía que se arrancaría los cabellos de su lugar al ver como una tonta bludger desquiciada perseguía a Harry durante el partido tratando de matarlo o... bueno si, matarlo.
—¡Harry cuidado! —gritaba la pelirroja con ganas tras ver como la bludger llegaba por detrás de Harry, al parecer le había avisado tarde ya que cuando Harry oyó a su amiga, la bludger ya había dado contra su codo.—. ¡HARRY!
La pelirroja bajo corriendo hacia el campo siendo seguida por Ron y Hermione.
Sin importarle que se mojara, fue hacia donde yacía Harry desmayado, con una Snitch sujetada en su mano la cual estaba tendida en el césped como todo su cuerpo.
—¿Harry? —la Gryffindor toco la mejilla de Harry, la cual tenía un pequeño rasguño con poca sangre.
Con su pulgar comenzó a acariciar el rasguño del muchacho, y una idea loca cruzo por su cabeza. Bueno, loca como tal no: ya lo había tenido en mente desde hace mucho tiempo, solo que jamás se había atrevido a comprobar su teoría.
¿Qué pasaría si tratara de curarlo con sus poderes? El calor puede tener una que otra fuente curativa, ¿no? Siempre y cuando la cosa o persona estuviera viva, y Méreope veía a Harry vivo.
—Si te duele, ni modo.
Cerro los ojos y comenzó a pensar en sus poderes, la forma y el color que estos tenían, su temperatura... tan cálida como una tarde de verano. Un par de segundos después abrió los ojos, dejando ver aquel tono anaranjado brillante que la hacía sentir extrañamente viva.
Rápidamente la herida comenzó a sanar y a desaparecer, al mismo tiempo que Lockhart se situaba a la par de ella, observando lo que hacía con maravilles— Es increíble lo que puede hacer, señorita Tonks, ¿sabe como pudo obtener...?
No pudo terminar gracias a que Harry había comenzado a despertar, sintiendo un suave toque en su mejilla. Al abrir sus por completo, admiro a Méreope frente a él. Sonrió, pero al ver a Lockhart, su sonrisa comenzó a irse de a poco.
—¡Oh, no, usted no! —gimió.
—No sabe lo que dice —explicó Lockhart en voz alta a la expectante multitud de Gryffindor que se agolpaba alrededor—. Que nadie se preocupe: voy a inmovilizarle el brazo.
—¡No! —dijo Harry—, me gusta como está, gracias.
Méreope observo el intento fallido de Harry para sentarse, ya que al parecer el dolor en su brazo no se lo permitía.
—No quiero que hagas fotos, Colin —dijo Harry alzando la voz.
—Vuelve a recostarte, Harry —dijo Lockhart, tranquilizador—. No es más que un sencillo hechizo que he empleado incontables veces.
La pelirroja le dirigió una mueca a Harry y tomo su mano delicadamente. Harry ante aquel tacto tan suave no pudo evitar dedicarle una ligera sonrisa que podía asimilarse más a una mueca.
—¿Por qué no me envían a la enfermería? —masculló Harry.
—Así debería hacerse, profesor —dijo Wood, lleno de barro y sin poder evitar sonreír aunque su buscador estuviera herido—. Fabulosa jugada, Harry, realmente espectacular, la mejor que hayas hecho nunca, yo diría.
Por entre la selva de piernas que los rodeaba, Méreope vio a Fred y George Weasley forcejeando para meter la bludger loca en una caja. Todavía se resistía.
—Apártense —dijo Lockhart, arremangándose su túnica verde jade.
—No... ¡no! —dijo Harry débilmente, pero Lockhart estaba revoleando su varita, y un instante después la apuntó hacia el brazo de Harry.
¿Mierda?
—¡Ah! —dijo Lockhart—. Sí, bueno, algunas veces ocurre esto. Pero el caso es que los huesos ya no están rotos. Eso es lo que importa. Así que, Harry, ahora debes ir a la enfermería. Ah, señor Weasley, señoritas Granger y Tonks, ¿pueden ayudarle? La señora Pomfrey podrá..., esto..., arreglarlo un poco.
Los tres tomaron a Harry con cuidado y se dirigieron a la enfermería para que Madame Pomfrey remediara lo que el imbécil de Lockhart había provocado.
Le había quitado los huesos a Harry. Y a la señora Pomfrey aquello no le hizo gracia.
—¡Tendrían que haber venido enseguida aquí! —dijo hecha una furia y levantando el triste y mustio despojo de lo que, media hora antes, había sido un brazo en perfecto estado—. Puedo recomponer los huesos en un segundo..., pero hacerlos crecer de nuevo... la señorita Tonks al menos si fue de ayuda quitándote un poco el dolor, Potter, pero no será suficiente.
Harry sonrió hacia la pelirroja la cual ajustaba su chaqueta negra, sin percatarse de que él la observaba. Durante su "desmayo" había soñado con algo acerca de un ángel que tomaba su mejilla. Le agradaba saber que ese ángel era Méreope.
—Pero podrá, ¿no? —dijo Harry, desesperado una vez que ya había salido de su ensoñación.
—Desde luego que podré, pero será doloroso —dijo en tono grave la señora Pomfrey, dando un pijama a Harry—. Tendrás que pasar aquí la noche.
—Creo que este año tampoco tendré a Hedwig y la capa Ron —murmuro Méreope hacia Ron el cual rodo los ojos.
Hermione y Méreope aguardaron al otro lado de la cortina que rodeaba la cama de Harry mientras Ron lo ayudaba a vestirse.
—¿Te atreves ahora a defender a Lockhart, Hermione? —le dijo Ron a través de la cortina mientras hacía pasar los dedos inanimados de Harry por el puño de la manga—. Si Harry hubiera querido que lo deshuesaran, lo habría pedido.
—Cualquiera puede cometer un error —dijo Hermione—. Y ya no duele, ¿verdad, Harry?
—No —respondió Harry—, ni duele ni sirve para nada —al echarse en la cama, el brazo se balanceó sin gobierno—. La que mas pudo ayudar, y que de verdad sirvió para algo, fue Méreope.
La pelirroja sonrió satisfecha—. De nada, Potter. Se que no puedes vivir sin mi —grito Méreope para que él la escuchara.
El azabache rodó los ojos con diversión.
Hermione, Méreope y la señora Pomfrey cruzaron la cortina. La señora Pomfrey llevaba una botella grande en cuya etiqueta ponía «Crece huesos».
—Vas a pasar una mala noche —dijo ella, vertiendo un líquido humeante en un vaso y entregándoselo—. Hacer que los huesos vuelvan a crecer es bastante desagradable.
Cuando Harry lo bebió, Madame Pomfrey se retiro de ahí, dejando que Ron, Méreope y Hermione ayudaran a Harry a beber un poco de agua.
—¡Pero hemos ganado! —le dijo Ron, sonriendo tímidamente—. Todo gracias a tu jugada. ¡Y la cara que ha puesto Malfoy... Parecía que te quería matar!
—Me gustaría saber cómo trucó la bludger —dijo Méreope mordiendo una de sus uñas, intrigada.
—Podemos añadir eso a la lista de preguntas que le haremos después de tomar la poción multijugos —dijo Harry acomodándose en las almohadas—. Espero que sepa mejor que esta bazofia...
—Lo dudo... —canturreo Méreope ganándose tres miradas fulminantes—.
Es lógica, oigan. Vamos a beber cosas de las personas más odiosas de la casa de las serpientes, por favor, no esperen agua de rosas o algo parecido —termino de decir Méreope, encogiéndose de hombros.
En aquel momento, se abrió de golpe la puerta de la enfermería. Sucios y empapados, entraron para ver a Harry los demás jugadores del equipo de Gryffindor.
—Un vuelo increíble, Harry —le dijo George, abrazando a Méreope por detrás—. Acabo de ver a Marcus Flint gritando a Malfoy algo parecido a que tenía la snitch encima de la cabeza y no se daba cuenta. Malfoy no parecía muy contento.
Habían llevado pasteles, dulces y botellas de zumo de calabaza; se situaron alrededor de la cama de Harry, y ya estaban preparando lo que prometía ser una fiesta estupenda, cuando se acercó la señora Pomfrey gritando:
—¡Este chico necesita descansar, tiene que recomponer treinta y tres huesos!¡Fuera! ¡FUERA!
Méreope se despidió de el muchacho con un beso en la mejilla antes de irse junto a los gemelos, queriendo ver a su primito ser regañado por el capitán de Slytherin, dejando a un sonrojado Harry tumbado en la camilla, tratando de recomponer treinta y tres huesos.
[...]
Camino de regreso a la Sala Común de Gryffindor después de ver como reñían a Malfoy, Fred y George se reían de los gestos que Draco ponía en medio de la discusión, alegando lo idiota que fue por burlarse de Harry, dejando ir la oportunidad de darle la victoria a su equipo.
—Debiste verlo de cerca, hermana.
—¡Si! Fue aun mas chistoso.
Y volvieron a reír a carcajadas mientras seguían su camino hacia su Sala Común.
Frente al retrato de la Dama Gorda se encontraba cierto Slytherin que esperaba que entrara o saliera la pelirroja.
—Bueno, nosotros nos vamos... —comenzó George, dirigiéndole una mala mirada al pobre de Theodore, quien solo tragó en seco al verla ir acompañada de aquellos dos.
—Cuidado con lo que haces, Nott —soltó Fred y junto con su gemelo se adentraron a la Sala Común.
Cuando Méreope verifico que se habían ido de verdad, miro con una ceja alzada al muchacho.
—Hasta que te atreves a hablarme, Nott.
—Tenia... unas cosas en las que pensar —se encogió de hombros—. Se que no le agrado a Potter pero, ¿esta bien?
—Si —admitió Méreope pasando un mechón de su lacio cabello detrás de su oreja.
—Me alegro. No me gustaría que te metieras en mas embrollos ¿sabes? —el castaño le sonrió divertido, refiriéndose al tema de la gata petrificada—. Pero conociéndote y conociendo a tus amigos, volverás a hacerlo.
La pelirroja rió y negó con la cabeza suavemente.
—Tengo que irme... si me ven por acá podrán lincharme —bromeo—. Nos vemos, Lisa —dejo un beso sobre su mejilla y se fue de ahí como si lo estuvieran correteando.
Méreope ingreso a su Sala Común con un sonrojo abriéndose paso en sus mejillas, sin saber que hacer o que pensar.
━━━AUTHOR'S NOTE. ¡chicuelas y chicuelos! holaaa, ¿como están? ¿qué tal su fin de semana? Espero que hayan estado bien y que sigan estando así.
¿les a gustado el capítulo?
recuerden: voten, comenten y compartan la historia para que así crezca esta pequeña gran familia💞.
eso es todo travesuritas, sooooo
-✨Travesura Realizada✨-
Majo P.
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