Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

003. the kidnapping of the redhead

CAPÍTULO TRES
▬  ❝ el secuestro de la pelirroja ❞  ▬



















MÉREOPE AYUDABA A ORGANIZAR LOS VESTIDOS DE LA MENOR DE LOS WEASLEY, mientras esta le relataba con pesadez como era convivir con hombres la mayoría del tiempo, lo cual desde el punto de vista de ambas resultaba estresante y exhausto.

Así que... ¿compartes baño, con todos tus hermanos? pregunto la mayor, colgando un vestido lila con algunas flores en el en uno de los ganchos cercanos a ellas.

Si, aunque ser la única niña y ser la menor tiene sus ventajas admitió Ginny, pasándole otro vestido a la pelirroja.

¿Como...? comenzó a preguntar Méreope, pero fue interrumpida por la respuesta de Ginny.

Tengo cosas nuevas, mas que nada es ropa, suelo jugar con las escobas de mis hermano también menciono divertida tras colgar otro vestido.

Bueno, eso si es bueno, no puedo imaginarte con la ropa de Ron admitió la Gryffindor, terminando de colgar la ropa. Tiene un pésimo estilo.

Y entonces, el grito de Molly Weasley las hizo reaccionar.

¡Niños, bajen a cenar!

Méreope curiosa volteó a ver a Ginny quien se encogió de hombros al mismo tiempo que tomaba su mano, jalándola al piso de abajo.

Bien niñas, por favor siéntense, Méreope querida espero que te guste lo que he preparado una enorme sonrisa adornaba los labios de la mujer.

Y así, un gran plato con una pierna de pollo acompañado con algo de arroz y verduras apareció frente a ella como por obra de magia.

Ron bajo corriendo las escaleras, sentándose a la par de su amiga, mientras pensaba en algún plan para que Méreope fuera con él a buscar a Harry aquella noche.

La cena transcurrió entre risas y algún que otro reclamo por parte de Percy, pero claro, ¿Quién le hace caso a Percy?

Meli, ¿quieres jugo de calabaza? preguntó Ron a la pelirroja, sonriente.

La muchacha rodó los ojos con falsa irritación. En primera, no me llames Meli. Y en segundo si, si quiero.

Ron sonrió orgulloso y vacío algo de jugo de calabaza en el vaso de la niña.

Y por "accidente" tiró su servilleta al suelo de una forma tan falsa, que hasta Ginny lo miró con una ceja alzada, mientras metía un pedazo de zanahoria a su boca antes de que su madre llamase su atención.

¡Ay! Meli, ¿puedes pasarme la servilleta? preguntó Ron, con una sonrisa que Méreope no sabía interpretar al cien por ciento.

La pelirroja lo miro mal pero aún así se agacho para alcanzar la servilleta de su amigo de mala gana.

En esos pequeños instantes Fred le tendió un pequeño frasco a George y este se lo entregó a Ron.

Ron tomó el frasco con curiosidad, comenzando a inspeccionarlo, pero los gemelos al ver como tardaba y sabiendo que la pelirroja podría levantarse en cualquier momento le arrebataron el frasco y lo sirvieron en el jugo de la chica con sumo cuidado, intentando no llamar la atención de sus padres.

Este frasco contenía nada más y nada menos que un somnífero que los gemelos habían conseguido en –según ellos– una tienda de bromas Muggle –que más bien era una farmacia muggle–.

Lo revolvieron para que los puntos blancos se disolvieran y lo dejaron en su lugar. Méreope se levantó del piso y le extendió la servilleta a Ron, quien le tendió con nerviosismo el vaso y está lo tomo rápidamente, bebiéndolo de un solo sorbo.

Los tres pelirrojos sonrieron orgullosos y siguieron comiendo, como si no acababan de drogar literalmente a la muchacha.

Después de un rato, todos fueron a dormirse.

Ginny al llegar al cuarto se tiró a la cama, cayendo dormida rápidamente. Méreope creía que la menor caía inconsciente cada vez que tocaba su almohada.

¿Estas dormida ya, Ginny? preguntó Méreope en un susurro después de unos minutos, pero al no recibir respuesta, supuso que ya estaba en el séptimo sueño.

Méreope se removía en la cama, buscando alguna posición que le agradara. Y cuando la encontró, no tardó en caer profundamente dormida sin saber de donde o como tomó el sueño, pero de algo estaba segura, ese vaso había tenido algo y ella lo descubriría, pero claro, cuando despertara.

[...]

« Narra Ron »

Mi plan, o bueno, nuestro plan había salido a la perfección. Meli había quedado totalmente dormida tras aquel polvo blanco que los gemelos habían conseguido en dios sabe donde.

Y por eso ahora nos encontrábamos yendo hacia la habitación de Ginny, la cual ahora compartía con mi amiga pelirroja.

Nos deberás una muy enorme, Ronald habló Fred, yendo detrás mío mientras George trataba de encender el auto en el jardín.

No hables, si nuestros padres o Percy se dan cuenta de lo que haremos nos castigarán susurre, abriendo lentamente la puerta que daba la entrada a la habitación de Ginny.

Ginny dormía placenteramente del lado contrario a nosotros, haciendo nuestro plan aún más fácil. Mientras que Meli se encontraba totalmente destapada y dormida, lo que ahora lo hacía más fácil que hace unos segundos.

Le hice una seña a Fred para que la sujetara en brazos. Este rodó los ojos pero aún así lo hizo.

Vámonos antes de que Ginny despierte murmure.

Comenzamos a caminar hacia la puerta de nuevo pero un murmullo proveniente de Méreope en brazos de Fred nos hizo parar en seco.

Maman s'il te plait ne pars pas... murmuro Meli, con su ceño fruncido y una mueca en sus labios.

Realmente no recordaba que ella hablaba francés, y al parecer había dicho aquello en ese idioma.

Fred paró, acomodo de nuevo en sus brazos a mi amiga, y seguimos nuestro camino.

Realmente no entendía como podía cargar a Méreope.. era demasiado pesada para mi.

Bajamos con cuidado las escaleras, esperando no encontrarnos a nadie.

Y para nuestra suerte, así fue.

George, ¡enciende el auto ya! grite-susurre hacia mi otro hermano una vez estuvimos en el jardín.

George lo encendió y rápidamente se subió al asiento del copiloto. Después me subí yo a la parte trasera del auto para tras ello hacerle señas a Fred para que me pasara a Meli.

¿Qué señas son esas Ron? susurro él, frunciendo el ceño. ¿Quieres comida para el camino?

Rodé los ojos. No Fred, no quiero comida. Pásame a Méreope al asiento de acá y súbete de una buena vez.

Que humor dijo para después pasarme a mi amiga, a quien acomode mejor en el asiento para que estuviese cómoda.

Después se subió al auto y arrancó, así perdiéndonos en el cielo nocturno.

¿Saben? Creo que hubiera pedido la comida también.

[...]

« Narrador Omnisciente »

Mientras tanto, en el número 4 de Privet Drive se encontraba un azabache encerrado en su recamara "castigado" con barrotes en su ventana, y su puerta con mas de seis candados en ella. Todo esto se lo podría agradecer –noten el sarcasmo– al elfo domestico que lo había visitado una noche atrás. Según el elfo llamado Dobby, no podía regresar a Hogwarts ese año... si, ahora pueden imaginarse que fue lo que sucedió.

Pero sus "salvadores" y una muchacha obligada a ir iban a su rescate.

Un pelirrojo sostenía a su amiga –que ya comenzaba a recobrar la consciencia– mientras hacia que su hermano condujera aun mas rápido.

Fred, ¡¿puedes apurarte de una vez?! grito Ron, viendo como Méreope comenzaba a removerse en su sitio. Meli esta despertando y si no esta en el cuarto de Ginny va a golpear a alguien y ese alguien voy a ser yo.

Ron, en primera: ¡Cállate que me pones nervioso! grito el gemelo que conducía.

En segunda siguió el gemelo que iba en el asiento del copiloto. Ya llegamos, tranquilízate. Tus malas energías la despertaran.

Y así era, el carro paro frente a una ventana cubierta de barrotes aun lado y en medio de esta.

¡Ron! exclamó Harry, encaramándose a la ventana y abriéndola para poder hablar con él a través de la reja. Ron, ¿Cómo has logrado...? ¿Qué...? 

¿Todo bien, Harry? preguntaron Fred y George a la vez, mientras veían al azabache con una sonrisa divertida por la expresión que este hacia.

¿Qué ha pasado? preguntó Ron. ¿Por qué no has contestado a mis cartas y a las de Meli?

La expresión de Harry cambio completamente, en vez de la expresión sorprendida estaba una sonrisa en su rostro al mencionar a su mejor amiga.

Te he pedido unas doce veces que vinieras a mi casa a pasar unos días, y luego mi padre vino un día diciendo que te habían enviado un apercibimiento oficial por utilizar la magia delante de los muggles alegó Ron.

No fui yo. Pero ¿Cómo se enteró?

Trabaja en el Ministerio contestó Ron. Sabes que no podemos hacer ningún conjuro fuera del colegio.

¡Tiene gracia que tú me lo digas! repuso Harry, echando un vistazo al coche flotante.

¡Esto no cuenta! explicó Ron. Sólo lo hemos cogido prestado. Es de mi padre, nosotros no lo hemos encantado. Pero hacer magia delante de esos muggles con los que vives...

No he sido yo, ya te lo he dicho, pero es demasiado largo para explicarlo ahora. Mira, puedes decir en Hogwarts que los Dursley me tienen encerrado y que no podré volver al colegio, y está claro que no puedo utilizar la magia para escapar de aquí, porque el ministro pensaría que es la segunda vez que utilizo conjuros en tres días, de forma que...

Deja de decir tonterías dijo Ron. Hemos venido para llevarte a casa con nosotros.

Pero tampoco ustedes pueden utilizar la magia para sacarme...

No la necesitamos repuso Ron, señalando con la cabeza hacia los asientos delanteros y sonriendo. Recuerda a quién he traído conmigo.

Ata esto a la reja dijo Fred, arrojándole un cabo de cuerda.

Si los Dursley se despiertan, me matan comentó Harry, atando la soga a uno de los barrotes. Fred aceleró el coche.

No te preocupes dijo Fred, y apártate.

Y así, Harry ato la cuerda en uno de los barrotes que también estaba atado al coche Weasley, pero con todo ese ruido se levantaron un par de personas.

La familia Dursley

Y bueno, Méreope también.

¡Hasta el próximo verano! gritó Harry una vez ya todo listo.

Los Weasley se rieron a carcajadas, y Harry se recostó en el asiento, con una sonrisa de oreja a oreja, derrochando felicidad por haber dejado a los Dursley hasta el próximo verano.

Claro, no estaría tan contento cuando la pelirroja abriese los ojos. Méreope se removió en el asiento, provocando que los gemelos se callaran de repente, y que el rostro de Ron cambiara a una expresión asustadiza. Harry frunció su ceño, ya que no sabia que ocurría ni el porqué de las reacciones de los Weasley.

Suelta a Hedwig dijo Ron, con la voz temblorosa, y que nos siga volando. Lleva un montón de tiempo sin poder estirar las alas.

George le pasó la horquilla a Ron y, en un instante, Hedwig salía alborozada por la ventanilla y se quedaba planeando al lado del coche, como un fantasma.

Méreope recobró la consciencia casi en un parpadeo, sentándose en el transcurso, mientras miraba su alrededor confundida, ya que aquel sitio no era la habitación de Ginny, ni una cama: era un auto.

Volteo hacia un lado, encontrándose con Ron y Harry, el pelirrojo le dirigió una sonrisa nerviosa, mientras que Harry le sonreía entusiasmado.

¡RONALD WEASLEY!grito la pelirroja, mirándolo fulminantemente. Te dije que no quería venir por Potter.

Y la sonrisa de Harry decayó.

B-bueno... creí que lo dijiste por estar enojada y...

Lo interrumpió. Sigo enojada, Ronald. Sigo le aclaro, con los dientes apretados—. Y ahora tu te sumas a mi molestia.

Issa... me alegro de verte, pero mira, quizás estas enojada pero te tengo una explicación y... comenzó a tratar de explicarle Harry, pero fue interrumpido por Méreope.

No me hables Potter, quizás tengas tus motivos pero sigo resentida ahora su mirada se posó en los gemelos, quienes no pudieron evitar ver una enorme similitud entre su madre y la chica cuando se enfadaban. Y ustedes, par de dos, también estoy molesta con ustedes farfulló la pelirroja, arrugando su nariz, demostrando su disgusto.

Hermana

No es

Para tanto finalizaron al mismo tiempo los gemelos, con su rostro ligeramente decaído.

La chica solo rodo los ojos, pero su postura siguió igual, dirigió su mirada a la ventanilla donde solo podía observarse el oscuro cielo y algunas estrellas esparcidas por el.

El ambiente en el carro se había vuelto incomodo y tenso, por lo que Ron trato de aliviarlo un poco.

Entonces, Harry, ¿por qué...? preguntó Ron con su voz aun con algo de nerviosismo. ¿Qué es lo que ha ocurrido?

Harry les explicó lo de Dobby, la advertencia que le había hecho y el desastre del pudín de violetas. Cuando terminó, hubo un silencio prolongado.

Muy sospechosodijo finalmente Fred.

Me huele mal corroboré George. ¿Así que ni siquiera te dijo quién estaba detrás de todo? 

Creo que no podíadijo Harry, ya les he dicho que cada vez que estaba apunto de irse de la lengua, empezaba a darse golpes contra la pared.

Méreope recordó las historias que Andrómeda le contaba sobre su familia, el encuentro varita contra varita entre su hermana y ella, y como era que sus padres y hermanas trataban a los elfos domésticos.

Aunque las criaturas tampoco se quejaban, los elfos resultaban sumisas ante los Black por alguna razón.

¿Creen que me estaba mintiendo? preguntó Harry

Bueno repuso Fred, tengamos en cuenta que los elfos domésticos tienen mucho poder mágico, pero normalmente no lo pueden utilizar sin el permiso de sus amos. Me da la impresión de que enviaron al viejo Dobby para impedirte que regresaras a Hogwarts. Una especie de broma. ¿Hay alguien en el colegio que tenga algo contra ti?

respondieron Ron y Harry al unísono.

Méreope ya suponía la respuesta.

Draco Malfoy dijo Harry. Me odia.

¿Draco Malfoy? dijo George, volviéndose. ¿No es el hijo de Lucius Malfoy?

Supongo que sí, porque no es un apellido muy común contestó Harry. ¿Porqué lo preguntas?

He oído a mi padre hablar mucho de él dijo George. Fue un destacado partidario de Quien-tú-sabes.

Y cuando desapareció Quien-tú-sabes dijo Fred, estirando el cuello para hablar con Harry, Lucius Malfoy regresó negándolo todo. Mentiras... Mi padre piensa que él pertenecía al círculo más próximo a Quien-tú-sabes.

No sé si los Malfoy poseerán un elfo dijo Méreope después de un rato, ya que creía que cualquier elfo domestico al igual que ellos no soportarían a la familia mucho tiempo.

Bueno, sea quien sea, tiene que tratarse de una familia de magos de larga tradición, y tienen que ser ricos observó Fred.

Sí, mamá siempre está diciendo que querría tener un elfo doméstico que le planchase la ropa dijo George. Pero lo único que tenemos es un espíritu asqueroso y malvado en el ático, y el jardín lleno de gnomos. Los elfos domésticos están engrandes casas solariegas y en castillos y lugares así, y no en casas como la nuestra.

Podría ser también ese, ese Theodore Nott... murmuro Harry, siendo escuchado solamente por la pelirroja que le proporciono un golpe detrás de su cabeza. ¡Auch!

De cualquier manera, estoy muy contento de que hayamos podido rescatarte dijo Ron ignorando el golpe de Méreope hacia Harry por su bien. Me estaba preocupando que no respondieras a mis cartas. Al principio le echaba la culpa a Errol...  

¡Oye! Errol es agradable defendió Méreope, a la hermosa lechuza de los Weasley. Si quieres echarle la culpa a alguien culpa a esos horribles muggles, sin ofender Potter dijo lo ultimo mirando a Harry menos mal.

Tranquila Issa, comparto tu opinión. dijo Harry. Pero... ¿Quién es Errol?

Nuestra lechuza macho. Pero está viejo. No sería la primera vez que le da un colapso al hacer una entrega. Así que intenté pedirle a Percy que me prestara a Hermes...

¿Quién? cuestiono Méreope ladeando un poco su cabeza.

Quizás llevaba días viviendo con los Weasley, pero jamás había visto a una lechuza que no fuese Errol.

La lechuza que nuestros padres compraron a Percy cuando lo nombraron prefecto dijo Fred desde el asiento delantero.

¿Y por qué a Ron no le cambian la rata? cuestiono la pelirroja, creyendo que Ron merecía más la lechuza que Percy, quien resultaba odioso la mayor parte del tiempo.

Pero Percy no me la quiso dejar añadió Ron, dándole una ligera sonrisa a su amiga. Dijo que la necesitaba él.

Este verano, Percy se está comportando de forma muy rara dijo George, frunciendo el entrecejo. Ha estado enviando montones de cartas y pasando muchísimo tiempo encerrado en su habitación... No puede uno estar todo el día sacando brillo a la insignia de prefecto. Te estás desviando hacia el oeste, Fred añadió, señalando un indicador en el salpicadero. Fred giró el volante

¿Su padre sabe que se han llevado el coche? preguntó Harry, adivinando la respuesta. ¿O al menos que secuestraron a Méreope?

Esto... no contestó Ron, esta noche tenía que trabajar. Espero que podamos dejarlo en el garaje sin que nuestra madre se dé cuenta de que nos lo hemos llevado, además, no sería bueno que se dé cuenta que secuestramos a su invitada.

¿Qué hace su padre padre en el Ministerio de Magia?

Trabaja en el departamento más aburrido contestó Ron: el Departamento Contra el Uso Incorrecto de los Objetos Muggles.

¿El qué?

Se trata de cosas que han sido fabricadas por los muggles pero que alguien las encanta, y que terminan de nuevo en una casa o una tienda muggle. Por ejemplo, el año pasado murió una bruja vieja, y vendieron su juego de té a un anticuario. Una mujer muggle lo compró, se lo llevó a su casa e intentó servir el té a sus amigos. Fue una pesadilla. Nuestro padre tuvo que trabajar horas extras durante varías semanas.

¿Qué ocurrió?

Pues que la tetera se volvió loca y arrojó un chorro de té hirviendo por toda la sala, y un hombre terminó en el hospital con las tenacillas para coger los terrones de azúcar aferradas a la nariz. Nuestro padre estaba desesperado, en el departamento solamente están él y un viejo brujo llamado Perkins, y tuvieron que hacer encantamientos para borrarles la memoria y otros trucos para que no se acordaran de nada.

Pero su padre..., este coche...

Fred se rió.

Mientras su platica continuaba, los ojos de la pelirroja comenzaron a pesarle poco a poco hasta el punto en donde le era imposible mantenerlos abiertos. En su punto de más dormida que despierta su cabeza hizo contacto con el hombro de Harry, quien al sentir los cabellos suaves de la chica sobre su hombro solo atinó a acomodarla mejor en su sitio y comenzar a dejar suaves caricias en los cabellos de la chica.

Méreope entre sueños lograba ver de nuevo a aquella mujer de la foto y del espejo. Era extraño lo que veía, aquella mujer le murmuraba algo que en realidad no lograba escuchar, hasta que sintió como su sueño se repetía, o bueno, más bien las últimas palabras que la mujer le dedicaba a la bebé, antes de que el rayo de luz verde le golpease el abdomen, cayendo frente a la cuna de la pequeña niña.

Méreope se acerco a la mujer tendida en el suelo con sus ojos azulados abiertos, pero sin aquella humanidad que se le veía en el espejo de Oesed.

La mujer que le había disparado el hechizo se acercaba a paso lento a la bebé, quien lloraba desconsoladamente observando el cuerpo inerte de su madre en el suelo: quizás la pequeña no sabía que había perdido a su madre pero lloraba por los fuertes ruidos que había en la casa, supuso Méreope.

La escena siguiente se puso borrosa para la pelirroja, quien intentaba ver con todas sus fuerzas, pero literalmente la imagen tenía píxeles, sus ojos tenían píxeles. Cuando cerró los ojos con más fuerza que la normal y los abrió de par en par de nuevo, pudo volver a ver con normalidad la escena.

La bebé seguía llorando con fuerza, esta vez más fuerte que cuando la mujer desarreglada asesinó a su madre unos momentos atrás.

Aquella bruja iba a tomar en brazos a la niña, pero antes de que pudiese hacer algo, fue aturdida por aquel hombre que aparecía en el espejo de Oesed, solo que esta vez tenía aún más cicatrices y el rostro repleto de tristeza, Méreope pudo distinguir sus ojos cristalinos. La mujer cayo al suelo desmayada, mientras que el joven muchacho caía de rodillas ante el cuerpo de su esposa mientras soltaba leves jadeos y sollozos, tomando entre sus brazos el cuerpo de la mujer.

La escena cambió y esta vez ingresaron aurores a esta, llevándose a la ya algo consciente mujer, quien alegaba sobre "cinco batallas, llama" –al menos eso fue lo que Méreope logró escuchar, ya que las voces se volvían distorsionadas.

[ Fuera del sueño ]

Los chicos seguían su platica sobre el trabajo honrado de Arthur Weasley, mientras que Harry de un momento a otro notó como su amiga se tensaba y comenzaba a murmurar alguna que otra frase incongruente, el Potter se dio cuenta que una lágrima solitaria se deslizaba por la mejilla de la pelirroja, quien tenía su cel fruncido al igual que sus labios, lucia asustada, preocupada.

Harry, sin saber que hacer, terminó por recostarla sobre su regazo, mientras que a su lado Ron miraba preocupado a su amiga.

Ahí está la carretera principal dijo George, mirando hacia abajo a través del parabrisas. Llegaremos dentro de diez minutos... Menos mal, porque se está haciendo de día.

Un tenue resplandor sonrosado aparecía en el horizonte, al este.

Fred dejó que el coche fuera perdiendo altura, y Harry vio a la escasa luz del amanecer el mosaico que formaban los campos y los grupos de árboles.

Vivimos un poco apartados del pueblo explicó George. En Ottery Saint Catchpole.

El coche volador descendía más y más. Entre los árboles destellaba ya el borde de un sol rojo y brillante

¡Aterrizamos! exclamó Fred cuando, con una ligera sacudida, tomaron contacto con el suelo. Aterrizaron junto a un garaje en ruinas en un pequeño corral, y Harry vio por vez primera la casa de Ron. Parecía como si en otro tiempo hubiera sido una gran pocilga de piedra, pero aquí y allá habían ido añadiendo tantas habitaciones que ahora la casa tenía varios pisos de altura y estaba tan torcida que parecía sostenerse en pie por arte de magia, y Harry sospechó que así era probablemente. Cuatro o cinco chimeneas coronaban el tejado. Cerca de la entrada, clavado en el suelo, había un letrero torcido que decía «La Madriguera». En torno a la puerta principal había un revoltijo de botas de goma y un caldero muy oxidado. Varias gallinas gordas de color marrón picoteaban a sus anchas por el corral.

No es gran cosa.

Es una maravilla repuso Harry, contento, acordándose de Privet Drive.

Salieron del coche.

Harry despertó lentamente a la pelirroja, quien no iba a decirlo en voz alta pero le agradecía profundamente aquello al chico. Harry sujeto su mano llevándola con Ron, quien al verla le sonrió.

Ahora tenemos que subir las escaleras sin hacer el menor ruido advirtió Fred, y esperar a que mamá nos llame para el desayuno. Entonces tú, Ron, bajarás las escaleras dando saltos y diciendo: «¡Mamá, mira quién ha llegado esta noche!» Ella se pondrá muy contenta, y nadie tendrá que saber que hemos tomado el coche Fred miró a Méreope. Y Mér, por favor, trata de no despertar a Ginny.

La pelirroja de la mala gana asintió, solamente por que quería tocar el colchón de la cómoda cama que Molly le había ofrecido.

Bien dijo Ron. Vamos, Harry, yo duermo en el...

Antes de tan siquiera subir, paso lo menos deseado. De repente, Ron se puso de un color verdoso muy feo y clavó los ojos en la casa. Los otros cuatro se dieron la vuelta.

La señora Weasley iba por el corral espantando a las gallinas, y para tratarse de una mujer pequeña, rolliza y de rostro bondadoso, era sorprendente lo que podía parecerse aun tigre de enormes colmillos.

¡Ah! musitó Fred.

¡Dios mío! exclamó George. 

Méreope se golpeo la frente, para después darles un pisotón a ambos pelirrojos.

La señora Weasley se paró delante de ellos, con las manos en las caderas, y paseó la mirada de uno a otro. Llevaba un delantal estampado de cuyo bolsillo sobresalía una varita mágica.

Así que... dijo.

Buenos días, mamá saludó George, poniendo lo que él consideraba que era una voz alegre y encantadora.

¿Tienen idea de lo preocupada que he estado? preguntó la señora Weasley en un tono aterrador.

Perdona, mamá, pero es que, mira, teníamos que...

Aunque los tres hijos de la señora Weasley eran más altos que su madre, se amilanaron cuando descargó su ira sobre ellos.

Mientras qué Méreope observaba la escena frente a ella una sonrisa divertida y burlona se abrió paso por sus labios.

¡Las camas vacías! ¡Ni una nota! El coche no estaba..., podían haber tenido un accidente... Creía que me volvía loca, pero no les importa, ¿verdad?... Nunca, en toda mi vida... Ya verán cuando llegue a casa su padre, un disgusto como éste nunca me lo dieron Bill, ni Charlie, ni Percy...

Percy, el prefecto perfecto murmuró Fred.

¡PUES PODRÍAS SEGUIR SU EJEMPLO! gritó la señora Weasley, dándole golpecitos en el pecho con el dedo. Podrían haberlos matado o podría haberlos visto alguien, y su padre haberse quedado sin trabajo por su culpa... ¡Y TODAVIA SE LLEVAN A MÉREOPE! no crean que Ginny no se a dado cuenta de como la raptaron de su habitación, Ronald.

Méreope mordía su labio inferior, tratando de evitar soltar una tremenda carcajada.

La señora Weasley enronqueció de tanto gritar y luego se plantó delante de Harry, que retrocedió asustado.

Me alegro de verte, Harry, cielo dijo. Pasa a desayunar.

La señora Weasley se encaminó hacia la casa y Harry la siguió, después de dirigir una mirada azorada a Ron, que le respondió animándolo con un gesto de la cabeza.

Los cuatro pelirrojos se quedaron parados en su lugar, y cuando ya no hubo rastro de Harry o Molly, fue donde Méreope exploto en carcajadas.

¡Ay Merlinsito, como amo el karma! expreso la chica, quitando lagrimas que se le habían salido de tanto reír.  ¿Pero como es qué no conocen a su hermanita, idiotas?

Y así salió corriendo hacia la cocina en donde estaban Molly y Harry, tratando de evitar alguna replica de los pelirrojos que había dejado atrás.

La señora Weasley preparaba el desayuno sin poner demasiada atención en lo que hacía, y en el rato que tardó en freír las salchichas echó unas cuantas miradas de desaprobación a sus hijos. De vez en cuando murmuraba: «cómo se les pudo ocurrir» o «nunca lo hubiera creído».

Tú no tienes la culpa, cielo, y mucho menos tu, Mér aseguró a Méreope y a Harry, echándoles en el plato ocho o nueve salchichas. Harry cielo, Arthur y yo también hemos estado muy preocupados por ti. Anoche mismo estuvimos comentando que si Ron seguía sin tener noticias tuyas el viernes, iríamos a buscarte para traerte aquí. Pero dijo mientras le servía tres huevos fritos al azabache y a la muchacha, cualquiera podría haberlos visto atravesar medio país volando en ese coche e infringiendo la ley...

Entonces, dio un golpecito con la varita mágica en el montón de platos sucios del fregadero, y éstos comenzaron a lavarse solos, produciendo un suave tintineo.

Méreope pensó que cuando fuera mayor, le pediría aquel hechizo a la señora Weasley, le seria útil.

¡Estaba nublado, mamá! dijo Fred.

¡No hables mientras comes! le interrumpió la señora Weasley.

¡Lo estaban matando de hambre, mamá!dijo George.

¡Cállate tú también! atajó la señora Weasley, pero cuando se puso a cortar unas rebanadas de pan para Méreope y a untarlas con mantequilla, la expresión se le enterneció.

En aquel momento apareció en la cocina una personita bajita y pelirroja, que llevaba puesto un largo camisón y que, dando un grito, se volvió corriendo, Ginny.

Es Ginny dijo Ron a Harry en voz baja.

Es su hermana. Se ha pasado el verano hablando de ti. respondió Méreope, para después morder su pan.

Sí, debe de estar esperando que le firmes un autógrafo, Harry dijo Fred con una sonrisa, pero se dio cuenta de que su madre lo miraba y hundió la vista en el plato sin decir ni una palabra más. No volvieron a hablar hasta que hubieron terminado todo lo que tenían en el plato, lo que les llevó poquísimo tiempo.

Estoy que reviento dijo Fred, bostezando y dejando finalmente el cuchillo y el tenedor. Creo que me iré a la cama y...

De eso nada interrumpió la señora Weasley—. Si te has pasado toda la noche por ahí, ha sido culpa tuya. Así que ahora vete a desgnomizar el jardín, que los gnomosse están volviendo a desmadrar.

Pero, mamá...

Méreope ocultaba su risa mientras bebía de su jugo de naranja.

Y ustedes dos, vayan con él dijo ella, mirando a Ron y Fred. Ustedes sí pueden irse a la cama, cielo dijo a Méreope y Harry. Harry, no les pediste que te llevaran volando en ese maldito coche, y tu Mér, no les pediste llevarte.

Méreope les saco la lengua a los tres pelirrojos frente a ella.

Ayudaremos a Ron, nunca he presenciado una desgnomización y Issa no tiene sueño —dijo Harry, para después tomar la mano de su mejor amiga y salir detrás de los hermanos Weasley tras escuchar sobre un tal Gilderoy Lockhart y todos sus libros aburridos.

Los muggles también tienen gnomos en sus jardines, ¿sabes? dijo Harry a Ron mientras atravesaban el césped.

Sí, ya he visto esas cosas que ellos piensan que son gnomos dijo Ron, inclinándose sobre una mata de peonías. Como una especie de Santas gorditos con cañas de pescar...

Méreope vio hacia arriba, en donde en la ventana estaba Ginny haciéndole señas extrañas con sus manos. Chicos, ahora vuelvo. Tengo que... señalo hacia la casa en un intento de huir del lugar, pero fue interrumpida por Harry quien la abrazo para detenerla.

Nop dijo él remarcando la "p". Tenemos que hablar, luego podrás hacer lo que quieras.

Méreope miró hacia arriba, haciéndole señas con sus ojos a Ginny de que nadie que estaba abajo la dejaría ir.

Ginny le hizo un ligero puchero pero finalmente asintió y le mostró a través de la ventana dos vestidos, uno lila con flores rosadas y otro rosado con flores lilas.

Méreope, quien no usaba vestidos y no abusaba de los colores pasteles, terminó por elegir su color favorito. Le señaló el lila con flores rosadas tras unos minutos. Ginny sonrió y le lanzó un beso al aire, provocándole una ligera sonrisa a la Gryffindor. La Weasley cerró su cortina, dispuesta a cambiarse.

Y de repente se escuchó el ruido de un forcejeo, la peonía se sacudió y Ron se levantó, diciendo entono grave:Esto es un gnomo.

¡Suéltame! ¡Suéltame! chillaba el gnomo.

Ron lo sujetó con el brazo estirado, mientras el gnomo le daba patadas con sus fuertes piececitos. Ron lo cogió por los tobillos y lo puso cabeza abajo.

¡Harry, me estas asfixiando baboso! farfulló Méreope por lo bajo, siendo liberada segundos después por Harry quien parecía un tomate humanoide de lo sonrojado que estaba.

No se había dado cuenta que aún tenía abrazada a su amiga.

Ahora volvemos murmuro Harry, llevándose un poco mas lejos a la pelirroja del resto de los muchachos.

Ambos se sentaron debajo de un gran y frondoso árbol. Ninguno hablaba, solo había silencio, no resultaba incómodo, Méreope sentía que entre ellos, a pesar de que ella estuviese molesta, ningún tipo de silencio podría llegar a ser algo que odiase. Parecía que él la entendía en medio del silencio, sin palabras, solo la presencia del otro resultaba suficiente.

¿Qué es lo que quieres para que me "perdones" por no haberte mandado cartas o algo que me diese por vivo? pregunto Harry, sorprendiendo a la chica.

Usualmente ella sería la que terminara hablándole.

Bueno... si insistes tanto, quiero helados gratis por todo lo que nos queda en Hogwarts sonrió divertida mientras observaba al azabache a su lado.

Creí que sería mas difícil admitió Potter, devolviéndole aquella sonrisa.

Oh no, te faltan mis cumpleaños también, cariño le guiño un ojo al azabache antes de ponerse de pie e ir hacia los adentros de la Madriguera.

Harry la observo correr dentro de la casa con una sonrisa plasmada en su rostro, mientras sentía una enorme y gran felicidad al poderla ver una vez más ya que había llegado a pensar que jamás la vería o que lo terminaría por olvidar. Cuando tan solo lo pensó le había dolido más de lo que lo hubiese pensado.

[...]

Méreope estaba tirada boca abajo en la cama, mientras observaba a Ginny mirar a través del pequeño hueco de la puerta, vigilando que Harry pasara al cuarto de Ron.

¿No es mas fácil hablarle? inquirió Méreope, levantándose de la cama mientras se acomodaba el short de su pijama.

Es fácil para ti por qué es tu amigo le susurro Ginny sin apartar la mirada de la puerta.

La Gryffindor bufo, mientras se acercaba a la puerta a la par de Ginny.

Ahí viene bromeo Méreope, viendo como la niña salía disparada a su cama, haciéndola soltara una alta carcajada.

Eso es cruel y eso que eres mi casi-hermana bufo Ginny, acercándose de nuevo a su posición anterior.

Unos minutos pasaron, quizás 20 o 30 minutos en los cuáles Méreope jugaba con sus poderes para quitar su aburrimiento post-Harry. Dejo de hacerlo cuando unos pasos por las escaleras las alarmaron a ambas, y cuando un pelirrojo y un pelinegro se asomaron por el pasillo Ginny azoto la puerta nerviosa mientras se tiraba a su cama y abrazaba una de sus almohadas.

Es mejor dormir ya, Ginny se apresuro a decir Méreope.

Se escucho un sonido afirmativo por parte de la Weasley. Méreope asintió y apagó la luz del cuarto, corrió a acostarse y inmediatamente cayó en un sueño profundo, mientras internamente rezaba por no tener aquella pesadilla una vez más.











━━━AUTHOR'S NOTE. ¡chicuelas y chicuelos! ¿cómo están? espero que realmente bien, se que me he retrasado dos semanas en actualizar y realmente no tengo excusa jsjs, salí de vacaciones el miércoles de la semana pasada y pues los días se me han ido horriblemente rápido por lo que cuando quería escribir eran como las tres de la mañana, prometo actualizar rápido.

hice el capítulo largo para compensar lo que no escribí, espero que les guste.

recuerden, voten, comenten y compartan la historia para que así crezca esta pequeña gran familia💕

eso es todo travesuritas, soooooo

-Travesura Realizada-



Majo P.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro