020. fourteenth birthday
↯ CAPÍTULO VEINTE
▬ ❝ catorceavo cumpleaños ❞ ▬
HOGWARTS QUEDARÍA VACÍO EN UNOS INSTANTES, las vacaciones comenzarían y la mayoría de estudiantes irían a sus hogares para pasar una grandiosa navidad con sus familias.
Ese no era el caso de nuestra pelirroja, a quien por primera vez le deprimía las fechas decembrinas.
Había ignorado las cartas de los tres miembros de la familia Tonks exitosamente: usualmente solía sentir que Hera desaprobaba su decisión al igual que Binx, pero no le daba mucha importancia, tampoco esperaba que ellos comprendieran lo que sucedía.
Los Weasley también solían mandarle cartas de forma continua. Molly parecía preocupada al igual que Arthur, o al menos aquello era lo que desprendían todas esas letras que estaban plasmadas en los pergaminos. Tampoco se molestaba en responderles, pues según a ella ellos tuvieron la oportunidad de decirle la verdad y no lo hicieron: bien, ella tampoco quería hablar con ellos, cosa que tampoco le agradaba a Thackery del todo.
Sus dos mascotas –o al menos Binx– aún no sabían la verdad, y bien sabía que su gato no insistiría tanto si supiera lo que ella.
Harry, Ron y Hermione parecían haber peleado, lo que ella creía más viable que fuese el tema de la discusión es Crookshanks y su afán de asesinar a la rata que el Weasley portaba.
Harry la detenía de repente por los pasillos desolados gritándole en medio de estos que siempre había estado para ella, que jamás la había dejado sola y por ello necesitaban una explicación de su repentino comportamiento. Ella se retenía las ganas de devolverle el grito, respondiéndole todo aquello que se guardaba para si misma pero aún no tenía ganas de que supieran que su verdadero apellido era Lupin y no Tonks.
Su cumpleaños sería a la mañana siguiente y Méreope mentiría si dijera que su cumpleaños le hacía mucha ilusión este año pues su felicidad no iba a ser mucha si sus ahora tres únicos amigos se irían a casa para las vacaciones y ella se quedaría completamente sola en el castillo.
Fred y George trataban de animarla, notaban su extraña actitud y por ende trataban de acercarla a los Gryffindors de nuevo pero, parecía imposible.
Habían intentado unir de nuevo a los cuatro amigos, pero si ninguno cooperaba pues no había mucho por hacer.
Ron y Harry ya se habían molestado con ella pues según ellos la pelirroja no tenía motivos para enfadarse y eso les causaba conflicto porque bajo su perspectiva, simplemente los había reemplazado.
Mientras que Hermione, por otro lado, trataba de hablar con ella al despertarse o en cualquier momento en el que se la topase dentro o fuera de su recámara. A la pelirroja le causaba tristeza verla sola la mayoría del tiempo pero, aún así, deseaba no hablarles por un tiempo.
Quería perdonarlos pero sabía que para que fuera completamente de corazón necesitaba tiempo para que toda ella sanase pues no era una traición como cualquiera.
Ginny permanecía con ella la mitad del tiempo que la pelirroja estaba en la Sala Común: decía no querer dejarla sola y se lo agradecía, siempre necesitaba a su hermana menor consigo cuando el mundo parecía odiarla.
—No se Daph... Andrómeda es capaz de aparecerse aquí si eso le asegura saber sobre mi —murmuró con cansancio la chica recostándose sobre la enorme mesa esmeralda.
—Si vinieras conmigo te la pasaría de lujo —canturreo Blaise jugando con uno de los mechones rosados de Daphne—. Ya sabes, somos tus serpientes de confianza, pelirroja.
Méreope rió—. Gracias Blaise.
—Se la pasaría mejor conmigo —murmuró la rubia—. ¡Es mi única amiga!
—Adoro que se peleen por mi —susurro Méreope hacia Theo el cual asintió. La pelirroja le dedicó un pequeño puchero al muchacho—. ¿Enserio tienes que irte?
—Mamá quiere visitar a su familia, debo de ir —la pelirroja frunció su nariz, transmitiéndole ternura al de cabellos castaños—. Pero no dudes que te enviaré tu regalo.
—Me convenciste con el regalo —la Black sonrió ladinamente.
Ambos duraron unos cuantos segundos mirándose directamente a los ojos hasta que Theodore tomó la mano de la pelirroja tímidamente, acariciando ligeramente el dorso de la mano de la chica—. Eres especial para mi, te lo digo enserio.
—Y tu para mi, Theo —antes de que pudieran decir algo más, una voz que hizo que rodara los ojos llegó a sus oídos.
Potter no solía callarse y mucho menos cuando se trataba de Méreope junto a Theodore.
—¿Sabes Ron? Es muy raro. Estuvimos ahí en sus peores momentos, siempre estuvimos ahí y... simplemente nos cambia como si nada.
—Lo sé, Harry —concordó Ron, la voz de ambos quienes la alzaron a propósito hizo que todos en el Gran Comedor guardaran silencio—. Estuvimos ahí cuando estaba abajo, estuvimos ahí cuando no podía más y simplemente nos abandona por tres serpientes, eso no habla bien de ella.
—Ojalá y tengan cuidado ellos también, a lo mejor se cansara de ellos en unos años y dejara de hablarles de la nada. Apuesto a que se va con los Hufflepuff esta vez, aunque puede sorprendernos e irse con los Ravenclaw —Harry se giro hacia la pelirroja sin disimularlo ni un poco—. ¿O no, Méreope? Estuvimos ahí para ti en tus momentos mas oscuros, yo estuve ahí en tu noche mas oscura...
Para estos momentos la sangre de la muchacha ardía de furia, su corazón se encogía ante las palabras de los que solían ser sus amigos, ¿qué acaso eso pensaban de ella? ¿Eso era lo que les importaba? ¿La conocían tan poco a pesar de llevarla conociendo dos años seguidos?
Sin esperar más palabras hirientes de su parte se levantó del banco en el que se encontraba sentada y se giró a ellos sintiendo como las lágrimas se le acumulaban en los ojos, ¿de verdad eran tan idiotas como para decirle aquello después de lo que le habían hecho?
—Pero me pregunto: ¿Dónde estaban ustedes cuando yo estaba en mi peor momento, de rodillas en el bosque prohibido? Claro, ¡Ustedes ya sabían que mi verdadero padre era Remus Lupin! —en el Gran Comedor todo era un desastre, todos habían escuchado la para nada discreta confesión y el revuelo había comenzado en toda la gran habitación—. Así que si alguien debe reclamar, o herir a alguien aquí, sería yo, no ustedes, ustedes solo... ¡Lo ocultaron sin importarles lo que yo sufriría después!
—Issa...
Fue como si una cubeta de agua helada le hubiese caído en la cabeza. No solo su mejor amiga lo sabía y de la peor forma si no que habían hecho que ella misma se lo hiciese saber a todo Hogwarts.
Si nos los odiaba antes ahora debe detestarlos con toda su alma.
—Ya basta, Potter —la pelirroja dirigió su a su muñeca derecha y retiró de un tirón la pulsera que su amigo le había regalado durante su primer año en Hogwarts, después saco de su túnica la gargantilla que este mismo le había dado el año pasado y los colocó ambos en la palma de su mano—. Lo esperaba mas de la persona que me ayudo a descubrir la verdad que de ustedes, pero gracias, me hicieron ver la realidad —sus ojos cambiaron de tonalidad a un naranja apagado, ya no había brillo en estos, provocándole un deje de miedo a Ron pues jamás había visto de esa forma a su amiga.
La mano con la que sostenía los obsequios de Harry se incendió, provocando que que poco a poco ambos objetos que antes atesoraba comenzaban a derretirse por la intensidad de las llamas.
—Méreope detente —el grito de Harry no funciono pues ella siguió quemando el par de objetos que el de ojos verdes le había regalado—. ¡Méreope ya basta!
Para este momento, la pulsera y el collar ya estaban vueltos añicos, ya no había rastro de ambos. Ya no había vuelta atrás.
—Toma tus regalos, Potter —le lanzo lo que quedaban de ambos accesorios con las lágrimas acumulándosele en los ojos—. Y por favor, váyanse al carajo.
Tomo su mochila del suelo y por un momento, uno pequeño, conecto su mirada con la de Remus Lupin el cual no podía dejar de mirarla completamente impresionado.
Ello lo sabía. Ella ya lo sabía y lo odiaba, su propia hija lo odiaba.
Él también lo hacia, se odiaba por ser un cobarde y abandonarla con otras personas que no eran su familia. Ahora ella lo odiaba y no había nada mas por hacer.
Méreope trago duro, fue la primera en separar la mirada y en salir corriendo mientras todos en el Gran Comedor la miraban con lastima.
[...]
El show del Gran Comedor había dado mucho de que hablar durante el resto del día. No había ningún otro tema de conversación que no fuera la pelirroja y su extraña novela familiar además de la traición de sus "amigos".
Méreope era otro tema, no había asistido a las clases de todo el día y según Lavander y Parvati no salía de debajo de las sabanas de su cama: al parecer que todo el mundo lo sepa le afecto de una forma inexplicable.
La pelirroja claramente sabía que Remus no se quedaría callado, le avisaría a los Tonks lo más rápido que pudiese y trataría de hablar con ella. Lastimosamente para él, ella no quería verlo ni en pintura y mucho menos le interesaba entablar una conversación con él.
Ya no hacia mucho que la mayoría de los estudiantes habían partido hacia los carruajes que los llevaría al tren con dirección a sus hogares logrando que Méreope pudiera salir de su cuarto sin llamar mucho la atención. Se ocultaba de todo el mundo, hasta del propio Binx quien había querido hablar con ella sin obtener respuesta.
—Se va el sol... y todo se embellece... con su luz nos van a iluminar... ven conmigo y en mis brazos descansa... si a mi lado tu... estas... —tarareaba con melancolía la chica, mientras dibujaba el lago –congelado– negro, tratando de despejarse.
Sabía que se había pasado con deshacer los objetos que su ex-mejor amigo y que había lucido mal haciéndolo pero quería, no, deseaba hacerlo sentir como ella se sentía: por mas malo que eso suene era justo para ella.
Daphne le había ido a ver antes de irse, Theo y Blaise no pudieron ir a despedirse ya que no podían adentrarse a la habitación de las chicas, pero le pidieron por medio de la rubia que fuese fuerte.
Hermione había estado ahí también, a pesar de no hablarse, la castaña aun quería estar para su mejor amiga pues no estuvo de acuerdo con lo que ambos chicos habían dicho y hecho, por lo que silenciosamente le brindaba su apoyo y cariño lo cual la pelirroja agradecía internamente.
El nombre de Calissa era otro tema muy diferente. Aquel nombre se repetía una y otra vez en su cabeza sin parar.
Las imágenes de su boggart también lo hacían, era un completo tormento saber que tu madre murió por tu culpa y después tu padre te abandonó a tu suerte con la familia lejana de esta misma. ¿Y como olvidar sobre la traición de su mismísimo tío hacia su hermana? ¿Es que acaso estaba destinada a ser infeliz siempre o qué?
—Lamento lo que sucedió, ya sabes, en el Gran Comedor —Méreope quedo quieta en su lugar, no reconocía la voz, pero era femenina—. Te merecías la verdad desde un inicio.
—¿Gracias? Supongo —la pelirroja no retiro su mirada de su libreta—. Eres la primera que se acerca a mi después del show que monte, todos deben de temerme o algo por el estilo.
—No... ¿puedo sentarme? —la Gryffindor asintió y la chica se sentó a su lado—. Gracias. Bueno, nadie te teme, de hecho te creen una persona bastante fuerte. Eres alguien que pudo levantarse tras saber la verdad y... en realidad, yo no pudiese haberlo hecho si te soy sincera.
—Gracias eh...
—Cho, Cho Chang —la chica con rasgos asiáticos le sonrió—. Soy de Ravenclaw.
—Mi nombre creo que ya lo sabes, Cho —la pelirroja suspiro—. Soy Méreope Black.
—Sinceramente suenas aun mas interesante usando aquel apellido —aporto con diversión la Ravenclaw.
—Es mi único apellido real por ahora —aporto Méreope.
Ambas se quedaron en silenció, no había nada más sobre que hablar y sinceramente Méreope no quería arruinar la charla que ambas mantenían pues le resultaba bastante amena. La muchacha llamada Cho le había agradado un poco y en ese momento no era buena compañía.
—¿No iras a casa? —pregunto Méreope—. Ya sabes, muchos hoy se van a casa para las fiestas.
Ella asintió—. Si, solamente quería hablarte y decirte que no estas sola.
—Gracias Cho, en serio —esta vez Méreope quito su mirada del cuaderno y la miro.
La Ravenclaw le sonrió—. No hay de que, nos veremos en unos días.
Cuando la chica desapareció de su campo de visión no pudo evitar sonreír, al menos había alguien en quien podría "confiar" otra de sus amistades.
[...]
La mañana siguiente amaneció mucho mas fría que de costumbre, no recordaba que sus cumpleaños llegaran a ser tan helados como aquel día.
Cuando despertó un esplendido olor a cafeína llego a sus fosas nasales los cuales provocaron que despertara rápidamente. El frío la hacia temblar ligeramente por lo que se envolvió con su calentita sabana y se dirigió a su baúl en donde estaba un plato con una rebanada de pastel de plátano encima junto con una taza de café.
Entrecerró los ojos, se giro hasta la jaula de Hera y ahí descansaban algunas cuantas cajas de regalo: más cajas de las que esperaba en realidad.
Se acerco a la jaula de su lechuza la cual ululó al verla despierta. La chica paso una mano por las plumas de Hera, acariciándola.
—Gracias Hera —murmuro, sonriéndole de costado.
Tomo unas pocas cajas y las dejo caer en su cama con delicadeza pues no sabía lo que contenían. El día anterior, después de volver de la orilla del lago, estuvo con Hermione en medio de un silencio incomodo hasta que ella decidió fingir dormir, evitando sacar su vomito verbal con ella. Se sentó en su cama, aun con la cobija entre sus hombros, y comenzó a abrir los regalos uno por uno.
El primero que tomó era una pequeña caja de terciopelo verdosa, al abrirla se encontró con un broche dorado brillante para el cabello. La caja venia junto con una pequeña notita en donde venía un "Theodore Nott" escrito. Sonrió de costado, dejo de lado la cajita y siguió con el resto.
El segundo se trataba de una caja de regalo purpura –su color favorito– y tras abrirla se encontró con un par de disquetes mas para su colección de discos de vinilo, la carta no decía mucho, pero por la letra sabía que era de Daphne.
El mal envuelto supo rápidamente de quien era: Blaise. Se trataba de una caja mediana con una bolsa dentro y varios aretes nuevos que quedarían bien para los orificios en sus orejas. Le había comentado no hace mucho que le gustaría cambiarlas y al parecer si le había puesto atención.
Entrecerró los ojos, ¿por qué le quedaban tres regalos más una carta? Según ella sus "padres" no le enviarían nada, claramente estaba molesta y dolida y por ende no le haría ni un poquito de gracia ver algún obsequio proveniente de ellos. Los Weasley –no pregunten como, simplemente lo sabe– deben de saber ya –gracias a Ron, Fred, George, Ginny y Percy– que no eran santos de su devoción en esos momentos. Grandes padrinos pero llegaron once años tarde. Y por último claramente sabía que ni Ron ni Harry le darían nada –intuía quien le había llevado el desayuno– y dudaba mucho que Thackery le diera algo que no fuera una rata muerta.
Se encogió de hombros y entonces tomo la caja de color amarillo y miro su contenido. Una bufanda amarilla con rayas negras relucía ahí, la saco rápidamente y miro la nota que de esta colgaba: "Si eres quien creo que eres te daré un mejor regalo el próximo año antes de irme de Hogwarts, te quiere, C.D" Sonrió mordiéndose su labio inferior, ¿Quién era ese Cedric y que hizo con el tímido Hufflepuff que conoció unos meses atrás?
Tomo un mordisco del delicioso pastel y continuo con su deber de abrir los regalos.
Ahora era el turno de una caja blanca, grande, que reconocía como el regalo Weasley –intuición–. Con las manos temblorosas saco la parte superior de la caja y miro el interior, una foto era lo primero que había ahí: eran los Señores Weasley mas jóvenes, unos pequeños Bill y Charlie también salían ahí. Molly cargaba a una pequeña bebé pelirroja que perfectamente sabía que se trataba de ella.
Una mueca de emociones combinadas se instalo en sus labios, no sabía que planeaban con la foto, pero habían logrado conmoverla un poquito.
Dejo la foto de lado y siguió rebuscando en la caja, un par de gomitas estaban esparcidas por ahí –accidente de Errol probablemente– y un suéter tejido a mano cortesía de la matriarca de los Weasley. Coloco la fotografía en movimiento a un costado de su cama, exactamente en su mesita de dormir, no queriendo deshacerse de ella a pesar del nudo en su pecho.
La siguiente no era grande, era mas como una caja para guardar algo valioso, al abrirla logro ver un pin con el símbolo de los Tonks que fácilmente podía ponerse en su ropa. Sorbió su nariz al verlo, Andrómeda le había prometido darle uno cuando cumpliera los catorce años, lastima que haya sido en estas condiciones. Debajo de este venia una carta, era la fina letra de su "madre" miró hacia Hera, frunciendo el ceño al ver que llevaba un lindo peluche –que recordaba muy bien– en forma de delfín en su hocico.
Se levanto rápidamente, fue por el, lo tomo y volvió a su cama.
De su mesita de dormir sacó el regalo del año anterior de los Tonks, las iniciales de los cuatro estaban ahí logrando que un pequeño sollozo abandonara su garganta de forma involuntaria.
No quería llorar pero le era muy difícil al tener aquel objeto en sus manos.
Desdoblo la carta poco a poco hasta dar con la letra correspondiente.
Para Méreope
Querido hija.
Recuerdo el día en que te encontramos fuera de la vieja casa como si fuera ayer. Eras apenas una bebita indefensa que no sabía nada de lo ocurrido horas atrás, te cuidamos y adoramos como si fueras nuestra por que así lo sentíamos, y así seguimos haciéndolo. Siempre serás mi pequeña bebé que espere y desee tanto después de Nymphadora. Siempre te cuidamos y protegimos de los males que habitualmente te perseguían.
¿Puedes recordar cuando tenias pesadillas y no podías volver a la cama? Después corrías a nuestra habitación y te acostabas con nosotros mientras murmurabas cosas sobre brujas y hechizos. La muerte de Calissa cayó mal a todo ser mágico que la conocía, pero aun estabas tú, su única descendiente.
Debes odiarnos y te daríamos la razón de hacerlo pero, antes que nada, debes saber cuanto te amamos. Los tres. A pesar de que no coincidamos en grupo sanguíneo directo sabes que eres la luz que nos ilumino tras la tragedia.
En un inicio solo te cuidaba por el recuerdo de mi pequeña prima pero, después te ganaste nuestro corazón poco a poco... cuando me llamaste mamá por primera no pude evitar llorar, al igual cuando dejaste de gatear para comenzar a corretear a Dora por la casa al igual que a Ted.
Méreope, sabemos que descubrir todo esto no es fácil pero tienes un enorme corazón que podrá superar todo esto, con nosotros, con Remus solo si tu lo deseas.
Se siempre tu, la linda chica que supera todo con una enorme sonrisa y se burla de quien sufría accidentes para después llorar por sentirse culpable, esa eres tu, no la capa fría que has construido estos últimos días.
Comprenderemos si decides alejarte, aun así, no nos olvides, nosotros no lo haremos.
Te aman y adoran
Tu familia.
Los ojos de la pequeña Méreope ya estaban cristalinos, no pudo evitar soltar algunas lagrimas tras las lindas palabras de quien había creído era su madre. Estaba confundida, feliz, enojada, melancólica.... no podía emitir palabra alguna, solamente podía llorar.
Sorbió su nariz, retirando algunas lagrimas de sus mejillas –que habían empapado un poco el pergamino– y la dejo a un lado de la foto de los Weasley. Con sus dedos trazo el símbolo de los Tonks, lo dejo en su cama y bebió un poco de su café –ya un tanto frío–.
Tomo el último regalo, este era un sobre amarillento sin el nombre de quien lo había enviado, pero tenía cierta idea de quien era, algo dentro de ella se lo decía.
Rompió el sobre y saco la carta, sorprendiéndose de que el pergamino estuviera casi relleno de ambos lados.
Suspiro y sintiendo como Binx se posicionaba a su lado, comenzó a leer.
Para Méreope
Querida Méreope
Se perfectamente que no tengo ningún derecho de mandarte alguna carta o regalo en este día especial para ti, pero aquí estoy, tratando de deshacerme del nudo en mi garganta que tengo desde que te vi en la estación el año anterior.
Fuiste el regalo perfecto de navidad adelantado, aun no puedo borrar de mi cabeza la primera vez que te vi en los brazos de tu madre, de Calissa. Fue amor a primera vista y no pude borrarlo de mi cabeza por más que haya querido o lo haya intentado durante estos años que no estuve para ti.
Cuando ella se fue, cuando la arrebataron de nuestro lado, estaba perdido. Esa era la palabra, perdido. No sabía que hacer o que pensar, te tenia a ti en brazos llorando por tu madre, por querer que ella fuera la que te cargara en brazos y no yo... fue entonces cuando tome una decisión desesperada y sin consultarlo con nadie huí. Huí como un completo cobarde, dejándote en casa de Andrómeda y Edward esperando que ellos pudieran darte la vida que sabía que no tendrías conmigo.
Dejarte ahí fue un error, no debí abandonarte y esto fue lo que sucedió.
Los años pasaron, Andrómeda y Ted solían mandarme fotos tuyas cada año, exactamente cada 16 de Diciembre. Te veías tan feliz soplando las velas que por un momento te imaginaba conmigo haciendo todo lo que Ted hacia contigo y fue cuando después de tu cumpleaños número 3 deje de recibir noticias de ellos, de ti. Recuerdo haberte enviado un regalo muggle ese último cumpleaños, no estoy seguro de que lo hayas recibido pero era un peluche en forma de delfín.
Me preocupe después de no recibir noticias tuyas después de tres años mas, decidí ir a la casa de Andy y Ted y no precisamente me recibieron con los brazos abiertos. Aun recuerdo la abofeteada que Andrómeda me dio aquel día, se detuvo tras tu llegada... preguntaste quien era yo e inventamos que era amigo de tu padre, asentiste y me llevaste a la sala de estar donde me prestaste un pequeño oso de felpa y sin preguntarme gran cosa me hiciste jugar contigo al té, ese fue mi último recuerdo feliz al lado tuyo que me quedo presente.
Trate de buscarte de nuevo, muchas veces, pero esta vez ya no era bienvenido a la casa de los Tonks y mucho menos contigo.
Cuando supe que entraste en Hogwarts comencé a enviar cartas de nuevo, trate de comunicarme, de acercarme a ti, pero ninguna carta era respondida. Por un momento deje de enviarlas, pensé en olvidarme de ti de una vez por todas, dejarte ser feliz y que vivieras siempre creyendo que solamente fui un sueño y que jamás me habías conocido, pero entonces Dumbledore me aviso ilegalmente de lo ocurrido durante tu primer año.
Temí tanto perderte, no era remordimiento, te amo tanto que si algo te llegara a pasar no sé que haría.
Y entonces, seguí insistiendo.
Así llegamos al día de hoy. Al verte en el anden y ver el parecido nato que tenías con ella hizo que mi corazón dieran un vuelco enorme, no podía sacarte de mi cabeza, la de Calissa aparecían siempre al verte sentada en medio de la clase.
Entre en pánico la primera vez que no apareciste, casi asesino a Dumbledore al saber que el sabía sobre lo que tenías que hacer, estuve a nada de gritar que eras mi hija, pero me contuve por ti.
La segunda fue aun mas dolorosa, y al verte entrar con los ojos rojos y con ese carácter al despacho de Dumbledore... supe que algo andaba mal.
Se que no querrás verme, o me odies, o no sientas nada por mi. Y lo respeto, yo también me odio por haber abandonado a mi última razón de vivir, fui un cobarde, no supe manejarlo y ahora mi pequeña cachorra me odia. Lo merezco, claro que lo merezco, no merezco tu amor y mucho menos tus muestras de cariño.
Aun así, quiero que sepas lo arrepentido que estoy y lo mucho que te amo.
Eres lo único que le queda a mi vida, no hay más, eres por lo único que llego a despertarme y a seguir adelante para que, en algún futuro, puedas estar conmigo sin ningún resentimiento o dolor.
Te ama para siempre...
Remus J. Lupin.
Las lagrimas ya bajaban en cascada de sus ojos, no sabía que sentir o que hacer, las palabras de Remus le habían llegado de una manera extraña, le confirmo que la había dejado y que después la había buscado, cinco años tarde, pero lo hizo.
Tomo el delfín entre sus manos y lo acarició, recordaba como había aparecido en la puerta de su casa cuando cumplió los 4 años, tal como él lo había escrito. También recordaba muy bien a aquel hombre que peleaba con sus padres y que al llegar guardaron silenció y fingieron que era amigo de su padre.
De ahí lo recordaba.
Jugo con él hasta que se quedo dormida en sus brazos y a la mañana siguiente que se los pregunto a sus padres –ya que Dora estaba en Hogwarts– le dijeron que nadie la había visitado y mucho menos jugado con ella. Andrómeda le comentó que había sido un sueño, ella lo creyó, y lo seguía creyendo hasta aquel día.
—¿Estas bien, Mér? —pregunto Binx, sentándose en la cama y mirándola.
—No —afirmo—. No sé como debo sentirme. Me duele, no lo que haya pasado... si no sus palabras, ¿Qué lo habrá llevado a abandonarme?
Thackery suspiro—. Eso lo sabremos si hablas con él.
—Tengo que hablar con él —afirmo la pelirroja, secándose rápidamente las lagrimas tras la entrada de alguien a la habitación—. Pero no por ahora, necesito tiempo.
Hermione con Crookshanks en los brazos se adentró a la recámara.
—Hola Mér... —la pelirroja no dijo nada, solo siguió quitándose las lagrimas en silenció—. Espero que el pastel te haya gustado, al igual que el café.
—Gracias Hermione —murmuro Méreope, levantándose de la cama y yendo hasta su baúl, de donde saco una pantalonera negra suelta al igual que una sudadera lila.
Y sin decir media palabra más se dirigió al baño siendo detenida por el brazo de la castaña que mantenía sus ojos sobra la pelirroja.
—Hermione, suéltame...
—¡No! No hasta que me escuches —murmuro—. Eres la única amiga real que he tenido en toda mi vida y no quiero perderte por esto, por un error.
Méreope se soltó de su agarre sin hacerle daño—. Debiste pensar en eso antes de habérmelo ocultado.
—Mér, lo siento mucho... Eso no arregla nada, lo sé, pero me arrepiento de no habértelo dicho en cuanto llegamos —habló Hermione mordiendo su labio.
La pelirroja no dijo nada y prefirió encerrarse en el baño.
Tenia mucho en que pensar como para meter mas problemas a su cabeza.
━━━AUTHOR'S NOTE. este oficialmente es el capítulo que me ha echo llorar mientras lo escribía.
no sé por qué, pero este capítulo es de mis favoritos (por ahora) de lo que llevo en la saga de Méreope.
conocimos a changa... digo a Cho, debo admitir, que no me cae mal pero tampoco me cae bien.
es un punto intermedio que se inclina más a lo negativo.
la relación entre ellas dos va a ser un tanto extraña, ya lo verán más adelante.
y por adelante digo en los próximos dos libros :)
recuerden: voten, comenten y compartan la historia para que así crezca esta pequeña gran familia💞.
eso es todo travesuritas, soooooo
-✨Travesura Realizada✨-
Majo P.
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