Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

016. heal and save

CAPÍTULO DIECISÉIS
▬  ❝ sana y salva ❞  ▬






































MÉREOPE AHOGÓ UN GRITO AL SENTIR COMO SU ESPALDA SE GOLPEABA CONTRA UNA DURA PLATAFORMA, mientras qué encima de ella caía Thackery, quien al igual que ella soltaba algunos quejidos. Su espalda dolía como los mil demonios mientras que aun escuchaba las voces de Max, Dany y Allison a lo lejos, despidiéndose de ella.

—Merlín —masculló la pelirroja tras el repentino impacto—. Mi espaldita...

Su espalda palpitaba horriblemente, su respiración estaba acelerada y sus manos ardían ligeramente gracias a la energía que había usado para poder regresar al castillo.

Había hecho lo inimaginable y con tan solo trece años.

Thackery estaba a su lado, también tratando de recobrar algo de energía, mientras que en su hocico llevaba la llamativa varita de su dueña.

—Binx, dime la verdad —intento darse media vuelta pero fallo y se devolvió a su sitio, soltando un ligero quejido—. ¿Qué tan mal me veo?

—¿Del uno al diez? —la pelirroja asintió a duras penas—. Diez.

—Genial —murmuró—. ¿Puedes ir a buscar a Dumbledore? No puedo ponerme de pie sin sentir que todo lo tengo roto.

El gato se sentó a su lado mientras se sacudía—. ¿Estás segura? Preferiría no dejarte sola.

—Tranquilo Binx —atinó a decir—. Ve por él, con suerte podré arrastrarme hasta la enfermería.

—Volveré en unos minutos, trata de mantenerte despierta —la miró por completo—. Y viva si es posible.

Como pudo, la pelirroja dirigió su vista al cielo, que poco a poco comenzaba a aclararse dándole la bienvenida a la mañana.

Cuando vio partir por completo a Thackery pudo suspirar: no le iba a decir lo mal que se sentía.

Su cabeza comenzó a darle vueltas, su estómago comenzó a revolotear y unas ganas inmensas de vomitar le llegaron.

La vista comenzó a nublársele al mismo tiempo que una figura alta se asomaba ante ella, tenía aspecto desganado y desalineado, un largo cabello castaño y ropa rota y magullada.

—Estarás bien, Cali —quería gritar, decir que alguien peligroso estaba ahí frente a ella, pues si, lo había reconocido—. Lo estarás, lo prometo.

Y, en aquel momento, sus sentidos se apagaron y lo último que pudo ver fue a un perro negro grande yéndose de su lado en el momento en que una figura anciana corría hacia donde ella se encontraba junto a una mujer ya que después, cayó desmayada.

[...]

Poco a poco comenzaba a recobrar sus sentidos, y gracias a ello, podía llegar a sentir aquella venda fría que le rodeaba la cintura y cruzaba por su espalda.

Estaba fresco y le había reducido el dolor.

Su cabello estaba atado en un moño mal hecho, dejando el paso libre al resto de sus pequeñas e insignificantes heridas que ya no eran visibles a simple vista.

Sentía miradas sobre ella, pero apenas y comenzaba a recobrar los sentidos como para ponerse contar cuentas miradas eran las que estaban puestas en ella o si eso estaba pasando en verdad o simplemente se comenzaba a volver completamente loca.

—¿Méreope? ¿Como te sientes? —sintió una pequeña ola de tranquilidad tras escuchar la voz de Dumbledore.

Ella tensó sus ojos, sentía pesadez al abrirlos pero a la vez la necesidad de hacerlo.

—Mhm... —soltó por lo bajo, tratando de buscar algo de comodidad en la cama sobre la que estaba.

—Tranquila, ya estás bien —volvió a hablar el anciano con su actitud tranquila de costumbre—. ¿Como te encuentras?

—Me duele todo —masculló, abriendo de una vez los ojos—. ¿Qué pasó?

—Es... complicado —Méreope le dirigió una mirada seria al profesor, aquello no le complacía a su curiosidad—. No te veo en condiciones para decírtelo Méreope, estás delicada y cualquier paso en falso te podría lastimar más.

Como pudo, la pelirroja se sentó en la cama bajo los regaños del director que no hicieron efecto en la adolescente, pues esta terminó haciendo lo que le dio la gana.

Tras quejarse unas cuantas veces, logró sentarse en la cama y sin más se cruzó de brazos alzando una de sus cejas hacia su director.

—Creo que... que estoy en muy buenas condiciones para saber que me sucedió después de volver —musitó, tratando de evitar que una mueca se trazase en sus labios después de golpear por accidente su espalda contra el respaldo de la cama.

—Bien —aceptó Dumbledore, sorprendiendo a Méreope, pues claramente pensó que tardaría más en persuadirlo—. Pero no saldrás de aquí hasta que yo lo permita.

—Se comporta como mi abuelo, director —murmuró Méreope, observando como Dumbledore evitaba sonreír—. Pero no me molesta, ¿puede decírmelo ya?

El anciano se sentó a los pies de la cama, dejando unos metros de distancia con la pelirroja, recordando cómo había tenido una charla con ella a finales de su primer año en aquellas mismas condiciones.

—Veras... cuando vi a Thackery llegar a mi despacho supe que habían vuelto —comenzó a explicar—. Pero al no verte llegar junto con él a mi oficina está más que claro que me preocupe. Para nuestra mala suerte, cuando Thackery comenzó a explicarme tu estado y todo lo sucedido en un muy disparejo resumen apareció la profesora McGonagall, quien había logrado escuchar la conversación. Junto a ella llegamos a tu lado y al encontrarte desplomada en el suelo actuamos lo más rápido que pudimos.

—¿Quién mas lo sabe? —preguntó la pelirroja por lo bajo.

—Me temo que toda la escuela se enteró —murmuró el director, con tono lastimero—. Lo lamento Méreope.

—Genial —masculló la pelirroja de forma sarcástica—. ¿Mamá lo...?

—No —la interrumpió el mayor, clamándola—. Decidimos no hacerlo, al menos no por el momento.

—Bien —murmuró—. ¿Qué me pasó después de llegar?

—Madame Pomfrey atendió tus heridas, no eran graves pero... —a Méreope le preocupó como el rostro de su director se contraía bajo aquella larga barba— tu cicatriz era la que nos preocupaba, pues estaba hirviendo —señaló la venda en la zona—. Por eso es la venda.

Asintió poco a poco, era mucha información para procesar.

—¿Y...? —su voz se perdió tras oír una discusión detrás de la puerta. Eran muchas voces, lo cual le dificultaba saber a quienes pertenecían.

Los cuchicheos fueron reemplazados por gritos, gritos que lograban que sintiera como si su cabeza estuviese a punto de explotar, aunque una ola de confusión la revolcó tras oír maullidos que podía reconocer como los de Thackery, quien parecía quejarse.

—Sus amigos no han dejado de insistir desde que se les informó su llegada —la pelirroja miró a Dumbledore, expectante—. Estaban muy preocupados por usted.

Méreope no pudo evitar sonreír, sabía que siempre podría confiar en sus amigos y eso la tranquilizaba de alguna forma.

—¡Déjenos pasar!

Y sin más, Dumbledore se encaminó a la puerta de la enfermería y la abrió.

Mala elección.

Harry, Ron, Hermione, Ginny, Fred, George y Neville pasaron sin cuidado a la enfermería, este último nervioso.

No pasó ni un solo minuto cuando Harry atravesó la puerta del lugar y, literalmente, se echó sobre Méreope, sintiendo su pecho subir y bajar debido a la adrenalina de haberla hallado tras una noche y mañana bastante tensos.

—Bueno, los dejare solos. Por favor, no la alteren demasiado o podrían echarlos de aquí —Dumbledore le sonrió una última vez a Méreope y salió de la habitación, dejando a los chicos solos dentro de la enfermería.

Cuando salió por completo, todos miraron expectantes a Méreope, buscando alguna lesión de gravedad o algo por el estilo que pusiese en riesgo la vida de la pelirroja.

Y de pronto, todos comenzaron a hablar, gritar y preguntar a la vez, haciendo que esta ya cansada de escucharlos gritar y pelear por ver quien hablaba primero, grito.

—¡Ya basta! Todos cállense —los chicos guardaron silencio de forma rápida y abrupta, pues para ella el carbonizarlos no sería problema—. Gracias. Ahora, uno a la vez, por favor.

Todos se miraron, acordando con la mirada quien hablaría primero.

Harry, como el primer indicado, aclaró su garganta y comenzó a hablar.

—¿Cómo sucedió? —preguntó de manera automática—. ¿Por qué no nos lo dijiste?

Méreope suspiró mientras ahora era abrazada por Ginny: al parecer la más pequeña aún tenía miedo de perderla si la soltaba.

—No... no lo sé, quería afrontarlo sola —atinó a decir, dudosa—. No quería preocuparlos con este tema, era mi deber acabar con ellas, no el de nadie más.

—Estamos orgullosos de ti...

—Hermana adoptiva.

La sonrisa de Méreope creció, aunque no se los digiera o hiciera saber muy a menudo, apreciaba a esos gemelos.

—Ahora entiendo el porqué de ir sola a dejar a Thackery, ¿no es así? —preguntó divertida Hermione, pasando una mano por el pelaje del gato.

—Si —respondieron a la vez la pelirroja y el gato, provocando que todos los que estaban presentes miraran con los ojos bien abiertos a ambos—. No me miren así, no debe de sorprenderlos esto cuando viven en un castillo en donde imparten clases de magia.

Todos los chicos rieron, en verdad eso no los sorprendía, solo les daba gracia verlo hablar.

Harry, quien estaba a su lado, dejó un pequeño beso sobre su cabeza de forma cariñosa, sintiendo su pecho calentito de nuevo. Había sentido como su alma se iba tras no hallarla en todo el castillo y más aún cuando Sirius Black andaba suelto por ahí.

—¡Hubieran visto el mundo muggle! Estaba repleto de niños con disfraces y... ¡y daban gomitas gratis! —chillo emocionada la pelirroja, haciéndolos reír—. ¡Debemos ir!

—Suena grandioso... es como un manjar —habló maravillado Ron—. ¡Son dulces gratis!

—¡Ronald! —lo riñó Hermione—. Entones... ¿te encuentras bien?

—Si —asintió ella—. Solo, un par de moretones, raspones y una muy buena historia —todos la miraron expectantes—. Conocí a tres muggles, Max, Allison y Dani, son agradables.

—¿Max? —preguntaron los hombres de la habitación a la vez excepto Neville, estaba más atento en no caerse por el suelo resbaladizo.

Méreope rió divertida—. Si, Max.

—Caray, nuestra hermanita adoptiva no pierde el tiempo —canturreó George.

—¡Merlin, No! Claro que no, es más grande que yo, tiene dieciséis —un sonrojo surgió en sus mejillas—. No me quejo, era guapo, pero no es mi estilo.

—Claro que no —murmuró Fred viendo a Ginny con complicidad—. Tu tipo son Hufflepuffs, de penúltimo año y... que su nombre empiece con C y terminé en edric.

Méreope se sonrojo aún más y terminó por esconder su rostro detrás de el hombro de Ginny.

—¡Neville, ayúdame! —murmuró fuertemente, sabiendo que el chico solía ser más pacifista.

Este solo rió tímidamente—. No te preocupes Mér, no eres la primera a la que...

—¡No me gusta! Hablamos una sola vez, no más —aclaró mirando a Harry, quien parecía que echaría humo por las orejas en cualquier momento—. Así que basta con el tema.

—Si... ¿Quien es Cedric? —antes de que Ginny pudiera responder, una voz fuerte de oyó.

—¡Salgan, salgan! ¡La señorita Tonks debe descansar! —Madame Pomfrey señalaba la puerta—. ¡Ahora!

Harry dejó un último beso sobre la mejilla de la pelirroja para después dejar un ligero apretón a su mano antes de salir junto con los demás.

—Los contendremos —murmuró Hermione guiñando un ojo.

—No sabrán quien es Cedric, tu tranquila Mér —antes de que pudiera replicar, la pequeña Weasley salió de la habitación dándome un último abrazo a su hermana postiza.

—Por órdenes de Dumbledore usted deberá permanecer aquí por un día a lo mucho —aclaró Madame Pomfrey—. Duerma un poco Tonks, necesita reposo.

—¡Gracias Poppy! —grito Méreope, acurrucándose contra Thackery, oyendo una réplica por lo bajo por parte de la enfermera.

Ella era la única en el lugar, todos los demás estaban afuera, disfrutando de el día soleado y fresco que hacía en Hogwarts.

Méreope suspiró, comenzó a repartir un par de caricias en el lomo de su gato hasta que esté junto con ella cayeron profundamente dormidos.

[...]

—¡No es cierto! Este cómic es mucho mejor que el tuyo, Malfoy.

Draco Malfoy había estado cuidando de su prima los últimos veinte minutos después de la comida. A Méreope si le había sorprendido aquello, pero no le parecía correcto echarlo y menos si el muchacho venía con buenas intenciones –a su parecer– de saber acerca de su estado.

—Como tu digas, Tonks —comentó el rubio—. Pero acepta que el mío tiene mejor trama.

—Claro, claro —le sonrió de costado para después suspirar. Antes de que el rubio aquel llegara habían ido nuevamente Harry, Ron y Hermione a visitarla, solamente que estos parecían ocultarle algo importante. Algo que sin duda Malfoy podría saber, pues era algo así como su fan número uno o algo por el estilo—. Malfoy...

—¿Si?

—¿Qué sucedió mientras no estaba? —Malfoy alzó una de sus cejas para que continuara con más claridad—. Se que algo ocurrió, pero no quieren decírmelo.

El rubio suspiró, Madame Pomfrey lo había dejado pasar con la condición de no alterarla, pero tampoco quería mentirle, no quería ser uno más del montón.

—¿Y bien? —preguntó desesperada la pelirroja—. Tu silencio dice que si ocurrió algo, así que suelta la sopa de una vez Malfoy.

Malfoy dejó de jugar con su anillo y la miró, dudoso—. Promete que no dirás que yo te lo dije, ¿bien?

—Lo prometo —contestó inmediatamente—. Pero estás preocupándome Malfoy, ¿qué fue lo que ocurrió?

—Bueno... —comenzó—. Sirius Black entró al castillo poco después de que desaparecieras, todos creímos que te había llevado con él, pero al escuchar la noticia de lo que habías hecho todos pudieron tranquilizarse.

Méreope había palidecido, ¿entonces podía ser..?

Había una pequeña probabilidad que no hubiera sido una alucinación y que en realidad sí que había visto a Sirius Black antes de desmayarse.

—¡Lo sabía, iba a afectarte!

—Tranquilo Malfoy —murmuró la pelirroja tomando su mano, topándose con sus fríos anillos de metal al verlo verdaderamente ansioso por su estado. Quizá y al final lo único que Draco necesitaba era mejor compañía—. Puedo... ¿puedo decirte algo sin que salga de aquí?

Él asintió de inmediato—. Lo que sea, sabes que puedes confiar en mi.

—A veces Malfoy, a veces —el rubio rió tras el comentario de su prima—. Cuando llegue aquí mediante al portal mande a mi gato en busca de Dumbledore y... unos momentos después comencé a sentirme fatal, y fue cuando pude... pude ver a Sirius Black frente a mi. Me llamo "Cali" y después se fue, eso fue extraño y creí que había sido un sueño pero... ahora todo tiene sentido.

—No sé que decirte, en verdad, suelo ser un arrogante narcisista pero, me preocupas y sé claramente que Black quiere encontrarte.

—Eso lo se —murmuró tomando la pastilla que Madame Pomfrey le había dejado en la mesita—. Pero, ¿por qué?

—Si quieres podría ayudarte a saber el por qué —se encogió de hombros—. Pero deberás hacerme un favor.

Méreope rodó los ojos—. Ya te estabas tardando Malfoy, ¿qué es lo que quieres?

Él rió—. Bueno, deberás ir conmigo a Hogsmade.

—Solo trata de que Pansy no me mate al tenerme de frente.

—No lo hará —guiño un ojo hacia la pelirroja y chequeo el reloj en su muñeca—. Debo irme, tengo clase con Lupin, nos vemos primita.

—¡Adiós primito!

[...]

—¡Hola Méreope!

Méreope estaba lo que le sigue de estupefacta, ¿era verdad quien estaba frente a ella o solo se trataba de su imaginación?

—Eh... ¿hola?

El lindo Hufflepuff dejó su mochila en el suelo de la enfermería y se acercó a la silla que estaba a un lado de ella.

—Te debe sorprender verme aquí, no nos conocemos, solo hemos chocado —Cedric rió nerviosamente—. Pero he de decir que estuve preocupado en cuanto no te encontraban, y al saber que estabas aquí me propuse a venir a verte.

—Gracias Cedric —murmuró la pelirroja bebiendo un poco de su té con las mejillas ligeramente rosadas—. Es un honor que el chico popular y guapo de Hufflepuff se preocupe por una simple mortal como yo —bromeo.

—Si, deberías sentirte halagada, casi nadie tiene ese privilegio —ambos rieron tras el comentario del castaño—. Fuera de broma... ¿Cómo estás?

—Vencí a tres brujas en una noche, ¿como estarías tú? —preguntó sarcásticamente Méreope mirando divertida al muchacho.

—Muy mal supongo —murmuró—. Me alegra que esté bien.

—Me alegra que te importe mi situación —comentó Méreope sin pensarlo—. Eres un chico popular y mayor, ¿Cómo puedes preocuparte por mi?

—Eres buena chica Méreope, veo algo en ti que me interesa y llama la atención —habló con una sonrisa ladina—. Y quiero conocerte más, si me lo permites claro.

—Estaría encantada de hacerlo, Cedric —murmuro.

—De acuerdo.

—De acuerdo.

—Creo que... ya debo irme, tengo clase de transformaciones y no quiero llegar tarde —sin pensarlo beso la mejilla de la pelirroja, dejándola aturdida—. Nos vemos luego, Gryffindor.

—Adiós Hufflepuff —logró formular la chica más roja que un tomate.

Cedric antes de salir chocó contra la pequeña sabana que cubría la cama de la pelirroja gracias a que no podía apartar su mirada de ella.

Méreope rió enternecida y vio como el chico salía del cuarto apenado.

Al igual que ella, cierto azabache de ojos verdosos había estado presente en la escena un tanto receloso, ¿qué le pasaba? ¿Por qué besaba la mejilla de su mejor amiga? ¿Por qué su mejor amiga lo permitía?

Varias preguntas pasaban por su cabeza, y ninguna daba respuesta al porqué del dolor en su pecho o el por qué de su frustración hacia sus sentimientos confusos.








━━━AUTHOR'S NOTE. ¡chicuelas y chicuelos! ¡volvimos a la normalidad! ¿como están? espero que muy bien realmente.

¡estamos comenzando con las mentiras! (inserten musiquita de misterio) eso dice que... ¡se viene el momento de drama!

ay, amo el drama...

recuerden: voten, comenten y compartan la historia para que así crezca esta pequeña gran familia💞.

eso es todo travesuritas, soooooo

-Travesura Realizada-



Mayo P.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro