21. TANIA.
Miranda:
No puede ser ¿se dió cuenta de que estuve coqueteando con él? Creo que fui una tonta por haber seguido el consejo de April. Aunque al final de todo, él salió muy tranquilo del consultorio, me pregunto el porqué de su enojo, me imagino que son por cosas del trabajo, es el CEO de Alchemax después de todo.
Me siento por un momento para procesar todo lo que sucedió, es raro que hayamos hablado con mucha naturalidad pese a que nos hayamos visto muy poco.
Siento como si ya lo hubiera conocido desde hace mucho.
A diferencia de la actitud que tuvo cuando nos presentamos ahora se veía más tranquilo, además de que se dejó tocar. Se veía muy tierno cuando dió ese pequeño gruñido de satisfacción y su sonrisa era tan linda que provocaba dejarle muchos besos en todo el rostro.
Me encanta.
Debo admitir que su sonrisa la adoro, pero debería de ver cómo ejecuta las cosas... Tengo una obsesión por ese lado lógico que otorga soluciones a problemas complejos cómo la arañita, me gusta mucho escuchar sus explicaciones y cómo es extricto en su trabajo, cuando hicimos el prototipo del suero... Dios... Sus palabras me causaban sensaciones ahí abajo y sus regaños me hacían fantasear un poco...
Debo admitir que provoca romper la cama con él.
En qué estoy pensando... No debería de relacionarme con mi protector...
Tras este pensamiento, me doy un par de golpesitos en las mejillas para dejar a un lado esos pensamientos descarados de Miguel y de la Araña.
Mejor me centro en el expediente de hoy, también debo estar pendiente de la hora por Tanía, esa mujer detesta esperar y la última vez que fue hace un par de años me formó un lío.
- ¿Cómo te fué?
Al escuchar esa voz con ese tono particular de juguetona, volteo y miro a la dama de mejillas rosadas con desprecio.
- ¡Lo hice por tu bien!- exclama a carcajadas.
- No es gracioso... Al final se dió cuenta...- le reclamo.
April no para de reírse y se termina sentando a mi lado.
-Pero dime... ¿Te fué bien? - hace una pausa para limpiarse una lágrima - Ese hombre es muy difícil de tratar... Te lo digo por experiencia - tras escuchar esta frase no pude evitar sentir una sensación de disgusto.
- Acaso... Tú y él...
- ASCO- corta de una vez April - Ni se te ocurra decir eso otra vez... Ya se me revolvió el estómago- menciona la pelicorto con cara de asco.
- No quise mal interpretar- Respondo con una sonrisa.
Menos mal...
- ¿Te interesa?- cuestiona la dama.
- No... - Respondo en corto.
- No es necesario que mientas, tu cuerpo lo dice todo... Por lo visto tuviste una conversación muy agradable con él...- hace una pausa tomando una paleta de madera - Tus pupilas están dilatadas, tus senos se ven un poco más grandes- con la mano desnuda me toca la mejilla izquierda - tus mejillas muestran un leve sonrojo y están calientes... Te gusta, pero para no dar una conclusión rápida, te sentiste a gusto - concluye con una sonrisa.
- Si... Fue una sensación muy agradable- Respondo.
- ¿Ya habías tenido pareja antes verdad?
- Si... Hace unos años, estaba comprometida- respondo con desdén.
- ¿En serio?- April se veía sorprendida ante mi respuesta - tan joven... -
- Jejejeje si... Era... El hombre perfecto me llevaba 8 años
- Bueno...- April sonrie y me acomoda el cabello - La edad no importa... Eso lo sabemos... Pero... Si él era el hombre perfecto ¿Qué fué lo que salió mal? - cuestiona realizandome una trenza en el cabello.
- Es difícil de explicar- Respondo con melancolía.
April asiente y me da un abrazo.
- No te preocupes... Te entiendo perfectamente... Yo... También estuve comprometida Miranda y déjame decirte qué muchas veces las cosas no resultan como deseamos, a veces el destino llega a ser un poco cruel con nosotros los seres humanos, pero eso nos ayuda a crecer- menciona la dama de mejillas rosadas.
- Gracias...- finalizo.
Ambas continuamos con nuestra rutina de trabajo, atendiendo a los lesionados de los diferentes departamentos del edificio de prácticas y experimentos. No puedo evitar sentirme melancólica por pensar en Henry, April intenta animarme hablándome un poco de Miguel, aunque no presto mucha atención ya por los recuerdos de mi ex prometido. Llevaba tiempo sin pensar en él, es chistoso... Prometí no pensar más en él y seguir adelante... Tal cómo me lo pidió.
- Oye Miranda ¿No vas a tomar tu hora de descanso? Ya casi son las 3 - menciona April sacándome de mis pensamientos.
- Espera... ¿Que hora es?
- Falta un cuarto para las 3 Miranda, deberías salir a comer- contesta la chica de cabello castaño claro.
- Oh... Mierda, debo correr- dejo el alcohol y el yodo en el mesón junto con las gasas para quitarme los guantes, el gorro y el cubrebocas para dirigirme a la puerta.
- ¡Oye! - April me detiene por un momento.
- ¿Que sucede?- cuestiono mirando el reloj de mi muñeca.
- Relájate aún tienes tiempo... Ven.. - April me toma de las manos y me hace un retoque rápido en el cabello - Ya estás lista, mejor muerta que sencilla... Ahora ve a tu encuentro- April me guiña el ojo y me abre la puerta. Le agradezco el gesto con un beso en la mejilla como despedida y me dirijo al punto de encuentro con Tania.
Narrador:
Miranda caminaba muy rápido entre los pasillos, para ella era la primera vez que salía del edificio, sus únicos puntos de costumbre siempre eran la cafetería y el consultorio, a veces April la invitaba a recorrer el edificio de prácticas, pero la chica de ojos cambiantes se negaba. Ella lo veía cómo una oportunidad para exponerse y llamar la atención, lo cual no era la idea.
- ¿A dónde te diriges Miranda?- Lyla comenzó a hablar a través del reloj de la chica, mientras que Miranda caminaba entre los pasillos.
- Voy a ver a mi hermana- Miranda se escuchaba decidida ante su comentario.
- No creo que sea una buena idea ¿que pasa si te expones al peligro?- cuestiona la IA.
- No creo que sea peligroso, además... El cafetín está a 5 minutos del edificio, no creo que haya problema - Responde Miranda yendo al ascensor.
- Está bien... Si esa es tu decisión...- finaliza la IA.
Miranda da un suspiro y entra al ascensor marcando la planta baja, la mujer se sentía nerviosa, comenzaba a tener recuerdos de su hermana Tania y el tiempo que habían pasado juntas hace varios años atrás, los juegos, las bromas, las peleas, todo... La chica siempre se cuestionaba cómo era que su hermana era tan perfecta en todo, Miranda la veía cómo un ídolo en su juventud, actualmente llevaban 3 años que no se veían ni se hablaban. Habían perdido la comunicación gracias a que Tanía había decidido irse a Egipto por asuntos "personales", dejando atrás a su esposo y a sus dos hermosas hijas además de cualquier posible medio para comunicarse.
O eso era lo que pensaba...
A Miranda le invadían los nervios cada vez que se acercaba más a la salida, pensando que el carácter de su hermana era un enigma para ella. Nunca mostraba ninguna expresión, a excepción de una sonrisa misteriosa, cosa que para el resto de sus hermanas y hermano les causaba escalofríos.
Miranda ya había caminado unos metros, cómo era su primera vez saliendo del lugar ella intentaba no llamar la atención y fingir que sabía a dónde iba.
- Bien... Creo que el café debería de estar... ¡Uuf!- una mano había aparecido detrás de ella para cubrir su boca, la chica palidecio ante el acto con nerviosismo se estaba preparando para luchar o poder gritar, pero una voz conocida la hizo reaccionar.
- ¿Desde cuándo eres impuntual? Si te dije a las 3 es a las 3 Mimir- aquella sensación identificada cómo el miedo ligado con un poco de alivio le había marcado la mente.
Aquel personaje era nada más y nada menos que su hermana mayor Tania.
- ¿Cómo has estado?- Tania finalmente suelta a Miranda quien aún seguía pálida.
- Dios ¿Nunca cambias verdad?- le responde molesta.
- Que linda bienvenida le das a tu hermana mayor- sonríe Tania.
La chica de ojos cambiantes, mira con detenimiento a su hermana mayor, una mujer de apariencia joven, alta, con una figura de reloj de arena, test morena, ojos marrones, labios carnosos pintados de vinotinto, vestida de blanco con un escote que definía mejor su pecho, cabello liso, corto y de color castaño oscuro casi pasando al negro. Su mirada mostraba misterio y encanto al mismo tiempo, algunos hombres no paraban de verla como si estuvieran hipnotizados por su belleza.
- Te ves... Más bella- menciona Miranda desviando la mirada.
- Y tú te ves muy hermosa hermanita- Tanía se acerca a abrazar a su hermana con fuerza agregando un beso en su mejilla - Necesitaba verte... Mimir, tenemos mucho de qué hablar- La morena toma de la mano a Miranda llevándola al café más cercano del edificio.
- ¿Cómo ha estado todo?- cuestiona la menor ya entrando al cafetín.
El lugar se veía elegante, no tan futurista, con tonalidades marrones y naranjas, mesas de cristal y táctiles para los pedidos, poca clientela, el suelo de color negro, alguno que otro cuadro con un café y su respectiva receta, pizarras con escritos en tiza para no perder lo clásico y secciones con tv para las noticias o deportes.
- Te diré que todo ha estado de maravilla, finalmente puedo estar con mi familia- sonríe Tania seleccionando una mesa que no esté en dirección a los ventanales. - cuéntame ¿Cómo vas con tu guardián?- cuestiona la morena tocando la mesa para realizar su pedido.
Está pregunta había dejado a Miranda extrañada - No... Entiendo de qué me estás hablando Tania...- Responde incrédula la dama de ojos azules, para esquivar cualquier señal de nerviosismo comienza a hablar - Nunca cambias, siempre haces preguntas fuera de lugar - menciona de manera burlona.
- Si sabes de lo que estoy hablando- la sonrisa pícara de Tania aparece en su rostro moreno - sólo que tú te estás haciendo la tonta - menciona la dama.
- ¿Qué?
- Cohen te está siguiendo los pasos, solamente que ambos han estado jugando a los adolescentes hormonales, gracias a que esa pesadilla tuya y tu lado vulnerable despertó en él algo que murió hace mucho tiempo, aunque es curioso... Al último minuto él se puso las pilas y por lo menos ha llegado a ponerse manos a la obra- sonríe la dama de ojos marrones.
- Espera ¿Cómo sabes qué..? - Miranda había Sido interrumpida por Tanía.
- ¿Qué? ¿Acaso creias que eras la única que había nacido con las habilidades de mamá?- los ojos de Tania se estaban tornando de un color magenta muy intenso - Será mejor que te prepares para lo que viene, no lo tendrán fácil - concluye la dama.
- Tania... tú... pensé que yo...
- Pensaste que eras la única pero al contrario... - menciona la morena haciendo una pequeña pausa - tú y yo nacimos con el don de nuestra madre... Sólo que hay diferencias... No soy como tú - Tania se mostraba en el control de la situación, manteniendo su sonrisa.
- ¿Por qué nunca lo mencionaste?- cuestiona Miranda.
- Nunca lo ví necesario- Tania mira fijamente los ojos de su hermana menor, estos se comenzaban a tornar de un amarillo llamativo - ahora que te veo mejor... La tonalidad de tus ojos se está volviendo más intensa por cómo pasa el tiempo, a este paso puede que finalmente te quede con un amarillo permanente - sonríe orgullosa.
Miranda se sonroja ante el gesto de su hermana mayor, se sentía rara hablando con su hermana pero muy a gusto de hacerlo.
Tania acercó sus manos a las de su hermana para entrelazarlas, al tener contacto un hermoso hilo blanco con símbolos se comienza a formar. Asombrada... Miranda mira a sus alrededores por si hay alguien viendo lo que está sucediendo, no había nadie, la hermana mayor había elegido el sitio correcto para estar juntas.
Pero no contaban con algo inesperado, una figura masculina y morena estaba entrando al cafetín, fijando la vista en Miranda para luego dirigirla a Tania, esa figura... No era más que propio... Miguel O'hara...
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