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18. PESADILLA.

Miguel:

Mientras más pensaba en la voz de la mujer de mi sueño, más me sentía confundido.

- Su voz... Sonaba muy tranquila - me digo para mí mismo recordando aquellos momentos que había pasado en "ése" universo.

Sólo éramos Gaby y yo, ya que la madre de la niña se había divorciado del Miguel de ése universo. Yo tenía que encargarme de todo, nunca me dí el tiempo de conocer a alguien, con sólo saber que tenía una hija era más que suficiente.

Sólo son recuerdos... Recuerdos que tuvieron una dolorosa consecuencia.

- Ya perdí mucho tiempo...

Cierro la llave de la regadera para salir a buscar una toalla, comencé a secar cada parte de mi cuerpo, al terminar me ví al espejo y me di cuenta de que me estaba creciendo la barba. Apenas eran unos talles pequeños, pero me gustaba lucir limpio así que me afeité.

Luego de veinte minutos ya me encontraba en la habitación con el traje puesto, limpio y bien afeitado. Extrañaba mi casa y mi cama, no es lo mismo dormir en otro lado que en tu propio hogar, pero es irónico que piense eso pese a que paso más tiempo en la sociedad arácnida que aquí.

Salgo de la habitación, obviamente con la máscara puesta y busco a Miranda.

Algo huele muy bien...

El olor era muy agradable, olía a res, verduras, el toque del chile entre otros. El estómago me estaba gruñendo por la necesidad de llenarlo de comida, el aroma hacía que el hambre se me alborotara, fuí a la cocina para saber que había hecho Miranda de comer, al abrir una de las cacerolas ví que era sopa.

Dios... Se ve muy buena... Esa mujer sabe de cocina.

Quería devorar la sopa, pero aunque estuviera babeando por la comida... Tenía que encontrar a Miranda para hacer el suero.

- ¡Miranda! - le llamo caminando ahora por toda la sala para luego tocar la puerta de su habitación.

Al no escuchar nada decido entrar sólo para encontrarme una imagen aterradora.

- ¡Miranda! - corro hacía ella con preocupación, viendo cómo parte de las almohadas y las sábanas estaban manchadas de sangre.

De verdad que la situación no se veía bien, no despertaba. Para que la sangre fluyera, decidí sentarla en mi regazo para tener control de su cuerpo. Mi preocupación aumentaba cada vez que la movía y no despertaba.

- ¡Lyla!- llamo a la pelicorto, está aparece inmediatamente en mi reloj. - ¿Desde cuándo está así? ¿Tienes las grabaciones de lo ocurrido? ¿Por qué no me despertaste si tenías que vigilar la? - la inunde de preguntas.

- Ella... Me pidió que no te dijera nada la primera vez que sucedió... - respondió con desdén.

- ¿Qué quieres decir con éso? - cuestiono tomando una parte de las sábanas para limpiar la sangre de su nariz. Dandome cuenta que su atuendo ya no era el deportivo sino una pijama de tela ligera y casi transparente.

Mierda ...

-Cuando te fuiste a dormír, Miranda me consultó para saber si eras alérgico en algún alimento para hacer la sopa... Durante ese tiempo sufrió el primer mareo y sangrado nasal - responde haciendo una pausa para mostrarme el vídeo - aquí está... Si adelanto un poco más el vídeo que son tecnicamente 45 minutos después sufre otro mareo pero sin sangrado nasal - Lyla sigue explicando la situación mientras miro con atención aferrando a Miranda a mis brazos para que la sangre fluya - en esta parte ella consulta al auto-doc, aquí es cuando ella me dice que todo está bien y especifica que es raro que le suceda esto, después de haber cocinado va a su habitación, se cambia de ropa, sufre otro mareo y se acuesta a dormir - finaliza Lyla mirando a la chica de cabello ondulado con preocupación.

Muevo un poco a Miranda para saber si va a despertar, ya el sangrado nasal estaba dismuyendo pero...

- ¿Papi? - escuché una voz infantil, sonaba a...

Gabriela...

- Papi... ¿Quién es ella? - miro a mis alrededores buscando la voz... Hasta parar a la puerta. Ahí estaba ella, mi hija, su mirada era de confusión. - Papá... ¿Por qué estás disfrazado de una pantera azul? - cuestiona, sentí el cuerpo frío al verla.

- Esto no es normal...- Indicaba Lyla con preocupación.

Debo estar alucinando, tal vez sea el fármaco.

Intentado mantener la compostura, fijo ahora mi vista en Miranda quien aún sigue dormida, pero me percato que la chica de cabello ondulado tiene cadenas en los pies.

- ¿Qué?- cuestiono ahora observando cómo se forman rasguños en sus brazos y piernas.

- Miguel... Esto debe tener una explicación ya estoy haciendo un análisis del área - menciona Lyla.

- ¿Papá?- me llama la niña con terror en su voz - ¿Qué está pasandome? - siento cómo la niña ahora se aferra a mis brazos mientras sufre el efecto del glich. Sus manos y su calor eran tan reales que tuve que dejar a un lado a Miranda para sostener a Gaby.

En respuesta, la niña me abrazaba mientras brotaban lagrimas en sus ojos.

No... Por favor... No quiero revivir esto otra vez...

Abracé a Gaby aferrandola a mi pecho, en el proceso puse mi vista en Miranda que ahora estaba siendo absorbida por la cama junto con unas manos negras que rasgaban su pijama y jalaban de las cadenas atadas a sus pies.

¿Que diablos está pasando? ¿Esto tiene que ser una pesadilla?

- No... Por favor... Déjenme...- susurraba entre lagrimas - No... No me corten... Por favor... Juro que fuí una niña buena - pese a tener sus ojos cerrados, su expresión era de miedo.

- ¡Lyla! - Llamo a la IA sosteniendo a la niña que se desvanecía poco a poco, lo cual me causaba mucha desesperación.

- ¡Miguel! ¡Alguien está alterando la realidad! - grita Lyla, mientras que la habitación comenzaba a temblar - La alta concentración de energía viene de Miranda, debemos hacer algo de inmediato o si no, alterará cualquier espacio del Penthouse - Responde.

- ¿Es una animalia? - cuestiono ahora con seriedad, debo saber si lo es...

Lyla me mira con preocupación negando con la cabeza.

- No... No es... Lo puedes manejar sin tener que recurrir a métodos bruscos - Responde en seco.

Fijo ahora mi vista en Miranda, quién temblaba del miedo mientras que la cama aún la seguía absorbiendo junto con esas asquerosas manos.

- Por favor... Sueltenme... No fue mi culpa... - Miranda no paraba de llorar.

Está sufriendo...

- Papá... Tengo miedo - Gaby se aferraba a mí con todas sus fuerzas mientras se desvanecía por el glich.

Miro a mi hija a los ojos una última vez para abrazarla con todas mis fuerzas, mientras que está poco a poco dejaba su último rastro de glich.

- Te amo... - le susurro, ahora levantándome del sueño, viendo la cama de Miranda que se movía de manera brusca con lágrimas, pero aún con sus ojos cerrados.

- Lyla baja la capa metálica de protección y apaga las luces, me quitaré la máscara - Le digo con seriedad a lo que la IA obedece y deja todo a oscuras.

Le pedí esto ya que presiento que no saldré físicamente lastimado de esta situación, además de que tengo la corazonada de que debo estar sin máscara.

Doy un suspiro y me acerco a Miranda, comenzando a romper las cadenas que ataban sus pies, dejándome ver sus pequeñas cicatrices, al ver aquel avance fui arrancando los brazos negros con brusquedad de la cama y de ella, estos se desvanecían, la cama había dejado de moverse.

Podía ver el proceso gracias a mi visión desarrollada, seguí con el procedimiento hasta quedar finalmente sobre Miranda, que no paraba de sollozar. Acaricié su mejilla para tranquilizarla, por un lado podía ser brusco y despertarla a la fuerza, pero por otro... Preferí usar un método más apto para ella.

- Miranda, es sólo una pesadilla - le susurro sentandome a un lado para llevarla a mi regazo y abrazarla, la habitacion estaba dejando de temblar - Tranquila, sólo despierta por favor - le menciono acariciando su cabello. Sus rasguños se estaban desvaneciendo - Conmigo... Estás a salvo - acaricio su mejilla - yo te protegeré... - le menciono sintiendo sus movimientos suaves.

- ¿Lo prometes? - cuestiona abrazándome. A lo que doy un suspiro.

- Lo prometo... Por mi vida...- le respondo dándole un beso en la frente.

- Gracias... - responde colocando sus manos en mi rostro, para juntar su frente con la mía. - perdón por causarte tantos problemas - menciona ahora recorriendo mi rostro con sus dedos, cómo si buscara cómo soy realmente.

- No digas eso - doy una pausa tocando sus manos - supongo que podemos hablarlo - respondo.

- Es que... Es algo complicado y muy difícil de explicar, ni yo misma sé por dónde empezar - responde.

- Sólo has un salto de fé - comento.

Narrador:

Durante aquél insidente hubo un espectador que disfrutada de la escena, cómo si viera una película de romance y acción.

- Veo que finalmente despertaste... - susurra la dama mirando a la nada.

Ella se encontraba en una cafetería elegante, mientras tomaba un expreso con galletas de maní, sus ojos se iluminaban haciendo alusión al color lila, cambiando al magenta a causa de la amargura del café.

- Aquí tiene señorita... - mencionó el mesero entregándole una fressier - va de cuenta de la casa - responde sonrojado al ver a la dama morena que le regalaba una sonrisa coqueta.

- Gracias querido - responde con suavidad.

- Me retiro... Que disfrute del postre - menciona retirándose.

- Te daré un consejo... La joven que está en la cuarta mesa, te dará el número en unos minutos si la atiendes con una sonrisa, ella te comentará que ha pasado un día difícil... Así que... No lo arruines - Le responde con una dulce sonrisa, mientras que el mesero asiente extrañado.

La dama ahora mira la utopía, mientras da un sorbo de su café.

- Es curioso... De todos los hombres que te pudiste encontrar... Te topaste con uno muy obstinado... Aunque la ruta de este río me gusta bastante.... Veamos cómo se desarrolla - dice para si misma.

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