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13. CONTACTO.

Miranda:

-Bien, finalizando este tema... Creo que ya podemos comenzar - dice el arácnido.

Perfecto, finalmente se iba a cumplir uno de mis deseos, la gula del conocimiento. Él y yo estábamos frente a frente, debía lucir lo más segura posible, pero estaba nerviosa. Me sentía como una novicia en el mundo de la medicina que iba a examinar a su primer paciente, sentía nostalgia de esa sensación. Realmente deseaba no tenerla, tenía miedo de que mis movimientos fueran torpes y terminara quedando en ridículo. Este hombre ya me regañó una vez por mentirle y no quiero que lo haga una segunda vez por una simple torpeza.

Miranda... tú puedes con todo y mucho más.

-Buscaré mi equipo. - intentaba no tener la voz temblorosa.

-Pensé que sería algo rápido.- responde el mayor cruzándose de brazos.

-Tranquilo... el equipo vendrá a mí.- me ajusto la coleta, para tocar mis aretes, estos al ser tocados se iluminan en una luz azul, se podía escuchar el sonido de mi auto-doc, señal de que este había activado.

El arácnido y yo veíamos cómo el auto-doc salía de mi habitación, rodando en dirección a mis pies. Extiendo mis manos para tomar la esfera mientras que se iluminaba por el contacto. El mayor no lucía sorprendido, como si él hubiera visto su función.

-¿Ya lo habías visto actuar antes? – le cuestiono.

-Cuando te rescaté... Sangrabas mucho a causa de las heridas de bala y... Mi mordida, busqué entre tus cosas para saber si poseías información.- comenta desviando la mirada, como si no estuviera orgulloso de lo que hizo -Terminé encontrando la esfera y la activé, no sé cómo, pero lo hice.- finaliza aun sin mirarme a la cara.

Puede que aparente ser odioso e intimidante, pero se avergüenza de sus acciones.

-Entiendo... No te preocupes, te ayudaré a resolver tu problema.- le respondo con tranquilidad mientras activo el auto-doc. - Como viste anteriormente, este dispositivo es capaz de escanear, dar información del paciente herido y brindar primeros auxilios de forma limitada porque sugiere la presencia de un experto, ese es su primer módulo de cinco.-

-¿cómo iniciarás? - se le notaba la curiosidad al arácnido y también se veía que quería hacer varias preguntas.

Tomo al arácnido de la mano para llevarlo a la sala, se nota que no le gusta que lo toquen porque me quiere soltar, pero la cocina es un espacio muy pequeño para los dos.

-Bien... Necesito que te pongas firme, no es necesario tensar los músculos. - el arácnido obedece la orden.

Okay, ya con esto puedo comenzar.

-Auto-doc, activa la modalidad tres y muestra un plano general del paciente.- Exclamo.

El dispositivo comienza a flotar por los aires, sacando dos mini drones en forma de triángulo. Uno de ellos realiza un escaneo completo del arácnido, mientras que el otro mostraba un formato inicial de su cuerpo marcando los datos.

Tiene unas interesantes medidas.

- ¿Tú lo creaste?- Cuestionó el grandote.

Estaba impresionado cuando le di el sí, mientras que el dispositivo desprendía dos mini esferas, estás al entrar en contacto con mis manos pasaban de un estado sólido a uno líquido que se terminan moldeando a unos guantes. -Veo que no eres un médico común y corriente.- menciona.

- Te sorprenderías de todo lo que puedo hacer.- le respondo con una sonrisa. Comencé a tocar su cuerpo empezando por su brazos, observo que el traje del mayor es como su segunda piel, puedo sentir sus venas hinchadas. Me sentía rara examinando su cuerpo, intentaba que no me invadiera ningún pensamiento inapropiado cada vez que lo tocaban mis guantes que a la vez se iluminaban definiendo mejor el holograma de su figura - ¿Cuándo comenzaste a padecer de descontrol genético? – pregunto para mantener la compostura.

Es solo un paciente, nada más.

- Desde hace dos años.- responde pesadamente, este tema le cuesta.

- eso es mucho tiempo- menciono tomándole el pulso.

Esta acelerado, posiblemente sea un efecto secundario del suero.

- ¿Cuál fue la causa del padecimiento y cómo has logrado cargar con ello?- Cuestiono ahora ubicándome en su espalda.

Tiene... una espalda muy marcada, me dan ganas de... ¿En qué carajo estoy pensando? ¡Es mi paciente! Miranda concéntrate.

- Fue debido al incidente que experimenté en ese momento. Descubrí mi afección mientras estaba en una pelea con un enemigo poderoso. Estuve a punto de matarlo debido a ese problema, así que tuve que crear tres tipos de sueros como solución. El primero duraba 5 meses y al principio me sentía bien, pero a medida que enfrentaba más enemigos, dejaba de funcionar. El segundo era más potente y fue el que me inyectaste, pero los efectos secundarios eran terribles. Aunque su efecto duraba 3 días, resultó ser un fracaso total. Y el último suero es el que me inyecto constantemente, me mantiene tranquilo, pero hay momentos en los que luchó por mantener el control y no perderlo- confiesa el mayor mientras lo escucho con mucha atención. Al tocar su espalda, sentí que sus músculos estaban muy tensos, sus hombros estaban levantados, era como si viviera en un estrés constante, me preocupa, el holograma indica una alerta amarilla.

Tal vez sus emociones tengan algo que ver con la alteración genética de su cuerpo y por esa razón se comporta así, pero esto no es más que una hipótesis.

- ¿Luchaste con un enemigo la noche anterior?- le pregunto ya estando frente a él para examinar su torso, al tocarlo miro su rostro enmascarado, ambos estabamos en silencio. Siento un fuerte dolor de cabeza... Oh no...

~

- Papá... tengo miedo-

- ¡Papa!-

- Papá, ¿Por qué la gente corre?-

~

Escucho la voz de una niña, se oye con miedo, no puedo evitar sentir el dolor de una pérdida, pero este sentimiento no es mío. No... Este dolor proviene de él, puedo sentirlo. Esto está mal, no debería pasar por esto otra vez, hace mucho tiempo que me había liberado de este malestar.

Me duele la cabeza.

Narrador:

- Miranda...- Miguel veía cómo la chica estaba muy dispersa, sus ojos estaban de un color amarillo brillante -¿Estás bien?- cuestiona.

- Perdón... yo...- Miranda ya estaba reaccionado, no sabía qué decir, se notaba que estaba fuera de sí, para Miguel le era muy rara la situación, de un momento a otro la chica se le había quedado viendo por mucho tiempo sin ninguna razón.

- Miranda, tu nariz...- exclama miguel se estaba comenzando a preocupar al ver que la chica comenzaba a sangrar por la nariz.

- Oh... Tranquilo, estoy bien, solo...- responde Miranda sentándose al sofá. - ¿podrías buscarme un pañuelo, por favor?- Miguel se dirige a su habitación para conseguir el pañuelo y entregárselo a la chica, se veía muy pálida.

- Podemos dejarlo hasta aquí si te parece bien- menciona Miguel sentándose a su lado. - En serio, te ves muy pálida- Miguel se acerca un poco más a Miranda para tocar su frente para sentir temperatura.

- Tranquilo, no es...- la chica se había quedado en silencio tras sentir la mano del mayor en su frente, era la primera vez que veía un gesto así de él. Le parecía extraña su acción.

Miguel estaba preocupado por ella a causa del sangrado nasal, aunque Miranda ya había detenido la hemorragia, él no se veía muy convencido porque aún seguía tocando la frente de la chica. Para calmarlo, ella tomó la mano del mayor y la bajó a su regazo para poder observarla, ambos estaban en silencio. Miguel miraba el rostro de la chica mientras que ella con sus dedos marcaba los detalles del traje que cubría la mano de él. Por un lado, se sentía curiosa de saber sobre el cuerpo de Miguel, pero por otro, una atracción culposa.

- Admito que esta parte es la más linda del traje.- susurraba Miranda, Miguel se sentía raro al escuchar su comentario, mas no apartó su mano de ella - ¿Cómo puedes escalar las paredes? - cuestiona la chica tocando con cuidado los dedos de Miguel.

- Pon tus dedos en la palma de mi mano para que no te hagas daño.- responde Miguel. La mirada de ella se ilumino de curiosidad, ubicando su mano en la palma de Miguel.

Qué mano tan pequeña y delicada.

-Ahora observa...- Miguel sacaba sus garras, con delicadeza mientras que ella las veía con sorpresa.

- ¿Son parte del traje?- cuestiona la chica tocándolas con la punta de sus dedos.

- No... Ellas vienen de mí, son retráctiles- responde Miguel. - No las toques mucho, son muy filosas.- aconseja, pero ya era tarde la chica se había hecho un pequeño rasguño en la punta de uno de sus dedos. - Eso te pasa por curiosa- se burla guardando las garras.

La chica suelta una pequeña risa. - Tenía que saber cómo son...- menciona, sus mejillas estaban rosadas por la vergüenza - ¿cuando salen, te duele?- cuestiona la chica.

- No.-

- Interesante... es como si fueras un felino, ¿verdad?- Miranda ahora veía el rostro del enmascarado con mucha atención, a lo que Miguel asiente.

La chica presionaba un poco la palma y los dedos de Miguel para que las garras volvieran a salir.

Parece una niña pequeña.

Miguel cumple el deseo de la chica, imitando a los gatos, sacando sus garras una vez más. Se sentía a gusto el ver qué Miranda jugaba con su mano, pero el momento no iba a durar para siempre. Lyla había aparecido entre Miguel y la chica.

- Spider-Man hay problemas en el centro de la ciudad, se trata de una bestia gigante causando estragos.- informa Lyla.

- De acuerdo voy para allá.- Miguel se levanta y mira a Miranda - Tú debes descansar, no te sobre esfuerces- Menciona el mayor. - Estaremos en contacto para la creación de suero- miranda asiente ante las palabras de Miguel, mientras este saltaba del balcón para luchar.

-Ten cuidado- término susurrando la chica.

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