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12. CONFIANZA Y ALGO MÁS.

Narrador:

Cohen se encontraba en el laboratorio visualizando a los sujetos de prueba detrás del cristal, los asistentes del laboratorio estaban tecleando en sus computadoras, escribiendo sus observaciones y preparando los procedimientos para aquel experimento tan deseado. Estaba emocionado por ver los resultados que Miranda le había brindado en aquellos apuntes.

- Señor no sé si esto funcione dado a que las fórmulas de fusión con los genes de la araña y el gen humano parece dar un resultado inofensivo... hace poco experimentamos con las ratas pero no hubo reacción - explicaba uno de los jefes de laboratorio.

- Sólo será una pequeña prueba... - hace una pequeña pausa viendo nuevamente a los vagabundos drogadictos que no resistieron a la tentación del dinero para comprar sus placebos - Veamos si fue él quien hizo esos apuntes...- Cohen se da la vuelta para tocar su reloj realizando una llamada. - Dime ¿Cómo van con la búsqueda?-

- Aún no la hemos encontrado, la buena noticia es que sabemos que no ha salido de la ciudad, en estos momentos enviaremos a Skylark a rastrearla, la pistola que ella dejó en la estación nos será de ayuda-

- Excelente- Cohen corta la llamada. - Continuemos con el experimento -

Los experimentos de Cohen habían comenzado dos días después de que Miranda comenzara su labor en Alchemax. Él aún no se había olvidado de ella...

(Ya en la actualidad)

Miranda se encontraba haciendo el desayuno mientras que el arácnido terminaba de organizar su habitación, era la primera vez que pasaban mucho tiempo juntos a diferencia de los otros días o en este caso "noches".

- ¡Ay coño! - Gritó el arácnido.

- ¿Qué pasó? - pregunta la chica en voz alta mientras terminaba de hacer la última tanda de Panqueques.

- Nada... Sólo me cayó un libro en la punta del pie - grita el mayor, ella al escucharlo no puede evitar soltar una pequeña risa - Te escuché - bufó el hombre.

- Perdón... Me impresiona que un hombre de gran tamaño llore por un golpe en el pie, de seguro te has enfrentado a enemigos peores que un simple libro - Responde la chica intentando contener la risa, como respuesta recibe un gruñido de su visita - Por lo que escuché... Hablas español -

- ¿y que tiene de malo?- cuestiona Miguel en voz alta terminando de acomodar el televisor de su habitación, se notaba que le molestaba la burla.

- No hay nada malo, solo me sorprende que uses ese vocabulario - Miranda termina de servir los panqueques con miel y frutas - ¡Listo el desayuno!-

El arácnido sale de la habitación para dirigirse a la cocina, veía cómo Miranda lavaba los utensilios, algo que le dió una rara sensación de nostalgia llevándolo a aquél recuerdo que aún le seguía doliendo.

- ¿Estás bien? - cuestiona Miranda sin mirarlo.

- Si... si, tranquila - responde Miguel.

Es una mujer extraña.

Hipnotizado por el olor, Miguel veía con deseo los panqueques. Pese a que él no era fanático de lo dulce tenia mucho tiempo que no comía algo diferente gracias a sus labores cómo CEO de Alchemax y Spider-man.

- Listo...- Miranda ya había terminado de lavar los utensilios de cocina.- Te servi una porción más grande ya que por tu tamaño y contextura se ve que comes mucho- menciona sentándose en una de las sillas largas que estaban por debajo del mesón de la barra.

La chica ya iba a empezar a comer pero al ver que su visita no se acercaba, lo miró interrogante. - ¿No tienes hambre? - preguntó, observando al mayor, este solamente se acerca pero no toca los cubiertos - Oh... ya entiendo...- menciona la chica mientras que el hombre se cruza de brazos.

¿Adivinó mi necesidad?

- Puedo cubrirme los ojos, prometo no verte - responde Miranda.

- No es necesario, sólo desayuna en tu habitación y hablamos usando los relojes - concluye el aracnido.

Miranda sabía las necesidades del hombre, quería comer bien sin que la máscara lo molestara. En el caso de Miguel, este no quería que Miranda viera una parte de su rostro o cabello para evitar sospechas dado a ella era muy perceptiva.

- está bien no hay problema- Responde la chica, tomando su plato y dirigiéndose a su habitación. Al escuchar el cierre de la puerta Miguel termina soltando un suspiro, desvaneciendo su máscara mirando su comida con deseo y prueba el primer bocado.

Cocina muy bien...

Miguel activa su Gizmo y contacta a Miranda.

- ¿Qué tal el desayuno?- Pregunta la chica, se escuchaba emocionada.

- Sigo vivo- bromea Miguel con acidez probando otro bocado, algo que lo hace sonreír por el gusto.

- Eres malo... se nota que no tienes gusto por la comida, me recuerdas a alguien del trabajo.- responde la chica.

- Sólo bromeaba... la verdad es que el desayuno sabe muy bien - Responde Miguel disfrutando de la comida.

- No te vuelvo a cocinar una verga- se escuchaba enojada.

- Con esa boca besas a tu madre- le contesto.

- Eres odioso- responde.

- ¿Vinimos a hablar de mi condición o de cómo soy tan odioso?- pregunta Miguel cambiando el tema.

- En ese caso me gustaría examinarte, cómo tienes el laboratorio a dos pisos. Quisiera tener muestras de sangre y pruebas físicas, será un estudio completo- responde motivada.

- ¿que tanto necesitas saber?- pregunta Miguel.

- Necesito saber tus condiciones físicas, qué efectos te trajo el incidente para ser Spider-man, cuando comenzaste a perder el control y qué cambios hubo en tu cuerpo ya que a la hora de hacer el nuevo suero no quiero que tengas problemas con tus habilidades.- explica la chica.

- No estoy seguro con las pruebas de sangre... ¿que pasá si es para completar tu investigación?- dice Miguel desconfiado.

- Para eso estarás presente ¿no? La idea es tener confianza entre los dos cómo ahora y cómo antes cuando hablábamos por chat- responde la chica con un tono de seguridad.

- Bien... creo que eso es lo lógico, sólo habrá una condición y es que la creación del suero, el estudio completo junto con los resultados deben ser en presencia de los dos... no de un individuo.- concluye Miguel finalmente acabando su desayuno.

- Estoy de acuerdo.- responde - ¿Puedo empezar? Será un pequeño vistazo- dice ella.

- ¿Quieres empezar?- cuestiona Miguel sorprendido.

- Será rápido... - dice.

Suena como una niña que quiere ver los peces del acuario antes de irse.

- Bien...- responde Miguel rindiendose ante la chica.

La chica cortó la llamada y rápidamente abrió la puerta, Miguel sorprendido por la acción de la chica se colocó la máscara. La chica sólo había alcanzado ver un poco de su cabello de puntas onduladas pero no le tomó importancia, hasta el momento...

- Sólo... quiero ver tu cuerpo es todo... no es necesario que te quites la máscara o el traje ya que... lo veo muy ajustado- dice Miranda viendo al arácnido de arriba a bajo.

- ¿Desayunaste al menos?- Miguel se puso de pie cruzandose de brazos.

- Si...- la chica mira a otro lado cómo una especie de tic, una alerta roja de que le está mintiendo. El hombre estaba disgustado por el gesto así que se dirigió a la habitación de la chica. - ¡Espera! - Exclamó la chica pero ya era demasiado tarde, Miguel había abierto la puerta, viendo aquella comida casi entera.

- Con que... si comiste... - Miguel toma el plato de la chica y lo lleva a la cocina, Miranda lo seguía cabizbajo. - cómete todo el desayuno.- Finalizó el aracnido.

- Está muy dulce.- responde la chica desviando la mirada.

- Tú lo hiciste, tú te lo comes.- dice Miguel - No puedo creer que me hayas regañado por la pequeña broma que le hice a tu comida y tú tienes las santas bolas de decirme que no te la quieres comer porque está muy dulce.- Miguel estaba muy disgustado - Te lo comes todo.-

Miranda arrugó la cara, se ajustó su coleta para que sus cabellos no la molestaran y comenzó a comer, poco a poco fue comiendo cada bocado de los Panqueques con fruta mientras que Miguel veía cómo ella desayunaba ¿De verdad de había molestado por no haber desayunado? No en realidad, lo que le había molestado era la pequeña mentira blanca que dijo la chica.

Él veía cómo ella comía cada bocado, le parecían lindos sus gestos, cómo: levantar el meñique al sostener un cubierto o al tomar agua, se limpiaba los labios con la servilleta, hubo un punto en el que ella estornudo como un gato, un gesto que le recordó a su hija del otro universo. El mayor estaba hipnotizado no sólo por los movimientos delicados de la chica si no también por sus ojos cambiantes, eran de color azúl claro casi pasando a verde, sentía cierta atracción por su mirada.

Es toda una dama.

- Listo... ya terminé. - menciona la chica dejando a Miguel poner los pies sobre la tierra nuevamente, la chica se levanta de su asiento para lavar los platos.

- Miranda...- Miguel la llama por su nombre poniéndose detrás de ella para acoralarla.

- Dime arácnido - Responde agregando jabón a la esponja para lavar los platos.

- No quiero que vuelvas a mentirme, aunque sea una mentira blanca... no lo hagas- menciona Miguel colocándose detrás de ella.

La chica sentía el calor del Arácnido en su espalda apenas tenían unos centímetros de distancia, se sentía atrapada cómo si él quisiera intimidarla, Miranda no podía evitar tener un pensamiento descarado dado a que el hombre tenía una figura tentadora para hacer lo que su deseo lujurioso le dijera, más no obstante ella no iba a hacer nada para provocarlo, no por miedo al rechazo ya que su ego era tan grande cómo para creer que ese hombre no la rechazaría, sino por el hecho de que ella había cerrado esos deseos desde hace tiempo y se centró en su compromiso con la medicina.

- Prometo no volver a mentirte...- finaliza la chica cerrando la llave del fregadero.

- Todo es cuestión de confianza, cómo mencionaste hace poco, no deben haber mentiras- dice Miguel alejándose.

- Si...- susurra.

- Bien, finalizando este tema... Creo que ya podemos comenzar - dice el arácnido.


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