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Bueeeeeenoooooo. He aquí el final del la historia. Espero hayan disfrutado leer cada capitulo como yo disfruté escribirlo. La he hecho con mucho cariño y respeto a Gus.
Les agradezco de todo corazón sus votos y sus comentarios. Ver que les gusta lo que escribo me llena mucho el alma.
Y, además si no fuera por eso, yo no hubiera tratado de seguir la historia cuando no tenía inspiración.
😍¡Muchas gracias!😍
Ahora si.... *Redoble de tambores okno* .... LES PRESENTO: "El Final"
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"Quiero que me trates..."
*Narrador Omnisciente*
–¡Mirá Gustavo! ¡Buenos Aires! Tanto que jodiste– Anita estaba sentada al lado del cantante.
El momento de bajar del avión no llegaba más y el chico con rulos no aguanataba la ansiedad de volver a ver a sus hijos.
Luego de unos minutos de sobrevolar la ciudad, el avión bajó en el aeropuerto porteño.
De camino al auto, Gustavo mandó un mensaje a Dante.
"Dejo las cosas en casa y paso la noche en el hospital"
"Ok" respondió Dante.
Subió al vehículo junto a Adrián (Taverna) y Lucas, que los dejaría de paso en sus casas. Anita y Alejandro tenían auto propio.
La casa más cercana era la de Lucas que estaba a veinte cuadras del aeropuerto. Richard tenía su casa a dos cuadras del obelisco.
-Gracias, nos vemos mañana Gus- se agachó el rubio.
-No hay de que- sonrió.
Siguieron su camino, próxima parada: la casa de Taverna. Las cuadras parecían eternas. Gustavo estaba apurado, pero no quería demostrarselo a su amigo. Tiene la costumbre de ser un peligro al volante cuando está así y Adrián lo sabía.
-Eu, ¿Qué vas a hacer?- miró a Gustavo
-¿Cómo que voy a hacer?- no dejó de mirar la calle.
-Si, ahora que terminamos la gira. ¿Vas a ir a ver a Gise? ¿Tenés pensado comenzar un nuevo álbum?-
-No, solo quiero descansar- paró en el semáforo rojo -Quiero estar con Gise, no sabes como anhelo que despierte- volvió a conducir.
-Todos queremos eso Gus, pero no caigas en depresión como en los 90-
-¿De que hablas?- frunció el seño
-Si, ¿No recuerdas como estuviste cuando tu padre enfermó?-
-Ah, si, ya lo había olvidado- agachó un poco la cabeza -Pero, tranquilo, ella es fuerte y sé que va a salir adelante- hizo una sonrisa de costado.
Por fin llegaron a la casa de Adrián. Entre los dos bajaron los equipos y pertenencias suyas. Gustavo volvió a subir al auto.
-Hey Gus, no manejes como loco- advirtió.
Gustavo largó una carcajada y encendió el auto. Se saludaron y cada uno se dirigió a su casa.
*Mientras tanto en el hospital...*
Dante se había quedado dormido en la silla de acompañante. Ya era el cuarto día que se quedaba en el hospital. Y estaba hecho trizas.
Estaba muy enamorado de Gise y que le haya sucedido lo que le sucedió no era de su agrado. Fueron cinco meses en los que el amor de su vida no despertaba y cada vez había menos posibilidades de que despertase. No mejoraba, tampoco empeoraba. Pero él también tenía mucha fe en ella. Aun que estaba un poco bajoneado por lo que los doctores el día anterior le habían dicho.
La maquina que marcaba las pulsaciones comenzó a sonar cada vez más rápido, de pronto ese sonido se hizo constante, pero volvió a sonar normalmente.
-¡¡Gustavo!!- se levantó rapidamente Gise -¿Qué pasó? ¿Dónde estoy?- ella miraba todos lados.
-¿Ah?¿Qué?- despertó Dante.
-¿Dante?- miró extrañada
Él se levantó acercandose a ella. Se miraron unos segundos haciendo que el mundo no exista. Una lágrima cayó del ojo de Dante. Los dos estaban muy cerca uno del otro. Tantos meses sin poder decirse algo dolían. Dante acarició la mejilla de Gise y sonriendo se volvieron a unir en un beso.
-Volviste- dijo él
-Nunca me fuí- dijo ella
Puso sus ojos como platos y dijo -Tengo que avisarle a Gustavo- corrió a agarrar su celular
Trató de llamar, pero recordó que andaba manejando, entonces cortó.
"Gise despertó, vení ya" escribió un mensaje de texto. Él seguía con un teléfono que no tenía internet.
-Voy a buscar un doctor, ya vuelvo- le dio otro beso y corrió hacia afuera de la habitación.
*Volvemos con Gustavo*
No había llegado todavía a su casa. Cuando le sonó el celular vio que era el número de Dante que lo estaba llamando. Su sangre se enfrió en un segundo cuando no pudo atender.
-¿Qué carajo sucedió?- agarró su cabeza.
A punto de llamar a Dante le llegó un mensaje de él.
-¡Mierda!- Gritó.
Enseguida aceleró el auto. Iba como a 120km\h. Cruzaba fugazmente los semáforos en rojo, verde y amarillo. No le interesaba las infracciomes, quería llegar lo más pronto a ver a su hija.
Los autos tocaban sus bocinas fuertemente. Gustavo pensaba solo en él mismo. Sin darse cuenta que, como por quinta vez, cruzó un semáforo en rojo, pero justo en ese momento un camión de gaseosas iba cruzando también y el auto de Gustavo quedó incrustado al medio.
Sirenas de ambulancias se escuchaban. El camionero salió ileso de la cabina. Gustavo no podía. La puerta se había trabado, él quedó inconciente por un golpe contra el volante. El tanque del auto estaba pinchado y como una antorcha su vehículo quedó en llamas antes de que llegaran las ambulancias, la policia y el resto de las personas.
La familia de Gustavo, incluyendo a Dante y Gise que estaban en el hospital, se enteró después de unas horas de lo sucedido.
Fin...
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