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17

"De aquel amor de música ligera... Nada nos libra... Nada más queda..."

*Seguimos con el flash back*

-Gus, esto no es una broma. Estoy embarazada-

-Pero, ¿Estás segura? ¿Te hiciste bien el test?-

-Si Gus- Me tomó del hombro -Se que tu no quieres tener más hijos, así que...-

-No se te ocurra abortar- La corté rápidamente.

-No, Gus. Yo lo que te quería decir es que me voy a Córdoba de nuevo-

-¿Cuándo vuelves?- Bajé la cabeza. Sabía a lo que quería llegar con eso.

-No creo que vuelva. Quiero críar al bebé en un ambiente tranquilo. No puede vivir con tigo-

-¿Cómo? ¿Crees que soy mala influencia para él?-

-No. Sólo digo que no quiero que tenga un padre al que no está nunca en su casa, por que ni creas que te vayamos a acompañar a las giras que hagas-

Me acerqué a ella un poco más -Sara yo te amo. Si crees que es lo mejor para el bebé haslo-

-Entonces- Miró con los ojos cristalizados -Hasta acá llega lo nuestro- Me respondió con un hilo de voz.

-Si tu lo quieres así, Sí-

La ayudé a empacar sus cosas. Callados metíamos la ropa en las valijas. Todavía su embarazo no se notaba, solo estaba de unos días. Ella, como siempre, ocultaba la tristeza que tenía en su rostro tapándose con su cabello. Cada tanto notaba como se secaba las lágrimas. Yo no quise ocultar nada, quería demostrarle que estaba triste y que no quería que se vayan. Eran lo más preciado que tenía hasta el momento.
En esos días, yo no veía mucho a Lisa y Benito por que vivían en Chile junto a Cecilia. Mi madre, mis hermanas y Sara eran lo más cercano que tenía a una familia.
Mientras terminábamos de empacar las cosas de Sara, busqué un collar de hilo con una pequeña piedra preciosa que había comprado en uno de mis viajes a Perú. Cuando lo encontré, me acerqué a ella y se lo di.

-Recuerda que siempre te amaré- Se lo coloqué.

-Yo también te amo- Agachó la cabeza.

El remis no tardó en llegar. Sara no permitió que la llevase al aeropuerto, ya no quería tener una despedida más triste de como la estaba teniendo.
La ayudé a cargar sus valijas hasta el auto, me dio un abrazo y se subió al vehículo. Puse mi mano en el vidrio y ella desde adentro hizo lo mismo.

🎶

Nueve meses después, sin contacto alguno de Sara, recibí una llamada de su mamá.

-¿Gustavo?-

-Si soy yo-

-Soy Avelina, la mamá de Sara. Quería decirte que el bebé va a nacer mañana por la mañana. Le van a hacer cesárea-

-Okey. Mañana mismo estoy allá- Colgué la llamada.

Tomé un par de prendas y las guardé en una mochila. Llamé a un taxi y me fui al aeropuerto.
Corrí para tomar el primer vuelo a Córdoba.

-Señor no hay vuelos a Córdoba hasta mañana-

-¿Qué? Pero yo necesito ir ahora-

-Perdoneme pero no sale ninguno hasta mañana por la mañana-

-Okey. Gracias-

No supe que hacer. No tenía ningún vuelo por tomar, mi hija o hijo estaba por nacer al otro día y yo estaba a kilómetros de Córdoba.
Me senté en una silla junto a mi mochila. Agarré mi teléfono y llamé a Adrián. En la llamada le pregunté que podía hacer para llegar a de una buena vez a la provincia.

-Y tomate un colectivo, boludo-

Le agradecí y corrí a tomar otro taxi. Subí y pedí al chofer que me llevara a la terminal de retiro. Los nervios me comían vivo. Necesitaba llegar lo más antes posible. Eso me rebotaba en la mente todo el tiempo, lo que quería era llegar y no me importaba como, pero tenía que estar cuando naciera el bebé.

🎶

Apenas llegué a retiro miré hacia todos lados y comencé a buscar un colectivo que dijera "Córdoba". En la última parada había uno a punto de salir. No se como hice, pero corrí como flash. No me importó si choqué a alguien o si rompí algo al pasar, era el único colectivo hacia la provincia y yo lo tenía que tomar.

-Por... Favor... Un boleto a Córdoba...-
Dije parandome en la puerta.

-Bueno amigo- El chofer me dio un papel con los datos del viaje-

-Gra...cias...- Tocaba mi pecho, estaba muy agitado.

Me senté en uno de los asientos y respiré profundo. Vi como un nenito me miraba atento, yo le sonreí y él se dio vuelta contento.
Tiempo después ya estaba en camino a Córdoba. Las horas estaban contadas y rogaba hasta a Alá que pudiera llegar a tiempo.

🎶

Luego de un rato, el mismo nene se me acercó junto a su mamá. Él me saludó y la señora también.

-¿Vos sos Cerati?- Me dijo tímido el nene.

-Si, soy yo- Le sonreí.

-Dale, preguntale lo que le querías preguntar- Le incentivó la mamá.

-¿Me puedo sacar una foto con vos?- Se escondía detrás de ella.

-Sí, como no-

Su madre sacó una cámara de fotos y él se sentó en mi falda. El colectivo seguía avanzando, pero eso no impidió que la señora no sacara la foto.
Las horas pasaron, la noche era oscura. Estabamos saliendo de Buenos Aires. Las estrellas se notaban cada vez más. Llegaríamos a Córdoba como a la madrugada.

🎶

Me quedé dormido. Desperté a las seis de la mañana. Todavía no habíamos llegado. Recibí una llamada del número de la mamá de Sara.

-Gustavo, a las nueve van a hacerle la cesárea a Sara-

-Bueno, Avelina. Gracias-

Me quedaban tres horas para llegar a Córdoba y poder estar en el nacimiento de mi bebé. Como no estar nervioso, si no sabía si iba a llegar a tiempo.
Gracias a las fuerzas del mundo llegué rápido a la clínica. Estuve como tres horas esperando a poder encontrar en donde estaba Sara y su familia.
Llamé al número de su mamá y me atendieron.

-Estamos en la habitación 13 del segundo piso. Todavía no la llevaron a operar. Apurate si quieres llegar a tiempo-

Le agradecí y como decimosexta vez corrí. Era el último tramo, solo quedaba subir al ascensor y esperar. Toqué el maldito botón y no andaba, lo volví a tocar, nada. Miré hacia los costados y encontré las escaleras.

-Vamos Gustavo que tienes que llegar- Pensé en mi mente.

Esta vez corrí con todas mis ganas. Subí las escaleras lo más fuerte posible y por fin estaba en el segundo piso. A lo lejos divisé una pequeña montonera, eran los familiares de Sara.
Troté hacia ellos. No conocía a nadie, solo por fotos y ahí no más porque no me acordaba mucho. Ellos si me conocieron a mi.

-Hola. Disculpen. ¿Ustedes son familiares de Sara?- Me les acerqué.

-Ay. Creí que era joda que mi hermana se había enganchado a Cerati- Exclamó una mujer.

-Si. Somos nosotros, Gustavo. Yo soy la madre- Se acercó una señora de cabello corto y rubio.

-Un gusto- La saludé -¿Y ella?-

-Perdona, pero ella ya entró a la operación-

-Ah, bueno. No hay problema. La espero-

Me presentó a todos. Estaban sus hermanos, tíos, primos, sobrinos, entre otros parientes. Era una familia muy numerosa.
Me senté en una silla en la sala de espera. Los demás seguían parados.
Luego de un rato largo de espera salió un hombre.

-¿Y?- Dijeron a unísono.

-¡Es una nena!- Puso una sonrisa de oreja a oreja.

-Emm- Me miró a mí -¿Quién es él?-

-Es Gustavo, el padre de la bebé-

-Ahh-

Me levanté para estrechar su mano -Hola. Un gusto-

-Si, el gusto es mío. Gracias por robarme a Sara hace dos años- El tipo era Alejandro, el marido de Sara.

-Ahora no Ale- Dijo un hombre que parecía ser su amigo.

-¿El padre de la bebé?- Se asomó un doctor.

-Soy yo- Dijimos juntos.

-Que vaya él- Dijo señalándome la mamá de Sara.

Él sólo asintió.
Entré a la habitación y allí estaban las dos. Sara tenía a la bebé en brazos sonriendo. La bebé era hermosa, parecía un muñeco. Tenía unos ojos celestes como los míos y la nariz como su madre.

-Viniste- Me dijo.

-Claro que si. Esto no me lo perdía por nada en el mundo- Me acerqué a ellas.

-¿Cómo la llamamos?- Me la abalanzó para que la agarrase.

-¿Qué te parece Gisel?- La cogí cuidadosamente.

-¿Tiene alguno de tus significados existenciales?- Rió acomodandole la ropita.

-Prenda de felicidad. Es la felicidad que nos traerá y que nos trae a nosotros-

-Me encanta. Que sea Gisel entonces-

-¿Segundo nombre?- Me senté a orillas de la camilla.

-No, me gusta así-

-Gisel Cerati ¿Gusmano?- Levanté las cejas.

-Si tu quieres-

-A mi me encanta así-

-Entonces, Gisel Cerati Gusmano será-

*Fin del Flash Back*

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