¿Por qué todos están empeñados en hacer sentir mal a otros?

Porque simplemente se alimentan de la maldad, de lo "graciosas" que quizás puedan llegar a ser sus burlas, ¿por qué no todas las personas pueden ser maduras y respetuosas?

Odiaba ver como todos se burlaban de mí y mi rostro lleno de lunares, diciendo que parecía una galleta con chispas de chocolate. Me humillaron frente a un cúmulo de personas no tan grande.

Pero tú me defendiste.

Llegaste y me envolviste en tus brazos y me sacaste de allí antes de que otro insulto, lo suficientemente doloroso, llegara a mí como relámpago, logrando destruirme. Me protegiste como nunca nadie lo había hecho, al menos yo así lo sentía, decías que era como tu hermana menor, y que nada iba a pasarme mientras tú estuvieses ahí para mí, que amabas mis lunares y que nunca dejarías que me hicieran daño...

Pero tú, tú me haces daño.

Eres tan tonto que no te das cuenta que eres tú mismo quien me lastima, quien pareciera arrojarme al suelo pero a la vez salvarme con tus suaves besos. Eres mi cura, pero a la vez el dolor, como la sal en una herida, como los besos en el cuello. Eres tan malo, pero tan bueno que quiero más de ti, no me cansaría de necesitarte aunque me tomes para luego dejarme y, aunque suene masoquista, no quiero parar de quererte.

Necesito que me necesites como yo te necesito, necesito que me ames como yo te amo, que adores cada cosa de mí como yo adoro cada cosa de ti, que quieras sentirme cerca como yo te quiero sentir a ti.

Quiero tenerte, no sabes como ansío tenerte.

Porque eres tú, nadie más que tú. Y si no hay nadie que no seas tú, nadie será.

Y entonces, luego de secar mis lágrimas, miraste mis labios y luego miraste mis ojos. Me sonreíste y, entonces, sucedió.

Tomaste mi cintura y me pegaste a ti con rapidez, tus manos acariciando la parte baja de mi cintura y mi concentración se había centrado nada más en lo que estaba sucediendo ahora mismo.

Eras lindo, eras perfecto aunque duela.