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Mala jugada.

Tras haber enviado el último mensaje, Hoseok se tumbó en la cama boca arriba, usando sus brazos como almohada y sonrió. No había pasado ni un dia aún y ya extrañaba a su pareja. Con solo pensar que eran oficialmente novios, la piel se le erizaba y su sonrisa se ensanchaba. Y como a él, Hoseok también se moría de ganas por verle y pasar la noche juntos. Esta vez quería hacerlo especial, aunque más tarde, todo se volviese caótico y no pudiera pensar con claridad.

Se levantó de la cama y entró al baño. Se afeitó la poca barba que tenía y se metió en la ducha. Ahí dentro y con algo de vergüenza para con él mismo, puso en práctica algo que vio hace muchos años en un post de Internet. Era la primera vez que tendría relaciones sexuales con Hyungwon siendo novios y aunque para el alto sería un tontería, Hoseok le daba la mayor importancia posible. Se realizó un enema*, la limpieza y la higiene total ayudaría a que ambos disfrutarán más del coito. No le costó mucho y tampoco se demoró. Al salir de la ducha, se secó el cuerpo y el pelo con una toalla y volvió a la cama completamente desnudo. ¿Para que iba a vestirse si en cualquier momento se encontraría desnudo nuevamente?

Un mensaje de texto llamó su atención. Hyungwon le avisaba de que saldría unos minutos más tarde por culpa de unos viejos a quienes se les antojó comer algo dulce antes de ir a bailar. Hoseok suspiró, la necesidad de querer ver a su chico era más grande que ser empático con esos últimos clientes. En cualquier otra ocasión, respondería con algún regaño cariñoso para que Hyungwon no sacara las uñas con los clientes y no se agobiara, pero ahora quería estar con él, sentir su cuerpo contra el suyo y derretirse en sus brazos así que con actitud tosca, le pidió que no se entretuviera.

Dejó el móvil a un lado de la cama y se acostó boca abajo, cerró los ojos y espero a que Hyungwon entrara por la puerta.

Fue pasado un largo rato que sintió el colchón moverse. Se había quedado dormido mientras esperaba al alto pero por fin estaba con él. Hoseok sonrió, manteniendo los ojos cerrados para percibir mejor las caricias que Hyungwon le estaba regalando. Sus manos frías se pasearon por todo su cuerpo, sobretodo por sus hombros y espalda. Escuchó como su chico se quitaba la ropa y la tiraba al suelo, y como a los segundos se ponía de rodillas entre sus piernas y besó su piel expuesta.

— Creía que ya no vendrías... - susurró Wonho moviendo su cuerpo contra el toque del menor.

— Lo siento, ¿te hice esperar mucho?

¿Conocéis esa sensación de ahogo al despertar de una pesadilla? Hoseok abrió los ojos de par en par pero su cuerpo no reaccionó. Se sintió avergonzado, débil y dominado por la situación. ¿Por qué le costaba tanto moverse? Sus ojos lagrimearon cuando vio aquella sonrisa de labios rojos y hoyuelos en las mejillas. Lo que antes parecía un ángel dispuesto a salvarle, ahora sólo era la viva imagen de la maldad.

— ¿Te he asustado?

Hoseok se mordió el labio para no llorar y con toda su fuerza de voluntad, se dio la vuelta, alcanzando la almohada para ocultar su zona íntima a la vista de la persona que tenía delante.

— ¿C-cómo has entrado? - preguntó asustado.

— Dejaste la puerta abierta.

— Wheein, n-no puedes estar aquí. Lárgate.

Hoseok no podía mirarla, estaba completamente desnuda frente a él. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? ¿No reconocía las manos de su novio? Se sintió mal, la peor persona del mundo por ese grabe error y entonces, cayó en cuenta. Hyungwon podía llegar en cualquier momento y les encontraría ahí, desnudos y en la cama.

Wheein empezó a reírse y en un rápido movimiento de mano, le arrebató la almohada a Hoseok volviéndolo completamente vulnerable y aterrorizado. Se sentó sobre él, su humedad frotándose contra el miembro del mayor con tal descaro que le provocó horror a Hoseok.

— Supongo que esperas a alguien especial... Oh vamos, Hoseok, no pongas esa cara. - Acarició su mejilla. Acto seguido, gruñó enfadada por como el mayor había apartado la cara.

— Voy a llamar a la policía.

Wheein jadeó cuando la sostuvo de la cintura, las manos fuertes de Hoseok estaban sobre ella pero pronto Se disgustó cuando la apartó de él y se levantó de la cama y cogiendo el teléfono que por suerte se encontraba a su lado. Marcó el número de la policía y se lo enseñó a la mujer que seguía de rodillas en su cama y desnuda, su rostro reflejando la ira y la poca dignidad que tenía.

— ¿Por qué no me aceptas? Ni siquiera tu polla se ha mantenido dura cuando me he sentado en ella.

— Vuelve a vestirte, por favor. - Pulsó la pantalla y en milésimas de segundos, la voz de un agente de policía atendió la llamada. - Buenas noches, a entrado una mujer a mi casa...se ha d-desnudado y se niega a irse...- mientras hablaba, alcanzó su bata de seda. Wheein no estaba dispuesta a mover un solo dedo. - Por favor, dense prisa.

— Eres un cínico, Hoseok.

La morena se bajó de la cama y recogió su ropa del suelo, al parecer la llamada a la policía sí había funcionado, pero Hoseok seguía inquieto y con el miedo calando sus entrañas. Quería llorar, gritar, hacerse daño.

— Chae Hyungwon solo te trae problemas, ¡yo soy tu mejor opción! Te ayudé cuando nadie estaba dispuesto a hacerlo y me quedé contigo a pesar de que tú no me reconocías. ¿Qué tan poca cosa soy para ti?

Wheein empezó a gritar y a moverse por la habitación después de vestirse. Comenzó a tirar las cosas del mayor por el piso hasta que ya no quedó nada en pie. Luego, se acercó al pelinegro que mantenía los puños cerrados y su labio apresado por los dientes, y lo besó. Hoseok no se movía, ni siquiera la alejaba de él para no hacerla daño. La odiaba y pensaba que engañaba a Hyungwon. Una idea estúpida, por supuesto.

— ¡Joder, Hoseok! - se separó de él y lo empujó.

La puerta comenzó a ser aporreada y una voz conocida acompañaba a los fuertes golpes. Wheein abrió los ojos y dio un par de pasos hacia atrás asustada. Los golpes continuaron y con prisa, Hoseok fue a abrir la puerta. Las lágrimas que se acumularon en sus ojos, escaparon cuando vio al otro lado de la puerta a los dos agentes de policía y a la persona que más quería en el mundo.

— Por favor, llévensela de aquí... - suplicó señalando a la mujer que intentaba esconderse en cualquier rincón.

— ¿Wonho?

La figura alta y esbelta de Hyungwon se hizo paso cuando los agentes entraron en la casa. Hyungwon observó a Hoseok de pies a cabeza y después pasó a mirar a la mujer que llevaba la ropa mal puesta y forcejeaba con los agentes de policía. La escena que estaba montando hablaba por si sola, no cabía la posibilidad de que Hoseok le hubiera engañado.

— Hyungwon, perdóname - habló entre el llanto sin dejar de mirarlo a los ojos. - Creía que eras tú y dejé que me tocará... Y-yo estaba de espaldas y hasta que e-ella no habló...

Hyungwon lo tomó de los hombros y lo acercó a su cuerpo en un abrazo fuerte y de protección. Él, rodeó la pequeña cintura del alto con sus brazos y sin importar la fuerza que le ponía al abrazo, se aferró a Hyungwon como si de ello dependiera su vida. Los gritos de la mujer pararon cuando los agentes pudieron retenerla. Uno de ellos llamó a al altoy él, dejando solo a Wonho, fue hasta el hombre.

— Al parecer hubo una pelea, el cuarto está destrozado. ¿Sabe usted si se conocen?

— Sí, la señorita Wheein fue psicóloga de Hoseok pero nos dimos cuenta de que tenía otras intenciones con él y al parecer no le ha sentado bien que dejara la terapia en manos de otro profesional.

Hyungwon se cruzó de brazos. Echó un vistazo a su novio que parecía más tranquilo y a la mujer que más detestaba discutir con el otro agente de policía.

— ¿Sabe por qué se encuentra ella aquí?

— Hoseok y yo teníamos una cita... Quiso dejar la puerta sin llave porque aún no tengo una copia y bueno, imagino que ella aprovechó la oportunidad para hacerle daño.

— Vamos a arrestarla por ahora pero sin pruebas de un delito de abuso y/o violencia física, no podremos retenerla más de 48 horas.

Hyungwon asintió con una sonrisa forzada, enojado por el desastre que había formado la morena en un arrebato de celos y orgullo. Se arrepintió entonces de no hacer caso a Chloe. Si tan sólo hubiera puesto más atención o hubiera llegado antes, Hoseok no se estaría sintiendo como una mierda incapaz de ser buen amante. Cuando los agentes de policía se marcharon con la Doctora detenida, Hyungwon cerró la puerta con llave y tomó al mayor de las manos para guiarlo hasta su habitación. Todos los libros, archivos del trabajo, fotografías enmarcadas estaban por el suelo.

— Deja de llorar. - Se sentó con él en la cama y lo observó atentamente. - No tienes la culpa de nada.

— ¿No? Soy tu novio y no he sido capaz de adivinar que no eras tú sino la Doctora... - se lamentó evitando mirar al pequeño debido a la vergüenza tan abrumadora que estaba sintiendo. - E-ella se desnudó frente a mi y...me tocó como si tuviera el derecho a hacerlo, no se arrepintió y continuó besándome...

— Wheein pagará por lo que hizo, me encargaré de que jamás vuelva a acercarse a ti... - le limpió las lágrimas con sus dedos y sostuvo su rostro con las palmas de sus manos.

Hoseok se atrevió a conectar su mirada con la oscura y profunda de Hyungwon, su corazón seguía latiendo con fuerza y la sangre recorrió todo su cuerpo provocando un rubor en sus mejillas y en la punta de sus orejas. Hyungwon le sonreía con ternura, a pesar de lo que había visto y lo que acababa de contarle el mayor, el único error que cometió el mayor fue el haber sido demasiado benevolente con la mujer que en el pasado destrozó su relación.

— ¿No estás enfadado conmigo? - dijo con un hilo de voz haciendo temblar de tristeza al pequeño.

— Sé que tú no me harías daño. - Se acercó más a él y dejó un suave beso en sus labios húmedos y salados por las lágrimas.

— Debí de mantenerme despierto mientras te esperaba, lo siento tanto...

Hyungwon frunció los labios un poco molesto por seguir escuchando como su novio seguía disculpándose por el arrebato caprichoso y miserable de la Doctora.

— Si continúas pidiéndome perdón, me iré.

— ¿Q-qué? N-no quiero que te vayas, mucho menos ahora. - Se levantó de la cama abruptamente, ignorando como la fina tela de seda que tapaba su cuerpo desnudo, se abría de par en par delante del menor que lo miraba desde abajo con la boca abierta.

— Entonces, deja de disculparte. Ya conocemos a Wheein y Chloe nos puso en aviso de que algo podría pasar. No tienes que seguir lamentándolo, conejito. - Se apoyó sobre sus codos estirando su cuerpo. La vista que tenía de Hoseok frente a él era como la viva imagen de un mito griego. Deseaba tocarlo. Se estaba impacientando.

— ¿No te doy asco después de que ella me tocara? Y si... ¿y si te da por pensar que yo quería engañarte? - Su voz se quebró y su labio inferior tembló. Como un niño pequeño con miedo a ser castigado de la peor forma. - De verdad que quería estar contigo... Te esperaba a ti...

Hyungwon tensó la mandíbula, sin dar crédito a lo que Hoseok escupía. Pero, ¿de qué manera se le hacía entender a una persona que había sufrido tanto en el pasado por inseguridades y decepciones, que todo seguía bien?

— Ven aquí.

El alto se apoyó en el respaldo de la cama y llamó a Hoseok con un dedo, indicando dónde debía sentarse. El mayor dudó por un instante, ya conocía el carácter más duro de Hyungwon sin embargo sus ojos transmitían tanta oscuridad que rehusaba desobedecer. Gateó por la cama hasta llegar al menor y se sentó sobre él a horcajadas. Su entrepierna reaccionó cuando sintió la tela vaquera de los jeans que llevaba puestos el más alto e intentó ocultar su pequeña erección con la bata de seda.

— Si continuamos dándole más vueltas a esto...se nos pasará la noche - alzó el rostro y besó la mandíbula del pelinegro. - Confío en ti y si estoy aquí es porque quiero estarlo, ¿entiendes eso?. - volvió a dejar besos por su mentón y cuello.

Hoseok se aferró a los hombros anchos y algo huesudos del alto, mantenido con toda su fuerza de voluntad la ganas de atrapar los labios gruesos y dulces del menor entre sus dientes para hacerle sentir bien.

— M-me he preparado para que...nuestra primera noche como n-novios sea especial... - confesó con timidez. - Pero después de que ella se...

Hyungwon chistó y acto seguido besó a Hoseok con furia. Harto de que la odiosa mujer continuara presente después de dejar en claro que no importaba lo que ella hubiera hecho porque llegó a tiempo. Sus labios se movían con desesperación, sin dejar que el mayor consiguiera seguir el ritmo, escuchando sus leves gemidos y sintiendo su pesado cuerpo temblar sobre él. Hyungwon bajó sus manos hasta el culo de Hoseok y con dos de sus dedos, tanteó su entrada. Inmediatamente, comprobó que las palabras de su chico eran ciertas. Dejó de besarlo y sonrió.

— ¿Q-qué? - susurró por la falta de aire.

Hyungwon negó con la cabeza y sin avisar, introdujo sus dígitos en la entrada dilatada del mayor. Hoseok levantó su cuerpo por la sorpresa. Los dedos largos de Hyungwon jugaban en su interior, entrando y saliendo con lentitud, acariciando ese punto que lo hacía delirar y sollozar.

— Ponte de pie, conejito. - Dijo contra su oído.

Hoseok levantó su cabeza del hombro del pequeño y lo miró a los ojos. Hyungwon detuvo el movimiento de sus dedos y con sólo aquella mirada, hizo que Hoseok obedeciera sin reproches. Aún se sentía avergonzado, sucio mareado pero por nada del mundo quería que su pareja se marchara y lo dejara solo en una de sus peores noches. Con las piernas temblando, logró ponerse de pie sobre el colchón, no tenía ni idea del porqué se lo había ordenado pero tampoco quería preguntar. Hyungwon acarició sus piernas y repartió un sin fin de besos en ellas, mordiendo su piel expuesta y lamiendo las marcas rojizas que aparecían después. Hoseok acarició su cabello y apoyó la frente en la pared. Poco después, la boca caliente de Hyungwon se hizo dueña de su polla, sintió como la cabeza de su pene chocaba contra su garganta y los dedos largos volvían a su dilatada entrada.

— Hyungwon, tu boca es una tortura... - dijo agarrando algunos mechones de su cabello para tirar de ellos.

Nunca había sentido un placer tan inmenso, Hyungwon sabia jugar bien sus cartas, aprovechar cualquier situación para hacerla suya.

El pequeño deslizó su boca por toda la longitud de Hoseok, ayudándose con la mano libre para masturbar lo que no podía meter en su boca. Hoseok empezó a marcar el ritmo empujando su pelivis contra la boca de Hyungwon cuando los dedos de este alcanzaban su punto más débil y placentero. La habitación se había llenado de gemidos y maldiciones, sonidos húmedos y excitantes. Mirando hacia abajo, vio como los ojos del pequeño se llenaban de lágrimas. Sin embargo, no se preocupó porque sabía el porqué de estas.

— Lo estas haciendo bien, joder.

Hyungwon no pudo evitar sentirse emocionado, el corazón saltando de su pecho mientras trataba de responder, encontrándose con la cálida lengua a mitad de camino cuando Hoseok salió de él y se sentó nuevamente sobre él para besarlo.

El menor tragó y presionó más en el beso, logrando distraerse del ardor en su pecho. Amaba como un loco a Hoseok, nunca serían suficientes las noches que pasara con él. Siempre querría más. Más de él y de su compañía.

— Hazme el amor, Hyungwon. - Hoseok se chupó el labio inferior con la boca, exhalando bruscamente contra su barbilla. - Hazme todo lo que pase por tu jodida cabeza...

Hyungwon abrió los ojos de par en par, viendo el rubor tan intenso en la mejillas del mayor y su deseo en los ojos. Asintió emocionado, feliz de escuchar su petición sin habérselo pedido. Hoseok se tumbó en la cama y cuando Hyungwon estuvo completamente desnudo y frente a él, abrió las piernas. Por algún motivo, seguía cohibido por lo que mirando hacia un lado, utilizó sus manos para tapar su entrada. Hyungwon soltó una risa floja y con perversión se tumbó frente a él.

— ¿A qué viene tanta vergüenza, conejito? - su tono de voz era dulce pero no dejaba de ser caliente y juguetón. Con su lengua, lamió los dedos de Hoseok hasta separarlos para pasar a lamer su círculo de carne que ya se encontraba húmedo y palpitante.

Hyungwon añadió más presión, dejando que su lengua se hundiera en la hendidura antes de soltarla y mirar hacia arriba de nuevo.

— N-no fue buena idea pedir que me llamaras así...

— No vayas a arrepentirte ahora, Wonho. - Hizo un puchero mirándolo a los ojos. - ¿Puedo? - Indicó su polla con el dedo índice.

— C-como quieras. - Jadeó, mientras separaba más sus muslos, queriendo tener la polla de Hyungwon dentro de él cuanto antes.

Se sentía como si hubiera sido catapultado a uno de sus sueños húmedos, el placer lo golpeaba por todos lados mientras intentaba controlarse, seguir adelante.

Las sensaciones llovieron sobre él con mayor velocidad, los gemidos salían de su boca sin control y el cuerpo temblaba por lo intenso que se sentía. Su erección tembló aunque Hyungwon ni siquiera la estaba tocando. El placer lo cubrió como una manta gruesa, las piernas se flexionaron para acercarse empujando la delgada cadera del menor. Parecía que ni siquiera necesitaba más que eso para llegar al orgasmo, solo la mirada en el rostro de Hyungwon y el movimiento de su cuerpo.

— Mierda Hyungwon...

Hyungwon se inclinó y tomó los labios rosados del mayor para estar completamente unido a él. Hyungwon movió sus caderas, arremetiendo contra él. El cuerpo de Hoseok era tan obvio, reaccionando a cada penetración, caricia o beso que el otro le regalaba. Para el pequeño era simplemente fascinante como Hoseok podía lucir tan adorable y tan caliente a la vez. Su boca entre abierta, largando gemidos y convirtiendo su existencia en maldiciones incapaz de decir algo coherente porque no le permitía pensar con claridad.

— ¿Puedes ir más despacio? - tartamudeó llevando sus manos a las mejillas de Hyungwon.

— Lo intentaré. - Susurró y presionó un beso en la frente de Hoseok.

Hoseok sonrió y acercándolo, lo besó, jugando con su lengua y mordisqueando sus hermosos labios carnosos antes de inclinarse un poco hacia atrás. Hyungwon sonrió con él y tras la sesión de besos, continuó penetrando al mayor con más delicadeza. Era suficiente para ambos, querían que el momento durará cuanto más tiempo posible. Hoseok undió sus dedos en las sábanas cuando Hyungwon comenzó a masturbalo. Mil sensaciones recorrieron su cuerpo, sentía que estaba ardiendo.

— M-más lento Hyungwon... - suplicó llevando sus manos a las muñecas del menor pero esto, en vez de calmar al chico, solo lo éxito más.

— No puedo ir lento contigo, conejito.

Girando a Hoseok sobre su cuerpo, le quitó la bata de seda que hace rato comenzó a molestarlo y alzó el culo del mayor para segundos después, tomarlo con más determinación. Los músculos de su espalda se contraían con cada estocada que recibía, gritando el nombre de su pareja y ocultando su rostro entre las almohadas para no ser tan ruidoso. Hyungwon se inclinó y mordió su hombro, provocando que el mayor levantara la cabeza ante el dolor y el placer que se sumaba.

Hyungwon levantó la parte de superior de Hoseok para tenerle pegado a su pecho y con ambas manos masajeó sus pectorales, pellizcando y estirando sus rosados pezones haciéndolo gemir de deseo. La polla de Hoseok se sacudía cada vez que Hyungwon tocaba con la punta de su pene su centro de placer hasta que el orgasmo lo alcanzó. Las sabanas quedaron manchadas de sudor y semen, pero en ningún momento Hyungwon puso final al encuentro. Hoseok estaba cansado, sin fuerzas aunque seguía recibiendo la polla de su pareja con anhelo, sonriendo adormilado porque todavía seguía unido a él.

— Te amo tanto, Wonho... - beso su cuello, subiendo por él hasta sus labios.

— Y-yo...también te amo... - dijo apena audible.

Hyungwon dejó que Hoseok volviera a su posición, pegando su cuerpo al colchón mientras el pequeño le seguía dando atención. Más tarde, sintió su interior llenarse de un líquido espeso y caliente, y gimió con la voz temblorosa cuando Hyungwon salió de su interior. El cuerpo delgado y fuerte del pelinegro se desplomó a su lado y no pudo evitar no abracerle.

Hoseok no tenía fuerzas para moverse aún así, se tumbó de lado para ver a su novio. Tenía los ojos cerrados y respiraba con tranquilidad. Estaba bañado en sudor, su pecho y rostro brillando por la humedad que dejaba el sexo y una sonrisa dibujada en sus labios. Acercándose, dejó un beso en ellos con amor. Hyungwon abrió los ojos con pereza, aceptó el pequeño beso y regresando a su postura de chico dulce y cariñoso, se pegó a Hoseok para ser abrazado por sus fuertes brazos. El mayor rio con dulzura, pasando sus brazos por la cintura del menor y pegándolo a él hasta que no hubo ningún tipo de separación.

— Mañana resolveremos lo de antes. - Dijo de repente el pequeño, frotando su nariz en el pecho del mayor y respirando con profundidad.

Hoseok supo enseguida de lo que se trataba pero no dejó que eso arruinara la felicidad que sentía en ese momento. Acariciando la cintura del menor, beso su cabeza y cerró los ojos.

Una vez más, Hyungwon lo había salvado.

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