Capítulo Treinta y uno(Anteúltimo)
Hariel vio abrirse la puerta del cuarto en el que llevaba prisionero hacia exactamente un año.Uno de los seres de lava le indico a el y a Melezel a su lado,que se incorporaran y salieran.
El respiro profundo y lo hizo,seguido por el otro ángel.El día había llegado.
Caminó detrás de ese monstruo rojizo,con el paso lento y arrastrado al que lo obligaban sus argollas negras en pies y manos.Mientras lo hacía,él podía ver como mas de estos guardias abrían las demás puertas dándoles libertad,si es que podía llamarse así,de salir de ellas y caminar por los extensos pasillos a los demás ángeles encarcelados.
El arcángel iba tan inmerso en sus pensamientos que sus pasos eran monótonos y mecánicos,mil interrogantes daban vueltas en su cabeza,mil cuestionamientos constantes.
Esa decisión hace milenios le pesó tanto y por tanto tiempo.Intentó cambiar la carcomiente culpa por otros sentimientos,por ese sentido de libertad que había sido en inicio la causa de su deslealtad,una que convirtió en libertinaje dejándose llevar por todas clase de placeres y deseos que eran para su naturaleza prohibidos.Quiso evitar el remordimiento abasteciéndose de la sed de venganza de Luzbell,haciendo de su causa la suya.Pero nada había funcionado,y lo sabía bien...siempre la cargo con pesadumbre,agobio y pena,aunque escondió estas emociones tan profundo,y tan dentro de su corazón, para con ese acto cobarde evitar verlas.
Y ahí estaba de nuevo,frente a otro decision como la primera,serle fiel o infiel de nuevo...Él ya no existía,pero eso no cambiaba el hecho de que cada uno de ellos aún les perteneciera...aún sus nombres lo evocarían eternamente.
La oferta en contraposición era tentadora.Volver a ser el Jefe del ejército angelical,tener a Pilly y a su hijo a su lado y a esté,por toda la eternidad.Felices para siempre le había dicho Luzbell...¿Pero, que tan feliz podría ser realmente llevando consigo una vez más la carga de la traición?...¿Que ejemplo le daría a Elian nuevamente movido a la infidelidad solo por el peso de la circunstancias?...Eso le enseñaría...que si las cosas se complicaban era lo más sensato buscar la salida fácil,aún olvidándose de sus principios y valores...¿En eso lo instruiría?...Traición,infidelidad,deslealtad,ingratitud...sería su gran lección de vida.
No.
Hariel volvio a respirar profundo mientras notaba que ya habían llegado a el patio del dorado palacio,lugar donde se habían autoconvocado la primera vez,y busco con sus ojos a las tres personas a las que deseaba ver.
Y allí estaba ella,su vida misma,la porción de su alma.Con sus cabellos negros ondeando en la brisa Mercuriana,y sus ojos verdes encontrándose con su mirada,aquel jade que brillaba más que la misma piedra preciosa que los representaba...Pilly...su amor,el único y verdadero.Por un momento mientras caminaba hacia ella,recordó los rostros interminables de amores del pasado...¿Como pudo tardar tanto en notar que siempre fue ella?¿Cómo pudo dejar que el calendario se llevará cientos y cientos de años sin darse cuenta que no existía otra,que las demás no eran más que sombras y espejismos comparadas con la profundidad del amor que ella le profesaba?...Amor que aunque tarde,el correspondió plenamente,por horas,días o meses...No importaba,un segundo en el paraíso de sus brazos...eran el Edén,el Nirvana,el Valhalla y el Elíseo juntos,y perpetuamente.
Luego bajo su mirada para encontrarse con otra igual de roja que la de él,pero está inocente y pura.De dos meses y medio,su pequeño Elian lo observaba con los ojos muy abiertos.Él era el milagro que juntos habian concebido,uno con el que ni siquiera habian soñado,pero que ahora parecia tan destinado a ser como el Universo mismo.
Se acercó a ellos con el corazón embelesado pero a la vez triste,pensando cuando doloroso sería tanto para él,cómo para ellos,el hacer justamente lo que debía hacer.
Luzbell vio al total de los Arcángeles y ángeles reunidos en la platea dorada,a los dos que no compartían su condición entre ellos, y a Ciclio a su lado,acompañado de Lumiel
Todo estaba dispuesto para el dictamen final,uno no impuesto,sino dado a libre elección,mostrando, según él antes Caido,lo magnánimo de su justicia.
Camino a paso lento acercándose a los aún rehenes,habiendo acordado con el Centinela,ser el que llevará a cabo esa parte,pues ser el que condenará a sus hermanos,y entre ellos a Miguel,era algo que prefirió delegarle.
Llegó hasta la joven mujer de cabellos castaños,y hasta el antes ángel Finniel,que ahora solo tenía de su naturaleza un par de alas prestadas.
-Ana...Finniel...o mejor dicho Finn,solo asi te haces llamar ahora ¿No es verdad?-les dijo,obteniendo en respuesta un tenso silencio por parte de ellos-Los he tenido este tiempo aquí para que vean y conozcan cual justo será mi reinado...No les hice daño,ni a ustedes, ni a ninguno de los ángeles, a los cuales les di la facultad y el tiempo para decidir su destino...Y eso es,porque he decidido ser el Dios que los humanos necesitan,el que desean adorar,al que lleguen a amar mucho más que al que me precedió...Por eso los retuve y los elegí como portadores de mi mensaje...Ustedes serán mis voceros...Los que llevarán a muchos otros a el camino de mi conocimiento-.
-Pero sé que conociendo mis hechos antiguos esta no sera una tarea fácil...Por esta razón,quitaré de ustedes,y de cada humano todo recuerdo de mi reciente visita,toda mención de mi nombre dicho o escrito antes,y también de todo Dios anterior a mi.y sembraré en su lugar una veneración sincera y completa.....¿Para que les relato esto si no podrán recordarlo?-pregunto con una sonrisa-Pues porque disfruto que sepan que adoraran,como otros cientos de miles,al que una vez les trajo la muerte y el exilio...Ironías de la vida¿No lo creen?-.
Al terminar su monólogo Luzbell alzó una de sus manos y tanto la joven como el antes ángel se elevaron en el Cielo,donde segundos después un portal desde el cual podía verse claramente la tierra se abrio al lado de ellos.Por este los enviaría de regreso... pero no aún,probablemente faltara un humano,uno muy pequeño que despachar junto con esos dos.
Si,pensó Luzbell,sería amado y adorado...¿Entonces porque ese saber no lo reconfortaba?...¿Porque al mirar los ojos verdes de Miguel tan cerca de él,todo lo que consiguió se le hacía igual a nada?.
Un sonrisa de completa alegría fue lo primero que esbocé al verlo.Habían permitido que nos reunieramos por unos instantes antes de hacerles saber nuestra decisión final.
-Hariel-articule antes de que mis palabras fueran acalladas por la emoción del momento.Lo abracé con todas mis fuerzas perdiéndome en su aroma,en la tibieza de su brazos,en el palpitar de su corazón que sentía apoyada en su amplio pecho,mientras en nuestro apretado abrazo cobijabamos a el pequeño fruto nacido de nuestros sentimientos.
-Oh Pilly-lo oí decirme,con los labios sobre mi cabello-Añoraba tanto tenerte en mis brazos...y a Elian también-.
Después de escucharlo me separe un poco de él,y le di a nuestro niño para que lo cargara.
Hariel lo alzó con un tremendo orgullo mezclado con emoción.Elián lo miro curioso y después le sonrió.
-Mi hijo...mi precioso y amado bebé-le dijo y luego lo acuno en sus brazos,haciendo inevitable mis lagrimas, seguidas por las suyas.
-¿Que haremos Hariel?...¿Aceptaremos no es verdad?...No es que quiera...¿Pero que opción tenemos?-le pregunte al notar que los enormes guardias comenzaban a acomodarnos en una horizontal fila larga.
Él me miro,y suspiro antes de darme una respuesta.
-Pilly,tu y Elian estarán bien...Lo prometo, y eso es lo único importante...Amarte y tenerlo son los dos privilegios más grande que me dio la vida...y son los que llevaré en mi corazón hasta mi ultimo respiro-.
Su respuesta no era la que yo esperaba, y él lo noto,fruncí el ceño y comencé a articular una pregunta que me desmintiera lo que,conociéndolo, supuse al oírlo,pero no tuve oportunidad,porque uno de los guardias tomando a cada uno del brazo,nos separo por lo cual Hariel solo logró acercarse lo suficiente para besar en la cabecita a Elian, y luego a mí sutilmente mientras me susurraba.
-Tranquila Pilly...Nadie podrá separarnos, yo vivo en tu corazón y tú en el mio-.
Luego comenzaron a jalarlo lejos de mí.Note que al pasar al lado de Uriel,él se inclinó y le dijo unas palabras que no logré descifrar y que dejaron a mi amigo con una expresion de total desconcierto,para luego asentir quedamente como respuesta.
Por alguna razón lo pusieron primero en la fila,y luego Ciclio se acercó hasta estar frente a nosotros.
-Arcángeles y ángeles...Les dimos un año para decidir y ese tiempo se termino...¿Que harán...?...¿Nos servirán con fidelidad absoluta,como ha decidio hacerlo Lumiel,una de sus hermanas....-comenzó el Centinela,y pude ver como Uriel a mi lado,se tensaba al ver de nuevo a quien amaba del bando contrario-O...perecerán...se extinguirán ya no siendo luces eternas como antes,sino solo nada...absolutamente nada?...Los liberare por un segundo, según sea su turno. para que en completo uso de sus facultades y fuerzas...nos den cada uno su respuesta-
Hubo un silencio que pareció mucho más largo de lo que en realidad fue por lo determinante de las proximo que se hiciera oír.
Temí,algo en las últimas palabras de Hariel me aterrorizaba...¿El no estaría pensando en..?
¡Por Dios ni siquiera podía completar ese pensamiento!...Pero había algo en él mientras a la distancia me miraba,algo en sus ojos carmesí...una resolución palpable,una que me asustaba como creo nada lo había hecho antes.
Lo vi erguirse por un instante y supe que por ese pequeñísimo tiempo su poder había sido liberado...uno que no alcanzaba para dar batalla,ni para llevar a cabo ningún plan fortuito,solo sirvió para que el levantara su mirada hacia Ciclio,el que tenía a metros de él,y con esa voz potente con la que había dirigido antes al ejército,diera una respuesta que todos escuchamos,pero que solo a mi me rompió el corazón en mil pedazos.
-No-.
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