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Capítulo treinta y dos(Final)

Hola!...Aquí les dejo el capitulo final,al que le seguirá el epílogo,si es que no me odian después de leer este capítulo.(Yo ya me detesto).

Arriba les dejo la portada de... En el principio...Que comenzare ni bien termine esta, y espero me acompañen en ese ultimo tramo tambien.Mil besos y mil gracias.





A su negativa lo acompaño un gemido involuntario de mi boca...¿Que decía?...¿Se había negado?...No,no podía dejarme,no podía dejarnos...No viviría,no podría soportarlo...No,no.

Todo se detuvo. El tiempo mismo como un burlón observador se paró en esas milésimas para recrearse con mi sufrimiento.

Quise gritar,pero mi garganta cerrada por el impacto me dolía...no salía de mis labios vocablo alguno,como si hubiera perdido toda coherencia para hilvanarlas, como si los sonidos se hubiesen alejado de mi, dejando en mi interior solo un silencio amargo.

Lo mire,y él a mi...Gesticule con mi boca un porqué...Y su respuesta fue la que intui.

-Por él-articulo bajando por un segundo de mis ojos a la diminuta cabecita que reposaba entre mis brazos-.

Solo otro segundo me llevo comprender.Hariel lo hacia por Elián...No quería que nuestro pequeño fuese un día llamado el hijo de el traidor a su raza,no quería que su deslealtad pesara sobre su existencia como un vaticinio de lo que llegaría a ser él también.Lo quería libre,libre como su padre al comienzo de las cosas tambien soño ser,pero que buscando erróneamente en ese camino se expuso a perderse de el.

Un dolor originado en mi corazón comenzó a expandirse sobre mi pecho al prever lo que en nada estaría sucediendo...Este dolor quemaba, ardía como el fuego más candente del mismo infierno,me desgarraba por dentro quitándole todas las fuerzas a mi cuerpo.

-No...no por favor,no-solté al fin con un gran esfuerzo,mientras me aferraba a su mirada a la distancia con tal arraigo,como si su vida dependiera de la que yo lo viera.

-Así sea-escuche sentenciar a Ciclio con completa indiferencia.

Y como si de un dominó mortal se tratara, uno a uno los ángeles a su lado siguieron su ejemplo.Un no rotundo se escuchó de cada uno de ellos,un no a su infiel propuesta,un no a quienes se levantaban en una potestad no merecida,y ajena.

Él,era el primero y por él comenzó.

Una espesa niebla convocada por el Centinela se elevó desde el metal áureo de aquel patio maldito.Y esta, comenzó sinuosa y cruelmente a elevarse haciéndole de a poco desaparecer con su letal tacto.

Sus pies, que me habían guiado en paseos que terminaban en corridas entre risas en medio de los Cielos...se evaporaron primero.

Grité con todas las fuerzas que la desesperación me otorgó en ese momento.Lastime mi garganta e hice que me ardiera más el pecho...¿Pero qué más podía hacer?...Lo estaba perdiendo.

Y toda mi energía se disolvió como aquella neblina que alcanzaba ya sus piernas.

Otra vez quise decirle tantas cosas, pero de nuevo el grito solo dejo a su paso silencio.La pena eran tan grande,la tortura tan tremenda que acallo mi ser por completo.

Apreté con más fuerzas de las necesarias a Elian entre mis brazos,como si pudiera pedir prestado de su frágil cuerpo algo de fortaleza para no desvanecerme.Pero solo obtuve su llanto nervioso y exaltado,y sin poder alguno que me sostuviera en pie,caí de rodillas bruscamente con el.

Y él me miraba,y me decía en sus ojos que todo iba a estar bien...¡¿Pero cómo por Dios si lo perdía?!...Nada estaría bien...Nunca nada volvería a estarlo.Era una promesa hecha para mi paz,pero sin ningún fundamento válido...Ese, todo estará bien...igual al de esas noches en que nos escapabamos para observar las estrellas y llegábamos tan tarde que el regaño y la reprimenda eran los resultados evidentes...Todo estará Pilly...¡Mentira!... Nada estaría bien.

Solloze,mientras temblaba y mis lagrimas caian.Senti que Uriel a mi lado,tomaba a Elian de mis brazos y lo sostenia en los suyos.No me resisti,no podia cargarlo,no tenia vigor más que para respirar con dificultad y mientras lo miraba solo llorar...El alma me goteaba afligida, era ella misma la que se vertia por mis ojos y me dejaba vacia.

La bruma subió y alcanzó sus manos.Sus manos que me habían sostenido para que no me hiriera al ser arrojada a la tierra,las que me acariciaban con tanta delicadeza como si fuera el ser más frágil que alguna vez hubiera existido.

-Te amo-articule-Te amo...Te amo-.

Solo eso...No porqués...era tarde para ellos y sabía las respuestas.Solo una vez más la declaración de mis sentimientos...Lo amaba tanto y hace tanto tiempo...

De él,sólo quedaba el torso,no se de los demás mis ojos solo estaban fijos en los suyos, no existía nada más.

-Te amo-articulo él,sin temor alguno.No, Hariel nunca temía,no se acobardaba,era fuerte como nadie...Y era mío,y dejaba de serlo para perderse en la nada del espacio,para ser solo un recuerdo en los corazones que lo habían amado.

Ya el castigo era suficiente,no lo soportaba más.Mire al cielo por costumbre,clamando a un Dios misericordioso que ya no existia que lo detuviese,pero no había nadie que me lo pudiera evitar,nadie que me arrebatara antes la vida para no ser una espectadora de su muerte.

Un lágrima cristalina cayó de sus ojos,solo una,y una sonrisa de esas que me dedicaba cuando sabía que volveríamos a vernos...-Mañana vendré a buscarte Pilly...Iremos hasta el extremo oriente y no vas a creer lo que voy a enseñarte-una de tantas veces,pero esta no era así no habría un hasta mañana ,este adiós era para siempre.

Una última fusión de mis ojos verdes,con sus ojos rojos.Una última mirada,y nada más,porque al ver subir más la niebla cerré mis ojos.

No se cuanto más paso,los apreté fuerte.Rogaba despertar y verlo durmiendo a mi lado con su brazo rodeando mi cintura y su aliento acariciando mi rostro.Una pesadilla,eso debía ser...No podía ser real...¿Yo sin él?...No podía.

-Pilly...-escuche la voz titubeante de Uriel a mi lado, que me trajo de mi escape mental a la aterradora realidad.

Abrí los ojos.Hariel ya no estaba,muchos tampoco y otros se desvanecían de a poco.

Me puse en pie sin saber cómo,y hasta después de eso, me escuche hablar.

-Me negare...No puedo hacerlo...No lastimaran a Elian...Luzbell espera por él,para enviarlo a la tierra...estará bien...Necesito desaparecer,esfumarse-

-No...no lo harás Pilly...¿Me escuchaste?...Resistiras por tu hijo...lo harás por Elian,él te necesita-me contestó..

Lo mire con los ojos ardiendo y enrojecidos...¿Que decía?...¿Seguir viviendo?...No,no quería...no podría.

-Elian estará...-decía con voz tenue, y Uriel me interrumpió.

-No...no lo dejaras...Cumplire lo que Hariel me pidió...Tómalo-me dijo y me volvio a dar a Elían-Míralo a él...Que él sea tu razón-.

Mire los ojos carmesí de mi bebe que me miraban serenos...Mirarlos dolió,pero era verdad...Debía seguir viviendo, se lo debía al pequeño milagro que concebimos,y a su padre... también.









Luzbell veía uno por uno a los ángeles negarse y perecer,extinguirse en el espacio sin dejar huella alguna detrás de su ausencia.

No hacía falta dar la orden,era automática.A cada negación a servirles,la bruma sobrenatural venía y se los devoraba.

Y eso dolia.No entendia que cambió,que hizo para sentirse asi,para sentir...Hace tantos siglos habia renunciado a todo sentimiento como la compasion y la empatia,pero ahi estaba una vez mas sintiendo y casi con la misma intensidad con la que sintío al principio de los tiempos.

¿Qué era?...¿Qué había cambiado?...Fue por destruirlo a Él...¿Pero, porque?...¿Tal vez al tomar su poder se le transfirió algo de su misericordiosa esencia?...¿Porque Ciclio no la sentía entonces?...

La respuesta era clara...Él era uno de sus hijos,llamado con su nombre,sellado con su presencia...marcado eternamente como su pertenencia.

Y él había destruido a todos los de su raza,o a casi todos, solo prevalecían los pocos querubines que quedaron en los Cielos resguardando a las almas,y los pocos serafines que había en la tierra cuidando constantemente de ella.

Pero los demás,parecían delante de sus ojos,y por su mano.

Hariel...¡Cuando doloroso fue perderlo!...y ahora las tinieblas hambrientas venían por la vida del que amaba.

Llevó sus ojos celestes a él.Miguel, con su habitual porte esperaba casi finalizando la fila,su mortífero turno.

Porque él se negaría,de eso no tenía dudas.

Miro hacia el cielo a los dos humanos que esperaban ser enviados a la tierra.Pensó en la adoración que recibiría,la gloria por tanto esperada,la veneración merecida...y todo le supo a vacío,a una derrota atroz detrás de la presunta victoria...A ceniza en su boca...

¿Cuánto valdría que el universo entero lo adorara, si él mismo al final de cuentas,se odiaba?

¿Que importaría tener el amor de cada ser vivo,si el único que lo amaba aún a pesar de ser como él era,se perdería para siempre?.

Nada...eso valía...Nada...eso importaría.

Y lo supo,como si algo en su interior se lo susurrara y caminó hasta él con paso seguro,aún sintiendo la mirada extrañada de Ciclio a sus espaldas.

Vio sus ojos verdes que lo observaban ir hacia él,su cabello tan rojo como la lava que circundaba ese planeta.Él era todo lo que tenia,y si se iba,ya ninguna otra cosa importaba.

Al llegar hasta el arcángel de alas grises lo miro a los ojos antes de preguntarle.

-¿Recuerdas cuando me llevaste de viaje a escondidas?...Si que tuviste problemas...y yo también...pero fue hermoso...Nunca disfrute nada, como disfrute ese paseo...¿Me llevas contigo Miguel?...Al último que tendremos...Anochece y estoy cansado...Por favor, no me dejes solo-.

Miguel le comprendió perfectamente a solo dos turnos de su respuesta.

Y para el regocijo de el de cabello blancos, asintió.

-Ven-solo le dijo en respuesta-.

Luzbell sonrió, y dio la orden para que el portal se llevará a la tierra a cada humano,ultima orden que pensaba dar,y luego cerró el espacio que lo separaba de su amado quien lo tomó por la cintura mientras él lo abrazaba.

El turno del Arcangel llego, y tambien su respuesta,otro potente no,pero este no vino solo,pues el antes Caido lo acompaño.

-No-respondio con firmeza,y luego agrego mirando al de cabellos rojos-Sostenme fuerte,no me dejes caer-.

-Nunca-fue la respuesta del Arcángel.

Y la bruma ascendió para cumplir su objetivo, hallándolos abrazados, y besándose.

Dejaron el último suspiro en la boca ajena,y como nunca pudieron estar juntos en la vida,llegando a su fin,lo estuvieron en la muerte.







Mire a las dos figuras a metros de mi desvanecerse.Luzbell y Miguel ya no existían.

Solo unos segundos mas y seria el turno de Uriel,y después el mío.

Debo vivir,me repetía...¿Sirviendo a Ciclio,el único Dios ahora?...¿Era eso vida?.

Aun me debatía sin fortaleza alguna en mi mente, cuando el tortuoso ciclo llegó a mi amigo.

Lo mire por lo que creí era la última vez en ese momento.

Lo vi recuperar sus fuerzas y poder por esa injusta milésima

Y escuche sus palabras...pero no fueron las que espere.

-Haznos humanos-pidió a su poder,tomando mi mano en el brazo en el cual sostenía a mi bebé.

 Y entendí.

El susurro de Hariel,su plan seguramente...La promesa que me dejó y que recién ahora podía ver claramente.

Sentí mis alas desaparecer,y ese cambio de naturaleza dentro mio.No teniamos una respuesta que dar,no eramos ángeles que la debian.

Yo era la última en la fila,asi que conmigo se terminó todo.

Fuimos alzados por los aires,y llevados al portal por el que antes Ana,y Finn habían pasado.

Este ya se cerraba,pero lo atravesamos por un tris ínfimo,y nos introdujimos los tres del otro lado.

Sentí que Uriel me abrazaba más fuerte, mientras navegábamos por un túnel azulado y por momentos negro,que se opacaba y brillaba mientras lo recorríamos a una velocidad sorprendente.

Al fin este se terminó,y aparecimos en un prado verde y extenso.Recordé mi caída con Hariel luego del juicio,y este recuerdo me hirió como muchos más que los seguirían luego.

Conecte mi mirada con la avellana y triste de mi amigo de rodillas frente a mi.

-Lo lamento tanto Pilly...No puedo creer que esto haya pasado...Ni siquiera se que decirte para que no sufras tanto-me dijo el con los ojos aguados.

-Solo callemos entonces-le respondí en un hilo de voz-Quizás no es tiempo de palabras...Solo quédate conmigo ¿Si?...Yo prometo quedarme a tu lado-.

-Será lo mejor...Ya llegará el tiempo de hablarlo,ahora toma mi mano-me contestó él,y me extendió su mano que tome para ponerme en pie junto a Elían.

No sabiamos donde estabamos,asi que solo caminamos tratando de encontrarnos en un completo silencio.

En algún lugar de la tierra,estaba una casa a la que una vez llamé mi hogar,una en la que fui feliz,y en la que ame como nunca,una que me vio engendrar vida,una vida que se había dormido entre mis brazos sin entender la magnitud de lo que había pasado.

No,no era tiempo de palabras...pues estas dolían como afiladas y certeras saetas evocando rostros en la distancia.

Era tiempo de callar,y de decirnos en el silencio-Aquí estoy,y no voy a dejarte-...Todo esto a través del sutil consuelo de nuestras manos entrelazadas.

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