01
Se preguntarán, Sunoo, Niki, ¿Por qué pusieron a su amigo en venta? Bueno, todo comenzó como una broma.
Jungwon a veces (casi siempre) hablaba sobre como probablemente muera soltero y aislado con su perro, porque según él nadie jamás se fijaría en él. A pesar de los muchos intentos de sus amigos en demostrarle que estaba equivocado, Yang seguía sintiéndose inseguro. Lo más probable es que el problema tenga alguna raíz profunda, seguramente exista una razón de porqué Jungwon era como era, pero Sunoo y Niki no la sabían.
Así que a su única neurona conectada se le ocurrió hacer una broma de poner al menor en venta para «demostrar su valor». No esperaban que alguien en verdad pusiera una oferta.
—¿Qué clase de viejo verde haría una oferta por un ser humano?— se preguntó Niki.
—Vos si tuvieras plata seguro, solterón.— se burló el pelirosa.
—Mira, que esté soltero es por pura elección porque no me dan ganas de salir con puro pendejo sin responsabilidad afectiva como a vos.— contestó ofendido, talvez demasiado para decir que no le importaba.
—Bue, no era para que nos desconozcamos así.— dijo Sunoo alzando las manos en rendición. —Mostrame quién compró a Won.— cambió de tema.
—A ver.— Niki encendió su teléfono para ver al "cliente", entrando en su perfil. —No parece viejo, che.
—Mostrame.— Sunoo le arrebató el teléfono de las manos e hizo zoom lo más que podía en la foto. Parecía un tipo algo mayor que ellos, pero no demasiado.— ¡La concha que te parió boludo! ¡¿Viste lo que ofreció?!— exclamó luego de fijarse en el resto de la oferta, arrojándole a Niki si teléfono de regreso para que vea.
El menor leyó su pantalla y abrió los ojos en una expresión de incredulidad, justo como Sunoo tenía los suyos por la sorpresa.
—Para mí que lo vendemos en serio, me vendría bien la plata.— dijo el pelirosa.
—Nos dividimos entre los tres. Yo digo que sea cuarenta, cuarenta y veinte.
—O no le decimos nada a Won y nos quedamos con todo.
—Bobo, cómo pensás sacarle la plata al pibe si Jungwon no está.— Niki le dio un zape en la cabeza.
—Ay, cierto. Bueno, es re mucha plata igual. Sé que lo dijimos en broma, pero ganas de aceptar no me faltan.
—¿Quién se va a negar a veinte mil dólares?— dijo Niki, mordiendo su labio pensativo. —Para mí que le decimos a Won y que acepte, seguro ve la plata y dice que sí.
—Con esta economía cualquiera, pero concuerdo.— aceptó el mayor. —Igual ve si encontras algo más sobre el tipo, que no sea un traficante de humanos o algo.
—Bueno, bueno. A ver si encuentro su insta o face.— dijo, saliendo de la app para buscar en redes sociales.
—¿Cómo era que se llamaba?
—Decía Park Jeongseong.
—Ni me suena de nada.
Sunoo se quedó observando a Niki, viendo su expresión concentrada mientras buscaba y buscaba entre perfiles con el mismo nombre. Dejó salir un suspiro cansado y enterró su cabeza en el almohadón que tenías en su regazo.
Entonces, la puerta de su habitación fue abierta de golpe y un exhausto pelinegro entró por ella.
—Sabía que iban a estar acá.— murmuró en un resoplido antes de tumbarse en la cama del pelirosa, aplastando las piernas de Niki en el proceso.
—¿Cómo entraste?— preguntó Sunoo.
—La puerta de la cocina.— contestó, mirando a ambos. —¿Qué hacían?
Ante la pregunta, Niki y Sunoo levantaron sus cabezas y se miraron a los ojos. Parecía que estaban comunicándose con la mirada, debatiendose si debían decirle o no.
—Como siempre tercera rueda, ya besense para romper la tensión.— bromeó, riéndose de sus amigos al ver sus expresiones indignadas.
—¿Por qué ponés esa cara? Sería una bendición para vos probar mis labios.— dijo Niki ofendido al ver el asco de Sunoo.
—Más bien para vos, que ni besar seguro sabes hacer bien.
—No pensabas eso en la fiesta la vez pasada.— continúo el pelinegro.
—¡Estábamos borrachos!— se defendió el rubio.
—Además de que un chapesito para reforzar la amistad no hace daño. A la próxima te invitamos— añadió el mayor, guiñándole el ojo al decir lo último.
—Al menos alguien me quiere besar.
—No empieces, Wonnie. Media universidad quiere hacerlo, te lo aseguro.— dijo Niki, mirando de reojo a Sunoo, buscando saber si estaba de acuerdo en contarle ahora.
—Y hay algo que tenemos que decirte.
—¿Qué es?— preguntó sentándose bien.
—Alguien eh te compró por veinte mil dólares.— el mayor se rio nervioso.
—¿Disculpa, qué?— preguntó confundido. Estaba seguro de que finalmente, Sunoo había perdido la cabeza.
—Es que, bueno, queríamos mostrarte que vales mucho y así. Entonces te pusimos como producto en venta en internet y alguien te compró. ¡Era una broma, pero es mucha plata, Won!— añadió Niki.
—Ah.— fue lo único que el chico del medio dijo, dejando su mirada perderse en la nada. No entendía qué les pasaba por la cabeza a esos dos, a veces pensaba que era el único con cerebro en el grupo. Aunque dinero es dinero... en estos tiempos, ¿quién era el para negarse a tal cosa? —Bueno, ¿cómo consigo esa plata?
—Ahora sí nos entendemos.— dijo Sunoo, comenzando a reír macabramente.
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