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17

Cuando Nayeon dijo que se encargaría de sus ex, Jeongyeon no sabía exactamente a qué se refería.

Una sonrisa soñadora se queda plasmada en su rostro, sintiendo las grandes y suaves manos de Nayeon aferrándose de su cintura, al tiempo que ella atiende a uno que otro cliente, dándose cuenta que el agarre se vuelve más posesivo cada que le sonríe a alguna mujer.

Posivas, celosas y mamonas, mi mero mole de olla. Piensa alegremente, atendiendo a un último cliente, antes de volver a estar solas en el puesto.

Y aunque le está encantando toda la situación—no pueden culparla, es Im Nayeon—, ella realmente quisiera saber exactamente a qué se debía tanta cercanía.

En un principio había temido un poco por preguntar, ya que el rostro serio y concentrado de Nayeon la habían desconcertado un poco y, hasta cierto punto, también se había asustado por su actitud. Todo aquello desapareció luego de darse cuenta que seguía siendo un toque suave y cuidadoso, a pesar de la posesividad de sus acciones. Una de cal por una de arena.

—Güerita, ¿puedo preguntarte algo? —tan pronto pregunta, ya tiene la total atención de Im, quien asiente, dejándola continuar— ¿A qué se debe tanto cariñito? ¿Ya no trabajas con doña Irene? ¡Y no es queja!

—Si trabajo con mi tía aún, solo que hoy pedí el día libre —responde distraídamente, clavando su vista en esa tipa que no deja de mirarlas desde hace rato.

—¿Y lo demás, qué onda?

—¿No la ves acaso?

—¿A quién? —con una ligera inclinación de cabeza, Nayeon le indica a dónde mirar.

Apenas sube su vista, y ahí está.

Sowon.

Nombre, más sala' que el mar. No mira más allá de dos segundos, antes de que su vista caiga al suelo. Aún así, fue suficiente tiempo para incentivar a la chica a acercarse, con claras intenciones de molestarla.

—¡Jeongyeonnie cuánto tiempo! —la voz aguda de la chica no se hace esperar, acompañada de esa expresión llena de malicia.

Nayeon ya puede sentir como su sangre empieza hervir. Más aún, cuando Jeongyeon hace todo lo posible para quedarse pegada a ella. Busca su mano y no tarda en tomarla con fuerza, dándole seguridad.

—Hace tanto tiempo que no nos veíamos, ¿cómo has estado? —Jeongyeon solo la ve de reojo, sin querer recordar una vez más todas sus palabras hirientes a lo largo de la relación, y rogando que no haga otro comentario fuera de lugar.

Ya no se estaba sintiendo bien.

—Bien —murmura apenas.

—Yo diría que demasiado bien —aún si no la ve del todo, siente su mirada recorrerla sin discreción alguna. Por instinto, suelta la mano de Nayeon y cruza sus brazos alrededor de su abdomen, cubriéndolo—. Veo que no has dejado los ejercicios, linda. Es bueno que sigas con mi consejo, estoy segura que gracias a mí tienes a un montón de gente derritiéndose por ti, ¿no es así?

¿Era así?

No. No puede volver a acomplejarse por sus tontas palabras malintencionadas. Ella adora hacer ejercicio, le gusta su cuerpo, su peso y no busca nada más allá que su propia satisfacción. Sowon no tenía nada que ver en su gusto por el ejercicio. Y estaba segura que no era su único atractivo, siempre había personas halagando su personalidad y amabilidad. Sus clientes apreciaban el ambiente que ella formaba en sus compras.

¡Esa tonta no iba a hacerla sentir mal de nuevo!

O bueno, eso pensó antes de que Sowon abriera la boca de nuevo.

—Aún así, pienso que tienes mucho que trabajar todavía —agrega de forma ácida y despectiva con esa horrenda mueca que demuestra el claro desprecio que le tiene. Todo aquello termina con la paciencia de Nayeon, que se interpone entre ambas, inclinándose sobre el mostrador.

Una mirada desafiante.

—La única que tiene mucho que trabajar aquí eres tú, cariño. Aunque dudo que exista remedio alguno para la idiotez, linda —y ahí estaba esa actitud tan mamona y encantadora que a Jeongyeon tanto le gusta.

—¿Y quién se supone que eres tú? —muy a pesar de su tono burlón, Nayeon no deja su expresión relajada.

—Im Nayeon, modelo y embajadora de Tommy Jeans, pero lo más importante aquí, soy novia de Jeongyeon —miente en lo último, pero su sonrisa crece ante la satisfactoria sensación de ver el rostro de la chica fruncirse unos segundos, desconcertada y celosa.

—¿Novia?

—La mejor que ha tenido, cariño.

Un duelo de miradas no se hace esperar, mientras Jeongyeon tiembla de los nervios por las palabras recién usadas de su güerita. ¿Desde cuándo son novias?

Probablemente lo haya dicho solamente para marcar un límite en Sowon, pero eso no le quita la emoción que siente al saber que van muy en serio. No puede esperar a hacerlo oficial.

—Que curiositos se han vuelto sus gustos —dice Sowon, nuevamente tomando esa actitud horripilante. Más que mamona, era mala persona—. Pero es muy bueno saberlo. Espero verlas más seguido, seguramente son todo un espectáculo —ríe justo antes de retirarse, sin darle tiempo a Nayeon de estamparle una piña en la cara.

Jeongyeon suspira con alivio en cuanto se pierde entre los puestos y finalmente no alcanza a verla.

No tiene tiempo de decir algo cuando ya está siendo aprisionada por un abrazo. Y las palabras de aliento no tardan en llegar.

—Eres tan preciosa que esa perra no puede dimensionarlo —Jeongyeon se ríe por el insulto y la forma en la que lo dice con un puchero. Pero al mismo tiempo cree en sus palabras, porque si una chica tan hermosa como Nayeon la considera preciosa, ¿por qué dudaría tanto de su belleza?

—Gracias por defenderme, güerita. Aún no logro sentirme del todo bien con su presencia —murmura apenada. Aquello solo refuerza el agarre del abrazo.

—Yo me encargo de ella, o de ellas, si es que la otra idiota hace acto de presencia. Tú no te preocupes por nada, solo sé la misma Jeongyeon linda y musculosa de siempre, ¿bien? —por supuesto, no pierde la oportunidad de acariciar sus brazotes, lo cual vuelve a sacarle una carcajada a Jeongyeon.

—Lo que usted diga y mande, güerita.

Ambas sonríen, continuando con el abrazo, sin prestarle atención a la fila de clientes que iba formándose.

Al fin y al cabo, el aguacate estaba bien caro.


















Hey!

Pues dios les hizo milagrito.

¡Viva México chingao! Pinches conciertos espectaculares que se sentaron las Twice. Yo andaba bien ambientado y eso que ni fui 😞

Denle gracias a Dios que ya se me pasó el bloqueo de escritor, pero no se me emocionen demasiado porque es semana de exámenes y ya me voy a desaparecer otra vez estos días JAJAJAJAJAJAJA

igual les kiero mucho mis gallitos.

ÁNIMO KIKIRIKI

se la lavan ✌️

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