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Capítulo 21

Luego de ver las noticias, Harry, animado por primera vez en meses, se precipitó hacia su dormitorio para ponerse ropa decente y calzarse un par de zapatos.

Unos joviales "¡Guau! ¡Guau!" le hicieron dar un salto para evitar pisar a la ya no tan pequeña bola de pelos que saltaba alegremente entre sus piernas.

-Hey, Toby- dijo, riendo un poco por primera vez en cuatro meses- ¿Sabes qué? ¡Creo que he encontrado a Louis!

-¡Guau! ¡Guau! ¡Guau!- el labrador negro de tres meses de edad finalmente se quedó quieto y se sentó. Sus ojos brillaban, como si aunque no supiera muy bien de qué le hablaba su dueño, compartiera su alegría.

Harry se fijó en el calendario, la fecha estaba marcada con un fibrón rojo y decía 'Cumpleaños de Lou!

-¡Guau!

-¿Qué sucede, Toby?

-¡Guau! ¡Guau!- la cola del cachorro se movía de un lado a otro, barriendo el suelo con cada movimiento.

-Estoy olvidando algo, ¿verdad?

-¡Guau!- Toby corrió hacia el baño y entró a la ducha.

-¡Tienes razón!- rió el rizado- Casi olvido que debo llevarte a la tienda para que te den un baño.

-¡Guau! ¡Guau!

-Gracias a ti, Toby- dijo, tomando al cachorro y levantándolo para ir al aparcamiento- ¿Qué diría Louis de mí ahora?- se preguntó mientras conducía, con la caja para transportar a su perrito en el asiento de atrás- Hablo con mi propio perro- rió por lo bajo mientras conducía.

Estacionó delante de la tienda de mascotas y bajó con Toby de su auto. Acordó con la recepcionista que volvería a la mañana siguiente y volvió a subirse a su auto, conduciendo directamente hacia el hospital Dr. Jacobson Jr.

-¿En qué puedo ayudarlo, señor?- preguntó la recepcionista en cuanto el rizado apareció delante de su escritorio.

-¿En algún momento tuvieron un paciente de apellido Tomlinson?

-Lo siento, señor, pero no puedo darle información privada.

-Necesito saberlo, al menos saber que está bien- dijo, su corazón comenzando a encogerse.

-Le repito, no puedo decirle lo que usted requiere- la mujer se veía algo exasperada, obviamente acostumbrada a estos casos.

-¡Por favor! Sólo dígame que...- su habla se cortó al ver una muy familiar silueta por el rabillo del ojo.

Oyó un pequeño jadeo antes de que la persona volviera sobre sus pasos a una velocidad inhumana.

-¡Louis!- gritó antes de seguirlo por la puerta, sin siquiera agradecerle a la recepcionista por su inútil servicio.

Ya fuera del hospital, miró hacia ambos lados. A la izquierda, nada. A la derecha, la punta de una peluda cola cobriza desaparecer dentro de un callejón. Con el corazón en la garganta, se dirigió hacia allí. En el callejón, aunque era de día, estaba oscuro; Harry no podía ver a Louis en ninguna parte.

-¿Louis?- no obtuvo respuesta- Vamos, sé que estás aquí, sal y enfréntame, debes dejar de huir siempre que algo te asusta- suspiró pesadamente-, deja de ser malditamente cobarde- segundos después, su espalda estaba siendo presionada contra la pared de ladrillos.

-¿Y qué si soy un jodido cobarde?- siseó. Lo único que el rizado lograba distinguir en la oscuridad eran unas rendijas de fuego azul que lo veían con rabia.

-Aquí estás- dijo en un tono casi inaudible. Tan rápido como pudo, dio vuelta las posiciones, acorralando al mayor, quien ahora se veía como un cachorrito perdido, su furia ya olvidada, contra la pared-. Me debes muchas respuestas, Louis... y, por cierto, feliz cumpleaños- susurró, sabiendo que el hombre-gato sí era capaz de verlo en la oscuridad, sabiendo que era capaz de ver y sentir cuán cerca estaba, que era capaz de notar la casi inexistente distancia entre sus labios.

El ojiverde oyó la respiración del mayor irregularizarse. Oyó el gemido silencioso que escapó de sus labios antes de romper a llorar.

-H-Haz...

-¿Qué te sucede? ¿Tú me dejas sin explicaciones y luego lloras?- preguntó, medio confundido, un cuarto enojado y un cuarto triste.

-¡L-lo siento! Perdónperdónperdónperdónperdón...- ahora el cuerpo del castaño estaba temblando tanto por la fuerza de su llanto que chocaba contra el de Harry, aunque el mayor se rehusaba a llorar en el pecho del rizado, que era exactamente lo que quería y necesitaba. Sus lágrimas tranquilamente podrían haber llenado un lago.

-¿Por qué te fuiste? ¿Por qué vistas el hospital todas las semanas?

Aquellas preguntas parecieron traer de vuelta al Louis frío y misterioso. El hombre-gato limpió sus lágrimas con sus manos y sorbió por la nariz antes de intentar escabullirse fuera del agarre de Harry.

-Déjame ir...- dijo- Llego tarde, tengo cita con el doctor.

-Bien, vete- dijo-. Pero luego no te salvarás, vas a decirme exactamente por qué te fuiste.

El mayor suspiró, pero no dijo nada. Solamente salió del callejón y volvió a caminar hacia el hospital como si nada hubiese sucedido. Habló con la, oh muy eficaz, recepcionista, quien le dijo que estaba tarde para su cita con un tal doctor Hale, y pasó directamente hacia el consultorio.

Harry, totalmente decidido a obtener respuestas, se sentó en la sala de espera y, obviamente, esperó.

Una hora y mucho, en realidad mucho, aburrimiento después, Louis volvió. Pasó junto a él sin siquiera dirigirle una mirada y salió del hospital.

-¡Eh, Louis!

El hombre-gato siguió caminando como si no lo hubiera escuchado, pero el ligero movimiento de sus orejas lo delató. El ojiverde alcanzó al mayor y se puso delante de él, bloqueándole el paso.

-¿Qué quieres, Harry?- Louis, por alguna razón, se veía nuevamente irritado.

-¡Una explicación!- exclamó, exasperado- Vamos a mi apartamento, podemos hablar allí.

-¿Y qué te hace creer que voy a ir por voluntad propia a decirte mis excusas?- preguntó mordazmente.

-¡Lo has prometido!

-¡Yo no he prometido nada, no mientas! ¡No he dicho nada!- «Histeria ¿por qué justo ahora?» era todo lo que el castaño podía pensar mientras sus ojos se llenaban de picantes lágrimas.

Harry no entendía por qué el humor de Louis cambiaba tan seguido, ¿se habría vuelto bipolar? En aquel momento vio una van con logo del canal de televisión en el que transmitían las noticias estacionarse en la manzana siguiente. De ella bajaron un periodista con un micrófono en la mano y algunos camarógrafos. Todos comenzaron a caminar hacia ellos.

-Louis- llamó rápidamente-, ven a casa conmigo. Mira.

El ojiazul, aún entre lágrimas, vio al equipo de periodismo y miró a Harry con cierta desesperación.

-V-vamos...- accedió.

El menor lo tomó de la mano y lo jaló todo el camino hacia su Porsche. Ambos entraron rápidamente y el rizado encendió el motor. En menos de tres segundos ambos huían del periodista y los camarógrafos sobre un brillante Porsche 918 Spyder plateado. Hubiera sido casi de película de no ser porque el mayor definitivamente había perdido los nervios y lloraba como una magdalena. El de rizos no sabía muy bien qué decir, así que se quedó callado durante todo el viaje, viendo al ojizarco de reojo mientras conducía y mirándolo completamente durante el tiempo que los semáforos estaban en rojo.

Finalmente llegaron al edificio. Harry bajó del auto y abrió la puerta de Louis, quien no parecía haberse percatado de que el vehículo ya no se movía.

-Louis...- llamó el menor, esperando que el hombre-gato se diera cuenta y bajara del coche para ir al apartamento.

Pero obviamente la vida no lo quería así, entonces el ojiverde debió cargar al desastre de lágrimas que alguna vez había sido su novio, quién no se daba cuenta de nada por estar tan compenetrado en su llanto se encontraba, hasta llegar a su hogar. Dejó al mayor sobre el sofá y se sentó en uno de los sillones de un cuerpo. Esperó hasta que el castaño se calmara un poco para hablar.

-Entonces...

Pero fue interrumpido por el mayor.

-Tienes una lata de ¿verdad? Dime que tienes atún, ¿tienes?

La pregunta lo dejó algo descolocado, pero aún así respondió:

-Sí, sí tengo, pero ¿por qué...?

Nuevamente fue interrumpido.

-Ay, gracias al Cielo- el mayor se levantó rápidamente y fue hasta la cocina sin prestar atención a Harry, lo cual le molestó sumamente.

-¿Qué estás haciendo?- preguntó, cansado, yendo detrás del hombre-gato.

Louis tenía en sus manos una lata de atún abierta. Sobre los trozos de pescado, que por supuesto estaban crudos, había un líquido oscuro. Los ojos verdes del menor escanearon la cocina hasta que dio con una botella de jarabe de chocolate abierta sobre el mostrador.

-Por favor dime que no estás comiendo lo que creo que estás comiendo- dijo asqueado, momentáneamente distraído de su enojo.

-Atún crudo con jarabe de chocolate- dijo Louis, indagando con una cuchara en la mezcla antes de meterse una cucharada llena a la boca-. Está bueno, ¿quieres un poco?- estiró la lata hacia el menor, ofreciéndole. Ahora, ya que había saciado su antojo, estaba feliz.

-No, gracias- el ojiverde, cada vez más intrigado y asqueado, dio un paso hacia atrás. Hasta que creyó ver cuál era la estrategia de evasión del mayor-. Porque hagas cosas raras y asquerosas no voy a distraerme, ¿sabes? Así que si ya acabaste de "cocinar"- hizo comillas con los dedos- comida extraña, vamos a la sala. Tengo muchas preguntas.

El hombre-gato, felizmente lo siguió, devorando con hambre aquel "manjar" que se había preparado.

-¿Podrías explicarme esto?- Harry le tendió la carta.

-Es un papel- dijo antes de meterse otra cucharada a la boca. El rizado alzó una ceja-. Es una... ¿carta? ¿una nota?

-¿Y...?

-Es una carta que básicamente dice que me iba- respondió, como si fuera algo obvio. Limpió el interior de la lata con el dedo, acabando con cualquier rastro de atún con chocolate, y la dejó sobre la mesita de la sala.

-¿Sabes qué? Olvídalo- dijo, harto del comportamiento del mayor-. ¡Es imposible hablar contigo! ¿Quieres irte? ¡Pues vete, no me importa! ¡Allí está la puerta!

-¡No!- sollozó el castaño- ¿Por qué eres tan rudo conmigo?- cubrió su rostro con sus manos cuando las calientes lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas- ¿Q-qué te he hecho yo?

Y allí, Harry explotó.

-¡¿Quieres saber que me has hecho?!- rugió- ¡ME HAS HECHO CAER POR TI COMO UN IDIOTA, Y LUEGO ME HAS DEJADO SIN EXPLICAR NADA!- gritó, realmente furioso- ¡CUATRO PUTOS MESES DESPUÉS, REAPARECES Y ACTÚAS COMO UNA MALDITA PERRA BIPOLAR! ¡¿TE PARECE QUE NO HAS HECHO BASTANTE?!

-¡N-no me grites!- si antes sus lágrimas habrían podido llenar un lago, ahora podrían llenar todos los océanos.

Ambos parecían una pareja de locos, uno se enojaba porque el otro lloraba, y el otro lloraba porque el otro se enojaba. Louis lloraba, temblando, hecho una bola en el sofá, y Harry lo observaba, también temblando, pero de rabia, parado frente a él.

Aquella escena podría haber durado minutos, horas o incluso días, de no ser porque el castaño se levantó y corrió lo más rápido que pudo hacia el baño. Se inclinó sobre la taza del retrete y vomitó. Devolvió todo lo que había ingerido, su desayuno, su almuerzo y el atún, mientras seguía berreando como un niño. Y Harry, a pesar de estar enfadado como el infierno, se preocupó por él; quitó el flequillo del totalmente enrojecido rostro del hombre-gato, frotó su espalda en pequeños círculos, y esperó a que el vómito cesara. Cuando Louis dejó de devolver, se sentó en el frío piso de baldosas negras, aún sollozante.

-¿Quieres un vaso de agua?- preguntó el menor, que aunque seguía igual de enojado, su preocupación y amor por el ojiazul eran aún mayores.

El castaño asintió con debilidad. Harry se dirigió a la cocina y volvió con un vaso con agua.

-G-gracias...- Louis sorbió por la nariz antes de tomar el vaso y beber un enorme trago.

El de rizos observó al ojizarco detalladamente por primera vez en mucho tiempo. Vestía ropas holgadas y se veía un poco más relleno. Su rostro estaba enrojecido y lleno de lágrimas, sus ojos, nariz y labios rojos e hinchados. Pero aún así era la persona más hermosa que alguna vez hubiera visto. Respiró profundamente y cerró los ojos por un segundo; todos los recuerdos volvieron a su mente como si sólo hubiese pasado un día en lugar de cuatro meses desde la última vez que había visto a Louis.

-Lo siento- murmuró-. No debí haber estallado así.

-También lo siento- hipó el hombre-gato-. Mereces una explicación- intentó limpiar su rostro con sus manos, pero era casi imposible.

-Ven, vamos a lavar tu cara- Harry tendió una mano a Louis para ayudarlo a levantarse. El mayor dudó una fracción de segundo antes de recordar quién era aquel que le ofrecía su ayuda: el dulce chico que lo había enamorado tontamente con sus palabras y sus actos, el hombre con el que había hecho el amor todas las noches durante seis meses, quien lo había defendido y consolado cuando los fantasmas de su pasado lo atormentaban, quien lo había buscado y encontrado luego de que él, cobardemente, huyera, él era Harry. Y podía confiar en él.

Ambos lavaron el rostro de Louis con agua fría antes de volver a la sala, ya calmados.

-Voy a darte una explicación- dijo, respirando hondo.

-No sólo quiero una explicación- dijo el ojiverde-. Quiero la verdad.

El mayor asintió, preparándose mentalmente para soltar aquella bomba, la cual podía destruirlo todo o arreglarlo.

-¿Recuerdas mis períodos de celo?- el rizado asintió- Bien. Resulta que...- decidió ahorrarse todas las explicaciones clínicas e ir directo al punto- estoy embarazado.

Los ojos del menor se abrieron como platos.

-¿Q-qué?- balbuceó. Y, así sin más, se desmayó.

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Holiwis :333

El primer capítulo duró SIGLOS jajajaja, es uno de los más largos que he escrito :P

¿Qué piensan del cap? #LouisMalditaPerraBipolarQueComeCosasRaras jajajaja

El Jaza se desmayó cuando supo que Lusho estaba preñado (? Jajaja O.o jajajaja dioos :D parece que estoy drogada :P

Me despido de uds formalmente. Contacto de labios contra mejilla.

Vote & Comment

Megakisses

Anto :*

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