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LAS MENTIRAS Y SUS CONSECUENCIAS

Mientras el cuerpo de Stefanie agoniza en el suelo, la persona que efectuó los disparos mortales, fuerza la puerta de la casa de la periodista en busca de algo. Pero después de un rato revolviendo en su interior, se marcha sin encontrar nada.

Han pasado cincuenta años desde que una valiente y honesta periodista decidió destapar la sucia verdad sobre los crímenes en contra de Michael Jackson.

Aunque han pasado demasiados años de su muerte, la gente del año 2066, han vuelto a redescubrir al artista.
No solo siguen escuchando su música, como se hace con otros prodigios musicales como Mozart y Bethowen, además lo hacen en su formato original. Es decir tal y como fue concebida y compuesta.

No son muy amigos de los remixes de temas, al considerar que impiden apreciar la calidad de la canción, aunque también escuchan música propia de la era en la que viven. Una época en la que ver coches surcando el cielo es algo diario, y la gente sigue disfrutando de la música. Siguen acudiendo a estadios de fútbol, aunque mucho más modernos, para asistir a conciertos, tanto de artistas vivos presentes en el escenario, como de artistas fallecidos, años o décadas atrás. En este tiempo es tan normal una cosa como la otra.

En 2066, acudir al concierto de un artista en holograma es de lo más normal. Además estos hologramas ya no se hacen con hace unas décadas con dobles de los artistas como se hacía en la época en que se comenzaron a hacer famosos. Todo ha avanzado mucho desde el 2016 y han conseguido fabricar hologramas de los cantantes originales sin que ellos hayan tenido que posar o trabajar mano a mano con los creadores de dichas creaciones. Inclusive es posible ver juntos en un mismo escenario a artistas que, o bien ya no viven, o de hacerlo son muy mayores para estar sobre él y  que ya están retirados de la música.

Whitney Houston, Michael Jackson, Prince, Europe, George Donna Summer, han unido en más de una ocasión sus voces en una canción. El avance de la tecnología es tal, que cosas impensables décadas atrás, son reales aquí.

Tampoco es de extrañar que si alguien no desea sufrir los agobios de un concierto en un estadio, traslade el holograma de un cantante a su propia casa. Así puede verlo y escucharlo cantar desde la de comodidad del salón de su propio hogar.
Aunque todavía es algo muy novedoso y de lo que poca gente disfruta. Es la gente más mayor la que elige esta opción.

Los jóvenes siguen prefiriendo acudir a recintos grandes para ver a sus grandes ídolos en concierto, ya que es una manera de conocer más gente con gustos afines a los suyos. No solo ha avanzado la tecnología, la gente también.

Se sigue usando Internet para consultar algunas cosas, pero la gente ya no está tan pendiente de las redes sociales como en 2016. Se ha abusado tanto de ellas que las ha olvidado un poco.
Además no creen lo que sale en internet.

La prensa ha desaparecido casi por completo, las noticias se emiten en un solo canal y pasan por un riguroso control. No se habla de nada que no esté comprobado por completo cien por cien. Aún así la gente a veces desconfía de lo que lee, ve o escucha.

La prensa del corazón, sensacionalista y amarillenta si ha desaparecido por completo. A la gente dejó de gustarle ese tipo de "prensa", ya que no solo les aburría y les parecía de ínfima calidad. Además no les interesaban los temas que trataban, así como tampoco confíaban mucho en lo que se contaba en aquellos tipos de programa.

La gente que vive en 2066, no pueden evitar reírse de todo aquel que décadas atrás se creía todo lo que la prensa, ya fuera vía Internet, radio o televisión, le contaba a los ciudadanos. En especial, porque en la mayoría de los casos ni siquiera aportaban pruebas que confirmaran lo que contaban y las que mostraban algo podían ser y de hecho eran falsas y fabricadas, para llevar a la gente al engaño. Sin contar claro con los testimonios falsos de gente que la prensa pagaba o bien inventaban con el objetivo de obtener dinero.

El caso más sangrante sin duda, el de Michael Jackson.
Difamado y acusado de algo que no había hecho. Con él se traspasaron todos los límites periodísticos, humanos y morales. Acusado sin pruebas, ya que nunca las hubo. Investigaron y nada hallaron, pero de igual forma fue acusado y enjuiciado. Es sabido que en el juicio al que fue el sometido, el fiscal fabricó pruebas para acusarle. Incluso intentaron usar cosas inocentes como pruebas de su presunta perversión. En dicho juicio tanto su inocencia como las mentiras de los acusadores quedaron patentes.

Sin embargo, esto fue algo que la prensa evitó contar. En cambio, apenas comunicaron su veredicto de inocencia al mundo. De haber sido declarado culpable, a buen seguro lo habrían publicado de todas las maneras posibles. De hecho tenían los titulares listos diciendo que fue declarado culpable antes de que el juicio concluyera.

A posteriori, años después de su muerte, la mentiras comenzaron de nuevo y más personas desmintieron sus falsedades. De nuevo cierta parte de los medios de comunicación evitaron contarlo de manera intencionada.

Uno de ellos, de los testigos que declararon a su favor, con los años demandó al Estate, los encargados de manejar la fortuna y la imagen del artista por no haberle protegido del cantante. De repente se acordó que el también era víctima suya. Dolor que él valoraba en cien millones de dólares. Sus numerosas  y distintas versiones de la historia, así como evidentes mentiras demostraban lo falso de su acusación para cualquier persona con un poco de inteligencia y sentido común. Tanto su acusación como las de otros dos personas, llevadas por el mismo letrado, eran inverosímiles, demasiado parecidas a algunos casos y en otro, con historias diferentes de una persona y una sola denuncia.
Todo demasiado cambiante y sospechoso.

La familia de la periodista asesinada que, cincuenta años antes, iba a destapar todas las mentiras y conspiraciones de las que el cantante fue víctima, clama justicia por su muerte.
Sin embargo, hasta el momento presente, no sólo nadie ha pagado por su muerte, si no que ni siquiera ha habido un juicio, ya que no se ha podido atrapar al responsable.

Ni siquiera a un sospechoso.

La persona que la tiroteó se esfumó tras cometer el asesinato y la policía nunca pudo dar con su paradero. La familia de la periodista asesinada está segura que la policía no puso todos sus esfuerzos en tratar de atrapar al asesino.

Tal vez fuerzas poderosas lo impidieron.

Ahora son los sobrinos nietos de la fallecida, los que han tomado el relevo y siguen luchando por esclarecer el crimen ya que los familiares de hace cincuenta años de la periodista, ya han fallecido o son muy mayores. Se sienten orgullosos de ella, por su afán de hacer justicia, aunque eso les haya costado la misma vida.

Ese hombre, Michael Jackson, era inocente, fue víctima de la mentira y la codicia. En 2066 todo el mundo lo sabe. Se critica mucho la clase de "periodismo"que entonces se practicaba, así como las mentiras de sus acusadores.

Lejos de allí, una joven rubia de cabello liso, llega a su hogar y desempaca su equipaje. Cuando camina por el suelo de su nuevo hogar ataviada con un cálido pijama rosa y una taza de chocolate tropieza en el suelo y derrama un poco de chocolate sobre el suelo del salón.

La chica acude a la cocina a por algo para limpiar la superficie.

Cuando pasa la bayeta sobre la zona en la que se derramó el chocolate, la joven se percata que hay una baldosa algo más elevada que el resto. Jennifer trata de colocar bien la baldosa y la levanta.

En el hueco de la misma, la chica encuentra una serie de carpetas con documentos dentro. Llevada por la curiosidad, la muchacha extrae las carpetas del interior del suelo, mientras conecta la televisión. Aquella es una casa antigua, muy antigua, que no está acondicionada para la vida de 2066. En 2066, la televisión es muy distinta de lo que era en 2009 o 2016.
Ya no hay aparatos de televisión, al menos no en los salones. Apenas son imágenes proyectadas en una pared. Pero Jennifer tiene un televisor de esos de los de antes. Algo que es considerado una auténtica reliquia y rareza en ese momento de la historia.
Lo vió en un tienda de antigüedades y no dudó en adquirirla puesto que se enamoró de ella. Por suerte, todavía funciona.

Mientras bebe su chocolate, la joven lee con interés cada papel de esas carpetas. Su primera sensación fue de curiosidad, pero a medida que la lectura pasó de la tristeza a la rabia y a la indignación, para acabar con miedo.

Entretanto, la televisión, comienza a hablar del caso del cantante y nombran a Stefanie Curtis. Jennifer entonces se da cuenta que aquellos papeles que ella sostiene entre sus manos, son la investigación que la periodista asesinada hace cincuenta años, realizó.
Investigación por la cual, según su familia, que es entrevistada en televisión, fue asesinada y que nunca llegó a ver la luz. La joven comienza a sospechar que esa casa a la que que se mudó, era el hogar, cincuenta años atrás, de la finada Stefanie Curtis.

En 2066, los familiares de los que acusaron y difamaron al artista, son criticados, humillados y odiados por la sociedad, así como Michael Jackson fue odiado como consecuencia de las mentiras que sobre él se contaron por dinero. Si bien ellos no son responsables de lo que hicieron sus familiares están pagando por sus errores, con el desprecio y repudio de todo el mundo. Son insultados por la calle y les resulta muy difícil encontrar trabajo, ya que nadie desea contratar a descendientes de gente que llegaron a los límites que ellos llegaron por dinero.

Por su parte, los hijos de aquellos poderosos que hundieron al cantante, creen de manera firme en la inocencia de sus antepasados.
Ignoran todo aquello que hicieron.

A la mañana siguiente, Jennifer se pone en contacto con uno de los familiares de Stefanie Curtis y queda con él para hacerle entrega de la investigación que la periodista realizó.

—El mundo debe saber todo esto. —dice la joven entregando los documentos a una joven de su misma edad. —Una cosa es que la gente sepa la verdad y otra muy distinta, tener la verdad con las pruebas delante. —asegura la muchacha.

—Stefanie fue muy valiente y quiso hacer justicia con ese hombre. Lo que le hicieron a ese artista por dinero, no tiene nombre. Hasta con su vida pagó querer mostrar la verdad al mundo.

—Por eso debe saberse cuanto antes. El delito ha prescrito, pero es justo que el mundo sepa.

Días más tarde, la familia de Curtis vuelve a televisión.
En esta ocasión para mostrar las pruebas de las mentiras de prensa y difamadores de Michael sobre él.

Al ver, no solo las pruebas de su inocencia, sino las de las mentiras de la prensa y difamadores, los habitantes del mundo en 2066, se vuelven a reír por enésima vez de la humanidad que entonces se creía todo de cualquier persona por ridículo que fuera, sin pruebas o con pruebas falsas, contaba.

—¡Qué gente tan idiota la de aquel entonces! —exclama más de una persona al saber que antaño se creían todo lo que decían.

—Nadie con dos dedos de frente se tendría que haber creído todo eso. Al menos que tuvieran pruebas reales. —comenta una madre con su hijo.

—Lo peor es que si no te creías todo lo que te contaban, desconfiabas y tenías tu propia opinión, te llovían críticas y te acusaban de conspiranoico.

Aunque en 2066, la gente depende de la tecnología para todo, han aprendido a no creer en todo lo que les cuentan.

Los informes que desvelan en televisión, aumentan el rechazo de la gente por los descendientes de los falsos individuos. Estos ven como en la calle son criticados por aquello que hicieron sus familiares.

Ahora el peso de la justicia, recae sobre el pueblo y ellos son mucho más que duros que los jueces. En especial con la corrupción, sea del ámbito que sea.

Los días transcurren con normalidad, aunque algo ha cambiado. Varios de los descendientes de los difamadores de Michael Jackson, son a su vez acusados de maltrato a sus respectivas parejas e hijos.
Aunque ellos aseguran ser inocentes, la gente los ataca.

—¿Por qué deberíamos creeros? ¿Por qué lo aseguráis vosotros? También Michael Jackson era inocente, siempre lo fue, pero vuestros padres y abuelos, mintieron y se inventaron todo lo que quisieron. Hasta fotos trucaron y testimonios falsos pagaron para acusar a un hombre inocente de algo que no había hecho, solo por un motivo; dinero. Os está bien empleado para que sepáis lo que se siente. —les dicen.

—Pero yo soy inocente. —asegura el nieto de un bailarín, uno de los que denunció al cantante por dinero.

—Ese cantante también y a tu abuelo no le importó dar varias versiones distintas de su mentira, ni decir salvajadas falsas para lograr su propósito en complicidad con el letrado que le ayudó. Así que ahora vosotros tendréis que expiar las culpas por la maldad y ambición de vuestra familia. —responde otra persona alejándose con su amigo del lugar.

Aunque los acusados se sienten tratados de forma injusta y prejuzgados antes de tiempo, no pueden hacer nada. Saben que el daño está hecho y ya nada puede remediar, ni arreglar el pasado, a menos que pudieran viajar en el tiempo y evitarlo.

Sin embargo, aunque en la película de los años ochenta Regreso Al Futuro, su protagonista viajaba al pasado y al futuro en secuelas posteriores para arreglar algo ocurrido en el pasado, eso solo es parte de la Ciencia Ficción. Eso no puede hacerse en la vida real, por mucho que los hijos y nietos de los difamadores de Jackson quieran.

Uno de los acusados en falso se lamenta que, a punto de comenzar el mes de Diciembre, que marca el inicio de la Navidad, unas fiestas que tanto le gustan, tenga que estar sufriendo semejante injusticia, por culpa de lo que sus antecesores hicieron hace tantos años. Las mentiras que sobre ellos se cuentan podrían y de hecho ya están afectando a sus hijos en el colegio, que son rechazados y apartados por el resto de sus compañeros de clase y de la escuela por completo.

—Tu padre ha sido muy malo.

—Tu abuelo era muy malo.

—Seguro que tú eres igual de malo.

Estas son algunas de las cosas que les dicen a algunos nietos de aquellos difamadores.

Uno de ellos, bisnieto de un "periodista" de tabloide, llega a casa llorando por este motivo.

—¡Todo esto es tu culpa, Abuelo! Tuya y de todos aquellos que por dinero hundieron a un hombre inocente. —le reprocha el padre del niño a su propio padre.

—¡Deja en paz a tu abuelo! Él solo hizo lo que tenía que hacer para ganar dinero. —le reprocha a su hijo, el vástago del periodista.

—Tú no lo entiendes. Eran negocios. Gracias a eso, tu padre y tú, tuvisteis la vida que tuvisteis y de la que aún gozáis a día de hoy. No te quejes tanto. Además si yo no lo hubiera hecho, lo hubiese hecho otra persona. No podíamos tolerar el triunfo de alguien de su raza. No, por encima de un blanco americano. —responde su abuelo, ya muy anciano, casi centenario, pero aún muy racista justificando su acción.

—Tú y tu maldito racismo. Si el hombre triunfó por encima de los artistas blancos, no era culpa suya, sino de su talento. —responde su hijo muy enfadado . —Fue un hombre muy valiente porque trató de abrir los ojos al mundo sobre la élite y su manipulación a la gente. Eso no gustó a aquellos que a día de hoy aún quieren seguir gobernando el planeta como antaño. Por suerte, la gente ya no está tan ciega y desinformada como antes. Nunca pedí lujos, ni un elevado tren de vida. Hubiera sido más feliz con un abuelo más honesto que me hubiera dado menos dinero, pero sí más cariño y compañía. Ni siquiera eso supo darnos a su hijo y a mi, aunque  a ti no te importó lo que él hizo, solo el dinero que tenía gracias a todo lo que hizo para obtenerlo. —dice el hombre de unos cuarenta y tantos años, de cabello negro, bigote y complexión fuerte.

—Tu abuelo hizo lo mejor para todos. Los negocios son los negocios y además hay cosas que no se pueden consentir. —vuelve a hablar el padre del activista.

—Intento dar un buen ejemplo a mi hijo, aunque resulta difícil cuando él y yo estamos pagando las consecuencias de tus cochinadas y las de mi abuelo. —le reprocha su vástago al antiguo periodista. —Por si no te has enterado ya, te informo que tanto yo como otros descendientes de aquellos difamadores entre los que te encuentras, y estamos siendo acusados de maltratar a nuestras familias. Las noticias están en todas partes ya.

Su padre palidece.

—Pero eso es mentira. Tú no has hecho nada malo. Deberían asegurarse bien de lo que publican antes de publicar una mentira. —dice el anciano molesto.

—¿Cómo hicisteis vosotros? —le reprocha el hombre.

—Es distinto. Tú eres mi hijo y tienes familia que sufre y eres inocente. —contesta el ex periodista. —La gente no debe odiarte por una mentira.

—Michael Jackson también era inocente y tenía familia que sufría, porque hasta con sus hijos os metisteis. Y la gente también le odió por vuestras mentiras y las de sus difamadores. —responde su hijo marchándose de allí y enojado.

El hombre, muy distinto a su padre y su abuelo, es un activista que lucha por los derechos de los más desfavorecidos y es muy crítico con la corrupción y mentiras de la gente. Entre ellas, las de su propia familia.

Lejos de allí, siguen saliendo nombres de personas de la élite y hombres poderosos implicados en la destrucción, no sólo del cantante, sino de otras personas que osaron hablar con la verdad. A pesar que solo vienen las iniciales de sus nombres, sus familiares saben que se trata de ellos.

Lejos de allí y en una residencia geriátrica, el asesino de Stefanie, al que le queda poco tiempo de vida, decide confesar la verdad. Aunque nunca llegaron a atraparlo, la vejez y proximidad de la muerte, le han traído también arrepentimiento. Por ello, se pone en contacto y a disposición de la policía, así como de la prensa seria y profesional. A ellos les  relata la verdad.

Confiesa ser el autor material del asesinato de Stefanie Curtis y confiesa haber sido contratado por gente muy poderosa y algún que otro responsable de tabloide para callar para siempre a la periodista. Y tras la confesión les dice donde pueden hallar pruebas de lo que acaba de narrarles.

La policía no tarda en personarse en la antigua casa del delincuente, un apartamento de lujo, del que gozaban gracias a los trabajos que realizaba para gente de las altas esferas.  Auténticos delincuentes, ocultos bajo el brillo de poder y el dinero.

En cuanto la policía estudia toda esa información, esta vez con nombre y apellidos, proceden a la detención de los culpables. Entre ellos, el padre del activista. El hombre no puede creer que su progenitor haya llegado llegado a esos límites por seguir ganando dinero, y siente como la vergüenza se apodera de él. Ha seguido actuando como su propio padre.

La familia de Stefanie Curtis se siente feliz. Creen que por fin se hará justicia con su asesinato.

Lejos de allí, Jennifer, recibe la llamada del familiar de Stefanie al que entregó lo que encontró en la antigua casa de la periodista para agradecerle esos informes.
Eso ayudará a hacerle justicia, y no solo a ella, sino también, de alguna manera a Michael Jackson.

Entre tanto, los espíritus de Michael y Stefanie, que aún no se han conocido, confían en que se haga justicia con ellos, de una vez por todas.

Algunos de los difamadores que estuvieron relacionados de forma directa con el hundimiento del cantante están arrepentidos de lo que hicieron. En especial algunos, que al verse ya en la ancianidad, han sido abandonados por algunos familiares en una residencia y no han vuelto por allí a verles. Además les han quitado aquel dinero que ellos ganaron gracias a sus infundios, sin importarles que estén enfermos.

Otros difamadores, aún no se han arrepentido de lo que hicieron por dinero, puesto que no tienen conciencia, ni vergüenza, cuando de dinero se trata. Pero todos sus descendientes, de alguna u otra forma, están pagando o van a pagar culpas ajenas, aunque cercanas.

Amanece.

El día uno de Diciembre del 2066, acaba de empezar y la vida sigue.

Los hijos, nietos y hasta bisnietos de los mentirosos, despiertan un día más. Nada más levantarse, todos ellos notan algo extraño. El lugar en el que se han despertado no es el mismo en el que se acostaron.

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