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Capítulo 8: "Siempre contigo"

Una pelinegra guardaba presurosa una toalla y accesorios dentro de un pequeño maletín, mientras pensaba: No puedo quedarme con esta duda, no puedo quedarme con ella, estos síntomas cada día se acrecientan más, anoche casi pierdo el equilibrio delante de Gokú, por suerte él estaba tan entretenido hablando por celular con mi suegro que ni lo noto, pero no puedo seguir dejando pasar esto, tengo que ir con un médico, tengo que ir con un médico, si iré al hospital hoy mismo, aprovechare que Gokú hoy está de turno solo aquí, que hoy tengo que ir a ver las provisiones del gimnasio, si aprovechare ello.

El pensamiento de la pelinegra fue interrumpido por la presencia de un hombre cabello de flama, de mirada ceñuda.

Milk, ¿Kakaroto aún no llega?, preguntaba Vegueta, en tono intrigado.

No, llegara con una hora de retraso, respondió con calma Milk.

¿Por qué?, ¿tuvo algún problema?, preguntaba preocupado Vegueta.

Tuvo ir a ver a sus padres y al mío, para darle informes de las empresas, respondió Milk.

Claro, pero tú, ¿ya te vas?, decía Vegueta.

Sí, como no te encontré le pide a Krilín que me apoye con el grupo, tengo que ir a ver a los proveedores del gimnasio, quede encontrarme con ellos en una hora, respondió Milk.

Claro, no te preocupes, yo apoyo a Krilín, dijo Vegueta.

Gracias, respondió Milk, tomando su pequeño maletín deportivo en la mano para salir del lugar.

La pelinegra salió del gimnasio y abordo un auto, mientras decía: Al hospital central.

Si señorita, respondió el hombre, al tiempo que la pelinegra marcaba un número en su celular.

Señora Son, que gusto escuchar su voz,....

Señor Miyato, llamaba para pedirle un favor, decía Milk.

Claro, dígame señora Son, escucho la pelinegra.

Podría enviarme los catálogos virtuales de este mes de sus productos para poder hacerle el pedido, es que tengo un inconveniente y no podré ir personalmente a ver los productos, pero confío que sus catálogos muestran a los productos como son,......, decía Milk.

Claro señora Son, por supuesto, hoy mismo se los envío, y no se preocupe, las fotos de los productos que figuran en los catálogos, son los mismos que tenemos a la venta, respondía la voz.

Qué bueno, ya sabe que prefiero hacer las compras de manera presencial pero como le dije me surgió un pequeño inconveniente por ello no puedo ir a su tienda, decía Milk.

Claro comprendo, escucho la pelinegra.

Señor Miyato, no comente con nadie que haré las compras por catálogo, ni siquiera a mi esposo, decía Milk, mientras el taxista la miraba a través de un espejo.

No se preocupe señora Son, no comentare con nadie esto, escucho la pelinegra.

Minutos después:

El taxi que trasportaba a la pelinegra se detenía frente al hospital principal de la ciudad. Tras cancelar el monto del transporte, Milk bajo del auto, al tiempo que desde otro auto alguien la observaba.

Milk, Milk, si, si es ella, claro que es ella, tanto tiempo sin verla, aunque parece que los años no hubieran pasado por ella, sigue igual de joven y hermosa, parece aún una estudiante de preparatoria, si parece una adolescente, ni parece que ya tuviera un niño, si es cierto, tiene un niño, un niño producto de su amor por Son, decía con cierta nostalgia un apuesto joven de lentes oscuros, mientras seguía con la mirada a la pelinegra.

Tras algunos minutos vio entrar a la bella mujer al hospital, mientras pensaba: ¿Qué estará haciendo aquí?, ¿acaso su niño está enfermo?, ¿o ella está enferma?, no que tonterías estoy pensando, debe estar aquí por algún otro motivo, ¿y si se lo pregunto?, claro, no sería malo, soy su amigo y ella es mi amiga, el hecho de que ya casi no mantengamos comunicación porque ella está casada, no significa que ella no sea mi amiga, si ya está decidido, bajare del auto e iré a preguntarle, ¿por qué motivo está aquí?.

En tanto:

Un apuesto joven de cabello alborotado platicaba con sus padres y suegro en una sala, mientras la madre de este horneaba galletas junto a su nieto.

¿Ya están por salir abuelita?, decía sonriendo Gohan.

Si, ya están oliendo, en unos minutos más las sacamos del horno Gohan, respondía Gine sonriendo.

Que bien, dijo Gohan feliz, mientras miraba por una gigantesca ventana a su padre hablar con sus abuelos.

Sala:

Y eso es todo, decía Gokú, mientras cerraba unas carpetas.

Pues las ganancias han estado bastante buenas este mes hijo, decía Bardock mientras un gigantesco hombre asentía.

Sin duda Milk y tú son buenos para negociar, acotaba Ox Satán.

Sí, eso parece, decía Gokú sonriendo.

Ya están las galletas, escucharon los tres hombres que estaban en la sala.

¿Te quedas para degustarlas?, dijo Bardock mirando a su hijo.

Me encantaría padre, pero tengo que ir al gimnasio, Milk ya debe haberse ido a ver a los proveedores del gimnasio, y no puedo abusar de la bondad de Krilín y Vegueta, de seguro uno de ellos se quedó a cargo mientras llego, a veces pienso que las mujeres de mis amigos me querrán golpear, pues muchas veces ellos las dejan plantadas por apoyarme, decía Gokú sonriendo.

Es que eso es amistad de verdad, acoto el señor Ox.

Si, cierto, dijo Gokú haciendo una pausa para decir: Gohan guárdame galletas, me las llevas a casa, mamá vendrá por ti.

Bien papi, respondió Gohan desde la cocina.

Hospital Central:

Una pensativa pelinegra estaba sentada en una de las sillas de espera del consultorio al que entraría, cuando de repente sintió que alguien se sentó junto a ella, al tiempo que decía: Milk, que placer encontrarte por aquí.

¡Diecisiete¡ respondió la pelinegra, levantando su rostro.

¡Hola hermosa¡ ¿qué haces por aquí?, dijo Diecisiete.

Vengo a un chequeo médico, respondió la pelinegra.

¿Te sientes mal?, dijo el joven de cabello negro lacio preocupado.

No,..., bueno, en realidad he estado sintiendo cosas extrañas, por eso decidí venir al médico, respondió la pelinegra.

¿Cosas extrañas?, decía Diecisiete enarcando una ceja.

Sí, pero creo que es por estrés, añadió rápidamente la pelinegra.

¿Por estrés?, dijo Diecisiete.

Sí, pero de igual manera quise consultarle al médico, tal vez necesité unas vitaminas, respondió Milk, haciendo una pausa para decir: ¿Y tú qué haces por aquí?, ¿acaso también te sientes mal?, yo pensé que seguías por la Capital Oeste.

¡Eh¡ no, claro que no solo pasaba por aquí, y detuve un rato mi auto para contestar una llamada de mi socio en la Capital Oeste....yo ahora estoy de descanso, siempre es bueno darle un descanso a nuestra vida, respondió Diecisiete.

Sí, ello es cierto, tal vez necesite descansar, creo que Gokú y yo necesitamos ello, dijo Milk.

Son, ¿cómo vas con él?, ¿cómo está tú niño?, respondió el joven de cabello negro lacio.

Nuestro matrimonio está cada vez más sólido y Gohan cada vez más bello, él es un niño muy inteligente, decía Milk con orgullo.

Claro debió sacar la inteligencia de su madre, respondió Diecisiete.

Hay Diecisiete, dijo Milk, al tiempo que una mujer de uniforme decía: La señora Son.

¡Eh¡ soy yo, soy yo, decía la pelinegra mientras se ponía de pie, pero al hacerlo, sintió nuevamente esa terrible debilidad que le impidió poder lograr su objetivo y cayó al asiento nuevamente.

Milk, ¿estás bien?, dijo preocupado Diecisiete.

No comprendo que me pasa, decía Milk con nostalgia, al tiempo que la mujer de uniforme decía: ¿Necesita una silla de ruedas para la señora?.

Creo que sí, respondió Diecisiete.

No, no es necesario,...., Diecisiete, ¡por favor¡ ¿podrías ayudarme a pararme?, dijo Milk.

Claro hermosa, respondió el joven de cabello negro lacio, mientras se acercaba a la pelinegra para ayudarla a ponerse de pie.

¡Gracias¡ dijo Milk.

¿Quiere que te ayude a llegar al consultorio?, respondió un tanto preocupado el joven.

Si, ¡por favor¡ dijo Milk.

Bien, respondió Diecisiete, mientras apoyaba a la pelinegra para que esta empezara a caminar.

Luego d algunos minutos el par de jóvenes entraron al consultorio, bajo la mirada de un hombre de bata blanca.

Tomen asiento, dijo el hombre.

Gracias, dijeron los jóvenes.

Bien, ¿qué te trae por aquí Milk?, coméntame tus síntomas, acotaba el médico.

Claro, respondió la pelinegra, al tiempo que empezaba a narrar delante de Diecisiete todo lo que ella había estado experimentando desde hace algunas semanas.

Minutos después:

Y el último episodio fue hoy, en el pasillo, cuando intente ponerme de pie, decía Milk.

¿Y ahora cómo te sientes?, respondió el médico.

Mejor, nuevamente con energía, hasta ya me puedo poner de pie sin apoyo, decía Milk, mientras se ponía de pie, bajo la mirada del médico y de su amigo.

Bien, no puedo adelantar un diagnóstico, sin estar seguro de ello, por eso, te mandare tomar unos exámenes, decía el médico.

¿Usted cree que sea algo malo?, decía preocupado? Diecisiete.

Como les dije, no quiero adelantar un diagnostico sin estar seguro del mismo, respondió el médico, mientras escribía en una hoja.

Yo pienso que es estrés, como le dije estás semanas han sido muy agotadoras para mí...., decía Milk, mientras el médico la escuchaba.

Bueno, aquí tienen, te sugiero que te hagas todas esas pruebas cuanto antes, dijo el médico.

No se preocupe, así será, respondió Diecisiete.

Qué bueno que apoyes a tu esposa, dijo el médico.

Él no es mi esposo, solo es un amigo, mi esposo no sabe que vine con usted, respondió Milk con calma.

¡Ah¡ disculpen, dijo el médico.

No se preocupe, respondió Diecisiete.

Tras recibir las órdenes para los exámenes, el par de jóvenes abandonaron el consultorio.

Diecisiete, prométeme que me guardarás el secreto de que me viste aquí, que no le dirás a nadie, ni siquiera a tú hermana, decía Milk con calma.

Te lo prometo, no diré nada, aunque creo que deberías decirle a Son,......, acotaba Diecisiete.

No, no quiero tensionarlo, yo sé que no es nada grave, mañana me tomare estos exámenes, solo para salir de dudas, pero yo sé que no es nada malo, decía Milk, con la mayor calma posible.

Entonces yo te acompañare a que te los tomes, acoto Diecisiete.

No, no es necesario, dijo Milk.

Milk, soy tu amigo, te guardare el secreto de que te encontré aquí, pero a su vez quiero acompañarte mañana, puedes necesitar a alguien a tu lado para alguna cosa que se pueda solicitar, respondía el joven.

Si, tienes razón, dijo Milk.

Milk, yo siempre estaré contigo, siempre estaré para apoyarte, por algo somos amigos, ¿no?, acoto Diecisiete.

Si, somos amigos, dijo Milk.

Entonces, no se diga más, mañana yo paso por ti a las 6:30 de la mañana, ¿te parece?, respondió Diecisiete.

No, no es necesario, yo voy en taxi, dijo Milk, haciendo una pausa para decir: Nos encontramos en la puerta del hospital, es mejor así.

¿Mañana no vas con Gokú al gimnasio?, dijo el joven de cabello negro lacio.

No, él mañana entra 3 horas más tarde que yo, ya que le toca llevar a Gohan a la escuela, respondió Milk con calma.

Vaya, ambos son muy organizados, y unos padres muy responsables, que comparten funciones, ello me parece bien, dijo Diecisiete, haciendo una pausa para decir: ¿Te llevo a tú casa?

Voy a casa de mis suegros, tengo que ir por Gohan, dijo Milk.

Te llevo a ella, respondió Diecisiete.

No es necesario, dijo Milk con calma.

Milk, somos amigos, y los amigos están para apoyarse, acoto el joven de cabello negro lacio.

Está bien, llévame a casa de mis suegros, dijo Milk con calma, mientras caminaba con su amigo, hacia la salida del hospital.

Tiempo después:

Desde un auto, Diecisiete observaba a la pelinegra abrazar a su pequeño hijo que había salido al jardín de la casa de sus abuelos a darle el encuentro a su madre.

Milk, espero y estés bien, me dejaste preocupado, muy preocupado, pensaba el apuesto joven, al tiempo que encendía su auto para partir del lugar.

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