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Al final me dicen "Mentiroso"...

Tal vez cuando me preguntan si nos veremos después, si siento algo por ellos pero,  jamás les he mentido, solo busco el placer carnal y el delicioso calor que me puede dar el cuerpo desnudo de alguien.
Al finalizar el sexo, vuelvo a estar solo, dejando a mi presa durmiente en la habitación del hotel.
Me siento vacío, es tanta la soledad que vuelvo a buscar a otra víctima de mis encantos, no puedo evitarlo. La persona que me hizo así fue la misma que me destrozó el corazón y me eliminó de su vida. Dave Strider.
Yo era un chico promedio de una universidad promedio pero, tenía ese pegue con las personas que, atraía a ambos sexos y siempre estaban detrás de mi, sin embargo, no quería nada con alguien ya que estaba enamorado de aquel chico rubio con gafas oscuras, semblante cool y caballeroso, mi mejor amigo.
Nuestra ultima noche inició con videojuegos, un poco de botana y alcohol en el departamento de Strider. Los dos estabamos cada vez más juntos y nuestros cuerpos se rozaban insinuando que solo era simple fricción pero no fue así; en el momento fui atacado por Dave con un feroz beso que nos hizo perder el control, apagó nuestros cerebros para que diera comienzo al ritual del sexo.
No tuvimos tiempo de ir a su habitación, ya estabamos quitándonos la ropa en medio salón de entretenimiento y vaya que entretenimiento teníamos. Al estar totalmente desnudo se inclino a lamer mi extensión. Su lengua era hábil y escurridiza mientras que sus labios eran suaves y sujetaban fuerte para que no me soltara. Casi me venía en su boca por tal deleite pero antes de hacerlo se separó y me colocó en cuatro para acariciar mi entrada para que después fuera metiendo dedo tras dedo.
Era tan hábil en esto y yo tan torpe que había veces en que lo golpeaba con las piernas en reacción a sus estímulos, pero no se inmutaba, seguía consentrado en darme placer.
Cuando finalmente estaba listo, fue metiendo su duro y palpitante miembro a mi interior, no aguantaba el dolor, incluso el aire se me acababa y tenía que jadear para conseguir más. Esto le causaba gracia.
No podía contenerse y rápidamente arremetió con toda su fuerza contra mi ano para casi destrozarlo. Los dos gemíamos, cambiamos de posición, nos besábamos y llegabamos juntos al límite. No recuerdo cuantas veces lo hicimos pero fueron tantas que vimos el amanecer mientras yo estaba sobre él, penetrandome con su miembro mientras estaba acomodado en el piso. Fue cuando hice mi gran error.
Antes de venirme por última vez mi mente me jugó una mala broma, le dije que "lo amaba", yo estaba en el clímax cuando miré su rostro lleno de terror, se alejó de mi tomando mis cosas y casi desnudo me sacó de su departamento.
Terminé de cambiarme por fuera de su hogar e intente hablarle para discutir mi error pero jamás me volvió a mirar. Eliminó todo contacto conmigo y fue así como llegué a sentirme vacío, sin un corazón o un alma. Sólo llenando por momentos el espacio con sexo.
Mi decepción fue tanta que al enterarme de sus conquistas de chicas decidí acostarme con ellas. Intentando sentir y oler la presencia de la persona que me había hecho sufrir, pero esto no terminaba aquí. Me acostaba con profesores, estudiantes masculinos y femeninos; con todo aquel que me mirara de esa manera tan descarada y sucia.

Han pasado cinco años y sigo igual. Eran las nueve de la mañana, acababa de dejar en un hotel a un chico joven de cabello alborotado y con un extraño maquillaje de un payaso aunque no hay que negar que lo hacía demasiado bien como para tener tres años menos que yo.
Entré a una cafetería para pedir un café y un desayuno. Mientras buscaba el dinero necesario en mi cartera, alguien se me había acercado por detrás.
—Lo siento, estoy ocupado.
—¿No tienes ni un minuto para mi?— esa voz había cambiado, era un poco mas gruesa y el aroma era nostálgico e igual que hace cinco años. Al voltearme vi mi peor pesadilla.
—... Dave... Strider...
—John Egbert
—¿Por qué...me estas hablando?
—¿Qué, no puedo saludar a un amigo?
—Recuerda que yo no soy tu amigo —Tomé y pagué mis cosas para rápido irme del lugar. Al mirar hacía atrás vi que ese sujeto estaba detrás de mí y antes de darme cuenta me había acorralado en un callejón.
—John, quiero explicarte
—No quiero oirte
—John, por favor
—... Bien, tu ganas. Vamos a un lugar privado.
Fuimos a mi departamento, no llevaba nadie ahí, era como un santuario donde mi triste pecado rondaba en aquella casa.
—Lindo lugar
—Sólo habla, Strider...
Tomé asiento y él hizo lo mismo, se tocó su rubio cabello y se quitó sus famosas gafas, pero eran distintas. No eran las mismas que le había dado cuando eramos niños, también de eso se deshizo.
—Lamento mi actitud de aquellos días.
—Olvidalo, fue hace mucho, no supe nada de ti después de eso, ademas solo quiero saber tus motivos.
—Tuve miedo de enfrentar lo que te había hecho, enamorarte de mi— Quería llorar pero cuando respiraba era como si recibiera pequeños acuchillados en el pecho. — hace unos años me di cuenta que realmente siento algo por ti, John
— Dave.. 
—Fui un idiota y lamento aquellos días en que te lastimé. Empecé a buscarte y cuando te encontré esta mañana sabía que debía estar contigo.
No negaba que esperaba esa disculpa, mi cuerpo se movió casi por si mismo ya que al darme cuenta ya lo estaba abrazando y besando suavemente. Como era de esperarse caí en el placer de su piel y su calor, no podía evitarlo, ya estábamos teniendo sexo.
No había olvidado la presencia de su miembro dentro de mi cuerpo y mucho menos su fuerza con que me hacía suyo con cada gemido que sacaba.
La noche había caido sobre nosotros mientras estabamos descansando en la cama. Estabamos casi dormidos cuando el celular de Dave sonó, lo contestó pensando que estaba tan dormido como para no escucharlo.
—Si, lo encontré... No hay problema, llegaré a casa mas tarde... También te amo.
Al colgar se dio cuenta que lo miraba fijamente
—¿A Quién amas, Strider?
—Puedo explicarlo...
No quise escuchar más de él, sólo lo besé y dejé que me manipulara como quisiera.
Escuchaba sus gemidos que salían a causa de mi cuerpo y cuando le quité hasta la última semilla fértil lo dejé dormir en mi cama. Al amanecer seguía ahí, yo lo miraba dormir y solo pasaba por mi mente la idea de que era él "El mayor mentiroso".
Poco a poco despertó y me abrazó para darme besos y decirme "Buenos días". Yo le respondía de igual manera hasta que finalmente me separé de él y me fui a duchar para después vestirme.
—¿A dónde vas?
—Tengo que trabajar... Son 500 dolares, por cierto.
—¿Por qué?
—Por mi servicio. Adiós señor Strider. Espero que su esposa " Jade", este esperándolo en casa...
—¿Có-Cómo sabes que era Jade?
—Tal vez si sea un mentiroso después de todo...

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