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Tony era un mentiroso.
Pero las mentiras siempre habían sido necesarias en la vida de Tony. Y podría ser un mentiroso, pero eso no era completamente su culpa, era de Steve Rogers.
Tony había comenzado a mentir de forma alarmante desde que el Capitán América apareció en su vida. Con su sonrisa de rayo de sol y sus ojos azul mar, con su perfecta caballerosidad y su dulce comportamiento.
El hombre había arruinado a Tony.
Obviamente Steve no lo sabía, ni lo sabría jamás, porque entonces Tony estaría tan humillado, tan avergonzado que jamás podría volver a mirar la cara de su amigo.
Tony era un mentiroso porque cada día fingía no sentir nada hacia Steve, porque se engañaba así mismo diciendo que lo olvidaría.
Y porque se dijo así mismo que con una vez que estuviera con él lo superaría.
Y esa era hasta ahora la más grande mentira que Tony se había dicho.
Era la más grande, pero no la peor, la peor mentira era la que le había dicho a Steve para tenerlo en ese momento esperando semidesnudo en su habitación.
Me das lástima, sabes. Porque un mojigato como tú seguramente nunca… Deberías tener sexo conmigo, eso te relajaría, tengo la experiencia para hacerte el hombre más feliz durante toda una noche.
Tony no había esperado que Steve aceptará, no había esperado verlo asentir y escucharlo decir un esta bien, nunca había esperado que Steve llegará esa noche con intención de tener sexo a su habitación.
La verdad era que Tony nunca había estado con un hombre, siempre habían sido exclusivamente mujeres, y aunque había querido acostarse con un hombre en más de una ocasión, nunca lo había hecho.
Ahora lo haría, por primera vez, con Steve.
Pegó su frente a los azulejos del baño, llevó dos dedos hacía la entrada de su trasero y los movió, una y otra vez, dentro y fuera, abriendo y cerrando, el agua caía de la regadera sobre su espalda, Steve creía que solo tomaba un baño.
Añadió un tercer dedo apresuradamente e hizo una mueca de dolor, su trasero no estaba acostumbrado a ese tipo de intrusión, pero debía acostumbrarse en máximo cinco minutos antes de que Steve se preguntará que le estaba tomando tanto tiempo.
Tony se rindió con el segundo dedo y retiró su mano, esperaba que Steve fuera pequeño, aunque sinceramente lo dudaba, el rubio era demasiado grande en todo.
Cerró la regadera y respiró hondo antes de salir para tomar una toalla y secarse, conocía la mecánica que existía en el sexo entre hombres, comprendía la técnica para hacer el proceso más sencillo y lograr que Steve disfrutará, porque Tony no creía en que disfrutaría mucho, pero no podía salir y decir la verdad, no podía desaprovechar la oportunidad de estar con Steve.
Poniéndose una bata Tony decidió que no importaba lo que sucediera, él resistiría, si era necesario fingiría placer y haría todo hasta el final, trataría de hacer de esto un buen recuerdo para ambos.
Encontró a Steve llevando una bata blanca de baño como lo había visto después de que saliera de la ducha, solo que ahora Steve estaba sentado a la orilla de la cama mirando el piso con un profundo ceño fruncido, temió que estuviera arrepintiéndose, así qué se posicionó frente a él, cuando alzó la vista Tony le sonrió divertido y dejó caer la bata roja al suelo.
—¿Estas arrepintiéndote, Cap? Aún estas a tiempo grandote, no pensaré menos de ti…
La mirada de Steve recorrió su cuerpo desnudo, Tony espero rechazó, pero Steve solo pareció disfrutar de la vista.
—No —contestó, volviendo la mirada a sus ojos.
Tony asintió fingiendo diversión y seguridad, en el interior estaba lleno de nerviosismo y miedo.
Movió con su pie la bata cerca de los pies de Steve para entonces caer de rodillas.
—Quítate la bata —pidió sin mirarlo a los ojos.
Unos segundos después, Tony miró fijamente el pene flácido de Steve, el pene estaba lejos de ser pequeño, mordió su labio e intento no dejar ver su nerviosismo, separó aun más las rodillas del otro.
—Bonito —dijo, antes de tomarlo en su mano húmeda con saliva, no levantó la mirada, solo concentró su atención en el pene.
Comenzó a mover su mano en un puño apretado, con su mano libre tocó suavemente el saco de Steve, Tony sonrió cuando escuchó una respiración entrecortada, había descubierto un punto sensible.
No paso mucho tiempo antes de que el pene de Steve se endureciera, era una vista impresionante que le hizo agua la boca, no sería su primera vez dando una mamada, también había recibido un par, sabía que hacer y quería hacerlo, mucho.
Primero se inclinó hacía el saco de Steve, capturándolo superficialmente en su boca, escuchó el jadeo ronco sobre él y se sintió feliz, se alejó para volver a mover su mano sobre todo el eje un cuantas veces antes de concentrarse en la cabeza, con su pulgar tocó la ranura y enseguida obtuvo pre semen, no pudo evitar reír divertido, sintió la mano de Steve en su cabello, instándolo. Tony respiró hondo antes de abrir la boca y llevar el miembro dentro.
El gemido de Steve fue tan satisfactorio para él, uso su lengua alrededor de la cabeza y después fue más allá, no dejo de acariciar su sacó mientras movía su cabeza de atrás hacia delante tomando todo lo que podía.
Los gemidos de Steve eran roncos y necesitados, Tony tarareó con la polla de dentro de su boca, cuando creía ir demasiado lejos y necesitaba descanso, lamía y chupaba el saco de Steve mientras frotaba con su mano.
Sintió la mano de Steve agarrando firmemente su nuca.
—Tony... un poco más si... —pidió Steve entre jadeos.
Tony lo introdujo en su boca y movió su cabeza con mayor rapidez, escuchó el jadeo ronco, apretó su saco y utilizó más lengua queriendo sentir el semen de Steve llenar su boca.
El agarre en su nuca se volvió más fuerte mientras el rubio llegaba dentro de su boca.
Tony ignoró sus nauseas y tragó todo, succionó todo escuchando al otro gritar su nombre.
Al final dejó ir el pene de Steve dando una última lamida.
Disfrutó del sabor de semen en su lengua, al mover su boca sintió su mandíbula levemente incómoda, miró hacia arriba encontrando una mirada de adoración y satisfacción en el rostro de Steve que hizo que su corazón se sintiera rebosante de alegría.
—Trato especial para usted, capitán. Generalmente no dejo que se corran en mi boca —reveló con una sonrisa, limpiándose los labios con su pulgar.
Tony fue repentinamente alzado, dijo salir un gritó sorprendido antes de ser puesto sobre la cama, al segundo siguiente Steve lo giró no dejándole opción que apoyarse sobre sus manos y rodillas.
—¿Steve…?
—Realmente odio hables de otros mientras estas conmigo, pero odio aun más el poco valor qué te das.
—¿Qué…? No entiendo. —Intentó dar la vuelta, pero una mano firme en su cuello lo detuvo.
—Ese es el problema, Tony. No entiendes. Por más que he tratado tu simplemente me ves como… —Steve respiró con fuerza, momentos después comenzó a acariciar la espalda y costados de Tony con sus dos manos— ¿lubricante?
Se sentía muy confundido, pero iba a desaprovechar esta oportunidad.
—Primer cajón de la cómoda.
—¿Condones?
Tony bufó.
—Me trague tu corrida, además no puedes contraer o pasar nada. Quiero sentirte por completo.
Steve no dijo nada, Tony agradeció no notará su desliz. El rubio sacó el lubricante, lo abrió y entonces sintió dedos fríos en la entrada de su trasero. Respiró hondo relajándose, cerró sus ojos respirando con lentitud, no sé sentía bien, pero tampoco mal debido a que ya había iniciado la preparación, solo era extraño. Una cosa era tener sus dedos dentro, otra tener los de otro hombre.
Mordió su labio cuando Steve agregó otro dedo, comenzaba a ser menos incómodo. Quería ver hacia atrás para ver que expresión estaba poniendo Steve, ¿sería de asco? ¿Deseo? El rubio continuaba con sus dedos dentro de él, definitivamente no podía ser asco, solo que la mente de Tony tendía a pensar lo peor, todo iba bien hasta ahora, esperaba nada cambiará hasta el final. No quería mostrar ningún comportamiento vergonzoso o revele dar frente a él.
Sintió como si una corriente eléctrica lo atravesará cuando minutos después su próstata fue encontrada. El placer qué lo golpeo era algo sobre lo que solo había leído, soltó un jadeo. Su pene ahora erecto exigía ser tocado, antes de que pudiera tocarse así mismo como quería, sintió la palma grande de Steve envolverlo, tras las primeras sacudidas sus brazos temblaron.
Gemidos salieron de sus labios ante el abrumador placer, Steve acariciaba su polla al mismo tiempo que lo follaba con sus dedos.
Todo empeoró cuando escuchó las palabras de Steve en su oído.
—Eso es cariño… así… Relájate, ya quiero estar dentro de ti. Te sentirás también envuelto en mi polla.
Tony gimió alto, apretando sábanas en puños, movió sus caderas, sintiendo los dedos no eran suficientes, él quería, quería…
—Steve… yo… necesito…
—Si, cariño. Ven para mi.
Steve conectó un golpe certero en su próstata antes de mover su mano con mayor rapidez alrededor de su pene. Segundos después Tony gritó y se dejó caer sobre la cama, sin importarle haber caído sobre su propio semen.
Se apoyó sobre su mejilla izquierda y con ojos cerrados respiró con fuerza. Sintiéndose tan ido, su mente perdida a mil años luz.
Sintió entonces las manos de Steve a los lados de su cabeza, sintió su fuerte respiración contra su cabello. Tony lamio sus labios e intentó levantarse una vez más sobre sus manos y rodillas, el rubio dejó caer un beso sobre su sien antes de echarse hacia atrás y acariciar su espalda arrullándolo con soniditos y halagos que no entendió. Luego la mano izquierda de Steve se aferró a su cintura llevándolo hacia arriba, con su mano derecha sostuvo su pene guiándolo entre sus nalgas.
Tony jadeo con la boca abierta, jaló una almohada y se aferró ante la invasiva y ardiente sensación. A pesar de la preparación sentía un leve tirón de dolor, enterró su cabeza en la almohada para soportarlo sin decir nada.
No planeaba arruinar este momento, así que solo levantó su trasero y cerró sus ojos hasta que sintió el bello púbico de Steve contra su trasero.
Se sentía tan lleno, la polla era tan caliente y gruesa, toda dentro de él, manos en un agarre fuerte en su cintura. Era tan abrumador, todo, era Steve quien estaba dentro de él, el hombre que amaba, podía escuchar su respiración pesada a su espalda, podía sentirlo temblar mientras permanecía inmóvil.
Aún así Tony no estaba listo para que se moviera. Pero cuando Steve no pudo aguantar y lo hizo, no dijo nada.
Lagrimas cayeron por sus mejillas, no solo por el ardor, si no por lo abrumador que se sentía todo.
—¡Steve! Espera… ¡espera! Detente.
Steve lo hizo de inmediato.
—¿Tony?
—Es… es demasiado.
Alarmado el rubio intentó salir, pero Tony jadeo y aún sin dejar de abrazar la almohada movió su cabeza de un lado a otro.
—Nn… no… no te muevas —rogó con voz extremadamente débil.
—¿Te hice daño? —jadeo Steve, intentado continuar quieto.
Tony volvió a negar.
—Dime.
—No… no me haces daño… solo… solo eres demasiado grande… y, Dios —sollozó tembloroso, sin poder mirarlo—, se siente demasiado intenso… demasiado bien.
Steve gimió.
—Lo es.
—Yo no… yo no…
—¿Tony? —gruñó con esfuerzo.
Sollozó sintiéndose ridículo, ocultó su rostro contra la almohada, su cuerpo temblando.
—Nunca había… nunca había…
—Maldita sea, Tony. —Tras maldecir, Steve salió de él.
Dejó salir un lamento, sintiéndose avergonzado e inmensamente insatisfecho.
Creyó Steve lo dejaría por haberlo engañado así, pero en su lugar el rubio manipuló su cuerpo hasta dejar a Tony sobre su espalda. Sin querer mirarlo a los ojos, bajó la mirada, encontrando la endurecida polla de Steve en toda su gloria.
Se tapó sus ojos con el brazo, Steve retiró su brazo, en lugar de encontrar enojo o burla se topó con una mirada divertida llena de ternura.
—Debiste decírmelo…
—Lo siento.
Steve se inclinó sobre él para besarlo profunda y amorosamente.
—¿Puedo seguir?
Volvió a mirar hacia abajo, encontrado que todo continuaba en el mismo estado.
Parpadeo un poco impresionado.
—Si…
Separó sus muslos, en invitación. Steve se acercó, no entró en él de inmediato, en su lugar puso sus labios sobre su piel, también lo acarició con algo cercano a la veneración.
Tony tembló, volviendo a sentir como su polla se endurecía.
—Mentiroso —acusó Tony, cuando Steve besaba cariñosamente el interior de sus muslos—, esta no es tu primera vez.
Steve rió contra su piel, luego lo mordió superficialmente, haciendo que Tony se estremeciera.
—No eres precisamente el indicado para hablar, cariño —susurró, enderezando su espalda, luego se adentró entre sus piernas para agarrarlo de la cintura y levantarlo— y nunca dije que lo fuera. Pero... es verdad esta es mi primera vez con alguien que amo.
El rubio lo miró a los ojos, Tony se sonrojo y apartó la mirada.
Entonces Steve volvió a llenarlo tan profundamente como antes, pero esta vez Tony estaba más que preparado, se aferró su espalda cuando se inclinó sobre él y en medio de gemidos en un ritmo de lento placer, también le dijo que lo amaba.
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Linduras, gracias por leer.
Esto es para mi stony EMH, pero véanlo como quieran.
Cualquier error agradecería lo señalaran.
Bien, ahora la razón principal de porque hice esto (que por cierto es un fic que ya había subido, pero modifiqué) es que quiero invitarlas... ¡¡ A ser mis amigas en facebook!! Cree cuenta nueva, hice blog personal... No sé muy bien como funciona ya qué no vendo nada, pero espero tener más contacto con ustedes. Siempre son super buenas conmigo.
No es mi cuenta personal, porque la familia no sabe los oscuros secretos de una, ya saben como es esto... En fin, agregaré facebook a mi cuenta de wattpad, están cordialmente invitadas a seguirme allá también si quieren.
Quizas hagamos un grupo, algo para saber más de ustedes y sus opiniones, quejas, etc...
Ahora, si, las atraigo con medio hard, lo sé. Necesitaba llamar su atención sobre esto de alguna forma.
Son las mejores linduras.
Por cierto, Steve y su aguante/autocontrol increíble. Suero del supersoldado. Así es.
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