Capítulo 17. Arrepentimiento
Cuando Ryuu se dió cuenta de quien se trataba, negó.
—No, me lo dejaste a mí a propósito —lo acusó con molestia y Aaron asintió.
—¿Quién mejor para demostrar tu lealtad a mí, que tú propio padre? Ahora entremos.
—No —dijo Ryuu, pero Raiden lo tomó del cuello y lo empujó dentro.
Yo tomé una gran bocanada de aire antes de entrar al último.
Satoru se encontraba de pie sin ninguna expresión en su rostro.
—Ni te molestes, no me uniré a ti —dijo y Aaron se encogió de hombros.
—Bueno nos la pones más fácil. Ryuu, tu turno —ordenó y empujando a Ryuu quien aún sostenía el arma en su mano.
Satoru negó a sus hijos y suspiró, —Ustedes son traidores desertores, ustedes han traído deshonor a los Yakuza, ustedes ya no son mis hijos —soltó.
—Ahora —exigió Aron al ver la indecisión de Ryuu. Tal parece que su padre también lo notó porque en un rápido movimiento se acercó, lo golpeó y lo desarmó apuntándonos.
Yo y Raiden sacamos nuestras pistolas y lo encaramos de igual manera.
Pero de pronto Satoru miró a su hijo menor y le asintió antes de apuntarse y dispararse en la boca él mismo. Se había suicidado.
Jodida mierda, jodida mierda, jodida...
Aaron se acercó a Ryuu y le soltó un fuerte puñetazo en el rostro. —No quiero gente débil aquí, si no puedes hacer lo que te pido, entonces mejor toma el camino del cobarde y asesínate como tu padre —escupió—. Vámonos, para que se lleven y limpien este lugar que apesta.
Aaron salió, Raiden empujó a Ryuu para que saliera.
—No me toques, basura —espetó antes de salir también y quise seguirlo, pero también quise quedarme con Raiden quien observaba el cuerpo de su padre con pesar.
—Raiden... —susurré y me miró molesto antes de empujarme también y cerrar la puerta.
—No digas nada y sal. Debo arreglar lo de los cuerpos.
—¿No crees que esto ha llegado a un extremo irreparable y sin razón? —solté sin poder evitarlo pero no respondió. Me dió la espalda en lo que sacaba su teléfono y empezaba a teclear en él.
Suspiré y corrí detrás de Ryuu pero afuera del pasillo me esperaba Aaron, lo que me tomó por sorpresa. ¿Ahora qué?
—Ryuu es débil, no lo quiero aquí, ya que estamos en estas, el momento que te pedí hace un tiempo llegó, mátalo, no nos sirve —declaró y sentí un pinchazo dentro de mí.
—Pero Aaron...
—O me vas a decir que también eres débil y que no puedes hacerlo —me interrumpió, yo negué después—. Bien, porque no quisiera deshacerme de ti también Alison. Piensa bien de que lado estás —dijo antes de dar media vuelta y marcharse.
Apreté mis manos en puños y corrí a la habitación de Ryuu, no tardé mucho en llegar, fue lo suficiente para escuchar como golpeaba la pared y tiraba cosas.
John estaba afuera, vigilante, el ruido escandaloso parecía no molestarlo. No saludé.
—Oigas lo que oigas, no entres. —Y entré.
Ryuu se veía devastado, con las manos llenas de sangre gracias a que había golpeado la pared muchas veces, me di cuenta de que lloraba de impotencia. Estaba realmente furioso, entonces reparó en mí y me apuntó.
—Tú... Eres la causante de todas mis desgracias —murmuró antes de saltar sobre mí y comenzar ahorcarme como la última vez que lo ví en su encierro.
Yo solté algunas lágrimas y acaricié su mejilla, eso hizo que me soltara como si mi contacto lo quemara. Tomé varias bocanadas de aires antes de incorporarme.
—¿Qué haces aquí? Ni pienses en darme el pésame...
—Lo siento Ryuu, lamento todo lo que te he hecho. Cometí varios errores a lo largo de mi vida pero el haberte dañado y traicionado a sido el peor de todos. Sé que no tengo cara para pedir perdón y también sé que merezco que me odies hasta el final de mis días, pero quiero comenzar a enmendar aunque sea un poco de todo lo que causé-
—Ni volviendo a nacer lo lograrías —escupió colérico.
—Aaron me ordenó matarte —confesé de pronto y se rió con amargura mientras asentía.
—Hazlo, ya no me importa nada. De todos modos ya no tengo nada.
—No, daré mi vida por la tuya, es lo menos que puedo hacer.
—Yo no te lo estoy pidiendo, quiero que me mates, odio más que me tengas lastima por algo que es tu culpa.
—Debes escapar de aquí y llevarte a Nikolai contigo. Al menos todavía tienes a tu amigo, no te rindas y lucha —rogué.
—¿Y cómo planeas que escapemos de aquí? Todo está vigilado.
—Yo los ayudaré a huir, confía en mí.
—¿Confiar? —repitió burlón—. Por haber confiado en ti estoy aquí, jodido.
—Es cierto, pero de verdad te quiero ayudar. No puedo regresar el tiempo aunque deseara, pero sí puedo cambiar el presente y el futuro. Yo te ayudaré esta vez Ryuu Nomura —juré antes de caminar a la puerta—. Regresaré en un rato, mantente alerta.
Cuando estuve en mi habitación, guardé una bolsa con todas las armas que pude y un mapa de todo el edificio que por suerte, Aaron me había dado para conocer las entradas secretas de todo y la salida subterránea que nadie más conocía más que él y yo y ahora muy pronto también Ryuu.
Después fui a ver a Nikolai pero no estaba en la enfermería, me preocupé hasta que fui con la mujer a cargo y me dijo que ya había despertado y que estaba en una de las habitaciones de arriba.
Okey, primero el ruso y luego el japonés.
Mientras iba a buscarlo algo dentro de mí todavía mantenía esa duda de si hacía lo correcto al desobedecerle a Aaron, cuando se enterara sabía que me mataría sin duda. Pero es algo que yo me merecía.
Ya no podía seguir mirando igual los actos de Aaron después de todo este tiempo en el que mis ideales habían cambiado y en el que mi ser y corazón también.
Perdónenme todos, por favor.
Llegué y por ser yo me dejaron entrar. Todavía no me volvía una traidora... Aunque serlo ya estaba en mi sangre.
—¿Sky? —Fue lo primero que soltó Nikolai antes de ponerse de pie, ir hacia a mí y abrazarme con fuerza. Yo se lo devolví porque sabía que sería el último cuando se diera cuenta de todo lo que había hecho.
—¿Cómo estás Niko?
—Rehabilitándome a fuerzas. —Sonrió antes de fruncir el ceño—. ¿Qué haces aquí, cómo lograste burlar la seguridad?
—Escucha, no tenemos mucho tiempo. —Miré el reloj en mi muñeca para comprobar que eran las diez de la noche—. En dos horas, Ryuu y yo vendremos por ti para escapar, ¿si?
—Sí, pero espera, ¿Cómo es que...
—Recuerda, siempre atento —solté ignorándolo y saliendo hacia mi dormitorio para esperar la hora.
A las diez todos acababan sus labores y a las doce solo nos tendríamos que preocupar por los que se encargaban de hacer guardia.
Esperé pacientemente pero antes de salir, se me ocurrió toda una idea. Idea quizás horrible que seguramente terminaría por matarme pronto.
Saqué mi teléfono y grabé un vídeo de mí admitiéndolo todo, de que no era la verdadera Skyler Boss sino una impostora, de que Aaron el hermano de Salazar había orquestado todo y de que Raiden había tomado a los Yakuza de forma sucia haciendo que Satoru se asesinara. No obstante pondría la ubicación exacta del refugio para que vinieran por nosotros.
Ese vídeo sería la salida para Ryuu y Nikolai. Era la oportunidad que nos ayudaría.
Porque entonces el consejo que aún no estaba enterado de todo y las mafias que no sabían nada, tomarían venganza.
Cuando terminé tomé todo y salí silenciosa a la habitación de Ryuu.
John me miró de forma sospechosa y lo acuchillé antes de que pudiese actuar en mi contra o detenerme.
En cuanto entré, Ryuu se mantenía de pie incrédulo.
—¿En serio nos ayudarás? ¿Por qué?
—Por que es lo que debería haber hecho desde un principio. Ahora vamos por Nikolai —apremié antes de pasarle armas y cuchillos par que peleará y ambos salimos con rapidez.
Nos deshicimos sin dificultad de los que custodiaban la puerta y cuando entramos los dos se abrazaron.
—Me da gusto verte despierto, amigo. Ahora debemos escapar —advirtió Ryuu pasándole una pistola también, pero Nikolai se detuvo en la puerta.
—No nos podemos ir sin antes sacar a los demás —recordó y Ryuu apretó la mandíbula cuando recordó lo que había pasado, pero no me mencionó a mí en ningún instante.
—Ellos... Murieron Niko. Por eso debemos escapar antes de que vengan por nosotros —advirtió y Nikolai de verdad se vió afectado y furioso.
—¿A todos? —Los dos asentimos confirmándolo—. Entonces juro que volveré y me vengaré.
—Eso no será necesario. Ahora vámonos —dije corriendo hacia la salida subterránea noqueando a algunos y matando a otros a nuestro paso, pero en la entrada de nuestro escape se encontraba Raiden.
Los tres nos detuvimos, con nuestras armas listos para matarlo de ser necesario. Nikolai ya sabía que él hermano de Ryuu era malo, ya que Raiden lo había visitado en su celda antes en sus crisis por la droga.
—¿Qué crees que haces Alison? —inquirió y sonreí sacando mi teléfono.
—Lo correcto —respondí sería antes de presionar |PUBLICAR| para subir el video y supe que en unos minutos todos lo habrían visto ya.
Ryuu quien había observado lo que había hecho me miró sin entender, yo solo le di la mochila que había preparado con los planos y salidas del refugio y metí el teléfono del vídeo en ella.
—Váyanse, les daré algo de tiempo —avisé y cuando Raiden iba a atacar a su hermano, yo salté para detenerlo y nos sumergimos en una pelea cuerpo a cuerpo.
Las espaldas de Ryuu y Nikolai alejándose fue lo último que ví antes de que Raiden me golpeara con fuerza la cabeza.
Entonces todo fue negro.
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