Cap.8 No es mi culpa, lo difícil me atrae.
Sentía mis ojos pesados. Mi cuerpo dolía como un demonio, sentía como quemaba cada parte de mi piel mientras que mover tan solo un dedo ya era infierno insoportable. Pero finalmente me atreví a hacerlo, abrí mis ojos observando un techo blanco mientras que el olor a medicamentos y alcohol llegaba a mis fosas nasales.
Agh... Sé donde estoy, lo conozco de memoria.
----Tch, no de nuevo...---- me quejé, levantando mi brazo pasando del dolor para cubrir mis ojos con éste.
----Al fin despiertas.---- escuché una voz ronca, tan profunda y conocida que me hizo fruncir el ceño.
Retiré el brazo de mis ojos para así mirar a la persona que estaba sentado en el único sillón que había en esa habitación. Cabello azabache, ojos cafés tan oscuros que casí podría decir que son negros y la piel tan palida que parece fantasma.
Era obvio de quién se trataba.
----¿Tú me trajiste aquí?---- pregunté sin mirarlo, frunciendo mi ceño con enojo.
----¿Quién más sino?---- usó su tono coqueto, lo odio.
----Eres idiota. No tengo dinero para pagar esto.---- exclamé con enojo, levantándome para mirarlo fijamente a los ojos.
---- No te estoy pidiendo dinero.---- habló, poniendo un rostro serio.
----No debiste haberme traido...---- hablé apretando los puños para evitar gritar.
----Ese es mi problema.
----¿Por qué lo hiciste...?
Él desvió la mirada, con un semblante tan relajado que me estremeció.
----Mi cuerpo se movió por si sólo. Me importas ____.
Lo miré fijamente, con incredulidad reflejada en mi rostro para después soltar un bufido. Estaba a punto de hablar con mi tono sarcástico, de no ser por que la puerta de la habitación fue abierta con brusquedad, dejando ver a una enfermera mirándome con el ceño fruncido. Su canoso y esponjado cabello rubio tan solo se movió ante el brusco movimiento de cabeza que hizo para mirarme.
Se acercó a mí y con sus heladas manos jaló de mi mejilla con una mirada molesta.
----¿¡Cuántas veces más tendré que curar tus heridas!? ¿¡Acaso cuando te dicen que no te metas en problemas escuchas un "ve a que te encajen una navaja"!?
----Ha-Hanna... M-Me lastimas...---- hablé con dificultad, debido a el jaloneo que recibían mia mejillas.
----¡No entiendes, preocupas a tu madre y a mí, pequeño bueno para nada!---- me gané un coscorrón, además de una mejilla roja y reprimenda de la rubia.
Hanna, una enfermera de cuarenta. Nos conocimos después de que me mandaran seguidamente al hospital debido a las peleas que me metía por Mei. Ella y mi madre comenzaron a hablar mientras yo era atendido. Ahora ambos somos cercanos y es como la tía sobreprotectora e hija de puta que nunca tuve. Cabe destacar que me agrada, me siento cómodo a su lado y ella lo sabe. Aunque se aproveche de ello.
----Tienes suerte de que éste lindo muchachito te haya traído. ---- habló con una sonrisa de agradecimiento hacia Fred. Y después me miró a mí amenazante.---- ¿Ya le agradeciste?
Rodé los ojos mientras suspiraba rendido, nunca puedo ganarle en una batalla y me da demasiada pereza discutir.
----Gracias, Fred.---- solté con ironía, ganándome un coscorrón de Hanna.
Dolió.
----No importa señora, sé que para ____ es difícil reconecer que sin mí estaría perdido.---- soltó con arrogancia.
----Engreído de mierda...---- murmuré mirándolo mal.
----Dime Hanna, cariño.---- habló con una voz dulce, que perturba.---- Bien, tu madre vendrá en poco tiempo y por favor, no te atrevas a salir de esta camilla, te hicieron unos puntos debido a la herida de la navaja ya que era una herida profunda, perdiste mucha sangre así que estás debil. Y _____ no te irás de aquí hasta que te recuperes.
Chasqueé mi lengua ante lo dicho, desviando mi mirada hacia la ventana.
----Bien.---- exclamó para después dirigirse a el azabache.---- Fred, por favor cuida de él es terco ya aveces parece un ancianito cascarrabias pero si llega a sonreir.
----Claro, no se preocupe dejemelo en mis manos.
Hice una mueca de disgusto, observando como Hanna se alejaba hacia la puerta y finalmente salía por ésta, dejándonos sólos.
---- Entonces, castañito creo que deberías ser más amable con tu salvador.---- me sonrió burlón.
----Y yo creo que deberías desaparecer, lamentablemente sigues aquí.---- exclamé sin titubear.
----Al parecer alguien tiene algo contra mí.
----Me pregunto por qué razón.
Sus ojos oscuros miraron fijamente los míos, comenzando una batalla de miradas que por supuesto yo gané, ya que Fred devió la mirada después de que pasara un largo tiempo sin emitir algún ruido.
----Esto es inútil.---- murmuró acariciando su entrecejo.
----¿Ah?---- pregunté confundido.
----Le prometí a Joy que intentaría entablar una amistad contigo, más simplemente tú lo complicas todo.---- confesó con una mirada seria, mirándome con sus ojoa oscuros como si quisiera que yo reaccionara con esas palabras.
----Pues has fallado. Sinceramente no necesito tu amistad, así que simplemente puedes dejarme en paz y seguir con tu vida.
----Hmm...---- apreté mis puños con fuerza, mirando aquella sonrisa coqueta que yo odiaba.---- Me encanta que seas difícil.
----Pudrete Fred.
°°°°
Sentía mi rostro llenarse de besos por parte de Mei, la cual derramaba pequeñas lágrimas debido a la preocupación, lograba escuchar el como Fred aguantaba la risa y a Joy soltando sus pequeños "awww" que hacían que mi rostro se tornara rojo debido a la vergüenza que me causaba todo esto.
----¡Lo siento, lo siento, lo siento!---- exclamaba Mei una y otra vez contra mi rostro.----¡Soy la peor mamá del mundo, en verdad lo siento mucho!
Al escucharla decir eso sostuve sus manos y la miré directo a sus ojos verdes.
----Mamá... Gracias.
----¿Eh?----paró de llorar, mirándome fijamente con sus ojos rojos al igual que sus mejillas.
Sentía la mirada de todos los presentes en nosotros, no me importo y simplemente me centré en Mei.
----Por ser la mejor mamá.---- hablé, cerrando mis ojos para así darle una de las pocas sonrisas verdaderas que daba.
Tan solo sentí como unos delgados y pequeños brazos me rodeaban, mientras que los lloriqueos de Mei aumentaban. Solté un suspiro mientras le devolvía el abrazo, acariciando suavemente su espalda. Nunca cambiaba.
Narra Fred:
Los miré fijamente, veía como Mei llenaba de besos a ____. Me aguantaba la risa para no romper aquel ambiente familiar, pues ver avergonzado a ese chico de caracter fuerte era difícil y algo que tenía que estar guardado en tus recuerdos.
----Mei... Gracias.
Limpié las lágrimas de mis ojos debido a la risa de hace un momento, poniendo atención a los que estaban frente a mí, pues el ambiente se había vuelto... Adorable.
----Por ser la mejor mamá.
Mis ojos se abrieron con sorpresa, observando como aquel chico que siempre se mostraba a la defensiva se relajaba, sonriendo tan inocentemente que te atrapaba.
Un codazo en mi costilla me hizo mirar a la rubia que estaba a mi lado, la cual me sonreía con picardía.
----Alguien tiene las mejillas rojas~.----Canturreó con diversión.
Desvié mi mirada con el ceño ligeramente fruncido.
¿Yo? ¿El gran Fred sonrojado? ¿y simplemente por ver a un chico sonreír?... Es imposible.
Y támpoco es posible que el calor en mi pecho sea debido a él. Simplemente coqueteo.
Solo eso.
Mi mirada volvió a dirigirse a el castaño, el cual abrazaba a su madre.
Bien, confieso que me atrae. Es atractivo y me gustan los retos, era imposible que tuviera una atracción a _____.
Por que lo difícil me atrae.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro