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Cap.11 Acercamientos repentinos.

La situación estaba colmando mi paciencia a cada vez más, intentaba estar en calma por Joy, pero si el azabache a mi lado seguía picando mi mejilla para llamar mi atención le rompería la nariz en medio del salón sin que me importara el castigo. Me giré a verlo con molestia, sin tener en cuenta la situación el que podría terminar, la cual fue horrible para mi gusto.

Su nariz chocaba contra la mía, su mirada pícara además de la sonrisa que tenía en su rostro me transmitió que definitivamente usaría esta situación a su favor.

----Vaya, castañito hueles muy bien.

En cuanto terminó de hablar golpeé su estómago con mi puño, logrando que sacara el aire y se retorciera en su asiento del dolor. Clase de química, compañeros de mesa, con nuestras batas y gafas puestas, por lo menos yo pues el chico a mi lado se negaba a ponerse las gafas ya que lo hacían lucir menos "atractivo".

----Vaya, te queda muy bien el retorcerte del dolor azabache.

Fred, como en cada situación sonrió. Se acomodó en su asiento aún apretando su panza y finalmente se quietó quieto en su lugar. Lo agradecía internamente, teníamos que terminar con el experimento que el profesor había puesto en practica y el de ojos oscuros no ayudaba demasiado a terminarlo.

-----No sabía que te iba el sadismo.---- se burló Fred.

Apreté el agarre en el frasco que tenía en mi mano izquierda, mirándolo de reojo aún más irritado que otras veces. Convivir con él por un mes completo era horrible.

----¿No puedes evitar molestarme por una vez en tu vida?---- pregunté sin intención de obtener una respuesta.

Lo que recibí fue demasiado para mí.

----No~.---- susurró, demasiado cerca de mi oído causando que sintiera su caliente aliento en mi oreja.

A causa de esto vertí demasiado del otro líquido y una pequeña explosión de color verde se esparció en toda nuestra ropa y rostro. Parpadeé perplejo por debajo de las gafas que tenía como protección, retirándolas para así mirar la bata y mi uniforme manchado de color verde.

----¡Santorvich, Fazbear! ¿se encuentran bien?---- preguntó el profesor preocupado.

----Sí, al menos yo.---- contesté, haciendo movimientos con mis manos para quitar el humo de mi visión.

Cuando el humo se dispersó miré a mi lado, encontrándome a Fred el cual se tallaba sus ojos de manera brusca.

-----¿Joven Fazbear se encuentra bien?---- preguntó el profesor nuevamente ya que éste no había contestado.

----Me ha entrado a los ojos...---- murmuró tallándose más fuerte.

----¡Joven Santorvich lleve a su compañero al baño, dese prisa, yo avisaré a el director de esta situación!

Sin dar ninguna objeción me levanté de mi asiento y obligué al azabache a que se levantara, ganándome miradas de odio por parte de las fanáticas de Fred. Rodé los ojos ante esto, capaz de que él quede ciego y ellas teniendo un ataque de celos. Dejé de tomarle importancia a eso y llevé a el de ojos oscuros al baño, sintiendo una pesada mirada sobre mí.

-----Ahora no haces ningún ruido, será mejor que hagas uno de tus comentarios estúpidos.---- hablé, intentando disipar el sentimiento que se comenzaba a apoderar de mi cuerpo, culpa.

Escuché una risa de su parte.

----No sabía que el sonido de mi melodiosa voz te encantara. Pero ya que lo pides tanto, te daré el honor de escucharla.

Llegamos al baño rápidamente y sin perder tiempo abrí una de las llaves, obligué al azabache a que se agachara tomándolo por sorpresa  y comencé a mojar sus parpados y alrededor de sus ojos, quitando los restos de la sustancia verde. Levanté su rostro sacándolo del lavabo y observé atento sus ojos cerrados. Humedecí mis manos y seguí con mi trabajo con más delicadeza. Esa mierda dolía demasiado cuando aplicabas fuerza.

Narrador Omnisciente:

Ambos jovenes estaban en silencio en aquel baño, con el agua cayendo al lavabo como único sonido dejando un ambiente tranquilo y relajante. Para el castaño por la razón de que no le gustaba el bullisio y además de que el azabache frente a él no emitía sonido, música reajante para sus oídos, el silencio total. Para Fred era una situación completamente diferente, no le agradaba el silencio, le gustaba estar rodeado de sonido por que cuando no había voces a su alrededor se sentía solo.

Era diferente, las manos de ____ erán frías, se sentían igual de asperas que las de él, pero más delgadas. No eran más grandes que las suyas, pero si más a las de una chica. Además de eso, los movimientos de éstos mismo se sentían delicados, el tacto no era tan suave pero le traía paz de alguna forma u otra. 

Después de unos segundos se dio cuenta que estaba detallando demasiado las manos del chico, algo que realmente no debería tomarle tanta importancia. De hecho con ninguna de las chicas que había coqueteado, besado o acostado le había puesto tanta importancia, por que simplemente eran chicas o chicos para un rato. Frunció su ceño al notar como sus pensamientos habían empezado a volar, tomándole demasiada importancia a la presencia de ____.

Abrió sus ojos lentamente, sonrojándose ligeramente en el acto. El rostro del castaño estaba demasiado cerca y soplaba en dirección a sus ojos.

----¿Q-Qué estás haciendo...?---- preguntó, cerrando la boca de golpe al darse cuenta que había tartamudeado.

El castaño alzó su ceja al escuchar el como Fred había tartamudeado, notando como las mejillas del azabache estaban de un tono rojizo.

----Soplaba por el ardor.---- comentó apartándose del de ojos oscuros, recargándose en la pared con sus brazos cruzados y una mirada seria.

----Supongo que...---- tragó grueso, se le dificultaba decir esa palabra en especial.---- Gracias.

____ solo asiente, dirigiéndose a la puerta del baño ante el extraño ambiente que se estaba comenzando a crear. Eso hasta que un brazo pasa por sus hombros, provocando que su ceño se frunciera y mirara con fastidio a Fred.

-----Oh vamos, hace un momento parecías preocupado por mí.---- Exclamó con una sonrisa.---- ¡Te importo, te importo, importo, te importo!~---- Comenzó hacer un extraño baile mientras que coreaba dando vueltas alrededor de ____ que ya se iba arrepintiendo.

-----Joder, hubiera dejado que te quedaras ciego.

----¡Oh vamos, castañito! ambos sabemos que te morirías si yo no lograra verte con mis hermosos ojos.

El mencionado tan solo rodó los ojos sin decir nada, ver al azabache actuar como un niño pequeño en su cumpleaños era mejor que tener a un Fred que solo sabe coquetear.

°°°°°°

Chasqueé mi lengua fastidiado al ver como llovía horriblemente, revolví mi cabello con frustración mientras miraba la hora en mi celular. Agradecía mentalmente tener el día libre en el trabajo. Dejé de mirar la hora en mi celular y lo guardé en uno de los bolsillos del pantalón del uniforme, abrazando mi mochila para así evitar que mis libros se mojaran y finalmente, maldiciendo en voz baja comencé mi recorrido a mi casa, empapando mi cabello y mi espalda, además de los tenis.

----Me lleva toda la chingada.---- murmuré frunciendo mi ceño.

Me gustaba la lluvía, me agradaban los días nublados, pero odiaba mojarme por esta. Sentir la ropa pegarse a mi piel no era de mi total agrado.

Salí de mis maldiciones internas al sentir como de un momento a otro la lluvía dejaba de caer, confundido y sintiendo una pesada mirada encima mío, giré mi rostro lentamente. Unos ojos ámbar fue lo que me encontré. Alcé una ceja confundido, expresándome más de lo necesario con el chico frente a mí.

----Foxy.---- saludé cortante.

----_____.----- Saludó de la misma manera.

Seguí mirándolo fijamente sin decir otra palabra, esperando que él solito se explicara.

Levantó sus hombros indiferente, acomodando su cabello hacia atrás debido a que por estarse mojando ya había caido frente a sus ojos.

----Digamos que no es agradable escucharte maldecir a todo mundo.

----Entonces cubre tus oídos.---- Hablé sin más, abrazando aún más la mochila a mi pecho.

----¿Siempre a la defensiva, amargado?---- se burló con una sonrisa.

----¿Siempre tan entrometido, poste de luz?---- le delvolví la burla.

----¿Qué? no es mi culpa que YO si creciera.

----Yo estoy en mi altura promedio.---- le corté antes de que siguiera hablando de mi estatura.---- como sea, puedo caminar solo a casa. No necesito tu sombrilla.

Percibí como sus palidas mejillas de repente se ponían coloradas, desviando la mirada a otro lado.

----Nadie dijo que te acompañaría a casa.---- se giró a verme de manera seria.---- ¿Acaso lo insinuaste?

Esta vez mis mejillas se colorearon ligeramente de rojo. Mierda, no esperé eso para nada.

----Claro que no insinué eso.

Una sonrisa se formó en su rostro, se dio media vuelta cubriéndose con su sonrisa, provocando que yo comenzara a mojarme por la lluvia.

-----Bien, entonces me voy. ¡Que pases un lindo día, enano!

Comencé a andar directo a mi casa mientras maldecía interiormente. 

Demonios, definitivamente odio mojarme.



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