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Capítulo 56

Segunda estrella a la derecha
y todo recto hasta el amanecer.
Peter Pan

– Llegas tarde – riñó Steve.

– Tarde, pero guapo – contestó, Lorie, al volante.

El rubio subió rápidamente al coche de su amigo.

– Tenemos veinte minutos.

– Me sobran cinco – vaciló el conductor.

Acto seguido arrancó el coche a toda velocidad. 

✩  ✩  ✩

Kai no había creído necesario despedirse de nadie cara a cara, tan solo se marchaba una semana, aún era demasiado temprano para alarmar a sus amigos. De hecho, no se lo había comentado a nadie más que a Ethan, Lorie y a Steve. Fue con ese último con quien decidió que así sería. 

No había podido dormir mucho después de la llamada inesperada de anoche. Así, de repente, se le declaraba como si nada. No es que le molestara, pero le dolía, le jodía que después de tanto silencio hablara de golpe. Ella había hecho las cosas mal. Había estado viviendo una vida que no era suya, se le había ido de las manos y le había mentido en casi todo. Era culpable, sin duda, pero Steve no había sido sensato del todo en muchas de sus decisiones y por mucho que, según él, se hubiera dado cuenta de sus sentimientos, no iba a facilitarle las cosas. Él no cedió aun cuando ella le suplicó que lo hiciera, ahora era ella quien quería poner las expectativas altas. 

Eso tenía un problema. Y es que deseaba con todo su corazón que el rubio se presentara en aquel aeropuerto, pero sabía que no lo haría. La vida no era como las películas románticas que estaba acostumbrada a ver. 

Pero echó solo un último vistazo antes de pasar la aduana. Lo suplicó en su interior, no dejó de rezar por aquel deseo durante un minuto entero. Y se desilusionó al chocar con la realidad. Steve no iba a aparecer. 

– ¿Esperas a alguien? – preguntó su padre. Ella negó con la cabeza antes de pasar por la compuerta que la llevaría directa al interior.

✩  ✩  ✩

– ¿Te sigue doliendo la oreja? – preguntó, el moreno, al volante.

– Un poco. Espero que no se me caiga por ello.

– No se te caerá por un simple agujero.

– Sigo pensando que deberíamos haber ido a algún local especializado.

– A las once de la noche no hay locales especializados, ni algo decente abierto. La próxima vez procura no tener la idea de hacerte un pendiente a última hora. Tienes suerte que no sienta aprensión por la sangre y que sepa hacer agujeros – murmuró esto último.

Justo cuando la llamada con Kai terminó, Steve tuvo dos ideas. La primera fue ir a por ella. La segunda fue usar el pendiente que ella le regaló como "Beso" cuando le perdonó por su mentira. Ahora llevaba puesta una pequeña bola blanca en la oreja izquierda y no se arrepentía para nada de ello.

– ¡Maldición! ¡Hay tráfico! – exclamó Lorie dándole un fuerte golpe a la bocina del volante.

– ¡Mierda! Pero si no quedan ni cinco minutos para llegar.

– Tío, yo no movilizo el tráfico. Eh, ¿qué haces? – preguntó al ver como el rubio se desabrochaba el cinturón y se preparaba para salir del vehículo.

– No voy a esperar por menos de cinco minutos.

– ¿Y me dejas aquí para que me coma el tráfico solo?

– Volveré pronto – aseguró prácticamente fuera.

Lorie no iba a decir nada más, le sonrió dedicándole un gesto de despedida que Steve también imitó. El rubio empezó a correr, pero recordó algo que debía comentarle a su amigo antes de irse. 

– Por cierto – dijo asomando la cabeza por la ventanilla del coche.

– Qué pesado, ¿aún sigues aquí? – bromeó escondiendo las lágrimas.

– ¿Estás llorando?

– Sí, ¿vale? Ya no puede llorar uno tranquilo.

– En fin. Quería decirte que esta tarde debes ir a Maryland, tienes una entrevista con los Redskins.

– Espera, ¿qué?

– Lo que te digo. Yo no quiero la plaza, diles que vas de mi parte o que te llamas Steve y te has teñido el pelo. Yo qué sé.

Se quedó sin palabras. ¿Podía ser posible que tuviera el sueño de su vida tan cerca? ¿Tan fácil?

– Gracias – dijo –. Ahora pírate. Va – incitó para quitarle hierro al asunto.

Steve sonrió y volvió de nuevo a coger impulso para no perder la que iba a ser su oportunidad. Y allí, dentro de un coche, un chico que quería dedicarse al fútbol americano, supo que querría siempre a otro chico pese a todo. Pero su vida debía seguir y aún tenía demasiado que descubrir.

✩  ✩  ✩

Asiento 14 A, ese era el que le había tocado, un poco lejos de los de sus padres, aunque era de esperar, ya que estos compraron su billete hacía pocos días, frente al reciente cambio de opinión de la chica. 

Siempre había preferido la ventana, de algún modo podía distraerse cuando se cansara de leer o de repetir las canciones de su Walkman. Cuando se sentó le vino a la mente el vuelo que nueve años atrás le cambió la vida, cuando se subió con su hermana enferma a un avión que hacía el recorrido inverso. Habían pasado tantas cosas desde entonces. Marcharse de Nueva York no solo quería decir un cambio, también era sinónimo de dejar atrás a Alana y a todo lo que le provocara estar estancada en el pasado sin poder avanzar, porque estaba completamente convencida de que a partir de aquel momento solo iba a dar pasos hacia adelante, que no existirían jamás los retrocesos. 

El avión estaba a punto de cerrar sus compuertas de embarque. Ahora sí que era demasiado tarde para desear que Steve apareciera, como había deducido. No iba a cometer aquella locura por ella, no iba a...

– Joder, ¿sabes el tráfico qué había? Todo el mundo ha decidido viajar hoy al parecer.

– Steve...

Aquel chico rubio, alto, con el cabello revuelto y de ojos azules como el cielo estaba allí de pie, en medio del pasillo. El mismo que se sentó a su lado y se abrochó el cinturón.

– ¿Pero qué haces tú aquí?

– Como dijiste, hay vuelos que no esperan. ¿Y sabes qué ha pasado? Que me he dado cuenta de muchas cosas en menos de diez horas. Como, por ejemplo, que el vuelo de mi vida iba a despegar sin mí y eso no podía permitirlo.

– ¿Has comprado un vuelo a Hawaii?

– No, he decidido pasar mi vida contigo y dentro de ese plan entraba un vuelo a Hawaii.

Kai miró al frente sin poder creer lo que oía ni lo que veía. ¿Era cierto? Estaba allí, había cometido la mayor locura de su vida, probablemente. Al parecer desear algo tanto termina por atraerlo. 

– Pero yo voy a quedarme allí, Steve. Bueno, no ahora. Pero en unos meses sí.

– Y yo también. No voy a dejarte marchar, Kai. Me niego. Te amo, te amo con locura y haría esta y mil más solo por oír salir de esos labios que me amas.

Ella se sonrojó, lo hizo por todo, por el momento, por el recuerdo de como noches atrás había usado la misma estrategia para conseguir que él confesara que la quería. Y entonces se puso a llorar.

– Pero, Steve... – sollozó.

Justo en aquel instante sonó la voz que provenía del megáfono. La dicha anunciaba que el avión empezaba a encarar pista. 

– Vaya, parece que tendrás que aguantarme – declaró el rubio recostándose bien en el asiento.

Fijó de nuevo su atención en Kai, que aún lo miraba confusa.

– ¿Te has hecho un pendiente?

– Quería llevar siempre encima un beso tuyo. Igual que tú llevas siempre el mío.

El chico no pudo evitar sonreír para después pasar su brazo derecho alrededor de ella, con aquel gesto la acercó ligeramente hacia a él hasta quedar frente a frente, con la mano que le quedaba libre le secó las lágrimas que corrían por su mejilla y apenas rozando sus labios repitió:

– Dime que me amas. Por favor.

– No puedo – confesó ella –. Lo que siento por ti no puede decirse solo con palabras.

– Joder... – gruñó él y, sin poder aguantar más, encontró de lleno los labios de ella jurándole, con ese mismo acto, que aquel era su beso de verdad.

No era el de Peter y Wendy, no eran dos objetos, no era de mentira. Era el beso de Steve y Kai. Solo eso.

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🥂¡¡¡FELIIIIIIZ AÑOOO NUEVOOO!!!🥂

Sé que todavía nadie habrá traspasado las doce a la hora que estoy colgando este capítulo, pero quería daros esta sorpresita de fin de año. Y es que he aplazado el capítulo, del viernes a hoy, domingo 31 de Diciembre.

Este capítulo 56 es el final de la historia de Kai y Steve, la otra pareja se despidió en el anterior. Sin embargooooooo... esto no se acaba aquí, y es que durante la primera semanita del año os subiré dos epílogos muy emotivos y preciosos. Después de eso, llegará el final definitivo.

Espero que este año haya sido muy especial y lleno de momentos únicos, bonitos y maravillosos. Y, sobre todo, que este próximo 2024 sea igual o mejor. El mío ha sido un increíble año y en parte os lo debo a vosotras por darle una oportunidad a esta historia que hoy llega a su fin. Muchas gracias!!

Feliz 2024!!
Os amooooo❤️❤️

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