Capítulo 55
Negarse al amor por miedo a sufrir, es
como negarse a vivir por miedo a morir
Jim Morrison
Ethan se encontraba en el suelo de su estudio. Estaba completamente manchado de pintura tras un par de días, con sus respectivas noches, sin hacer nada más que pintar y pintar, y seguir pintando. Tenía demasiadas emociones mezcladas en la cabeza que necesitaba sacar y su única vía fue hacerlo a través de la pintura. Los cuadros iban pasando por el caballete sin descanso y en ellos se desahogaba.
Ira, tristeza, alegría, impotencia, nostalgia... esas y más fueron las emociones que quedaron plasmadas en una gran serie de cuadros a los que bautizó con una simple vocal.
A
En aquellos momentos, tumbado sobre las tablas de madera, agotado, sintió que sus ojos, hinchados de tantas horas sin lograr conciliar el sueño, cedieron hasta cerrarse. Aunque no se durmió, sino que los engranajes de su mente volvieron a activarse sin poder controlarlos. Y pensó, o mejor dicho sobre-pensó, de nuevo.
Pensó en ella, en la primera vez que la vio. Tan preciosa, tan alocada y atrevida, tan borracha. Tan única. Recordó también los días posteriores, sus negativas a que él se acercara y a dejarlo formar parte de su vida. Incluso sabía el momento exacto en el que supo que no había marcha atrás, que ella había logrado colarse en su cabeza y por las rendijas hasta su corazón. Fue aquel día, cuando se disculpó con el dibujo. Ese cuadro que aún ocupaba su lugar de honor en la pared sobre su cama.
Fueron tantos instantes compartidos que no volverían a repetirse con alguien más, ni tampoco con ella. Puede que no desapareciera de su vida, pero no estaría en ella como él realmente deseaba. Sin embargo, su viaje no solo fue por los momentos bueno, también revivió los errores, el que ella hizo y ese que él mismo provocó y que sentenció el final de todo. De ellos.
Entonces, sin preverlo, en sus retinas se proyectó aquel casi beso.
– Ella tenía razón – susurró, derrotado –. No era lo correcto.
El dolor ante aquellas palabras le recorrió todo el cuerpo y tuvo que apretar los ojos para no llorar. Nunca había sido alguien con tendencia a llorar y no por la excusa, que él creía absurda, de ser hombre; sino que simplemente no era de hacerlo. Mucho menos llegó a pensar que algún día lo haría por amor, no al menos por uno romántico. Pero ahí se encontraba él, sintiendo que perder a Alyn haría caer todas sus barreras, se derrumbaría.
No obstante, un fugaz recuerdo le devolvió la cordura. Un te amo dicho semanas atrás. Sus ojos se abrieron de golpe y su cuerpo se enderezó un segundo después. Ante él se encontraba el último cuadro que había pintado. Lo observó con atención. Dos figuras difuminadas, pero que se dejaba ver claramente que se trataban de dos cuerpos, demasiado cerca, pero atados por cadenas que les impedían llegar a tocarse. El significado de aquellas cadenas le hicieron reaccionar.
"Espera...", se habló a sí mismo sin dejar de mirar su propia obra; "¿De verdad tiene razón? ¿De verdad no podemos tener lo que ambos anhelamos solo por dos errores de los cuales nos arrepentimos, por los que ya hemos pagado y por los que ya nos hemos perdonado?"
Y la respuesta se mostró clara ante Ethan.
✩ ✩ ✩
No dejaba de pensar en él, en aquella noche que revivieron, en aquel colgante que no se había quitado en ningún momento y..., sobre todo, en aquel roce de labios que tanto deseó y seguía deseando que se hubiera convertido en un beso. En uno de aquellos besos que tanto amaba y que eran capaces de quitarle el sentido. Se llevó dos dedos a sus labios mientras, con los ojos cerrados, intentaba rememorar las sensaciones de los labios del chico que un día fue suyo. Pero el recuerdo casi se había esfumado y solo se acordaba de que eran cálidos y firmes.
Suspiró con tristeza un segundo antes de reprenderse y obligarse a dejar de pensar en esas bobadas. Había tomado la decisión correcta, o eso se repetía tres o cuatro veces al día delante del espejo. Se habían mentido varias veces, no fueron sinceros el uno con el otro y por ello aparecieron una serie de problemas que acabaron hiriendo a ambos. Si volvían a juntarse solo conseguirían que siguiera sucediendo y era lo que menos quería. Prefería resignarse y guardarse para ella misma el amor que tenía por Ethan, mientras eso significara evitar el dolor a los dos.
– El amor no siempre lo puede todo – se murmuró a sí misma delante del espejo de su habitación mientras se quitaba una lágrima traicionera de la mejilla. Era consciente de que le costaría dejar de sentir aquel vacío, pero lo lograría –. Eres fuerte, Alyn.
Cuadró sus hombros, irguiéndose en su totalidad, y desechó cualquier sentimiento negativo, que sabía que volvería por la noche, para afrontar aquella tarde de martes. Tenía una rutina relajada, pero que debía cumplir. Hoy le tocaba ir a comprar fruta, además de un libro nuevo con el que entretenerse en sus noches de insomnio. Se recordó llamar a Steve y a Lena, quien desde navidad había vuelto a meterse en problemas (cada vez con más frecuencia), mientras bajaba las escaleras.
Dirigió la mirada hacia el cielo nublado mientras salía por la puerta principal, antes de darse la vuelta y cerrar con llave. Por suerte, no estaba en un mal barrio, pero aun así la precaución era la precaución. Volvió a girarse lista para emprender el camino hacia la frutería, pero solo logró dar un paso, dejando atrás el felpudo. Entonces se detuvo y la causa se encontraba al inicio del camino de la entrada.
Un chico castaño con una mirada verde intensa.
Ethan.
– No tenías razón – se adelantó a hablar, aún desde la distancia, cuando vio que la chica estaba abriendo los labios. Su cuerpo estaba completamente clavado en el suelo y su expresión era decidida.
– ¿Qué? – preguntó, Alyn, sin comprender. No entendía qué hacía ahí, mucho menos lo que decía.
– Sí era correcto.
– ¿De qué estás hablando?
– Ese beso era lo correcto, tenía que haber pasado – admitió, tomando a la chica por sorpresa. Sin embargo, no se dejó vencer y se recordó el mantra que se repetía ante su reflejo.
– No – negó con firmeza.
– Sí – rebatió con más fuerza –. Porque tú y yo nos teníamos que haber besado aquel día y mucho antes –. Las palabras de Ethan empezaron a clavarse como finas agujas en el pecho de Alyn –. Teníamos que haberlo hecho en la fiesta y en Alaska – continuaba, manteniendo la distancia de metros entre ambos –. No tendríamos que haberlo dejado de hacer desde un principio.
– No me hagas esto, Ethan – pidió en un hilo de voz. Tenía un nudo en la garganta y ganas de llorar.
– ¿Hacerte qué? ¿Decirte la verdad?
– Por favor...
– No me pidas que haga algo que ni tú misma quieres que haga.
– No podemos... – aseguró mientras sus manos se trasformaban en puños a ambos lados de su cuerpo –. ¡¿No lo entiendes?! ¡Ya no tiene nada que ver con lo que queremos, es que no debemos estar juntos!
– ¿Por qué? ¿Qué es lo que lo impide? – preguntó, impotente.
– Nosotros – confesó en un murmullo.
– ¿Nosotros?
– ¡Sí, joder, nosotros! –. Entonces el dolor se mezcló con el enfado dentro de Alyn –. Ethan, solo nos hemos hecho daño, a base de mentiras nos hemos herido.
– Eso no es verdad – negó con la cabeza.
– Ethan...
– No – repitió, autoritario, un segundo antes de caminar con rapidez, deshaciendo la distancia que los separaba y dejando solo medio metro entre sus cuerpos. Clavó sus ojos en los orbes azulados de la chica, quien tuvo que alzar el rostro –. No solo nos hemos mentido, ni dañado, ni herido... ni los millones de sinónimos que quieras adjudicarle a nuestra historia –. Alyn no soportaba escuchar aquello –. Porque no solo somos eso –. Se tapó los oídos con sus manos y negó, pero seguía escuchándolo, ya que habló con más fuerza –. ¡Fuimos una noche de borrachera, un secuestro, unas cervezas, confidencias, cuadros, besos, sexo, espaldas pintadas, apoyo, colores...!
– ¡Para! – le pidió –. Para, por favor... – había un rastro de súplica en su voz.
Ethan la miró apenado mientras ella evitaba mirarlo a los ojos. Entonces, respiró hondo y con delicadeza apartó sus manos de sus orejas. El tacto entre ambos era electrizante.
– No solo hemos sido mentiras, Alyn – volvió a insistir, esa vez con más delicadeza. La castaña retuvo las lágrimas mientras encontraba el valor de volver a fijar los ojos en él –. Hemos sido mucho más. Cosas bonitas y mágicas que deberían importar más que todo lo malo.
– Si volvemos vamos a repetir la historia.
– ¿Cómo lo sabes? ¿Cómo estás tan segura?
– Porque solo con tenerte delante ya me duele – confesó. Aquello sorprendió al chico, además de causarle dolor, ya que lo que menos quería era que ella se sintiera de aquella forma solo con su presencia.
– Eso es porque te contienes a ti misma de lo que realmente deseas – comentó antes de tomar una de las muñecas de la chica y dejar suaves caricias mientras seguía hablando –. Somos humanos y fallamos, ya lo hemos hecho antes y lo seguiremos haciendo hasta el día que muramos. Pero podemos seguir adelante, Alyn. Juntos.
La chica se dejó llevar por aquellas palabras. Quería creerlas, quería que tuviera razón y lanzarse con él. Sin embargo, no pudo olvidar el dolor que había ensombrecido su relación. Y volvió a caer en la negación.
– No, no podemos – sentenció al mismo tiempo que se deshacía del agarre de Ethan y lo rodeaba para alejarse y huir de todo aquello.
– Respóndeme una pegunta –, le pidió desde la distancia, habiendo cambiado las posiciones –, solo una. Por favor – suplicó. Alyn, aún de espaldas, respiró hondo y se giró. Asintió –. ¿Tú me harías daño a propósito, querrías hacerlo de nuevo? –. No se esperó aquello, pero la respuesta fue clara.
– No.
– Yo tampoco – aseguró caminando con lentitud hacia ella –. No pienso volver a mentirte, mucho menos a provocarte tanto dolor como lo he hecho. Porque verte sufrir me hace sufrir a mí – admitió mostrando debilidad en su voz.
– Pero eso no evita que te hiera inconscientemente, o tú a mí – argumentó cuando el chico se encontraba a menos de dos metros de distancia.
– Pues lo hablaremos –, explicó, susurrándole con dulzura –, como se hace en cualquier relación, y aprenderemos de nuestros fallos y discusiones –. Dio otro paso hacia ella –. Porque eso sí es lo correcto, aprender de ello y no volver a repetirlo. Superarlo y avanzar –. Las lágrimas ya habían abandonado los ojos de Alyn cuando Ethan posó su frente sobre la de ella –. Alyn, no quiero que por culpa de una idiotez, la cual ya nos ha enseñado bastante a ambos, no pueda estar con la persona que amo – admitió, causando un sollozo en la chica. Respiró hondo y vio que era el momento de confesarle aquello que realmente sentía dentro de él –. Porque, pequeña loca, eres el amor de mi vida y no quiero perderte.
Todas las barreras, todos los argumentos, los y si, y todos los miedos que Alyn tenía en esos momentos se derrumbaron, fueron hechos pedazos por las palabras de Ethan. Lo quería. Lo amaba. No podía negárselo y ya no tenía fuerza para prohibírselo a sí misma.
– Tú también eres el amor de mi vida – confesó entre lágrimas – Pero...
– Pero nada, joder – se quejó, frustrado.
– Ethan... –. Separó sus frentes, aunque posó sus manos en el pecho del chico.
– Vale –, asintió –, dime un solo motivo más por el que no podamos estar juntos.
– Yo vivo aquí ahora y tú... – empezó con la última pega.
– No me pongas esa excusa, Alyn – la cortó, frunciendo el ceño, indignado –. Vas a volver a Nueva York en septiembre y en el caso de que no hubiera sido así, créeme que no pensaba, ni pienso, dejar que unos kilómetros de mierda me separen de ti – prometió con seguridad. Sus manos apresaron la cintura de la chica y la acercaron a su cuerpo –. Ahora –, susurró debido a la cercanía –, respóndeme con total sinceridad –. La miró con intensidad, conectando sus ojos –. ¿Me amas lo suficiente como para dejar atrás todo lo que ha ocurrido y poder seguir adelante juntos? Porque te juro que yo te amo tanto que soy capaz de eso y más –. Suspiró –. Entonces, dime, ¿lo haces?
Alyn se detuvo a analizar aquella pregunta. No solo era decirle que lo amaba, cosa que ambos ya sabían que era cierto, sino que con su respuesta marcaba un antes y un después. La magnitud de aquella cuestión era amplía. Sin embargo, nunca tuvo tan clara una respuesta.
– Sí, te amo – admitió, decidida. Sonrió –. Te amo, Newen.
Aquel nombre, que solo había escuchado dos veces desde hacía meses, lo volvió completamente loco. Sin detenerse a pensárselo, bajó su rostro y atrapó los labios de la chica con los suyos. La besó con necesidad, con ansias. Ella correspondió encantada y anhelante. Había pasado tanto tiempo sin sentirlos y ahora los recuerdos se volvieron más nítidos. Cálidos, firmes, tiernos y posesivos. Así eran los labios de Newen.
– Joder, había extrañado tanto tus labios – murmuró, el chico, cuando se separaron en busca de aire.
– Y yo besarte – admitió, ella, antes de morder el labio inferior de su ahora novio.
Este gruñó en respuesta antes de volverla a besar. Sus bocas se abrieron y dejaron que sus lenguas se encontraran acariciándose con urgencia e intensidad. No querían despegar sus labios nunca más, o hasta que recuperaran el tiempo perdido. Eran adictos a sus besos.
– Funcionará, lo prometo –. Newen sonrió.
– Funcionará –. Y Alyn le correspondió.
Sus labios se buscaron de nuevo, pero aquella vez el beso se tornó más lento. Intentaron memorizar cada una de las sensaciones y cada uno de los roces, por más que de ahora en adelante tendrían tiempo para saborearse. Newen la atrajo todo lo posible hacia su cuerpo, envolviendo su cintura completamente con sus brazos. Alyn pasó los suyos por su cuello y enterró las manos en los mechones del castaño. Fue un beso tierno y dulce, una declaración de amor.
– Te amo mucho, Newen – pronunció sobre sus labios.
– Yo más, pequeña loca.
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✨FELIZ NAVIDAAAAAAAAD✨
Espero que os haya gustado este regalito que os he querido otorgar, adelantando el capítulo de mañana a hoy🤭
El último capítulo de nuestra pareja, Alyn y Ethan🥹 Con esta escena ponen punto y final a su historia de amor; una llena de subidas, bajadas, vueltas, baches y, sobre todo, muchas locuras. Espero que os hayan robado un poquito el corazón❤️🩹
¿Os ha gustado su final?❣️
Aún queda el final de Kai y Steve que vendrá en los próximos días... ¿Qué pasará?
Y, por último, agradeceros por el apoyo, desde los que lleváis conmigo años, los que estuvisteis desde el principio de esta historia y los que habéis y estáis llegando ahora. El amor que recibo con un simple comentario o un like es increíble. Gracias!!💖
Por ello y mucho más, espero que hayáis, estéis y sigáis pasando una magnífica navidad. Que os traigan muchos regalos, comáis mucho turrón y os llenen de amor💜
🎄MERRY CHRISTMAS🎄
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