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【Capítulo 0 】

Error lo intentaba todos los días. A cada hora. A cada minuto. A cada segundo. Nada. No podía hacerlo, no podía dibujar como su amado.

Sabía muy bien que aunque lo intente no podía, no debía. Al terminar un dibujo no le gustaba, rompía el papel y lo desechaba. Y así lo hacía con los demás papeles.

No podía hacer un bonito dibujo.
Ni siquiera un maldito corazón.

Salían feos y deformes, y cada vez que creía haber logrado dibujar algo más bonito se lo mostraba a su esposo, Ink.

Pero el nombrado simplemente veía el papel con detenimiento y asentía nervioso.

—Muy lindo, bebé. —dijo.

Sabía que mentía, sabía que su dibujo era un ascó y no se lo diría para hacer sentir bien a su pareja. Aquello le molestaba.

¿No podía acaso decirle la verdad aunque sea una vez?

Escucho un estruendo. La puerta se había abierto y le había asustado el sonido. Observó quien fue el que ocasionó eso: Ink.

Su aspecto no era el mejor. Lucía cansado y agotado, sus cuencas lo demostraban. Aunque Error habia dejado de lado la destrucción el pintor no parecía descansar nunca. Los pedidos de auxilio son cada vez mayores al pasar los días.

—¡Ink! ¿Qué tal te fue? —le saludó Error y le dio un “choquesito de diente ”, del cual el pintor rechazó.

¿Por qué hizo eso?

—¿I-ink-

—Lo siento, Error. No estoy de humor... —respondió el artista apartando al glitch y siguiendo su camino.

El ex-destructor se extrañó por el comportamiento de su amado. Le dolió su indiferencia, pero no dejaría éso ahí.

—¡H-hey, kiki! —el pintor volteó—. Uh.. ¿Q-quieres salir? ¿Ir por un h-helado?

—No, Error. Estoy cansado, sólo quiero dormir.

—B-bien.., ¡p-pero podemos..!

¡PUM!

El sonido de la puerta azotada se escucho por toda la casa. Le había dejado con la palabra al aire. Lo había dejado solo, de nuevo.

Últimamente ya casi no hablaban, no se daban besitos y mucho menos palabras con cariño. Se volvió más seco, cortante e indiferente. Se siente mal por el cambio de su novio, ¿qué habrá hecho para que se pusiera así?

Desde que ambos declararon su amor a todo el multiverso, muchos decían que su relación no duraría nada.

¿Será cierto?

Él hacia de todo para mantener su amor a flote, pero aún así no funcionaba.

Sonría forzado.

Una sonrisa tan vacía.

Su risa es su llanto.

—Tal vez... ¿Ya le canse?

Ríe para no llorar.

Camina a la cocina a ahogar sus penas en la comida. Comía de todo; pastelitos, galletas, donas, dulces, etcétera.., todo de sabor chocolate.

Agarra un pañuelo para limpiar su rostro batido de aquellos alimentos llenos de calorías. Tras haber consumido tal cantidad de comida seguía sin llenarse, seguía sintiendo un hueco dentro suyo, dentro de aquella alma rota y adolorida.

Dejó todo el desastre que había hecho y subió al cuarto que compartía junto con Ink a dormir. Se acostó e intentó abrazar por la espalda a su amado.

Le apartó.

—Error, no estoy de humor.

—¿Y cuándo lo estarás? —le preguntó.

No contestó.

Pasaron los días, Ink cada vez era más seco con él.

No había besos ni palabras dulces.

No había abrazos y charlas animadas.

Ya no había amor.

Error lo sabía. Tenía en claro que en cualquier momento Ink lo dejaría como el juguete que es.

Estaba desesperado.

—¿Adónde vas, kiki? —pregunta viendo como abría la puerta.

—A crear nuevos Au's. No me esperes despierto.

Y se fue. Ni siquiera le dijo adiós.

¿Debería preocuparse?

Fue a la cocina junto con un lápiz, un borrador y un cuaderno. Tal vez al saber dibujar lo querría más.

¿Verdad?

¿ V E R D A D ?

Tiraba las hojas. Borraba y borraba. Odiaba como le salía.

Casi terminaba toda la libreta.

Los bocetos le salían deformes y mal hechos.

Un asco total.

Se retiro de ahí y agarró un postre del refrigerador. Un pastel de chocolate.

Comenzó a comer con lentitud y siguió dibujando.

Pasaron las horas e Ink no regresaba. Ah si, dijo que regresaría tarde.

Bueno...

—Tal vez le aburrí. —suspiró.

Al acabar con el pastel, va a la cocina por otro postre. Un helado esta vez.

Aparta los papeles arrugados y destruidos y pone ahí en la mesa la comida chatarra. Últimamente a comido mucho, pero no le interesa. Coge un lápiz y una hoja y lo intenta de nuevo. Mientras hacía los trazos se devoraba el helado.

Al acabar no le salió tan mal, incluso podía decir que le gustó.

Se le pasa una idea por la cabeza; encontraría a Ink y se lo mostraría. Si, eso hará.

Y sin perder tiempo abre un portal y se marcha.

UnderSwap...

OuterTale...

AlterTale...

ReaperTale...

UnderTale...

No lo encuentra. ¿Dónde esta su amado?

UnderFell...

DanceTale...

Horrortale...

DustTale...

AfterTale...

Hasta fue en Au's que el glitch odiaba, como:

UnderLust...

UnderTail...

SugarTale...

Bueno, ya sabrán cuáles, ¿no?

Pasan las horas y sigue sin encontrarlo. Se planteó varias ideas y, entre ellas, habitaban muchas negativas.

No, debe pensar positivo. Tal vez sólo esta trabajando en algún otro Au, ¿verdad?

¿ V e r d a d ?

Suspira derrotado. Con aires de tristeza abre un portal directo a su hogar. Al entrar escucha una voz parecida a la de su pintor y va a la cocina.
Ahí estaba él. Con el ceño fruncido. Viendo todo el desastre que el glitch había causado sólo por un simple dibujo. Claramente estaba molesto.

Pero el esqueleto azabache no lo notó, se acercó sonriendo hacía el pintor y dijo:

—¡Ink, mira lo que-!

—¿Qué es todo esto, Error? —pregunta el guardián señalando el desastre que él mismo había producido. El nombrado voltea a ver y, tímido, susurra un leve: “Perdón” —. Ahg, ¿Sabes quién será el idiota que limpie todo esto?

—...

Suelta un suspiro y agarra una escoba. —Vete al cuarto, Error.

—P-pero...

—Que vayas al cuarto, dije.

Error acató lo dicho y se marchó de allí soltando pequeñas lágrimas que, de inmediato, las limpiaba. Miro hacía atrás, pensando que tal vez el artista le pida perdón por lo que había dicho y que, cuando estén ambos en la cama le dé varios besitos. Pero no sucedió.

Antes de entrar al cuarto que compartía con su esposo, miró el dibujo y lo destruyó. Lo rompió y piso.

«Así debería hacer. No sé ni por qué sigo intentando. Ya debí haberme rendido hace mucho. »

Y con ese pensamiento se durmió.




[···]




Su sueño fue breve. Sintió enormes náuseas y salió directo al baño. Miro el reloj: 4:45 a.m,.

Que ascó. —susurra apartando su mirada del inodoro. Sin embargo, volvió a sentir las náuseas y de nuevo vómito.

Así estuvo cierto tiempo, su garganta ya le ardía de tanto hacerlo.

Se limpió la dentadura con una toalla de ahí y salió del baño.

No es normal que vomite, se dijo a sí mismo mientras caminaba por los pasillos de su casa, algo me ocurre.

—¿Y si...? No, no puede ser... O tal vez. —sin perder tiempo invoca su alma.

Y cerca de esa se encuentra una alma más pequeña que la suya.

Él... Creo vida.

Al principio se aterra, pero luego se anima por tener al fin lo que siempre deseo:



“ Ser padre. ”




Pues la mayoría le tenía miedo y decían que no era capaz de criar un pequeño.

Alegre, fue con su pintor dispuesto a contarle la gran noticia.

P e r o   n o   e s t a .

Busca en toda la casa y no encuentra rastros de él. Suspira rendido y va a la cocina. Abre el ala del refrigerador y saca un trozo de pastel de chocolate.

Ahora ya entendía los antojos y sus cambios de humor repentinos.

Esperó toda la madrugada, mas nunca llegó. ¿Se habrá ido sin que él lo notara?

¿Adónde iría?

«Seguro que con sus estúpidos Au's. »

Siente como alguien abre la puerta, ¿será él? Esperaba que sí.

Y efectivamente, era Ink.

Se veía cansado y agotado, de nueva. Le duele el hecho de no poder serle útil, pues no odiaba aquello, y además, no puede.

Se dirige hacía al mayor. Emocionado por darle la gran noticia.

—¡Ink, seremos padres! —exclamó, alegre.

El nombrado, estupefacto, se lo quedó viendo. Con las cuencas bien abiertas, de color oscuro. No dijo nada, pues procesando la información estaba.

Si que la noticia le cayó como balde de agua fría.

—¿Q-qué? —sólo eso atinó a decir.

—¡Estoy embarazado! No comprendo cómo, ¡pero lo estoy!

Error esperaba una reacción positiva, alegre. Un beso y unas palabras tiernas.

Pero no fue así.

—Oh. Que bien, supongo.

—¿No te alegra? —preguntó, triste.

El contrario se rasca la mandíbula. —No exactamente. Digo, ¿qué haremos con un niño, Error? Dudo mucho poder cuidarlo.

—¿No lo quieres?

—Nunca dije eso.

—¡Pero lo pensaste! —gritó—. ¿Por qué?

—Error, sabes que a todas mis creaciones las veo por igual. Dudo ver a eso como un hijo. Pero, tampoco quiero decir que no lo quiera.

¿Aquello qué significaba? No comprendía el hecho que él no querría a su propio hijo.

Baja su mirada al suelo, sintiéndose mal por aquel inconveniente. Traga saliva y tratando que no se le arme un nudo en la garganta, dice:

—De acuerdo. —y se retira.

No quiere hablar de más, pues no quiere molestarle.

Entra a su habitación con los ánimos por los suelos, sin mirar atrás.

No lo quiere, y lo sabe. Pero él no lo acepta. Se miente cada día.

Oculta su cráneo en la almohada, y en ella deja caer las gruesas lágrimas.

«Si tan sólo supiera hacer un miserable dibujo. » piensa.

Pero ni aún sabiendo dibujar lo querría, pues sabe que el esqueleto blanco no tiene emociones, sentimientos. Aparenta tenerlo con sus estúpidas botellitas de varios colores.

Lo sabe, y se arriesgó a amarlo, sabiendo que su amor no será correspondido.

Básicamente... Prefirió vivir en la mentira.

Tanto en los días anteriores, como en los siguientes.

Lo ama todos los días, pero el cariño que le da no será devuelto.

“—No me importa. —” dice.

M   i   e   n   t   e   .

Le duele.

Pero nadie lo sabrá. Nadie. Él ocultará toda tristeza en una falsa risa, o mejor dicho: una máscara.

Su kiki no se dará cuenta, es muy despistado. Olvidadizo.

Su kiki le dara lindas y bonitas mentiras todos los días.

Su kiki será su falso consuelo.

—¿Me amas cómo yo lo hago? —pregunta Error, tomando le de la mano.

—Claro que sí, bebé. —responde.

«Mientes. » piensa con una sonrisa triste en su rostro, mientras veía a sus niños correr por el pasto.

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Último capítulo.

Gracias por leer ✿.

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